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VÍDEO DE HOY:
800 años de la OP: Dr. Brian
Connaughton
RAGEDIA EN EL MEDITERRÁNEO
Las víctimas
'El viaje de la muerte'
 De los 170.100 inmigrantes que alcanzaron Italia el año pasado,
26.000 eran menores
 La mitad de ellos, viajaron solos, sin sus padres ni ningún otro
familiar.
ALBERTO DI LOLLI: IMAGEN I CRISTINA DE ROJAS (EDICIÓN)
MÒNICA BERNABÉ Especial para EL MUNDO Pozzallo
Actualizado:01/06/2015 12:27 horas
Hamed Nur, de ocho años, corretea divertido detrás de una pelota, ausente de todo. Pero cuando su madre
rompe a llorar porque ya no aguanta más después de un viaje en patera y ante un futuro incierto, el
niño deja el juego y se planta serio ante ella, con las manos dentro de los bolsillos, como si fuera un
hombrecito, a pesar de que apenas levanta un metro del suelo. La mira sin decir nada, ni expresar ningún
sentimiento, mientras sus tres hermanas mayores acompañan a la madre sollozando, en un coro de llantos.
La familia, originaria de Siria, se encuentra en el centro de primer auxilio y acogida de inmigrantes en
Pozzallo, un pueblecito en el sur de Sicilia, que se ha convertido en una de las principales entradas de
extranjeros que viajan a Italia de forma ilegal. En las paredes cuelgan dibujos de muchos de los niños
que pasaron por allí, todos llegados en barcazas, y que expresan lo que los pequeños no explican con
palabras: lo que llevan dentro.
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«Lo más normal es que dibujen barcos que se hunden», asegura Federica Gianotta, responsable de
atención psicológica en Italia de la asociación Terre des Hommes, una de las poquísimas que se encarga
de cubrir este aspecto. Porque ése es uno de los graves problemas: a los menores se les deja tal cual,
solos en un mar revuelto de emociones y sentimientos. Apenas hay servicios de atención psicológica en
los centros italianos de acogida de inmigrantes.
Otros niños incluso van más allá, como el que pintó un barco y un tiburón que se comía una persona, y
escribió en árabe: «Viaje de la muerte y llegada a Europa». El dibujo preside una de las paredes del centro
de Pozzallo, y verlo deja sin respiración. ¿Qué debió presenciar el pequeño?
La responsable de la organización Terre des Hommes da la respuesta: «Violencia, mucha violencia». No
sólo en la travesía en patera, sino durante todo el trayecto desde su país de origen y, sobre todo, en Libia,
donde los inmigrantes esperan a ser embarcados. Después, esa violencia tiene que salir por alguna parte.
Pocos recursos
«Casi cada semana, hay una revuelta en un centro de inmigrantes protagonizado por adolescentes»,
lamenta Gianotta. Es la manera que tienen estos menores de expresar su frustración, su ansiedad, su rabia.
La representante de Terre des Hommes explica que lo máximo que ellos pueden ofrecer es un «apoyo
psicológico de contención», pero nada más. La problemática es demasiado amplia y complicada, y los
recursos, pocos.
Porque hay niños y adolescentes que se vuelven violentos. Otros optan por el silencio: se quedan
mudos, no quieren hablar. Y algunos, incluso siendo ya adolescentes, vuelven a orinarse en la cama.
Como aquel joven de 15 años que, tras su traumática travesía en barca, se meaba encima y se negaba a
beber agua, según explica Franca Assenza, que trabaja como asistente social en el centro de Pozzallo. «El
agua le recordaba el mar y sólo verla, se ponía histérico», relata. Hasta el punto de que fue necesario
recurrir a su hidratación intravenosa.
O aquella otra niña que separaron de su madre en la patera, y lloró sin parar hasta que uno de los
traficantes la amenazó con tirarla al mar, cuenta también la asistente social. Entonces, la pequeña calló
y vomitó. Su madre pasó todo el viaje con el corazón en un puño, y la niña, con el devuelto encima, sobre
la ropa.
Y lo peor es que el número de menores que llegan no es pequeño. La portavoz de Save the Children en
Italia, Giovanna di Benedetto, detalla que, de los 170.100 inmigrantes que alcanzaron la costa italiana el
año pasado, al menos 26.000 eran menores. La mitad de ellos, no acompañados. Es decir, viajaron solos,
sin sus padres, ni ningún otro familiar.
Las estadísticas de lo que llevamos de año también son preocupantes. Más de 5.000 menores
desembarcaron en Italia hasta el 28 de mayo, según datos de Save the Children. De éstos, 2.134 llegaron
solos. Y solos siguen al final del viaje.
El retorcido informe del Gobierno sobre
inmigración irregular: cuando pesan más
las cifras sacadas "a bulto"
Interior asegura que en 2014 se produjeron 19.000 intentos de salto en Ceuta y Melilla, una cifra obtenida
a ojo y que confunde, pero oculta la cifra total de llegadas por esta vía: 2.269
Un año más, el único informe con el que el Ministerio del Interior da cuenta de las llegadas irregulares de
migrantes y refugiados en España presenta los datos enrevesados
Destaca que existe una "fuerte presión migratoria, especialmente en Ceuta y Melilla" que no es tal: las
cifras siguen siendo muy bajas en relación a otros países Europeos
Gabriela Sánchez
30/05/2015 - 20:07h
Imagen de archivo del paso fronterizo de Melilla, por donde suelen cruzar los refugiados sirios a la ciudad
autónoma/ Efe
Cifras totales inexistentes, cantidades de personas obtenidas "a bulto" presentadas como datos rigurosos,
números de los que se desconoce su procedencia... Un año más, el único informe con el que el Ministerio
del Interior da cuenta de las llegadas irregulares de migrantes (y refugiados, aunque casi no se les
referencia) en España presenta los datos enrevesados, destacando unos y omitiendo otros en función de la
conveniencia del momento.
El 'Balance 2014 de la lucha contra la inmigración irregular' informa sobre las llegadas y expulsiones de
migrantes a lo largo del año pasado, cuando las cuestiones migratorias contaron con una importante
atención en el panorama político y mediático. Tras la muerte de 15 personas en aguas fronterizas de Ceuta
el 15 de febrero, las entradas irregulares a través de las vallas de las ciudades autónomas ganaron peso en
el discurso gubernamental, que reiteraba una y otra vez "la fuerte presión migratoria" sobre España e
instaba a la necesidad de dedicar más recursos en reforzar las fronteras. Fue el año de las concertinas, de
la malla anti-trepa, de un aumento del despliegue policial en las alambradas ceutíes y melillenses. Fue el
año en el que se empezó a gestar la reforma para intentar legalizar las devoluciones en caliente,
finalmente aprobada a principios de 2015.
Los 19.000 intentos de entrada
Haciendo balance de este año intenso en materia migratoria, parece relevante conocer el número de
personas que lograron acceder a España a través del salto de ambos perímetros fronterizos. Pero esta cifra
no aparece en el informe de Interior, a pesar de la existencia de un espacio específico dedicado a "los
asaltos por las vallas fronterizas".
Este gráfico conforma el único apartado del informe sobre los saltos a las alambradas de Ceuta y Melilla
en 2014:
Infografía sobre los saltos a las vallas fronterizas del informe anual sobre inmigración del Ministerio del
Interior.
El dato de las personas que consiguieron acceder a España por esta vía, que sí puede obtenerse a través de
la suma de las llegadas registradas por esta vía cada mes, aparece tapado por otro, la única cifra total que
aparece en el gráfico: 19.000 intentos de entrada en 2014, una cantidad que lleva a confusión.
¿19.000? La cifra sorprende y puede provocar alarma si no viene acompañada de contexto. Por lo general,
cuando los medios emplean la expresión "intentos de entrada" hablan de tentativas colectivas. Si el
Ministerio del Interior se refiriese a ello, tendrían que haber tenido lugar una media de 52 saltos
colectivos al día, algo imposible.
Y es que el dato de Interior, aunque no lo explica en su informe, se refiere a "saltos individualizados". Es
decir, si han tratado de saltar 600 personas en grupo, con éxito o no, el Gobierno registra en su base de
datos "600 intentos de entrada". Así en cada una de las tentativas. Esta cifra incluye a aquellas que, tras
un intento infructuoso, regresan en otra ocasión. Por tanto, en el caso de ser cierta la estimación, no se
trataría de 19.000 personas que hubiesen participado en este tipo de tentativas a lo largo de este año.
Pero ¿cómo lo calculan? "A bulto", según fuentes policiales. A ojo. Dependiendo de lo grande que sea el
grupo de personas que se aproxima a la alambrada, las autoridades fonterizas competentes realizan una
estimación en cada salto. Esta cifra, 19.000, es el dato destacado por el Ministerio del Interior, mientras
evita resaltar el número real de entradas: 2.269 (este dato no aparece de forma específica en el balance de
2013), aproximadamente las mismas que el año anterior, según sus conclusiones.
Con la cifra de los supuestos 19.000 intentos de salto, el Gobierno se coloca la medalla de que un "90%
de los asaltantes" [muchos de ellos la misma persona, debido a las tentativas de entrada reiteradas] no
lograse su meta de acceder a Ceuta y Melilla.
"En 2014, se registraron cerca de 19.000 intentos de asalto al vallado de Melilla (un 350% más que 2013).
Gracias a las medidas disuasorias y a la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, el 90% de
los asaltantes no accedieron a Ceuta y Melilla", reza la única conclusión redactada del cuadro dedicado a
las llegadas a través de las vallas fronterizas.
Conclusiones generales de los datos emborronados
- 12.037 personas (refugiados e inmigrantes) han llegado a España por la vía irregular en 2014. Esta cifra
incluye las entradas en patera a la Península, Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Este número no aparece
en el informe, sino que muestran diferenciados los datos registrados en las islas y la Península y, por otro
lado, las entradas a las ciudades autónomas.
- En 2013, alcanzaron territorio español 7.467 personas por la vía clandestina, 4.570 menos que en 2014.
Las llegadas irregulares de inmigrantes y refugiados a España se incrementaron por tanto un 62%, según
los datos de Interior. Este porcentaje tampoco se incluye en el documento oficial.
Refugiados sirios en Ceuta y Melilla
Las entradas totales a Ceuta y Melilla en 2014 ascendieron a 7.485 personas, un 77% más que durante el
año anterior, pero este incremento viene motivado por el repunte de llegadas de personas de origen sirio,
que acceden a España a través del paso fronterizo habitual, empleando en su mayoría pasaportes falsos
para sortear el control marroquí. Esta conclusión sí aparece destacada en el informe de Interior.
Han llegado 3.250 personas más por la vía clandestina a Ceuta y Melilla que el año anterior (que incluye
a través del paso fronterizo utilizando pasaportes falsos o escondidos en vehículos, por la vía marítima en
embarcaciones o mediante el salto de la alambrada). De aquellos que han entrado de forma irregular a las
ciudades autónomas, 3.305 proceden de Siria (refugiados confirmados). En 2013 solo lo hicieron 275
sirios.
Desde septiembre de 2014, el Ministerio del Interior permitió la recepción de demandas de asilo de sirios
en los pasos fronterizos de las ciudades autónomas, sobre todo en Melilla. Se desconoce el porcentaje del
total de refugiados procedentes de Siria que pasaron por estas oficinas pero parece un factor determinante
en el incremento registrado durante el 2014. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (Acnur) celebra el aumento de las cifras de entrada sirios, que han pasado de 276 en 2013 a
3.305, pero recuerda que las personas de raza negra no tienen acceso a estas salas.
¿"Fuerte presión migratoria"?
"Hoy en día, persiste una fuerte presión migratoria hacia España, especialmente en las fronteras de Ceuta
y Melilla", concluye el informe del Ministerio del Interior. No obstante, si comparamos con otros países
europeos, la presión migratoria no es tan pronunciada. El incremento de llegadas de refugiados e
inmigrantes no solo se produjo en España en 2014. El recrudecimiento de las diferentes emergencias
humanitarias esparcidas por África y Asia han potenciado las salidas de refugiados hacia la totalidad de la
Unión Europea.
Recordamos las cifras: a Ceuta y Melilla han llegado 7.485 personas, incluyendo a los sirios; 12.037 en
todo el territorio español. Todas estas cantidades son mínimas en comparación con otros países europeos:
en Italia asciende a 170.000, Grecia y Bulgaria suman entre ambos 50.000 y Hungría, en su frontera con
Serbia, 22.000, según datos de Frontex recogidos por Europa Press.
El recrudecimiento de las distintas emergencias humanitarias ha tenido otra lamentable consecuencia. Ha
sido el año "más mortífero" con alrededor de 4.900 personas fallecidas intentando completar su proyecto
migratorio, de las que cerca de 3.200 se ahogaron en el Mediterráneo en 2014, según los datos de la OIM.
¿Solo son "potenciales refugiados" los sirios?
Infografía del balance del Gobierno sobre inmigración irregular acerca de las llegadas a Ceuta y Melilla
en 2014.
A lo largo de su informe, así como en la nota de prensa de este, el Gobierno diferencia entre "inmigrantes
irregulares" y "ciudadanos procedentes de Siria", a los que en una ocasión llama "potenciales refugiados".
Es importante marcar esta distinción para destacar las razones que mueven a entrar irregularmente en
España a un gran porcentaje de estas personas. Sin embargo, Interior solo ofrece las cifras de los
refugiados sirios.
Entre los denominados por el Ministerio como "asaltantes" de la valla de Melilla hay potenciales
solicitantes de asilo. Según los datos de Acnur, cerca del 80% de estos podrían serlo, estiman. Pero el
Gobierno no hace mención alguna a los posibles (o confirmados) solicitantes de otros países en su
documento anual. Mucho menos de aquellos de origen subsahariano, quienes no tienen acceso a las
nuevas oficinas de protección internacional de los pasos fronterizos. Menos aún a los que sortean la
alambrada. Sobre ellos, el ministro del Interior ha afirmado en varias ocasiones que "en principio, no
tienen derecho de asilo".
Mentiras en su nota de prensa
Su nota de prensa potencia la confusión sobre las cifras anuales. 'La presión migratoria hacia España y el
flujo creciente de ciudadanos procedentes de Siria provoca un aumento del 40,6% en las llegadas
irregulares de inmigrantes en 2014', reza el titular. Es falso. Su conclusión no incluye un matiz: el
porcentaje del incremento mencionado se refiere únicamente a las entradas por la vía marítima a
Península, Canarias y Baleares.
Infografía del balance del Gobierno sobre inmigración irregular acerca de las llegadas a través de
embarcaciones a la Península, Canaria y Baleares (no incluye a Ceuta y Melilla).
Excluye el punto donde el Ministerio del Interior ha mantenido el foco de sus discursos migratorios:
Ceuta y Melilla. Además, la entrada de sirios por la vía irregular solo se ha dado en las ciudades
autónomas. El Ministerio del Interior, sin embargo, lo incluye como factor determinante de un dato que
no tiene en cuenta las llegadas producidas por esa zona.
En realidad, ha surgido un incremento total del 62%, que incluye las llegadas por embarcaciones y por la
vía terrestre en Península, Canarias, Baleares y las ciudades autónomas. Pero este porcentaje no aparece
en el balance.
Declaración del SJM-E ante las medidas
para desmantelar las redes de traficantes
en el Mediterráneo
Creado el 1 junio 2015 por Cristianisme i Justícia
Migra Studium. El pasado 13 de mayo, la Comisión Europea presentó la nueva agenda europea de
migración, que incluye cuatro medidas inmediatas. Entre las medidas anunciadas figura una operación en
el Mediterráneo para desmantelar las redes de traficantes. Con inusitada rapidez, el 18 de mayo, el
Consejo Europeo puso en marcha la operación EUNAVFOR MED en el Mediterráneo central meridional.
Se trata de una operación militar dirigida a desarticular el tráfico de personas: detectar, capturar y
eliminar los buques y medios que utilizan.
Una operación militar de estas características supone el uso de la fuerza fuera del territorio de la UE –
tema controvertido– y requiere el consentimiento de Libia –difícil de obtener- o del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas, que puede concederlo basado en una presunta amenaza para la paz y la seguridad
internacional. ¿Cuál es la amenaza para Europa que justifica una intervención militar? ¿Cuál es su coste
en términos humanos? La operación militar se dirige a frenar la llegada de migrantes y refugiados
atacando los medios de transporte que en su desesperación utilizan. Sin embargo, el plan se desentiende
del destino o la protección a brindar a estas personas.
Los Estados están obligados legalmente a proporcionar protección en su territorio a todas las personas que
lo necesitan. La Unión Europea, en una respuesta defensiva e insolidaria, ha decidido impedir que
lleguen, para eludir su responsabilidad. La tragedia del Mediterráneo exige una respuesta excepcional
de solidaridad, acogida y medidas de protección. En este sentido, hemos analizado y propuesto, junto
con otras organizaciones de Iglesia europeas, diferentes alternativas para establecer vías de acceso legal y
seguro a Europa, sin que estas personas tengan que ponerse en manos de redes de traficantes para acceder
de forma irregular. La propuesta europea de cuotas de acogida por países es un paso positivo, aunque
tímido, en este sentido. Sin embargo, nos parece evidente que la detención o destrucción de barcos de
traficantes no protege a las personas en absoluto, más bien al contrario.
En ausencia de vías legales y seguras de acceso a Europa, la destrucción de botes probablemente forzará
la búsqueda de rutas alternativas, más largas, caras y peligrosas y un nuevo modus operandi de las redes
de traficantes que florecen en ausencia de vías legales de acceso. Por otro lado, cerrar la vía libia supone
probablemente exacerbar o prolongar el infierno de las personas migrantes en Libia. Este país carece de
una política migratoria y de asilo; y actualmente soporta una fortísima situación de inestabilidad y
violencia. Hoy por hoy, Libia no es un país seguro para migrantes y refugiados, como evidencia el
informe del Servicio Jesuita a Refugiados “Más allá de lo imaginable”.
Pedimos que las personas interceptadas en el mar no sean retornadas a Libia hasta que haya mejorado
drásticamente la situación del país, dado el elevado riesgo que ello supone para sus vidas y su libertad,
particularmente en el caso de personas subsaharianas. La Convención de Ginebra de 1951 sobre el
estatuto de Refugiado prohíbe a los Estados devolver a solicitantes de asilo a países donde su vida o su
libertad estén amenazadas. También pedimos que la UE publique los términos de cualquier acuerdo
bilateral con Libia en el que esta se vea obligada a proporcionar asistencia y cooperación en el control de
la migración irregular, para que puedan ser sujetos a rendición de cuentas y supervisión democrática.
Por último, desde el Servicio Jesuita a Migrantes pedimos que España y los demás Estados Miembros
apoyen de forma valiente y audaz las propuestas de reasentamiento y distribución temporal de personas
refugiadas avanzada por la Comisión.
Imagen extraída de: Migra Studium
Con su gran amor, Dios saca la salvación
del desecho. Reitera el Papa
2015-06-01 Radio Vaticana
Hagamos memoria de la historia de amor de Dios con su pueblo
(RV).- Demasiadas veces le decimos „vete‟ a Jesús, sin darnos cuenta de que eso es un fracaso.
Pero la „victoria del amor de Dios‟ para el hombre se manifiesta precisamente en el aparente „fracaso‟ de
la Cruz de su Hijo. Es lo que destacó el Papa Francisco, reflexionando sobre la parábola de los viñeros
homicidas, en la Misa, en la Casa de Santa Marta.
De su Hijo desechado, Dios saca la salvación para todos, reiteró el Papa, recordando lo que parece el
fracaso del sueño de amor, de la historia de amor de Dios con su pueblo:
«Los profetas, los hombres de Dios que hablaron al pueblo, que no han sido escuchados, que han sido
desechados, serán su gloria. El Hijo, el último enviado, que ha sido desechado, juzgado, no escuchado y
matado, se ha vuelto la piedra angular. Esta historia, que comienza con un sueño de amor, y que parece
ser una historia de amor, pero luego parece terminar en una historia de fracasos, acaba con el gran amor
de Dios, que del desecho saca la salvación; de su Hijo desechado, nos salva a todos».
No olvidemos la Cruz
La lógica del fracaso acaba siendo todo lo contrario. Y Jesús lo recuerda a los jefes del pueblo, citando las
Escrituras: «la piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular». Es lo que ha hecho el
Señor y es una maravilla para nuestros ojos, señaló el Obispo de Roma, evocando también „los lamentos
de Dios‟, del Padre que „llora‟ cuando el pueblo „no sabe obedecer a Dios, porque quiere volverse „dios,
él mismo‟:
«El camino de nuestra redención es un camino de tantos fracasos. También el último, el de la cruz, es un
escándalo. Pero, precisamente allí, el amor vence. Y esa historia que comienza con un sueño de amor y
sigue con una historia de fracasos, acaba en la victoria del amor: la cruz de Jesús. No debemos olvidar
este camino, es un camino difícil ¡también el nuestro! Si cada uno de nosotros hace un examen de
conciencia, verá cuántas veces, cuántas veces ha echado a los profetas. Cuántas veces le ha dicho a Jesús:
„vete‟, cuántas veces se ha querido salvar a sí mismo, cuántas veces hemos pensado que nosotros éramos
los justos».
Memoria de esa semilla de amor
Recordemos siempre que en la muerte en la cruz del Hijo se manifiesta „el amor de Dios para su pueblo‟
alentó el Papa Francisco:
«Nos hará bien hacer memoria, memoria de esta historia de amor, que parece un fracaso, pero al fin
vence. Es la historia de hacer memoria en la historia de nuestra vida, esa semilla de amor que Dios ha
sembrado en nosotros y de cómo ha ido. Y hacer lo mismo que ha hecho Jesús en nombre nuestro: se
humilló».
(CdM – RV)
La señal de la Cruz nos recuerda que el
Misterio de la Trinidad abraza nuestro
ser y nuestra vida, dijo el Papa
2015-05-31 Radio Vaticana
"Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano -dijo el Papa en la reflexiómn
previa a la oración del Ángelus-. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la
cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora los invito a hacer todos juntos –
y con voz fuerte - la señal de la cruz ¡todos juntos! En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
Audio y texto completo traducido del Italiano de la reflexión del domingo de la Solemnidad de la
Trinidad
«¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días! Y ¡Buen domingo!
Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, que nos recuerda el misterio del único Dios en tres
Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad es comunión de Personas divinas, las cuales
son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la vida de Dios, el misterio de
amor del Dios Vivo. Y Jesús nos ha enseñado este misterio. Él nos ha hablado de Dios como Padre; nos
ha hablado del Espíritu; y nos ha hablado de Sí mismo como Hijo de Dios. Y así nos ha revelado este
misterio. Y cuando, resucitado, ha enviado a los discípulos a evangelizar a todos los pueblos les dijo que
los bautizaran «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19)
Este mandato, Cristo lo encomienda en todo tiempo a la Iglesia, que ha heredado de los Apóstoles el
mandato misionero. Lo dirige también a cada uno de nosotros, que, gracias al Bautismo, formamos parte
de su Comunidad.
Por lo tanto, la solemnidad litúrgica de hoy, al tiempo que nos hace contemplar el misterio estupendo -
del cual provenimos y hacia el cual vamos - nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y vivir
la comunión entre nosotros, sobre el modelo de esa comunión de Dios. No estamos llamados a vivir „los
unos sin los otros, encima o contra los otros‟, sino „los unos con los otros, por los otros y en los otros‟.
Ello significa acoger y testimoniar concordes la belleza del Evangelio; vivir el amor recíproco y hacia
todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los
diversos carismas, bajo la guía de los Pastores. En una palabra, se nos encomienda la tarea de edificar
comunidades eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y
de evangelizar, no sólo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios, que habita en nosotros.
La Trinidad, como había empezado a decir, es también el fin último hacia el cual está orientada nuestra
peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente „trinitario‟:
el Espíritu Santo nos guía al conocimiento pleno de las enseñanzas de Cristo. Y también nos recuerda lo
que Jesús nos ha enseñado. Su Evangelio; y Jesús, a su vez, ha venido al mundo para hacernos conocer al
Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del
misterio trinitario y se cumple en orden a este misterio infinito. Intentemos pues, mantener siempre
elevado el „tono‟ de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria nosotros existimos,
trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a cuál inmenso premio estamos llamados.
Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez
que hacemos la señal de la cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora los invito a
hacer todos juntos – y con voz fuerte - la señal de la cruz ¡todos juntos! En nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
En este último día del mes de mayo, el mes mariano, nos encomendamos a la Virgen María. Que Ella -
que más que cualquier otra criatura, ha conocido, adorado, amado el misterio de la Santísima Trinidad -
nos guíe de la mano; nos ayude a percibir, en los eventos del mundo, los signos de la presencia de Dios,
Padre Hijo y Espíritu Santo; nos obtenga amar al Señor Jesús con todo el corazón, para caminar hacia la
visión de la Trinidad, meta maravillosa a la cual tiende nuestra vida. Le pedimos también que ayude a la
Iglesia a ser, misterio de comunión, a ser siempre una Iglesia comunidad hospitalaria, donde toda persona,
especialmente pobre y marginada, pueda encontrar acogida y sentirse hija de Dios, querida y amada».
(Traducción del italiano: Cecilia de Malak)
Irak; esperando sin temor a los
yihadistas en un convento de 1600 años
(©LaPresse)
(©LaPresse) Niños iraquíes que huyeron del avance del Ei
Es lo que sucede en el monasterio de San Mateo, en la
Llanura de Nínive, expuesto al peligro de una
incursión o de un ataque
Marco Tosatti
Roma
El monasterio de San Mateo, en la Llanura de Nínive está expuesto al peligro de un ataque o de una
incursión yihadista. Sin embargo, tres monjes y un puñado de estudiantes (unos seis) siguen viviendo en
uno de los monasterios más viejos del mundo, el de San Mateo, que se encuentra en uno de los lugares má
peligrosos del planeta en la actualidad: la Llanura de Nínive, en la zona norte de Irak, escenario de la
invasión por parte de los terroristas del llamado Estado Islámico (Ei). Y, efectivamente, la posición de
San Mateo es verdaderamente reisgosa: se encuentra a pocos kilómetros de la línea de fuego en la que se
debaten las fuerzas de los peshmergas kurdos y los yihadistas islámicos. En 2014, cuando en agosto los
fundamentalistas se distribuyeron por Irak, conquistando Mosul y gran parte del territorio de la Llanura
de Nínive, cerca del monte Alfalf (cuna de la secular cristiandad iraquí), muchos monjes y habitantes de
la zona se unieron a los cientos de miles que buscaron refugio y salvación en las zonas todavía libres.
Pero no todos huyeron.
«Podemos ver las batallas y las incursiones aéreas frente a nosotros, desde aquí –cuenta uno de los
monjes, Yousif Ibrahim–, sobre todo por las noches. El cielo se ilumina de noche. Pero seguramente no
tenemos miedo. Dios nos protege». Los militares kurdos, los peshmergas, son los que representan la
última tenue pantalla que separa al monasterio (y a los pocos civiles que se encuentran allí) de los
yihadistas del Ei. Ibrahim y sus hermanos hicieron un voto y se quedarán allí hasta que el último cristiano
haya abandonado Irak. Solo entonces, si sucede, podrían comenzar a considerar la idea del exilio. «El
pastor no puede abandonar a su rebaño», delcaró a uno de los entrevistadores del programa televisivo
estadounidense “60 Minutes”.
La tranquilidad de espíritu de Ibrahim es la misma que viven los otros seis alumnos del Monasterioq que
decidieron compartir el destino de los monjes. «No tenemos miedo –declaró uno de ellos, cuyo nombre es
Sahr Karaikos–, porque nuestros enseñantes nos dan una sensación de paz, aquí; pero sabemos que
estamos en la línea de fuego, y que el Estado Islámico podría llegar aquí en pocos segundos. Y no quiero
pensar o hablar sobre la destrucción que el Estado Islámico podría provocar si tomaran nuestro
monasterio. Ellos no saben qué es la historia, quieren destrozar la historia». San Mateo está en las faldas
de una montaña llena de grutas y cavernas, y el año pasado los patios y las habitaciones del monasterio
alojaron a cientos de personas que huyeron de Mosul; la primera etapa de un éxodo que todavía no ha
terminado. El Monasterio fue fundado en el año 363 por un eremita, Mar Mattai (Mateo), que había huido
de la persecución de Juliano el Apóstata. Se le unieron algunos discípulos sirios, por lo que el Monasterio
todavía es regido por la Iglesia siria. Las liturgias en el Monasterio de San Mateo son en arameo, la
lengua que hablaba Jesús.
Este Monasterio en la Llanura de Nínive era famoso por su biblioteca. Con el paso de los siglos (y sobre
todo después de un ataque en el siglo XII por parte de tribus kurdas) una parte de sus tesoros literarios
pasó a Mosul. Y, en los últimos meses, muchas reliquias y libros que se encontraban en el Monasterio de
San Mateo (y algunos eran de los primeros siglos del cristianismo) fueron trasladados al norte para
ponerlos al seguro en las zonas que están bajo el control de los kurdos. La misma suerte corrieron los
huesos de Mar Mattai, por temor de una eventual conquista por parte de los terroristas del Estado
Islámico. «San Mateo llegó aquí porque estaba huyendo de una persecución, pero la persecución nos
persigue. No podemos huir de ella, debemos ser firmes frente a nuestra historia. Si las personas no
conocen su pasado, no tendrán futuro, porque no saben cuáles son sur orígenes, de dónde vienen». ¿Podrá
el Monasterio de San Mateo, que sobrevivió a los imperios Otomano y Persa, a los invasores mongoles y
a la conquista kurda, sobrevivir también al Ei? Los terroristas se niegan a vivir con quienes no sean
musulmanes, y tratan de extirpar las raíces del cristianismo del territorio. Nicodemus Sharaf, arzobispo de
la Iglesia siria de Mosul, que ahora está bajo el poder del Ei, declaró: «Nos quitan todo, pero no pueden
sacar a Dios de nuestros corazones, eso no pueden hacerlo».
Gonzalo Tejerina Arias
LA GRACIA Y LA COMUNIÓN
Ensayo de eclesiología fundamental
En el surco de la eclesiología de la comunión, el presente volumen aborda la
realidad de la Iglesia desde el interés propio de la teología fundamental por
mostrar su credibilidad en lo que es su entraña, que es la gracia de un
misterio de comunión en el que está la salvación del hombre. Después de
trazar el horizonte teológico de reflexión que es la natural reformabilidad de
la Iglesia y de describir las dificultades serias con que tropieza en las
sociedades avanzadas, se asientan los referentes teóricos determinantes de
la reflexión: el principio de la gracia que ha de modular de forma nueva el
pensamiento de la Iglesia como comunión y su consiguiente carácter
sacramental. A partir de ahí, la obra ofrece un tratamiento extenso de los
desarrollos de la comunión cristiana en la triple dimensión que sugiere
Lumen Gentium 1: comunión con Dios en Cristo por el Espíritu, comunión
interna de la Iglesia, con un estudio amplio de los diversos planos y aspectos
de la misma, y el ofrecimiento al mundo del don de la unidad como signo
sacramental de la gracia de la comunión salvadora.
GONZALO TEJERINA ARIAS, natural de León, sacerdote agustino, es
catedrático de teología fundamental en la Facultad de Teología de la
Universidad Pontificia de Salamanca, de la que ha sido decano en dos
ocasiones, y director del Ciclo de Master-Licenciatura en teología
fundamental del Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid. Ha impartido
docencia en diversas universidades y centros teológicos y es autor de
numerosas publicaciones en el campo de la epistemología teológica, la
teología de la fe, la antropología cristiana y la eclesiología.
JESÚS Y EL ESPÍRITU
La experiencia carismática de Jesús y sus
apóstoles
Autor: J.D.G.Dunn
La crítica teológica ha calificado a este libro como uno de los trabajos más
significativos y profundos del siglo XX sobre la Pneumatología
Neotestamentaria. Realmente se trata de una obra de singular importancia y
cualquiera que intente hablar sobre el Espíritu o sobre la experiencia
religiosa en la Iglesia primitiva hará bien en conocerlo. Es la mejor
contribución, basada en el Nuevo Testamento, para una comprensión
correcta de la dimensión carismática de la experiencia cristiana original. Un
libro excelente por la cuidadosa investigación y exégesis desarrollada, por
su influencia en el cristianismo de las últimas décadas, por su hondura
espiritual. Una obra clásica que conserva intacta su importancia en nuestros
días.
Josep Maria Esquirol: “Todo dominio supone
homogeneización y alienación de la diferencia”
Carlos Javier González Serrano
27 mayo, 2015
Josep Maria Esquirol es profesor de Filosofía en la Universidad de Barcelona y, además, un excelente
escritor. Una coincidencia que no siempre se cumple. Tras la publicación de obras como Uno mismo y los
otros, El respirar de los días o Los filósofos contemporáneos y la técnica, aparece en la prestigiosa
editorial Acantilado su último ensayo, de título muy sugerente: La resistencia íntima. Ensayo de una
filosofía de la proximidad. Un libro que, aun escrito desde el más hondo rigor, permite que un público
muy amplio pueda transitar los laberínticos caminos de la filosofía gracias a la ligera y meditada prosa
que el autor pone en juego, ocupándose de cuestiones que a todos, como seres humanos, nos repercuten.
Esquirol comenta en los primeros compases del volumen que “quien va al desierto es, sobre todo, un
resistente”. Al desierto del sí mismo, donde, como ya recomendaran tantos pensadores clásicos (y no tan
clásicos), daremos con no pocos problemas y acertijos a los que la propia vida nos expone. Pero será allí,
también, donde daremos con el comienzo de la solución. Una solución que nunca se da como definitiva,
como receta ofrecida de antemano, sino como resistencia. Y de este asunto, de poso absolutamente
humanista y de tan acendrada actualidad (¿quiénes somos, en un mundo en el que todos parecemos ser
iguales?), trata el libro de Josep Maria Esquirol. Y es que “el resistente sabe que, pase lo que pase, su
acción no es absurda ni estéril; confía en su fecundidad a pesar de que ignora cuándo y cómo germinará”.
Charlamos con el autor y le preguntamos sobre las líneas vertebradoras de La resistencia íntima para la
revista Filosofía Hoy.
¿A qué alude la expresión “resistencia íntima”, tan presente en el título de su libro?
Al movimiento consistente en no dejarse llevar y mantener el tipo ante las fuerzas disgregantes de la
realidad; algunas de tales fuerzas son relativas a la condición humana y otras son específicas del contexto
social. Consiguientemente, la resistencia íntima se expresará en el gesto de la casa y del amparo, en el
valor de la cotidianidad o en la clásica virtud de la fortaleza. Intencionadamente uso la expresión “íntima”
y no “interior”. La distinción entre interior y exterior es demasiado simplista. “Íntima” significa próxima
y, también, central, nuclear, del sí mismo. Resistencia en la reflexión del sí mismo, en el prójimo, y en la
proximidad.
En el libro asegura que “sólo quien es capaz de soledad puede estar de veras con los demás”. ¿En
qué sentido es necesario el recogimiento, la capacidad de bucear en el sí mismo, para relacionarnos
con los otros? ¿No corremos el riesgo de perdernos, o incluso, como explicaba Nietzsche, de
dañarnos, a riesgo de que ningún médico pueda ya curarnos?
La soledad no es el aislamiento. La soledad es un apartarse voluntario que requiere una cierta madurez y
todavía lleva a mayor madurez. Las personas que saben estar a solas consigo mismas son las que mejor
compañía tienen. A su lado uno se siente bien. Me gusta comparar la resistencia íntima con la eléctrica.
Esta última, al resistir el paso de la corriente, da luz y calor a los que están cerca. Luz que ilumina el
propio camino y que hace de candil para los demás, guiando sin deslumbrar. ¿Riesgo de la soledad? Sí,
por supuesto. Pero todo lo bueno conlleva dificultad. Repetiré lo dicho por Hölderlin y subrayado por
Heidegger: “Donde está el peligro, crece también lo que salva”.
¿A qué se opone una “filosofía de la proximidad”?
Efectivamente, el pensar tiene a menudo una dimensión polémica. Se piensa “contra” algo que se
interpreta como una amenaza. Aunque este ir a la contra se lleve a cabo sin ninguna violencia. La
filosofía de la proximidad tiene dos enemigos: la abstracción desconectada de la vida y el dominio. De la
abstracción perversa hoy tenemos un perfecto ejemplo en lo que se está promoviendo bajo el paraguas de
las así llamadas ciencias humanas y sociales, con lenguajes aparentemente expertos pero en realidad
vacíos. Y del dominio, un ejemplo muy preocupante lo tenemos en lo que llamo el “dominio de la
actualidad”. Esta actualidad que exige continua conexión y que es más poderosa que el destino de antaño.
Sin embargo, conviene advertir que en la mayoría de situaciones de dominio, el problema no está tanto en
la cosa que domina como en el hecho de dominar. Todo dominio supone homogeneización y alienación
de la diferencia. De ahí que, mientras lo que hay que hacer ante la abstracción desconectada es
denunciarla, ante el dominio lo que conviene es no ceder. No ceder a lo que domina es resistir en la
diferencia. Y, hoy, la diferencia está en la proximidad.
En este enlace podréis escuchar la entrevista que realizaron al profesor Esquirol para La 2 de TVE.
Periodismo, nada más
El Mundo | David Jiménez
El día que llegué a EL MUNDO tras ser nombrado su nuevo director tuve problemas para que me dejaran
entrar. Había olvidado mi DNI y los guardias de seguridad no me ponían cara, tras años trabajando lejos
de la redacción, desde Kabul, Pekín o Ulan Bator. Pensé en pavonearme cual político –«no sabe usted con
quién está hablando»– y jurar que efectivamente era el nuevo director, pero habrían llamado a los
servicios sociales. Al contarle la anécdota a mis compañeros, una vez superados los obstáculos de acceso,
les dije lo bueno que sería que en adelante los guardias de seguridad me pararan cada día en la entrada
para preguntarme quién soy. Y sobre todo, a qué vengo.
La respuesta que voy dando por ahí es que regreso a la redacción donde empezó todo para mí con la idea
de hacer periodismo, nada más. Pero me está costando encontrar alguien que me crea. «Hay demasiados
intereses y no te van a dejar», me dicen.
Tan pobres expectativas serían de agradecer –es mejor ir al último estreno sin albergar demasiadas– si no
reflejaran el profundo desencanto que una parte de la sociedad siente hacia la prensa. Que los periodistas
seamos los últimos en reconocerlo puede explicarse por las contradicciones de nuestro oficio: nos
pasamos el día criticando lo que hacen los demás, sean políticos o cocineros, pero nos cuesta
enormemente hacerlo con nuestro propio trabajo. Señalamos con el dedo a los culpables de la decadencia
que ha vivido este país, sin preguntarnos si tenemos alguna responsabilidad en lo ocurrido. Pedimos a
partidos e instituciones regeneración, sin plantearnos si deberíamos aplicarnos la medicina que tanto
recetamos a los demás.
Las causas de nuestra pérdida de credibilidad pueden encontrarse en las hemerotecas. O, mejor dicho: en
lo que no se puede encontrar en ellas. Durante tres décadas, los medios de comunicación ofrecimos
inmunidad informativa a la Monarquía, perjudicando en el camino a la institución que queríamos
defender al enviar a sus miembros de moral más endeble la señal de que siempre miraríamos a otro lado.
En otras ocasiones, pusimos nuestros intereses por encima de los de nuestros lectores, quizás nunca con
tanto descaro como en los años de las conocidas como guerras mediáticas. Era cuestión de tiempo que nos
durmiéramos en la garita de ese sistema que habíamos prometido vigilar y que lo hiciéramos en el peor de
los momentos, en vísperas de la mayor crisis económica de la Democracia. ¿Cuánto dinero habrían
ahorrado los contribuyentes si hubiéramos investigado a las cajas de ahorro y sometido a sus directivos a
las preguntas pertinentes, antes de que fuera demasiado tarde?
Mientras los herederos de la Transición convertían el país en una inmensa agencia de colocación para sus
afines, las instituciones se gangrenaban y los partidos políticos que debían defender el Estado de Derecho
se aprovechaban de él, en ese viaje hacia la irresponsabilidad colectiva, cuya factura terminó siendo
pagada por los de siempre, los que trabajamos en prensa pudimos hacerlo mejor. Admitirlo no emborrona
lo mucho que se hizo bien ni resta méritos a periódicos que, como EL MUNDO, han mostrado desde su
nacimiento un gran coraje periodístico y determinación en la defensa de la democracia y la libertad, con
mis predecesores, Pedro J. Ramírez y Casimiro García-Abadillo, al frente.
Pero, de la misma forma que una parte cada vez más importante de la sociedad reclama una nueva forma
de hacer política o negocios, el momento es propicio para que también el periodismo español renueve su
compromiso, en mi caso con los lectores de EL MUNDO.
Cuando hagamos una pregunta incómoda a un político, la haremos en su nombre; cuando denunciemos la
corrupción o los abusos del poder, lo haremos en su nombre; cuando pidamos medidas de regeneración –
no nos cansaremos de hacerlo–, lo haremos en su nombre; y cuando nos equivoquemos, será porque,
también en su nombre, busquemos la verdad. Sin militancias ni sectarismos. Defendiendo principios y no
partidos. Sin intenciones políticas propias ni de terceros. Con independencia y sin resentimiento, no sólo
porque España ya acumula suficiente de esto último, sino porque Kapuscinski tenía razón cuando decía
que nuestra labor no consiste en pisar las cucarachas –no somos jueces ni policías–, sino «en prender la
luz para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse».
David Jiménez, director de El Mundo.
La vida mancha
Un decenio después, de la benevolencia por las
trapacerías se ha pasado al sálvese quien pueda
Manuel Cruz 30 MAY 2015 - 00:00 CEST
Fui a ver la película de Enrique Urbizu La vida mancha cuando se estrenó, hace ya algo más de una
década. Confieso que lo hice por algo que, con un alto grado de autoindulgencia, me atrevería a
denominar deformación profesional, pero que en realidad no pasa de ser una superstición íntima. Con ese
título, me dije sin el menor fundamente in re, resulta imposible que sea una mala película.
Sin embargo, no pretendo hablarles de la película en cuanto tal, sino de algo, relacionado precisamente
con su título, que me sucedió el día que acudí a verla, unos minutos antes de entrar en la sala. Cuando
estaba esperando en la cola para adquirir la entrada, delante de mí tuvo lugar un diálogo que con el paso
del tiempo ha vuelto de manera recurrente a mi memoria. La persona que me precedía, un cincuentón
solitario de aspecto melancólico, en el momento en el que le llegó el turno se acercó a la taquilla, deslizó
un billete y le dijo a la joven y risueña muchacha que despachaba: “Una para la sala 2”. Imagino que para
evitar cualquier malentendido, la taquillera, de forma amable y rutinaria, preguntó: “¿La vida mancha?”,
a lo que el tipo respondió, sin la menor vacilación: “Mucho”. La muchacha se rió, le dio la entrada y el
cambio, y puso cara de querer añadir “tenga la amabilidad de hacerse a un lado para que pueda atender al
siguiente”.
En realidad, el diálogo llamó mi atención en el momento en el que terminó, concretamente cuando aquel
hombre se dio la vuelta y pude verle de frente, porque entonces percibí un detalle que me hizo considerar
aquel cruce de frases bajo otra luz. Lo que de veras me sorprendió fue que no había en su cara el menor
rastro de una sonrisa (ese residuo en forma de mueca que permanece unos segundos colgado de nuestros
labios cuando dejamos de sonreír y que tan certeramente describía Sartre en La náusea). Me dejó
intrigado ser incapaz de adivinar en qué debía andar pensando cuando emitió tan rotundo juicio sobre la
vida, comparable al del poeta cuando proclamaba que llega un momento en que se descubre que la vida
“iba en serio”.
En todo caso, afirmar que la vida mancha no es lo mismo que sostener que no hay forma de alcanzar la
plena felicidad en ella, que carece de sentido o cosas parecidas. Equivale, más bien, a decir que nos daña,
que nos envilece, que nos convierte en peores de lo que éramos antes de que empezara todo. Aquel
hombre podría haber respondido a la taquillera cosas tales como “qué me va a decir a mí”, “si yo le
contara”, o haber hecho referencia a cuánto se ha endurecido la vida en nuestra sociedad, al grado de
desconfianza, recelo e insolidaridad que ha generado la atmósfera de competitividad e individualismo
feroz en que estamos sumergidos. O podría haberse adelantado en el tiempo y haberle advertido de su
temor de que todas esas zancadillas y trapacerías por ascender socialmente, que algunos juzgaban con
benevolencia en aquel momento, porque estábamos en una supuesta época de vacas gordas y se decía que
había para todos, se transformarían en un brutal y descarnado sálvese quien pueda, cuando vinieran mal
dadas.
Nos daña, nos envilece, nos convierte en peores de lo que éramos antes de que empezara todo
No hizo nada de eso y ahora, más de una década después, el escenario ya no es del todo el mismo, y no
precisamente porque haya mejorado. Aquel cine (Casablanca era su evocador nombre) cerró; la joven
habrá dejado de serlo y probablemente también haya perdido, algo cansada de trabajos precarios que le
exigían buena presencia y amabilidad permanente, la condición alegre y risueña de entonces. Es probable
que los efectos de la crisis la hayan golpeado en más de un sentido y, por qué no, tal vez alguna noche, en
la desazón del duermevela, agobiada por la espesa telaraña de problemas, contradicciones y renuncias en
que se ha convertido su vida cotidiana, regrese a su memoria (al igual que a la mía en estos momentos)
aquel extraño espectador de aspecto melancólico que, sin proponérselo, le hizo sonreír, y crea entender
por fin el sentido de sus enigmáticas palabras.
Tal vez en ese momento, con una década de retraso, se le hiele la sonrisa en el rostro, como al personaje
de la novela sartreana, y experimente un profundo sentimiento de vergüenza.
Manuel Cruz es catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona.
Las dos manos de Teresa
Posted on junio 2nd, 2015 by lamet
Santa Teresa de Jesús de Juan Luis Vassallo (Ävila)
Al visitar la exposición sobre Teresa de Jesús de las Edades del Hombre en Ávila y Alba de Tormes paseé
junto a las murallas abulenses y tuve ocasión de admirar una vez más la estatua de la Santa original del
escultor gaditano Juan Luis Vassallo. Tras fotografiarla, ahora con cierta pátina del tiempo,
experimenté una singular emoción. Recuerdo que cuando fue instalada junto a la puerta de la ciudad
algunos protestaron porque les parecía demasiado moderna para el empaque medieval y ascético del
entorno. Creo que se equivocaban de medio a medio, porque precisamente el contraste blanco sobre la
piedra berroqueña evoca la perennidad del mensaje de Teresa. Además la pátina del tiempo resalta
aún más el perfil de sus líneas evocadoras.
Me impresionan las dos manos: la derecha que escribe y la izquierda, pretendidamente
engrandecida, que recibe y da al mismo tiempo. Eso es Teresa, una mediadora entre el cielo y la tierra,
una mística que, directamente iluminada por Dios, tradujo en admirables palabras castellanas, entre
sencillas y sublimes, sus luces interiores, cristalizándolas además en geniales creaciones de vida religiosa.
Del arrobo del rostro a las manos dadivosas, de la visión al papel, del cielo a la tierra.
Pero para mí personalmente la emoción era doble. Juan Luis Vassallo está ligado a mi vocación y por
tanto a mi vida. En 1958 decidí ingresar en la Compañía de Jesús. Mi padre, Pedro Lamet Orozco,
hombre de negocios y enamorado de las obras de arte y gran amigo de Juan Luis Vassallo, a quien había
hecho varios encargos escultóricos, quiso quedarse conmigo de alguna manera antes de partir yo al
noviciado. Entonces aquel verano encargó a Vassallo un busto de su hijo, que Juan Luis esculpió con
mimo en la luminosa terraza de nuestra casa de Cádiz.
Pedro Miguel Lamet a los 17 años (Juan Luis Vassallo)
No acaba aquí la historia. Después de la larga formación jesuítica, el escultor, hombre de profunda fe,
sin que nadie se lo pidiera y con motivo de mi ordenación sacerdotal me sorprendió con un regalo
formidable: una talla de Cristo crucificado realizada ex profeso para mi para aquella ocasión. Ese
Cristo permanece en la cabecera de mi cama como símbolo del amor total y gratuito con que quisiera,
ojalá, vivir el sacerdocio.
Crucifixión (Juan Luis Vassallo
Sólo el arte, la poesía, la inspiración estética es capaz de transmitir lo inefable y por tanto la
vibración de lo innombrable y trascendente. Esta casualidad o coincidencia me liga a un gran escultor
creyente, que vivió con enorme sencillez y bondad su fe y, de paso con la gran Teresa, fuente de
inspiración mística como su amigo Juan de la Cruz. A ella le pido en este V Centenario que me haga,
salvando los abismos de distancia, un canal
Cristo de Vassallo, (Detalle)
con dos manos: una para recibir la luz y otra para entregarla a través de la pluma. Para ello pido a Dios,
por intercesión de Teresa, que me vacíe de mi mismo.
El „extremismo‟ de Teresa de Jesús
MJ /
“No existe Dios”. Esta frase la podemos leer en la Biblia, concretamente, en el Salmo 53, 1, pero está
claro que no responde al punto de vista del autor bíblico. De hecho, el versículo continúa citando al
responsable de esa negación: “Dice el necio en su corazón”. Sin embargo, alguien podría hacerla circular,
incluso con su referencia al texto bíblico, con la excusa de que aparece escrita en él.
Comienzo con este ejemplo tan claro para introducir algo que en los estudios lingüísticos es comúnmente
aceptado: a veces, el enunciador (la voz que escuchamos o leemos en un texto) cede la palabra a otros
locutores, a través de citas directas o indirectas, a través de alusiones al discurso de otros. Es lo que se
conoce como polifonía discursiva.
A lo largo de este tiempo del V Centenario, asistimos a una masiva puesta en circulación de citas de santa
Teresa de Jesús, frecuentísimas en las redes sociales. Unas son auténticas, otras son falsas atribuciones.
Lo comentábamos en una publicación de este blog del año pasado.
Estos días, sin ir más lejos, en la red social Twitter, se compartía una de esas supuestas citas teresianas.
No era la primera vez que la veía resaltada así, naturalmente, pero la vi citada una y otra vez, contagiados
unos usuarios de otros, y ello me ha animado a escribir estas líneas aclaratorias. Esta es la frase en
cuestión:
“No son buenos los extremos, aunque sea en virtud”
Aparentemente, su contenido se podría corresponder con el estilo teresiano de humanismo, libertad,
tolerancia, apertura mental, antidogmatismo…Y quizá por eso no nos choque cuando la leemos atribuida
a ella. Sobre todo, porque, de hecho, la frase aparece escrita en un libro suyo, su obra cumbre: las
Moradas.
Este es el contexto en el que aparece la frase en cuestión, tomada de las primeras Moradas, capítulo
segundo:
10….metidos siempre en la miseria de nuestra tierra, nunca la corriente saldrá de cieno de temores, de
pusilanimidad y cobardía: de mirar si me miran, no me miran; si, yendo por este camino, me sucederá
mal; si osaré comenzar aquella obra, si será soberbia; si es bien que una persona tan miserable
trate de cosa tan alta como la oración; si me tendrán por mejor si no voy por el camino de todos;
que no son buenos los extremos, aunque sea en virtud; que, como soy tan pecadora, será caer de
más alto; quizá no iré adelante y haré daño a los buenos; que una como yo no ha menester
particularidades.
11.¡Oh válgame Dios, hijas, qué de almas debe el demonio de haber hecho perder mucho por aquí! Que
todo esto les parece humildad, y otras muchas cosas que pudiera decir, y viene de no acabar de
entendernos; tuerce el propio conocimiento y, si nunca salimos de nosotros mismos, no me espanto, que
esto y más se puede temer. Por eso digo, hijas, que pongamos los ojos en Cristo, nuestro bien (1M 2, 10-
11).
Como se puede observar, en el párrafo 10 hay toda una cascada de expresiones que Teresa escucha y que
ella considera excusas para no avanzar en el camino espiritual, para no adentrarse en el castillo interior y
alcanzar la cumbre del amor, en la última estancia, donde mora Dios. Teresa ridiculiza esos miedos que,
aunque aparecen bajo capa de humildad, nada tienen que ver con esta. Por eso, Teresa se referirá con
frecuencia a la “verdadera humildad” (C 4,4), frente a la falsa, fuente de autoengaño. En efecto, esa
supuesta humildad lleva a la persona a creer que no está hecha para grandes conquistas, que se debe
contentar con hacer lo que hace la mayoría, porque, si se cae desde más arriba, el golpe y el escándalo es
mayor.
En medio de esas frases, escudos protectores y paralizantes, aparece la que nos ocupa: “…que no son
buenos los extremos, aunque sea en virtud”. Teresa de Jesús no es quien pronuncia esta frase, ni está
de acuerdo con ella. Se trata de una cita irónica. La Madre introduce unas palabras que manifiestan un
punto de vista distinto del suyo, del que se disocia y se burla implícitamente. Por eso sostengo que la cita
está incorrectamente atribuida a ella, aunque aparezca en una obra suya.
Entonces –cabría pensar– ¿es que Teresa de Jesús está a favor del “extremismo”? No se trata de eso, ni
mucho menos. Bien lo atestiguan su vida y su obra. En muchas ocasiones le tocó lidiar contra el
rigorismo y defender con fuerza la virtud frente a las penitencias fanáticas que comenzaron a proliferar en
la naciente descalcez, sobre todo entre los varones.
Pero Teresa es una mujer de grandes deseos («en esto de deseos siempre los tuve grandes» V 13, 6), y esa
frase, en cambio, la invoca quien, en lugar de volar como águila, se contenta con andar como “pollo
trabado” (V 39, 12).
Supongo que la cita seguirá divulgándose así, atribuida a ella. Pero he querido poner mi granito de arena
para contribuir a un mejor entendimiento de la enseñanza de esta extraordinaria maestra de vida
espiritual, primera doctora de la Iglesia.
Maria José Pérez, ocd
Siete cauces prácticos para vivir hoy la
caridad
Publicado el 29.05.2015
Ante el Día de la Caridad, una reflexión sobre esta
expresión irrenunciable de nuestra fe
VICENTE ALTABA GARGALLO, delegado episcopal de Cáritas Española | Cuando vamos a
celebrar la fiesta del Corpus Christi (7 de junio) y, en ella, el Día de la Caridad, me viene a la memoria
el saludo de Pablo a los cristianos de Tesalónica: “Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros,
hermanos, como es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente y sigue aumentando el amor mutuo de
todos y cada uno de vosotros” (2 Tes 1, 3). ¡Qué bonito saludo el de Pablo! Un saludo que tendríamos que
hacer nuestro, pues poder dar gracias a Dios porque la fe crece vigorosamente y porque esa fe se
manifiesta en el aumento del amor mutuo, en la caridad que crece en todos y cada uno de nosotros,
tendría que ser nuestro empeño en el Día de la Caridad.
 EDITORIAL: Los días de la Caridad
 „Iglesia, servidora de los pobres‟, de la CEE, en 20 frases principales
En la fiesta del Corpus Christi celebramos de manera pública y solemne, en el corazón de la Iglesia y en
el espacio público de las plazas y calles de nuestras ciudades y pueblos, el gran “sacramento de nuestra
fe”, como llamamos a la Eucaristía.
A la vez, recordamos con una campaña especial el “sacramento de la caridad”, del amor llevado hasta el
extremo en la Eucaristía, como dirá Juan (Jn 13, 1), y expresado en la cotidianidad de nuestras relaciones
humanas y, de una manera muy especial, en el amor a los más pobres y excluidos. Y esto para que así
nuestra fe crezca vigorosamente y siga creciendo también entre nosotros el amor. Para que en la
Eucaristía descubramos sacramentalmente el rostro de los hermanos, y en los hermanos,
especialmente en los más pobres, descubramos el rostro encarnado del Señor.
Para contribuir a ello reflexionaremos en la primera parte de este Pliego sobre el binomio fe-caridad, un
binomio que nos hace descubrir que la caridad es expresión irrenunciable de nuestra fe. En la segunda
parte, intentaremos señalar algunos cauces concretos que nos ayuden a descubrir las muchas y serias
posibilidades que tenemos de expresar hoy nuestra fe en el ejercicio de la caridad, más allá de la colecta
especial que ese día se hará en nuestra comunidad.
1) Fe y caridad mutuamente se explican y se necesitan
 La fe es respuesta a Dios, conocido como Amor.
 La fe crece cuando se vive como experiencia de amor.
 La fe actúa por la caridad.
 La relación entre fe y caridad es tan estrecha que mutuamente se verifican.
2) Cauces prácticos para vivir hoy la caridad
 1. Tener ojos abiertos para ver y oídos atentos para escuchar.
 2. Apostar con decisión por los más débiles y pobres.
 3. Ayudar al otro a desarrollar todas sus capacidades y potencialidades.
 4. Trabajar por la justicia y transformar las estructuras que generan pobreza.
 5. Repensar la solidaridad en clave de comunidad y defensa de derechos.
 6. Practicar la misericordia.
 7. Denunciar la idolatría del mercado y dar paso a una economía compasiva e inclusiva.
¿Qué has hecho con tu hermano?
En nombre de Cáritas, te invito a celebrar con hondura el Día de la Caridad. La campaña de este año
nos hace una pregunta incómoda, pero necesaria: “¿Qué has hecho con tu hermano?”. Y no podemos
responder con la pregunta de Caín: “¿Soy acaso guardián de mi hermano?”. Esta es una pregunta
homicida que tiene que interpelarnos porque nos hace cómplices de lo que en nuestro mundo está
pasando.
La respuesta está en la propuesta de Cáritas: “Ama y vive la justicia”. Una propuesta inseparable de
nuestra fe y con muchos cauces de realización, como hemos intentado abrir en esta reflexión. Pero, si
necesitas más, te recomiendo la lectura de La Iglesia, servidora de los pobres, la instrucción pastoral de la
Conferencia Episcopal Española, en la que encontrarás muchos más cauces para el ejercicio de la
caridad y tu compromiso social.
Lo importante es que el Día de la Caridad nos motive a trabajar con esperanza en favor de los pobres y
que lo hagamos creyendo en la fuerza revolucionaria de la ternura y siendo signos de la acción liberadora
de nuestro Dios: el Dios que ama la justicia y la sobrepasa con la misericordia.
Pliego íntegro en PDF solo para suscriptores
En el nº 2.943 de Vida Nueva. Del 30 de mayo al 5 de junio de 2015
- See more at: http://www.vidanueva.es/2015/05/29/siete-cauces-practicos-para-vivir-hoy-la-caridad-
expresion-irrenunciable-fe-vicente-altaba/#sthash.xrhcdDO3.dpuf
LA SALUD: Otra mirada
Ha sido una palabra y una experiencia ampliamente repetida y compartida individual y colectivamente a
lo largo de los últimos diez días en el entorno de alguno de los barrios de la margen izquierda del Rio
Tormes.
Es verdad que todos los años, desde hace tantos…por este tiempo, espacios como el del Santuario de la
Virgen de la Salud de Tejares, convoca cada día a miles de personas que bajo la mirada religiosa intentan
buscar algo tan preciado y necesario como la Salud. Se pide y se pide, se reza y se reza probablemente
muy apegados a la tradición, y estoy seguro que, en muchos casos, con sincera profundidad y confianza
humana y religiosa, no lo dudo. Pero, ya que sucede este hecho en un barrio tan querido por muchos
salmantinos y salmantinas, quisiera desde esta situación de barrio y con la mirada puesta en otros barrios
cercanos y la zona urbana en la que me sitúo, reflexionar en voz alta y en este mismo contexto de Fe y
humanidad, sobre ese aspecto tan importante e imprescindible que estamos obligados a cuidar cuantas
personas debemos dar el paso para pasar de la realidad individual a la colectiva y comunitaria, donde
tanto nos va y tenemos en juego, en estos momentos, de manera especial.
Nuestra sociedad, en muchos aspectos, está enferma, profundamente enferma. Desde la negación de
derechos sociales fundamentales “está segregando violencia, y se cuela por todos los poros de nuestra
piel”.
Y en esta negación de derechos, y de esta violencia, por lo tanto de esa ausencia de salud, también
nosotros mismos como personas y barrios estamos participando dolorosamente e injustamente. También
nos afecta, muy de cerca, esta enfermedad tan profundamente arraiga desde la injusticia.
Seguro que desde el espíritu religioso que ha presidido estos días tantas visitas al santuario de la salud,
alguien habrá tenido presente la necesidad de enfrentar una enfermedad que necesita de salud urgente. El
Papa Francisco, en el número 75 de la “Evangelii Gaudium”, (y le cito porque nos aclara y nos interpela,
por lo menos a mí, muchísimo), reflexiona de esta manera: “No podemos ignorar que en las ciudades
fácilmente se desarrollan el tráfico de drogas y de personas, el abuso y la explotación de menores, el
abandono de ancianos y enfermos, varias formas de corrupción y de crimen. Al mismo tiempo, lo que
podría ser un precioso espacio de encuentro y solidaridad, frecuentemente se convierte en el lugar de la
huída y de la desconfianza mutua. Las casas y los barrios se construyen más para aislar y proteger que
para conectar e integrar. La proclamación del Evangelio será una base para restaurar la dignidad de la
vida humana en esos contextos…”
Quiero servirme de este acontecimiento anual y popular, religioso y tradicional, para aportar en voz alta la
necesidad de no sólo celebrar la Salud, no sólo aprovechar la ocasión de oración, no sólo de exaltar la
tradición de una comunidad, no sólo de poder compartir la Fe, que todo puede ser muy importante para
quienes así lo sienten; sino que en nombre de una amplia comunidad humana, nos sintamos empujados a
construir, a denunciar, a apostar por la obligación de afrontar situaciones que necesitan del compromiso
que supone el apostar por la salud individual, sí; pero, sobre todo, por la SALUD COMUNITARIA de
nuestros barrios.
DOS OBISPOS CON LOS EMPOBRECIDOS:
OSCAR A. ROMERO Y HÉRDER CÂMARA
La verdad es que me alegró especialmente haber oído la noticia de que el cardenal Angelo Amato ha dado
el Nihil Obstat para que el día 3 de Mayo se inicie el proceso de beatificación del obispo Hérder Câmara,
que para mí había sido una de las referencias más importantes de vida y de pensamiento. Él había sido
promotor y signatario del Pacto de las Catacumbas (1965), texto en el que unos cuantos obispos
mostraban la necesidad de un cambio de estilo de vida, que habría de caracterizarse sobre todo por estar al
lado de los más pobres y oprimidos, defendiendo los derechos humanos, tan conculcados en aquel
momento en Latinoamérica por varias dictaduras militares, Brasil entre ellas. Recuerdo también un
pequeño libro suyo que me resultó esclarecedor para analizar moralmente la violencia social: Espiral de
la violencia (Eds. Sígueme. Salamanca, 1970.), que hacía fijásemos la atención en su origen, que no era
otro que la conculcación de alguno de los derechos humanos. Las Comunidades Eclesiales de Base,
apoyadas especialmente por Hérder Câmara, nos indicaron un nuevo modo de hacer Iglesia para vivir una
fe comprometida dentro de la sociedad.
Esta buena nueva se superponía a la próxima beatificación del obispo Oscar A. Romero, que muchos
viviremos el próximo 23 de Mayo como un acontecimiento gratificante. Bien es verdad que, tanto al
obispo Hérder Câmara como al obispo Romero, a ambos, desde ya hace tiempo, no sólo sus respectivas
comunidades diocesanas, sino cuantos sabíamos de ellos, los teníamos ya como "santos", como cristianos
ejemplares, dignos de ser imitados algunos aspectos de su vida, entre ellos el haber incorporado en ellos
de manera ejemplarizante la "miseri-cordia" de Jesús de Galilea hacia los desheredados de este mundo.
Algunos hemos vivido muy de cerca el proceso de beatificación de Oscar Romero. Siempre me he sentido
muy cercano a su causa de beatificación, sobre todo porque significaba el reconocimiento de un
determinado modo de ser obispo en la Iglesia, un modo que se puede también proponer como camino de
santidad: la entrega total a la causa de los empobrecidos, de los marginados, de los sufrientes de este
mundo, llevada a cabo desde una perspectiva profética, denunciando no sólo su situación, sino señalando
al mismo tiempo a los causantes de ella y exigiendo un cambio social estructural. Me alegraba
sinceramente que la Iglesia reconociese que el asesinato del obispo Romero había sido debido a su
fidelidad a Jesucristo que le instaba, siguiendo el camino de las Bienaventuranzas, a estar al lado de los
más necesitados de su país. Era necesario superar el engaño de que su muerte era debida a un
posicionamiento político personal.
Pero la alegría va teñida de pena. Entre otras razones por el tinglado que hay montado para declarar beato
o santo a un cristiano ejemplar. Sobre todo si se exigen "milagros" para ello. La Iglesia necesita poner en
su vida más sencillez y más racionalidad. Además, nos apena que no sean reconocidos también algunos
de esos tantos otros cristianos seglares, militantes de a pié, y curas de base, que, como el obispo Romero,
vivieron una fe cristiana comprometida en el quehacer de un mundo mejor, más justo y equitativo para los
más empobrecidos. Por ello fueron muchos los asesinados. Los hubo en otros lugares, pero ahora está en
nuestra mente la larga lista de mártires latinoamericanos.
A muchos nos apenaba ver, por una parte, que se hacían beatificaciones y canonizaciones a mansalva
(Juan Pablo II beatificó a 1340 personas y canonizó a 483 santos, más que la cifra sumada de sus
predecesores en los últimos cinco siglos), y, por otra, el Vaticano seguía haciendo oídos sordos al clamor
de muchísima gente que pedía el reconocimiento del martirio sufrido por Monseñor Romero y en
consecuencia su beatificación y canonización. Y nos dolían sobremanera algunas. Fue impresionante la
rapidez con que llegó a los altares San Josemaría Escrivá y la beatificación de Juan Pablo
II: Josemaría murió el año 1975, trece años después fue beatificado, 1992, y canonizado en el 2002; Juan
Pablo II muere el 2005 y seis años después se le beatifica, 2011. Monseñor Romero muere asesinado
celebrando la eucaristía en el año 1980 y será beatificado en el 2015. Hubieron de pasar 35 años. Parece
que se trataba de exaltar en "tiempo real" un tipo de Iglesia frente a otro que se pretendía asfixiar.
Veremos cuántos años han de transcurrir para que Herder Câmara sea beatificado y el obispo Romero
canonizado. Tristemente habrá que decir que ello dependerá de los vientos que corran por el Vaticano.
La beatificación del obispo Romero es una buena ocasión para que todos los obispos del mundo miren
hoy hacia él. Su vida es una enseñanza de cómo un pastor debe oír el clamor de su pueblo cuando se le
está haciendo sufrir, cómo debe hacer suyo el dolor de sus gentes y denunciar tanto el hecho como a
quienes lo causan. Aquí en España, durante mucho tiempo, apenas si se ha oído algún murmullo de crítica
y ninguna denuncia clara y contundente de los responsables políticos y económicos de la situación de
pobreza debida al paro que afecta hoy a tantos. Nada se dijo ante los vergonzosos e inmisericordes
desahucios, mientras hay tantas casas vacías en manos principalmente de bancos, nada ante la rapiña de
algunos banqueros que empobrecieron a tantos con sus preferentes, nada de tanta malversación de fondos
públicos, de ocultamiento de riqueza para defraudar al fisco... La vida de estos dos obispos, Oscar
Romero y Hérder Câmara, entregada a la causa de los más desfavorecidos, debiera ser un aliciente para
que todos asumiésemos la responsabilidad profética que hemos de asumir como cristianos, cada uno
desde su lugar en la Iglesia.
José María Álvarez
Nuevo libro sobre la figura de San Romero de América
Dirigido por Juan José Tamayo, cuenta con otros autores como Jon Sobrino, Gustavo Gutiérrez o los
hermanos Vigil
Llamado a la conversión pastoral
Editado por
Guillermo Ortiz
La beatificación de Mons. Romero no es una cosa más del pontificado de Francisco. Entiendo
que Mons. Romero encarna lo que el Papa concibe como Pastor y como agente pastoral de una
“Iglesia en salida”. Aunque la beatificación implica el culto de veneración en la diócesis, gracias a
la globalización y simultaneidad de la comunicación, este obispo mártir es, desde hace tiempo y ahora
mucho más, modelo universal de obispo.
Es modelo universal de sacerdote, en el marco de lo que la V Conferencia del Episcopado
Latinoamericano plantea en el concepto de “conversión pastoral”. Un concepto clave de Aparecida, donde
Bergoglio fue protagonista y que como Papa instaló ahora en la Iglesia Universal, expresamente con
Evangelli Gaudium. El magisterio de gestos y palabras de Francisco apunta decididamente a la
“conversión pastoral” de obispos y discípulos-misioneros, con el testimonio personal radical de
Francisco, que en el caso de Romero llega al martirio, al sacrificio cruento, como el mismo Jesús de
Nazaret.
Tanto Romero como Francisco nos dicen con gestos y palabras que hay que salir de sí para servir al
Pueblo sufriente como el Buen Pastor del Evangelio; que hay que llegarse hasta llagarse en el encuentro
con el otro, ofreciendo el cuerpo, el alma, la vida. Solo así se puede vivir la alegría del evangelio.
Pienso que una de las cosas que cuesta entender, es esta radicalidad de la propuesta de Francisco Papa,
pero -como el mismo llamado de Jesús a la conversión, a su seguimiento- se trata de una invitación hecha
con el ejemplo extremo. Cada uno de nosotros tiene que discernir qué es lo que me pide Jesús hoy a
mí frente al sufrimiento de su Pueblo.
De cualquier modo, el martirio de Romero y el testimonio de Francisco de identidad, pertenencia y
compromiso con el Pueblo de Dios, es todo lo contrario al silencio cómplice de aquellos obispos y
sacerdotes que por comodidad, por mundanidad o miedo, no vivimos plenamente la vocación. No
quiere decir que Romero no tuvo miedo, pero venció el miedo con la fe, con la confianza en Dios, con la
obediencia amorosa a la misión recibida. Francisco en el mensaje por la beatificación de Romero dice:
“damos gracias a Dios porque Dios le concedió al Obispo mártir la gracia de ver y oír el sufrimiento de su
Pueblo…”.
Por aquí pasa este misterio tremendo y fascinante de lo que llaman “la pasión de Dios por el hombre”; por
aquí pasa “la conversión pastoral” por la que Francisco reza y trabaja. Y que resulta para todos una
invitación porque Dios es misericordioso y no se cansa de perdonar.
Mais où sont les neiges d'antan!.strong>
Editado por
Fructuoso Mangas Ramos Paseando en una hermosa mañana de finales del recién
pasado mayo por la zona monumental de Salamanca me fijé en esa pared sur de la iglesia de La
Clerecía, llena de nombres, vítores y coronas, que he rodeado con un círculo para su mejor
localización. Hay muchos en los muros nobles de Salamanca y han resistido más mal que bien al
tiempo y a la erosión, pintados bravamente con sangre de toro en honor y a costa de un nuevo
doctor, que salió “victor”, vencedor de la prueba.
Al ver aquellos restos, cargados de historias perdidas, me venían a la memoria honores y triunfos,
orgullos y títulos reflejados en aquellos vítores y al contemplarlos en una luminosa mañana de mayo y en
el centro de una ciudad todavía alegre y confiada, me decía ¿dónde están las nieves de antaño? Y
pensando en otras glorias, los infantes de Aragón ¿qué se hicieron? Es la pregunta que siempre acecha a
la vuelta del día siguiente: ubi sunt?, es decir, ¿Qué se fizieron, pues? ¿Dó los escondes? No sea que
limitemos la vida a seguir sombras y abrazar engaños, advertía Góngora. Y es que la araña teje su tela,
indiferente, mientras tanto, nos advierte desde la acera de la vida Carmen González Huguet.
Pero la pregunta, ante esa pared llena de mucho y de nada, nos la repite B. Brecht: ¿Dónde están las
lágrimas de ayer por la tarde? ¿Dónde están las nieves de antaño? Y como no podía ser menos fue cantada
luego en una sentida balada por G. Brassens.
Y los condes, ¿qué se hicieron? Qué del Cid y su romance? Tus coplas, ¿dónde se fueron? Cuál, Jorge, tu
último lance?, avisa preguntando don Miguel de Unamuno al avisador Jorge Manrique que también
preguntaba. Sí, porque, efectivamente, ¿quién avisa a los avisadores? Porque aquí todos, aun los que se
creen más avisados, corremos peligro.
Me impresionó hace años, y lo conservo con cierta devoción filosófica, el texto del poderoso Antonio de
Guevara, inquisidor, obispo y consejero del emperador Carlos I/V, escrito, creo, en su Menosprecio de
corte, al tiempo del encargo de su sepulcro, majestuoso y dramático como pocos, a Juan de Juni: “Mi
vivir no ha sido vivir, sino un largo morir; mis placeres no fueron placeres sino unos alegrones que me
amargaron y no me tocaron; mi juventud no fue juventud, sino un sueño que soñé y un no sé qué que me
vi. Finalmente digo que mi prosperidad no fue prosperidad sino un señuelo de pluma y un tesoro de
alquimia”. Quizás no sea para tanto, pero la advertencia, de larguísimo recorrido en la historia del
pensamiento humano, merece ser medida y meditada.
Pero, mientras tanto, hay que vivir despiertos y pendientes de todo porque el tiempo corre y nos roba
parte de nuestro futuro: Que se nos va la Pascua, mozas, cantaba Góngora, siempre tan premeditado y
esdrújulo él, con esa certificación tan irreparable de lo que se nos va en cada instante, en cada semana, en
cada año…; fugit irreparabile tempus decía bellamente Virgilio, siguiendo una vieja estela que viene de
antiguo y era ya evidente aun en los tiempos en que el tiempo era lento y no tenía ni siquiera medidas
exactas. Ya antes, siglos antes, el autor de esa obra maestra que es el Libro de Job, dice entre la
perplejidad y la protesta, que la vida huye como las nubes (Job 7,9); como las naves (Job 9,26); como las
sombras (Job 14,2). No hay quien dé menos.
Y si he de confesar toda la verdad, diré que estos peligrosos y escépticos pensamientos sobre la fugacidad
de los afanes de la vida me venían uno tras otro, inevitables, mientras veía por un lado a los políticos
pegando hace unos días sus carteles anunciando sus productos y ahora amagando consensos y vetos y
abrazos y desaires… y por otro a tantos ciudadanos, compañeros de calle y de acera, apretando cada vez
más el paso de su existencia para añadir un codo a su ridícula estatura; sin olvidar a predicadores y
vigilantes sociales que se yerguen sobre el común de los mortales y sin olvidar a todos los que como el
que suscribe, aunque sea en dosis tan humilde, pretenden cambiar no sé qué como si quisieran cambiar no
se sabe qué historia.
Los vítores a medio borrar en las paredes doradas de La Clerecía me invitan a la serenidad, apasionada y
prudente, ante cada día de la vida y me recuerdan lo de “partido a partido” , sabia política de algún
entrenador de fútbol para mantener la tensión total sin agobiarse porque cada día tiene su afán. Y su
pasión, traduciría yo el ?a??a, tan equívoco y ambiguo, de San Mateo que muy vieja es la idea de que vale
más morir de pasión que vivir sin ella, no sea que alguien deduzca por los pensamientos anteriores que,
pues la vida pasa, lo mejor es dejarla pasar y pasar sin intervenir ni querer cambiar nada.
Al contrario, queda poco tiempo y pasa rápido. Lo atestiguan los vítores borrados en las doradas y
gloriosas paredes de la Salamanca barroca. Y con esto querría yo avisar (es un modo de hablar, nadie de
algún relieve va a andar leyendo esto, como es de supone; es la ventaja de escribir sobre todo para
iluminar espacios de la propia vida), pues eso, que querría yo avisar a unos y a otros de que el tiempo
apremia y la siesta se acaba (ya lo cantó hace medio siglo Pablo Guerrero, pero no ha llovido lo
suficiente).
La siesta se acaba para los pensadores, filósofos y ensayistas casi todos callados como muertos en estos
años cuando tanta falta nos hacía su palabra. ¿El pensamiento ha muerto o está dormido?
La siesta se acaba para los gestores sociales que van conformando la sociedad, desde la Banca o los
Medios de Información hasta los publicistas o las grandes centrales de decisión. Y la van conformando a
la desmedida medida de su desmedida avaricia. ¿La justicia ha muerto ajusticiada o está dormida?
La siesta se acaba para los dedicados a la política, alta o baja, que parecen otros y otro su discurso y otra
su cara cuando se trata de captar sus votos y luego apenas poco más. ¿La honestidad ha muerto o está
dormida?
La siesta se acaba para los representantes religiosos tan aislados ellos en sus interesados espacios, lejos de
la calle y encaramados a lo alto cuando tanta falta hace bajar a la calle. ¿La misión ha muerto o está
dormida?
La siesta se acaba para cualquier ciudadano de a pie o de a caballo o de todo terreno que ni ve ni va más
allá de lo suyo, pende del hilo de sus deseos y se limita a jugar sus cartas sin sacar lección alguna ni
siquiera de los vítores callejeros. ¿La solidaridad ha muerto o está dormida?
La siesta se acaba para todos los que miran sin ver o ven sin enterarse o se enteran sin moverse o se
mueven sin ponerse en pie o se ponen en pie sin levantar la mano o levantan la mano sin levantar la voz o
levantan la voz para imponer silencio y razón para volver de nuevo a mirar sin ver y ver sin enterarse y…
¿El ciudadano ha muerto o está dormido?
Esto y más cosas nos dicen desde la vieja pared los gloriosos vítores de los ilustres doctores de la muy
ilustre universidad de Salamanca, aún visibles pero con los nombres ya borrados e irreconocibles. Que así
el tiempo se lo devora todo y apremia tanto que se nos acaba la siesta y hay que empujar la historia pues a
tiempo estamos todavía todos, los pensadores y los gestores sociales, los políticos y los jefes religiosos,
los ciudadanos y todos los que andamos por ahí
Quizás nuestros nombres, los de todos, de aquí hasta el estrecho de Bering, sean
borrados por el tiempo como los vítores salmantinos y todo siga igual. Quizás, pero
espero que no. Hasta por eso escribo una cosa tan inútil como ésta. Sin olvidar que,
eso creo, un día esos nombres nuestros estarán escritos en alguna página del Libro
de la Gloria de Dios.
Trinidad (2), la primera teología
cristiana (J. Ratzinger)
Editado por
Xabier Pikaza Ibarrondo
El estudio de la Trinidad ha sido y sigue siendo la primera "teología" cristiana, elaborada partiendo
de la Biblia y de la experiencia de la Iglesia en los primeros siglos de nuestra era (del II al V d.C.).
He desarrollado con cierta extensión esa historia en mi Enquiridion Trinitatis (Salamanca 2005),
libro que sigo ofreciendo a mis lectores, para que puedan disfrutar, como yo he disfrutado, pensando y
viviendo en el Dios/Trinidad durante muchos años. He vuelto a sistematizar el tema en Trinidad,
itinerario de Dios (Sígueme, Salamanca otoño 2015).
Pero en vez de exponer una vez más mi pensamiento he querido presentar el de J. Ratzinger en su primera
gran obra, Introducción al Cristianismo (Sígueme, Salamana 1968). Ésta sigue siendo una de las obras
teológicas más influyentes del siglo XX. Quiero recordar con ella al Teólogo-Papa Benedicto XVI por su
luminoso pensamiento antiguo, tan actual en nuestro tiempo
(Trinidad, manifestación de Dios).
Dios es como se manifiesta. Dios no se manifiesta como no es. En esta expresión radica la relación
cristiana con Dios; en ella está incluida la doctrina trinitaria, más aún, es esa misma doctrina. ¿Cómo se
llegó a esa decisión? Fundamentalmente, por tres caminos.
(1) La inmediatez divina del hombre. Es decir, quien se encuentra con Cristo en la co-humanidad de
Jesús, accesible a él como co-hombre, encuentra también a Dios mismo, no a una esencia bastarda que se
metería de por medio.
(2) La inamovible permanencia en la decisión fuertemente monoteísta, en la profesión de que sólo existe
un Dios.
(3) La preocupación por tomar en serio la historia de Dios con el hombre. Esto quiere decir que Dios, al
presentarse como Hijo que dice «tú« al Padre, no representa ante los hombres una obra de teatro ni se
pone una máscara para salir al escenario de la historia humana; todo esto es, por el contrario, expresión de
la realidad.
(Contra monarquianismo y modalismo). Los monarquianos de la primitiva Iglesia dieron expresión a la
idea de una representación teatral por parte de Dios, donde las tres Personas serían los tres papeles en los
que Dios ha aparecido en el curso de la historia. Observemos que la palabra «persona» y su
correspondiente griega prosopon están tomadas del lenguaje teatral; así se llamaba la máscara que se
ponía el actor para encarnar su personaje. La palabra pasó pronto al lenguaje de la fe y así inició por sí
misma una lucha tan dura que dio origen a la idea de persona, extraña a los antiguos. Pero otros, los
modalistas, afirmaban que las tres figuras eran modi, modos en los que nuestra conciencia aprehende a
Dios y se explica a sí misma.
Aunque esto implica que a Dios sólo le conocemos en el reflejo de nuestro propio pensar humano, la fe
cristiana se afianzó más y más en la idea de que incluso en este reflejo le conocemos. Nosotros no
podemos salir de la estrechez de nuestra conciencia, pero Dios puede entrar y revelarse en ella; por eso no
hay que negar que los monarquianos y modalistas dieron un impulso digno de tenerse en cuenta a la idea
de Dios. La fe aceptó al fin el lenguaje y la terminología que ellos habían elaborado; su terminología
sigue operante todavía hoy en la profesión de fe en las tres Personas divinas. Es cierto que la palabra
prosopon-persona no expresa todo lo que hay que decir, pero la culpa no es suya.
(Soluciones sin salida).
Toda la lucha antigua de la primitiva Iglesia nos lleva, a la luz de lo que hemos dicho, a la aporía de
dos caminos que cada vez se muestran más como no-caminos: subordinacionismo y
monarquianismo. Ambas soluciones parecen lógicas y ambas perturban el todo con sus seductoras
simplificaciones. La doctrina eclesial, expresada en la fe en Dios uno y trino, significa fundamentalmente
la renuncia a encontrar un camino y el estancamiento en el misterio que el hombre no puede abarcar; en
realidad esta profesión es la renuncia real a la presunción del saber limitado que, en su falsa limitación,
nos seduce con sus soluciones categóricas.
El llamado subordinacionismo elimina el dilema al afirmar que Dios mismo es único. Cristo no es Dios,
sino una esencia especialmente cercana a Dios; así se elimina el obstáculo, pero, como ya hemos
explicado detalladamente, se llega a la conclusión de que el hombre, separado de Dios, queda encerrado
en lo provisional. Dios sería un monarca constitucional y la fe nada tendría que ver con él, sino con sus
ministros.
El monarquianismo, con sus soluciones antes mencionadas, disuelve el dilema por otro camino.
También él afirma la unidad de Dios, pero dice que Dios al acercarse a nosotros cambia; se presenta
primero como Creador y Padre, luego como Hijo y Redentor en Cristo y, por fin, como Espíritu; pero
estas tres figuras son sólo las máscaras de Dios que nos habla sobre nosotros mismos, no sobre él.
(Pervivencia del monarquianismo en la filosofía moderna).
La solución es seductora pero, al fin nos lleva a la conclusión de que el hombre gira siempre en torno a sí
mismo y de que nunca penetra en lo propio de Dios. El pensar moderno, en el que de nuevo se repite el
monarquianismo, nos lo confirma. Hegel y Schelling quisieron explicar el cristianismo filosóficamente, y
la filosofía cristianamente. Se unían así en este esfuerzo primitivo por construir una filosofía del
cristianismo; esperaban hacer comprensible y útil la doctrina trinitaria, y convertirla dentro de su puro
sentido en la clave de la comprensión del ser.
El punto de partida de todo eso sigue siendo la idea de que la doctrina trinitaria es la expresión del
lado histórico de Dios, es decir, del modo como Dios se revela.
Hegel, y a su modo también Schelling, llevaron esta idea hasta sus últimas consecuencias y concluyeron
así que el proceso de la autopresentación histórica de Dios no se diferencia del Dios que, permaneciendo
en sí mismo, está detrás de la historia; el proceso de la historia hay que comprenderlo como el proceso de
Dios mismo. Por lo tanto, la figura histórica de Dios es la progresiva autoformación de lo divino; la
historia es el proceso del Logos como proceso real de la historia. Con otras palabras podemos afirmar
que, según Hegel, el Logos «la inteligencia de todo ser» se engendra progresivamente a sí mismo en el
curso de la historia.
La historicización de la doctrina trinitaria, realizada en el monarquianismo, se convierte en
historicización de Dios... La historia del monarquianismo manifiesta aun otro aspecto que vamos a
describir brevemente. Tiene una nota política tanto en su forma cristiana como en su renovación mediante
Hegel y Marx: es «teología política». En la primitiva Iglesia sirvió para cimentar teológicamente la
monarquía imperial; con Hegel se convirtió en apoteosis del estado prusiano; con Marx en el programa de
acción que la humanidad debe realizar en el futuro. Por el contrario, en la primitiva Iglesia la lucha de la
fe en la Trinidad en contra del monarquianismo significó la lucha en contra del uso político de la teología:
la fe trinitaria eclesial superó un modelo útil a la política, eliminó la teología como mito político y negó
que la predicación pudiese justificar una situación política...
Tesis Primera: La paradoja «una esencia en tres personas» está subordinada al problema del sentido
primordial de la unidad y de la multiplicidad.
Una ojeada al trasfondo del pensamiento precristiano y griego, de donde surgió la fe en el Dios uno y
trino, nos explicará muy bien el sentido del enunciado. Los antiguos creían que sólo la unidad era divina;
la multiplicidad, en cambio, les parecía algo secundario, el desmoronamiento de la unidad. Según ellos, la
multiplicidad nace de la ruina y tiende a ella. La profesión cristiana en Dios uno y trino, en aquel que es al
mismo tiempo el monas y el trias, la unidad y la multiplicidad por antonomasia, expresa la convicción de
que la divinidad cae más allá de nuestras categorías de unidad y multiplicidad. Para nosotros, para lo no-
divino, la divinidad en tanto es una y única, lo divino contrapuesto a lo no-divino, en cuanto que es en sí
misma verdadera plenitud y multiplicidad, de tal manera que la unidad y la multiplicidad de las criaturas
es imagen de lo divino y participación en ello. No sólo la unidad es divina; también la multiplicidad es
algo original y tiene en Dios su fundamento íntimo.
La multiplicidad no es puro desmoronamiento; también ella cae dentro de lo divino; no nace por el
puro entrometerse del dyas, de la disgregación. No es el resultado del dualismo de los poderes contrarios,
sino que responde a la plenitud creadora de Dios que supera y comprende la unidad y la multiplicidad. La
fe trinitaria, que admite el plural en la unidad de Dios, es fundamentalmente la definitiva exclusión del
dualismo como principio de explicación de la multiplicidad junto a la unidad. Por la fe trinitaria se
consolida definitivamente la positiva valoración de lo múltiple. Dios supera el singular y el plural. Esto
tiene una consecuencia importante. Para quien cree en el Dios uno y trino la suprema unidad no es la
unidad de la vidriosa monotonía. El modelo de la unidad, al que hemos de aspirar, no es, en consecuencia,
la indivisibilidad del átomo que ya no puede dividirse en una unidad más pequeña; la forma suprema y
normativa de la unidad es la unidad que suscita el amor. La unidad de muchos creada por el amor es
unidad más radical y verdadera que la del «átomo».
Tesis Segunda: La paradoja «una essentia, tres personae» está en función del concepto de persona, y ha
de comprenderse como íntima implicación del mismo.
La fe cristiana profesa que Dios, la inteligencia creadora, es persona, conocimiento, palabra y amor. Con
todo, la profesión de fe en Dios como persona incluye necesariamente la confesión de fe en Dios como
relación, como comunicabilidad, como fecundidad. Lo simplemente único, lo que no tiene ni puede tener
relaciones, no puede ser persona. No existe la persona en la absoluta singularidad, lo muestran las
palabras en las que se ha desarrollado el concepto de persona: la palabra griega prosopon significa
«respecto»; la partícula pros significa «a, hacia», e incluye la relación como constitutivo de la persona.
Lo mismo sucede con la palabra latina persona: «resonar a través de», donde la partícula per (=a, hacia)
indica relación, pero esta vez como comunicabilidad. En otros términos: si lo absoluto es persona, no es
lo singular absoluto. Por tanto, el concepto de persona supera necesariamente lo singular. Afirmar que
Dios es persona a modo de triple personalidad destruye el concepto simplista y antropomórfico de
persona. Implícitamente nos dice que la personalidad de Dios supera infinitamente el ser-persona del
hombre; por eso el concepto de persona ilumina, pero al mismo tiempo encubre como parábola
insuficiente la personalidad de Dios.
Tesis Tercera: La paradoja «una essentia, tres personae» está subordinada al problema de lo absoluto y
de lo relativo, y manifiesta lo absoluto de lo relativo.
El dogma como regulación terminológica. Las reflexiones siguientes intentan un acercamiento a lo que
hemos indicado. Cuando a partir del siglo IV la fe expresó la unidad trina de Dios con la fórmula una
essentia, tres personae, tuvo lugar una división de conceptos que se convirtió en adelante en «regulación
terminológica». Tenía que salir a la luz el elemento de la unidad, el de la trinidad y la simultaneidad de
ambos en el incomprensible predominio de aquella. Como dijimos antes, es en cierto sentido accidental el
hecho de que esto se dividiese en los conceptos de sustancia y persona; en último término ambos
elementos son claros, ninguno queda abandonado a la arbitrariedad del individuo que podría volatilizar o
destruir la cosa misma con las palabras propias de su tiempo. Teniendo en cuenta esta observación,
podemos concluir que la idea sólo podía expresarse conceptualmente así; con esto reconocemos el
carácter negativo del lenguaje de la doctrina de Dios, los balbuceos de la locución.
El concepto de persona. Por otra parte, esta regulación terminológica significa mucho más que un
detenerse en la letra. En el lenguaje, por muy inadecuado que sea, se toca la realidad misma; por eso el
interés por el lenguaje de la profesión de fe muestra la preocupación por la cosa misma. La historia del
espíritu nos dice que aquí, por vez primera, se comprendió plenamente la realidad de «persona». El
concepto y la idea de «persona» surgieron en el espíritu humano cuando buscó la imagen cristiana de
Dios y explicó la figura de Jesús de Nazaret. Habida cuenta de estas reservas, vamos a explicar nuestras
fórmulas en su justa medida, pero antes se nos imponen dos observaciones: Dios, considerado como
absoluto, es uno; no se da la multiplicidad de principios divinos. Una vez afirmado esto, es también claro
que la unidad cae en el plano de la sustancia; en consecuencia la Trinidad, de la que también hay que
hablar, no hemos de buscarla aquí; tiene que estar en otro plano, en el de la relación, en el de lo
«relativo».
A la misma conclusión nos lleva una lectura de la Biblia... El hallazgo de un diálogo en el ser íntimo
de Dios nos lleva a admitir en Dios un yo y un tú, un elemento de relación, de diferencia y de afinidad.
Por su forma, el concepto «persona» parece apto para expresar tal elemento; con esto el concepto,
superando su significado teatral y literario, profundizó más en la realidad sin perder lo fluctuante que lo
adaptaba a tal uso. Al observar que Dios considerado absolutamente es uno, y que sin embargo en él se da
también en fenómeno de lo dialógico, de la distinción y de la relación del diálogo, la categoría de la
relación adquiere en el pensamiento cristiano un significado completamente nuevo; Aristóteles la coloca
entre los «accidentes», entre los efectos accidentales del ser, separables de la sustancia; forma de lo real
que soporta todo. Al darnos cuenta de que Dios es dialógico, de que Dios no sólo es Logos, sino
«diálogo», no sólo idea e inteligencia, sino diálogo y palabra unidos en el que habla, queda superada la
antigua división de la realidad en sustancia (lo auténtico), y accidentes (lo puramente casual). Es pues
claro, que junto con la sustancia están el diálogo y la relación como forma igualmente original del ser.
Ahí estaba contenida ya fundamentalmente la terminología del dogma. Sale a la luz la idea de que
Dios es simplemente uno como sustancia, como «esencia»; pero al querer hablar de Dios en la categoría
de trinidad lo que hacemos no es multiplicar la sustancia, sino afirmar que en Dios uno e indivisible se da
el fenómeno del diálogo, de la unión de la palabra y el amor. Esto significa que las «tres Personas» que
hay en Dios son la realidad de la palabra y el amor en su más íntima dirección a los demás. No son
sustancias o personalidades en el moderno sentido de la palabra, sino relación cuya actualidad pura
(«paquetes de ondas») no elimina la unidad de la esencia superior, sino que la constituye...
En esas palabras se oculta la imagen revolucionaria del mundo: el omnímodo dominio del pensar
sustancial queda destruido; la relación se concibe como una forma primigenia de lo real, del mismo
rango que la sustancia; con esto se nos revela un nuevo plano del ser. Probablemente pueda afirmarse
que el cometido del pensar filosófico originado por estas observaciones no se ha realizado todavía lo
suficiente; el pensar moderno depende en gran parte de las posibilidades aquí mencionadas, sin ellas no
podría siquiera concebirse.
La Bibliografía es mía (X. Pikaza)
Cf. B. ANDRADE, Dios en medio de nosotros. Esbozo de una teología trinitaria kerigmática, Sec.
Trinitario, Salamanca 1999; L. BOFF, La Trinidad, la sociedad y la liberación, Paulinas, Madrid 1987; P.
CODA Dios uno y trino, Sec. Trinitario, Salamanca 1996; B. FORTE, Trinidad como Historia, Sígueme,
Salamanca 1988; La iglesia de la Trinidad, Sec.Trinitario, Salamanca 1997; J. R. GARCÍA-MURGA, El
Dios del amor y de la paz. Tratado teológico de Dios desde la reflexión de su bondad, Comillas, Madrid
1991; E. JÜNGEL La doctrina de la Trinidad, Caribe, Miami 1980; Dios como misterio del mundo,
Sígueme, Salamanca 1985; L. LADARIA, El Dios vivo y verdadero. El misterio de la Trinidad,
SecTrinitario, Salamanca 1998; La Trinidad, Misterio de Comunión, Sec. Trinitario Salamanca 2002; J.
MARTÍNEZ GORDO, Dios, amor asimétrico, Desclée de Brouwer, Bilbao 1994; J. MOLTMANN,
Trinidad y Reino de Dios, Sígueme, Salamanca 1983; X. PIKAZA, Dios como Espíritu y Persona, Sec.
Trinitario, Salamanca 1989; Enquiridion Trinitatis, Sec. Trinitario, Salamanca 200; Amor de Hombre,
Dios enamorado. San Juan de la Cruz, Desclée de Brouwer, Bilbao 2004; Dios es palabra. Teodicea
Cristiana, Sal Terrae, Santander 2003; X. PIKAZA Y N. SILANES, El Dios Cristiano. Diccionario
teológico, Sec. Trinitario, Salamanca 1992; J. M. ROVIRA BELLOSO, Revelación de Dios, salvación
del hombre, Sec. Trinitario, Salamanca 1988; Tratado de Dios uno y trino, Sec. Trinitario, Salamanca
1993
Estamos dejando que la misa «se pierda» sin que
este hecho apenas provoque reacción alguna
entre nosotros.
Editado por
José Antonio Pagola
Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias
occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado
configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad
de Jesús.
Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa «se pierda» sin que este hecho apenas
provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo
podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece
tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y
dolor?
La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera
responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las
comunidades, pero ¿podrá la misa seguir viva solo a base de medidas protectoras que aseguren el
cumplimiento del rito actual?
Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y
encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar
haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?
¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a
los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se
manifiesta cómo y para qué vivió y murió? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos
al servicio de su proyecto del reino del Padre?
Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la
Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será
posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por
eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa, sino contribuir a la conversión a
Jesucristo.
José Antonio Pagola
Cuerpo y Sangre de Cristo - B
(Marcos 14,12-16.22-26)
07 de junio 2015
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  • 1. VÍDEO DE HOY: 800 años de la OP: Dr. Brian Connaughton RAGEDIA EN EL MEDITERRÁNEO Las víctimas 'El viaje de la muerte'  De los 170.100 inmigrantes que alcanzaron Italia el año pasado, 26.000 eran menores  La mitad de ellos, viajaron solos, sin sus padres ni ningún otro familiar. ALBERTO DI LOLLI: IMAGEN I CRISTINA DE ROJAS (EDICIÓN)
  • 2. MÒNICA BERNABÉ Especial para EL MUNDO Pozzallo Actualizado:01/06/2015 12:27 horas Hamed Nur, de ocho años, corretea divertido detrás de una pelota, ausente de todo. Pero cuando su madre rompe a llorar porque ya no aguanta más después de un viaje en patera y ante un futuro incierto, el niño deja el juego y se planta serio ante ella, con las manos dentro de los bolsillos, como si fuera un hombrecito, a pesar de que apenas levanta un metro del suelo. La mira sin decir nada, ni expresar ningún sentimiento, mientras sus tres hermanas mayores acompañan a la madre sollozando, en un coro de llantos. La familia, originaria de Siria, se encuentra en el centro de primer auxilio y acogida de inmigrantes en Pozzallo, un pueblecito en el sur de Sicilia, que se ha convertido en una de las principales entradas de extranjeros que viajan a Italia de forma ilegal. En las paredes cuelgan dibujos de muchos de los niños que pasaron por allí, todos llegados en barcazas, y que expresan lo que los pequeños no explican con palabras: lo que llevan dentro. PUBLICIDAD «Lo más normal es que dibujen barcos que se hunden», asegura Federica Gianotta, responsable de atención psicológica en Italia de la asociación Terre des Hommes, una de las poquísimas que se encarga de cubrir este aspecto. Porque ése es uno de los graves problemas: a los menores se les deja tal cual, solos en un mar revuelto de emociones y sentimientos. Apenas hay servicios de atención psicológica en los centros italianos de acogida de inmigrantes. Otros niños incluso van más allá, como el que pintó un barco y un tiburón que se comía una persona, y escribió en árabe: «Viaje de la muerte y llegada a Europa». El dibujo preside una de las paredes del centro de Pozzallo, y verlo deja sin respiración. ¿Qué debió presenciar el pequeño? La responsable de la organización Terre des Hommes da la respuesta: «Violencia, mucha violencia». No sólo en la travesía en patera, sino durante todo el trayecto desde su país de origen y, sobre todo, en Libia, donde los inmigrantes esperan a ser embarcados. Después, esa violencia tiene que salir por alguna parte. Pocos recursos «Casi cada semana, hay una revuelta en un centro de inmigrantes protagonizado por adolescentes», lamenta Gianotta. Es la manera que tienen estos menores de expresar su frustración, su ansiedad, su rabia. La representante de Terre des Hommes explica que lo máximo que ellos pueden ofrecer es un «apoyo psicológico de contención», pero nada más. La problemática es demasiado amplia y complicada, y los recursos, pocos. Porque hay niños y adolescentes que se vuelven violentos. Otros optan por el silencio: se quedan mudos, no quieren hablar. Y algunos, incluso siendo ya adolescentes, vuelven a orinarse en la cama. Como aquel joven de 15 años que, tras su traumática travesía en barca, se meaba encima y se negaba a beber agua, según explica Franca Assenza, que trabaja como asistente social en el centro de Pozzallo. «El agua le recordaba el mar y sólo verla, se ponía histérico», relata. Hasta el punto de que fue necesario recurrir a su hidratación intravenosa. O aquella otra niña que separaron de su madre en la patera, y lloró sin parar hasta que uno de los traficantes la amenazó con tirarla al mar, cuenta también la asistente social. Entonces, la pequeña calló y vomitó. Su madre pasó todo el viaje con el corazón en un puño, y la niña, con el devuelto encima, sobre la ropa. Y lo peor es que el número de menores que llegan no es pequeño. La portavoz de Save the Children en Italia, Giovanna di Benedetto, detalla que, de los 170.100 inmigrantes que alcanzaron la costa italiana el año pasado, al menos 26.000 eran menores. La mitad de ellos, no acompañados. Es decir, viajaron solos, sin sus padres, ni ningún otro familiar.
  • 3. Las estadísticas de lo que llevamos de año también son preocupantes. Más de 5.000 menores desembarcaron en Italia hasta el 28 de mayo, según datos de Save the Children. De éstos, 2.134 llegaron solos. Y solos siguen al final del viaje. El retorcido informe del Gobierno sobre inmigración irregular: cuando pesan más las cifras sacadas "a bulto" Interior asegura que en 2014 se produjeron 19.000 intentos de salto en Ceuta y Melilla, una cifra obtenida a ojo y que confunde, pero oculta la cifra total de llegadas por esta vía: 2.269 Un año más, el único informe con el que el Ministerio del Interior da cuenta de las llegadas irregulares de migrantes y refugiados en España presenta los datos enrevesados Destaca que existe una "fuerte presión migratoria, especialmente en Ceuta y Melilla" que no es tal: las cifras siguen siendo muy bajas en relación a otros países Europeos Gabriela Sánchez 30/05/2015 - 20:07h Imagen de archivo del paso fronterizo de Melilla, por donde suelen cruzar los refugiados sirios a la ciudad autónoma/ Efe Cifras totales inexistentes, cantidades de personas obtenidas "a bulto" presentadas como datos rigurosos, números de los que se desconoce su procedencia... Un año más, el único informe con el que el Ministerio del Interior da cuenta de las llegadas irregulares de migrantes (y refugiados, aunque casi no se les referencia) en España presenta los datos enrevesados, destacando unos y omitiendo otros en función de la conveniencia del momento. El 'Balance 2014 de la lucha contra la inmigración irregular' informa sobre las llegadas y expulsiones de migrantes a lo largo del año pasado, cuando las cuestiones migratorias contaron con una importante atención en el panorama político y mediático. Tras la muerte de 15 personas en aguas fronterizas de Ceuta el 15 de febrero, las entradas irregulares a través de las vallas de las ciudades autónomas ganaron peso en el discurso gubernamental, que reiteraba una y otra vez "la fuerte presión migratoria" sobre España e instaba a la necesidad de dedicar más recursos en reforzar las fronteras. Fue el año de las concertinas, de la malla anti-trepa, de un aumento del despliegue policial en las alambradas ceutíes y melillenses. Fue el año en el que se empezó a gestar la reforma para intentar legalizar las devoluciones en caliente, finalmente aprobada a principios de 2015. Los 19.000 intentos de entrada Haciendo balance de este año intenso en materia migratoria, parece relevante conocer el número de personas que lograron acceder a España a través del salto de ambos perímetros fronterizos. Pero esta cifra no aparece en el informe de Interior, a pesar de la existencia de un espacio específico dedicado a "los asaltos por las vallas fronterizas". Este gráfico conforma el único apartado del informe sobre los saltos a las alambradas de Ceuta y Melilla en 2014: Infografía sobre los saltos a las vallas fronterizas del informe anual sobre inmigración del Ministerio del Interior.
  • 4. El dato de las personas que consiguieron acceder a España por esta vía, que sí puede obtenerse a través de la suma de las llegadas registradas por esta vía cada mes, aparece tapado por otro, la única cifra total que aparece en el gráfico: 19.000 intentos de entrada en 2014, una cantidad que lleva a confusión. ¿19.000? La cifra sorprende y puede provocar alarma si no viene acompañada de contexto. Por lo general, cuando los medios emplean la expresión "intentos de entrada" hablan de tentativas colectivas. Si el Ministerio del Interior se refiriese a ello, tendrían que haber tenido lugar una media de 52 saltos colectivos al día, algo imposible. Y es que el dato de Interior, aunque no lo explica en su informe, se refiere a "saltos individualizados". Es decir, si han tratado de saltar 600 personas en grupo, con éxito o no, el Gobierno registra en su base de datos "600 intentos de entrada". Así en cada una de las tentativas. Esta cifra incluye a aquellas que, tras un intento infructuoso, regresan en otra ocasión. Por tanto, en el caso de ser cierta la estimación, no se trataría de 19.000 personas que hubiesen participado en este tipo de tentativas a lo largo de este año. Pero ¿cómo lo calculan? "A bulto", según fuentes policiales. A ojo. Dependiendo de lo grande que sea el grupo de personas que se aproxima a la alambrada, las autoridades fonterizas competentes realizan una estimación en cada salto. Esta cifra, 19.000, es el dato destacado por el Ministerio del Interior, mientras evita resaltar el número real de entradas: 2.269 (este dato no aparece de forma específica en el balance de 2013), aproximadamente las mismas que el año anterior, según sus conclusiones. Con la cifra de los supuestos 19.000 intentos de salto, el Gobierno se coloca la medalla de que un "90% de los asaltantes" [muchos de ellos la misma persona, debido a las tentativas de entrada reiteradas] no lograse su meta de acceder a Ceuta y Melilla. "En 2014, se registraron cerca de 19.000 intentos de asalto al vallado de Melilla (un 350% más que 2013). Gracias a las medidas disuasorias y a la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, el 90% de los asaltantes no accedieron a Ceuta y Melilla", reza la única conclusión redactada del cuadro dedicado a las llegadas a través de las vallas fronterizas. Conclusiones generales de los datos emborronados - 12.037 personas (refugiados e inmigrantes) han llegado a España por la vía irregular en 2014. Esta cifra incluye las entradas en patera a la Península, Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Este número no aparece en el informe, sino que muestran diferenciados los datos registrados en las islas y la Península y, por otro lado, las entradas a las ciudades autónomas. - En 2013, alcanzaron territorio español 7.467 personas por la vía clandestina, 4.570 menos que en 2014. Las llegadas irregulares de inmigrantes y refugiados a España se incrementaron por tanto un 62%, según los datos de Interior. Este porcentaje tampoco se incluye en el documento oficial. Refugiados sirios en Ceuta y Melilla Las entradas totales a Ceuta y Melilla en 2014 ascendieron a 7.485 personas, un 77% más que durante el año anterior, pero este incremento viene motivado por el repunte de llegadas de personas de origen sirio, que acceden a España a través del paso fronterizo habitual, empleando en su mayoría pasaportes falsos para sortear el control marroquí. Esta conclusión sí aparece destacada en el informe de Interior. Han llegado 3.250 personas más por la vía clandestina a Ceuta y Melilla que el año anterior (que incluye a través del paso fronterizo utilizando pasaportes falsos o escondidos en vehículos, por la vía marítima en embarcaciones o mediante el salto de la alambrada). De aquellos que han entrado de forma irregular a las ciudades autónomas, 3.305 proceden de Siria (refugiados confirmados). En 2013 solo lo hicieron 275 sirios. Desde septiembre de 2014, el Ministerio del Interior permitió la recepción de demandas de asilo de sirios en los pasos fronterizos de las ciudades autónomas, sobre todo en Melilla. Se desconoce el porcentaje del total de refugiados procedentes de Siria que pasaron por estas oficinas pero parece un factor determinante
  • 5. en el incremento registrado durante el 2014. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) celebra el aumento de las cifras de entrada sirios, que han pasado de 276 en 2013 a 3.305, pero recuerda que las personas de raza negra no tienen acceso a estas salas. ¿"Fuerte presión migratoria"? "Hoy en día, persiste una fuerte presión migratoria hacia España, especialmente en las fronteras de Ceuta y Melilla", concluye el informe del Ministerio del Interior. No obstante, si comparamos con otros países europeos, la presión migratoria no es tan pronunciada. El incremento de llegadas de refugiados e inmigrantes no solo se produjo en España en 2014. El recrudecimiento de las diferentes emergencias humanitarias esparcidas por África y Asia han potenciado las salidas de refugiados hacia la totalidad de la Unión Europea. Recordamos las cifras: a Ceuta y Melilla han llegado 7.485 personas, incluyendo a los sirios; 12.037 en todo el territorio español. Todas estas cantidades son mínimas en comparación con otros países europeos: en Italia asciende a 170.000, Grecia y Bulgaria suman entre ambos 50.000 y Hungría, en su frontera con Serbia, 22.000, según datos de Frontex recogidos por Europa Press. El recrudecimiento de las distintas emergencias humanitarias ha tenido otra lamentable consecuencia. Ha sido el año "más mortífero" con alrededor de 4.900 personas fallecidas intentando completar su proyecto migratorio, de las que cerca de 3.200 se ahogaron en el Mediterráneo en 2014, según los datos de la OIM. ¿Solo son "potenciales refugiados" los sirios? Infografía del balance del Gobierno sobre inmigración irregular acerca de las llegadas a Ceuta y Melilla en 2014. A lo largo de su informe, así como en la nota de prensa de este, el Gobierno diferencia entre "inmigrantes irregulares" y "ciudadanos procedentes de Siria", a los que en una ocasión llama "potenciales refugiados". Es importante marcar esta distinción para destacar las razones que mueven a entrar irregularmente en España a un gran porcentaje de estas personas. Sin embargo, Interior solo ofrece las cifras de los refugiados sirios. Entre los denominados por el Ministerio como "asaltantes" de la valla de Melilla hay potenciales solicitantes de asilo. Según los datos de Acnur, cerca del 80% de estos podrían serlo, estiman. Pero el Gobierno no hace mención alguna a los posibles (o confirmados) solicitantes de otros países en su documento anual. Mucho menos de aquellos de origen subsahariano, quienes no tienen acceso a las nuevas oficinas de protección internacional de los pasos fronterizos. Menos aún a los que sortean la alambrada. Sobre ellos, el ministro del Interior ha afirmado en varias ocasiones que "en principio, no tienen derecho de asilo". Mentiras en su nota de prensa Su nota de prensa potencia la confusión sobre las cifras anuales. 'La presión migratoria hacia España y el flujo creciente de ciudadanos procedentes de Siria provoca un aumento del 40,6% en las llegadas irregulares de inmigrantes en 2014', reza el titular. Es falso. Su conclusión no incluye un matiz: el porcentaje del incremento mencionado se refiere únicamente a las entradas por la vía marítima a Península, Canarias y Baleares. Infografía del balance del Gobierno sobre inmigración irregular acerca de las llegadas a través de embarcaciones a la Península, Canaria y Baleares (no incluye a Ceuta y Melilla). Excluye el punto donde el Ministerio del Interior ha mantenido el foco de sus discursos migratorios: Ceuta y Melilla. Además, la entrada de sirios por la vía irregular solo se ha dado en las ciudades
  • 6. autónomas. El Ministerio del Interior, sin embargo, lo incluye como factor determinante de un dato que no tiene en cuenta las llegadas producidas por esa zona. En realidad, ha surgido un incremento total del 62%, que incluye las llegadas por embarcaciones y por la vía terrestre en Península, Canarias, Baleares y las ciudades autónomas. Pero este porcentaje no aparece en el balance. Declaración del SJM-E ante las medidas para desmantelar las redes de traficantes en el Mediterráneo Creado el 1 junio 2015 por Cristianisme i Justícia Migra Studium. El pasado 13 de mayo, la Comisión Europea presentó la nueva agenda europea de migración, que incluye cuatro medidas inmediatas. Entre las medidas anunciadas figura una operación en el Mediterráneo para desmantelar las redes de traficantes. Con inusitada rapidez, el 18 de mayo, el Consejo Europeo puso en marcha la operación EUNAVFOR MED en el Mediterráneo central meridional. Se trata de una operación militar dirigida a desarticular el tráfico de personas: detectar, capturar y eliminar los buques y medios que utilizan. Una operación militar de estas características supone el uso de la fuerza fuera del territorio de la UE – tema controvertido– y requiere el consentimiento de Libia –difícil de obtener- o del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que puede concederlo basado en una presunta amenaza para la paz y la seguridad internacional. ¿Cuál es la amenaza para Europa que justifica una intervención militar? ¿Cuál es su coste en términos humanos? La operación militar se dirige a frenar la llegada de migrantes y refugiados atacando los medios de transporte que en su desesperación utilizan. Sin embargo, el plan se desentiende del destino o la protección a brindar a estas personas. Los Estados están obligados legalmente a proporcionar protección en su territorio a todas las personas que lo necesitan. La Unión Europea, en una respuesta defensiva e insolidaria, ha decidido impedir que lleguen, para eludir su responsabilidad. La tragedia del Mediterráneo exige una respuesta excepcional de solidaridad, acogida y medidas de protección. En este sentido, hemos analizado y propuesto, junto con otras organizaciones de Iglesia europeas, diferentes alternativas para establecer vías de acceso legal y seguro a Europa, sin que estas personas tengan que ponerse en manos de redes de traficantes para acceder de forma irregular. La propuesta europea de cuotas de acogida por países es un paso positivo, aunque tímido, en este sentido. Sin embargo, nos parece evidente que la detención o destrucción de barcos de traficantes no protege a las personas en absoluto, más bien al contrario. En ausencia de vías legales y seguras de acceso a Europa, la destrucción de botes probablemente forzará la búsqueda de rutas alternativas, más largas, caras y peligrosas y un nuevo modus operandi de las redes de traficantes que florecen en ausencia de vías legales de acceso. Por otro lado, cerrar la vía libia supone probablemente exacerbar o prolongar el infierno de las personas migrantes en Libia. Este país carece de una política migratoria y de asilo; y actualmente soporta una fortísima situación de inestabilidad y violencia. Hoy por hoy, Libia no es un país seguro para migrantes y refugiados, como evidencia el informe del Servicio Jesuita a Refugiados “Más allá de lo imaginable”. Pedimos que las personas interceptadas en el mar no sean retornadas a Libia hasta que haya mejorado drásticamente la situación del país, dado el elevado riesgo que ello supone para sus vidas y su libertad, particularmente en el caso de personas subsaharianas. La Convención de Ginebra de 1951 sobre el estatuto de Refugiado prohíbe a los Estados devolver a solicitantes de asilo a países donde su vida o su libertad estén amenazadas. También pedimos que la UE publique los términos de cualquier acuerdo bilateral con Libia en el que esta se vea obligada a proporcionar asistencia y cooperación en el control de la migración irregular, para que puedan ser sujetos a rendición de cuentas y supervisión democrática. Por último, desde el Servicio Jesuita a Migrantes pedimos que España y los demás Estados Miembros apoyen de forma valiente y audaz las propuestas de reasentamiento y distribución temporal de personas refugiadas avanzada por la Comisión. Imagen extraída de: Migra Studium
  • 7. Con su gran amor, Dios saca la salvación del desecho. Reitera el Papa 2015-06-01 Radio Vaticana Hagamos memoria de la historia de amor de Dios con su pueblo (RV).- Demasiadas veces le decimos „vete‟ a Jesús, sin darnos cuenta de que eso es un fracaso. Pero la „victoria del amor de Dios‟ para el hombre se manifiesta precisamente en el aparente „fracaso‟ de la Cruz de su Hijo. Es lo que destacó el Papa Francisco, reflexionando sobre la parábola de los viñeros homicidas, en la Misa, en la Casa de Santa Marta. De su Hijo desechado, Dios saca la salvación para todos, reiteró el Papa, recordando lo que parece el fracaso del sueño de amor, de la historia de amor de Dios con su pueblo: «Los profetas, los hombres de Dios que hablaron al pueblo, que no han sido escuchados, que han sido desechados, serán su gloria. El Hijo, el último enviado, que ha sido desechado, juzgado, no escuchado y matado, se ha vuelto la piedra angular. Esta historia, que comienza con un sueño de amor, y que parece ser una historia de amor, pero luego parece terminar en una historia de fracasos, acaba con el gran amor de Dios, que del desecho saca la salvación; de su Hijo desechado, nos salva a todos». No olvidemos la Cruz La lógica del fracaso acaba siendo todo lo contrario. Y Jesús lo recuerda a los jefes del pueblo, citando las Escrituras: «la piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular». Es lo que ha hecho el Señor y es una maravilla para nuestros ojos, señaló el Obispo de Roma, evocando también „los lamentos de Dios‟, del Padre que „llora‟ cuando el pueblo „no sabe obedecer a Dios, porque quiere volverse „dios, él mismo‟: «El camino de nuestra redención es un camino de tantos fracasos. También el último, el de la cruz, es un escándalo. Pero, precisamente allí, el amor vence. Y esa historia que comienza con un sueño de amor y sigue con una historia de fracasos, acaba en la victoria del amor: la cruz de Jesús. No debemos olvidar este camino, es un camino difícil ¡también el nuestro! Si cada uno de nosotros hace un examen de conciencia, verá cuántas veces, cuántas veces ha echado a los profetas. Cuántas veces le ha dicho a Jesús: „vete‟, cuántas veces se ha querido salvar a sí mismo, cuántas veces hemos pensado que nosotros éramos los justos». Memoria de esa semilla de amor Recordemos siempre que en la muerte en la cruz del Hijo se manifiesta „el amor de Dios para su pueblo‟ alentó el Papa Francisco: «Nos hará bien hacer memoria, memoria de esta historia de amor, que parece un fracaso, pero al fin vence. Es la historia de hacer memoria en la historia de nuestra vida, esa semilla de amor que Dios ha sembrado en nosotros y de cómo ha ido. Y hacer lo mismo que ha hecho Jesús en nombre nuestro: se humilló». (CdM – RV) La señal de la Cruz nos recuerda que el Misterio de la Trinidad abraza nuestro ser y nuestra vida, dijo el Papa 2015-05-31 Radio Vaticana
  • 8. "Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano -dijo el Papa en la reflexiómn previa a la oración del Ángelus-. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora los invito a hacer todos juntos – y con voz fuerte - la señal de la cruz ¡todos juntos! En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Audio y texto completo traducido del Italiano de la reflexión del domingo de la Solemnidad de la Trinidad «¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días! Y ¡Buen domingo! Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, que nos recuerda el misterio del único Dios en tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios Vivo. Y Jesús nos ha enseñado este misterio. Él nos ha hablado de Dios como Padre; nos ha hablado del Espíritu; y nos ha hablado de Sí mismo como Hijo de Dios. Y así nos ha revelado este misterio. Y cuando, resucitado, ha enviado a los discípulos a evangelizar a todos los pueblos les dijo que los bautizaran «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19) Este mandato, Cristo lo encomienda en todo tiempo a la Iglesia, que ha heredado de los Apóstoles el mandato misionero. Lo dirige también a cada uno de nosotros, que, gracias al Bautismo, formamos parte de su Comunidad. Por lo tanto, la solemnidad litúrgica de hoy, al tiempo que nos hace contemplar el misterio estupendo - del cual provenimos y hacia el cual vamos - nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y vivir la comunión entre nosotros, sobre el modelo de esa comunión de Dios. No estamos llamados a vivir „los unos sin los otros, encima o contra los otros‟, sino „los unos con los otros, por los otros y en los otros‟. Ello significa acoger y testimoniar concordes la belleza del Evangelio; vivir el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas, bajo la guía de los Pastores. En una palabra, se nos encomienda la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y de evangelizar, no sólo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios, que habita en nosotros. La Trinidad, como había empezado a decir, es también el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente „trinitario‟: el Espíritu Santo nos guía al conocimiento pleno de las enseñanzas de Cristo. Y también nos recuerda lo que Jesús nos ha enseñado. Su Evangelio; y Jesús, a su vez, ha venido al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se cumple en orden a este misterio infinito. Intentemos pues, mantener siempre elevado el „tono‟ de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria nosotros existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a cuál inmenso premio estamos llamados. Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora los invito a hacer todos juntos – y con voz fuerte - la señal de la cruz ¡todos juntos! En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En este último día del mes de mayo, el mes mariano, nos encomendamos a la Virgen María. Que Ella - que más que cualquier otra criatura, ha conocido, adorado, amado el misterio de la Santísima Trinidad - nos guíe de la mano; nos ayude a percibir, en los eventos del mundo, los signos de la presencia de Dios, Padre Hijo y Espíritu Santo; nos obtenga amar al Señor Jesús con todo el corazón, para caminar hacia la visión de la Trinidad, meta maravillosa a la cual tiende nuestra vida. Le pedimos también que ayude a la Iglesia a ser, misterio de comunión, a ser siempre una Iglesia comunidad hospitalaria, donde toda persona, especialmente pobre y marginada, pueda encontrar acogida y sentirse hija de Dios, querida y amada». (Traducción del italiano: Cecilia de Malak) Irak; esperando sin temor a los yihadistas en un convento de 1600 años
  • 9. (©LaPresse) (©LaPresse) Niños iraquíes que huyeron del avance del Ei Es lo que sucede en el monasterio de San Mateo, en la Llanura de Nínive, expuesto al peligro de una incursión o de un ataque Marco Tosatti Roma El monasterio de San Mateo, en la Llanura de Nínive está expuesto al peligro de un ataque o de una incursión yihadista. Sin embargo, tres monjes y un puñado de estudiantes (unos seis) siguen viviendo en uno de los monasterios más viejos del mundo, el de San Mateo, que se encuentra en uno de los lugares má peligrosos del planeta en la actualidad: la Llanura de Nínive, en la zona norte de Irak, escenario de la invasión por parte de los terroristas del llamado Estado Islámico (Ei). Y, efectivamente, la posición de San Mateo es verdaderamente reisgosa: se encuentra a pocos kilómetros de la línea de fuego en la que se debaten las fuerzas de los peshmergas kurdos y los yihadistas islámicos. En 2014, cuando en agosto los fundamentalistas se distribuyeron por Irak, conquistando Mosul y gran parte del territorio de la Llanura de Nínive, cerca del monte Alfalf (cuna de la secular cristiandad iraquí), muchos monjes y habitantes de la zona se unieron a los cientos de miles que buscaron refugio y salvación en las zonas todavía libres. Pero no todos huyeron. «Podemos ver las batallas y las incursiones aéreas frente a nosotros, desde aquí –cuenta uno de los monjes, Yousif Ibrahim–, sobre todo por las noches. El cielo se ilumina de noche. Pero seguramente no tenemos miedo. Dios nos protege». Los militares kurdos, los peshmergas, son los que representan la última tenue pantalla que separa al monasterio (y a los pocos civiles que se encuentran allí) de los yihadistas del Ei. Ibrahim y sus hermanos hicieron un voto y se quedarán allí hasta que el último cristiano haya abandonado Irak. Solo entonces, si sucede, podrían comenzar a considerar la idea del exilio. «El pastor no puede abandonar a su rebaño», delcaró a uno de los entrevistadores del programa televisivo estadounidense “60 Minutes”. La tranquilidad de espíritu de Ibrahim es la misma que viven los otros seis alumnos del Monasterioq que decidieron compartir el destino de los monjes. «No tenemos miedo –declaró uno de ellos, cuyo nombre es Sahr Karaikos–, porque nuestros enseñantes nos dan una sensación de paz, aquí; pero sabemos que estamos en la línea de fuego, y que el Estado Islámico podría llegar aquí en pocos segundos. Y no quiero pensar o hablar sobre la destrucción que el Estado Islámico podría provocar si tomaran nuestro monasterio. Ellos no saben qué es la historia, quieren destrozar la historia». San Mateo está en las faldas de una montaña llena de grutas y cavernas, y el año pasado los patios y las habitaciones del monasterio
  • 10. alojaron a cientos de personas que huyeron de Mosul; la primera etapa de un éxodo que todavía no ha terminado. El Monasterio fue fundado en el año 363 por un eremita, Mar Mattai (Mateo), que había huido de la persecución de Juliano el Apóstata. Se le unieron algunos discípulos sirios, por lo que el Monasterio todavía es regido por la Iglesia siria. Las liturgias en el Monasterio de San Mateo son en arameo, la lengua que hablaba Jesús. Este Monasterio en la Llanura de Nínive era famoso por su biblioteca. Con el paso de los siglos (y sobre todo después de un ataque en el siglo XII por parte de tribus kurdas) una parte de sus tesoros literarios pasó a Mosul. Y, en los últimos meses, muchas reliquias y libros que se encontraban en el Monasterio de San Mateo (y algunos eran de los primeros siglos del cristianismo) fueron trasladados al norte para ponerlos al seguro en las zonas que están bajo el control de los kurdos. La misma suerte corrieron los huesos de Mar Mattai, por temor de una eventual conquista por parte de los terroristas del Estado Islámico. «San Mateo llegó aquí porque estaba huyendo de una persecución, pero la persecución nos persigue. No podemos huir de ella, debemos ser firmes frente a nuestra historia. Si las personas no conocen su pasado, no tendrán futuro, porque no saben cuáles son sur orígenes, de dónde vienen». ¿Podrá el Monasterio de San Mateo, que sobrevivió a los imperios Otomano y Persa, a los invasores mongoles y a la conquista kurda, sobrevivir también al Ei? Los terroristas se niegan a vivir con quienes no sean musulmanes, y tratan de extirpar las raíces del cristianismo del territorio. Nicodemus Sharaf, arzobispo de la Iglesia siria de Mosul, que ahora está bajo el poder del Ei, declaró: «Nos quitan todo, pero no pueden sacar a Dios de nuestros corazones, eso no pueden hacerlo». Gonzalo Tejerina Arias LA GRACIA Y LA COMUNIÓN Ensayo de eclesiología fundamental En el surco de la eclesiología de la comunión, el presente volumen aborda la realidad de la Iglesia desde el interés propio de la teología fundamental por mostrar su credibilidad en lo que es su entraña, que es la gracia de un misterio de comunión en el que está la salvación del hombre. Después de trazar el horizonte teológico de reflexión que es la natural reformabilidad de la Iglesia y de describir las dificultades serias con que tropieza en las sociedades avanzadas, se asientan los referentes teóricos determinantes de la reflexión: el principio de la gracia que ha de modular de forma nueva el pensamiento de la Iglesia como comunión y su consiguiente carácter sacramental. A partir de ahí, la obra ofrece un tratamiento extenso de los desarrollos de la comunión cristiana en la triple dimensión que sugiere Lumen Gentium 1: comunión con Dios en Cristo por el Espíritu, comunión interna de la Iglesia, con un estudio amplio de los diversos planos y aspectos de la misma, y el ofrecimiento al mundo del don de la unidad como signo sacramental de la gracia de la comunión salvadora. GONZALO TEJERINA ARIAS, natural de León, sacerdote agustino, es catedrático de teología fundamental en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, de la que ha sido decano en dos ocasiones, y director del Ciclo de Master-Licenciatura en teología fundamental del Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid. Ha impartido docencia en diversas universidades y centros teológicos y es autor de
  • 11. numerosas publicaciones en el campo de la epistemología teológica, la teología de la fe, la antropología cristiana y la eclesiología. JESÚS Y EL ESPÍRITU La experiencia carismática de Jesús y sus apóstoles Autor: J.D.G.Dunn La crítica teológica ha calificado a este libro como uno de los trabajos más significativos y profundos del siglo XX sobre la Pneumatología Neotestamentaria. Realmente se trata de una obra de singular importancia y cualquiera que intente hablar sobre el Espíritu o sobre la experiencia religiosa en la Iglesia primitiva hará bien en conocerlo. Es la mejor contribución, basada en el Nuevo Testamento, para una comprensión correcta de la dimensión carismática de la experiencia cristiana original. Un libro excelente por la cuidadosa investigación y exégesis desarrollada, por su influencia en el cristianismo de las últimas décadas, por su hondura espiritual. Una obra clásica que conserva intacta su importancia en nuestros días. Josep Maria Esquirol: “Todo dominio supone homogeneización y alienación de la diferencia” Carlos Javier González Serrano 27 mayo, 2015 Josep Maria Esquirol es profesor de Filosofía en la Universidad de Barcelona y, además, un excelente escritor. Una coincidencia que no siempre se cumple. Tras la publicación de obras como Uno mismo y los otros, El respirar de los días o Los filósofos contemporáneos y la técnica, aparece en la prestigiosa editorial Acantilado su último ensayo, de título muy sugerente: La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la proximidad. Un libro que, aun escrito desde el más hondo rigor, permite que un público muy amplio pueda transitar los laberínticos caminos de la filosofía gracias a la ligera y meditada prosa que el autor pone en juego, ocupándose de cuestiones que a todos, como seres humanos, nos repercuten. Esquirol comenta en los primeros compases del volumen que “quien va al desierto es, sobre todo, un resistente”. Al desierto del sí mismo, donde, como ya recomendaran tantos pensadores clásicos (y no tan clásicos), daremos con no pocos problemas y acertijos a los que la propia vida nos expone. Pero será allí, también, donde daremos con el comienzo de la solución. Una solución que nunca se da como definitiva, como receta ofrecida de antemano, sino como resistencia. Y de este asunto, de poso absolutamente humanista y de tan acendrada actualidad (¿quiénes somos, en un mundo en el que todos parecemos ser iguales?), trata el libro de Josep Maria Esquirol. Y es que “el resistente sabe que, pase lo que pase, su acción no es absurda ni estéril; confía en su fecundidad a pesar de que ignora cuándo y cómo germinará”. Charlamos con el autor y le preguntamos sobre las líneas vertebradoras de La resistencia íntima para la revista Filosofía Hoy. ¿A qué alude la expresión “resistencia íntima”, tan presente en el título de su libro?
  • 12. Al movimiento consistente en no dejarse llevar y mantener el tipo ante las fuerzas disgregantes de la realidad; algunas de tales fuerzas son relativas a la condición humana y otras son específicas del contexto social. Consiguientemente, la resistencia íntima se expresará en el gesto de la casa y del amparo, en el valor de la cotidianidad o en la clásica virtud de la fortaleza. Intencionadamente uso la expresión “íntima” y no “interior”. La distinción entre interior y exterior es demasiado simplista. “Íntima” significa próxima y, también, central, nuclear, del sí mismo. Resistencia en la reflexión del sí mismo, en el prójimo, y en la proximidad. En el libro asegura que “sólo quien es capaz de soledad puede estar de veras con los demás”. ¿En qué sentido es necesario el recogimiento, la capacidad de bucear en el sí mismo, para relacionarnos con los otros? ¿No corremos el riesgo de perdernos, o incluso, como explicaba Nietzsche, de dañarnos, a riesgo de que ningún médico pueda ya curarnos? La soledad no es el aislamiento. La soledad es un apartarse voluntario que requiere una cierta madurez y todavía lleva a mayor madurez. Las personas que saben estar a solas consigo mismas son las que mejor compañía tienen. A su lado uno se siente bien. Me gusta comparar la resistencia íntima con la eléctrica. Esta última, al resistir el paso de la corriente, da luz y calor a los que están cerca. Luz que ilumina el propio camino y que hace de candil para los demás, guiando sin deslumbrar. ¿Riesgo de la soledad? Sí, por supuesto. Pero todo lo bueno conlleva dificultad. Repetiré lo dicho por Hölderlin y subrayado por Heidegger: “Donde está el peligro, crece también lo que salva”. ¿A qué se opone una “filosofía de la proximidad”? Efectivamente, el pensar tiene a menudo una dimensión polémica. Se piensa “contra” algo que se interpreta como una amenaza. Aunque este ir a la contra se lleve a cabo sin ninguna violencia. La filosofía de la proximidad tiene dos enemigos: la abstracción desconectada de la vida y el dominio. De la abstracción perversa hoy tenemos un perfecto ejemplo en lo que se está promoviendo bajo el paraguas de las así llamadas ciencias humanas y sociales, con lenguajes aparentemente expertos pero en realidad vacíos. Y del dominio, un ejemplo muy preocupante lo tenemos en lo que llamo el “dominio de la actualidad”. Esta actualidad que exige continua conexión y que es más poderosa que el destino de antaño. Sin embargo, conviene advertir que en la mayoría de situaciones de dominio, el problema no está tanto en la cosa que domina como en el hecho de dominar. Todo dominio supone homogeneización y alienación de la diferencia. De ahí que, mientras lo que hay que hacer ante la abstracción desconectada es denunciarla, ante el dominio lo que conviene es no ceder. No ceder a lo que domina es resistir en la diferencia. Y, hoy, la diferencia está en la proximidad. En este enlace podréis escuchar la entrevista que realizaron al profesor Esquirol para La 2 de TVE. Periodismo, nada más El Mundo | David Jiménez El día que llegué a EL MUNDO tras ser nombrado su nuevo director tuve problemas para que me dejaran entrar. Había olvidado mi DNI y los guardias de seguridad no me ponían cara, tras años trabajando lejos de la redacción, desde Kabul, Pekín o Ulan Bator. Pensé en pavonearme cual político –«no sabe usted con quién está hablando»– y jurar que efectivamente era el nuevo director, pero habrían llamado a los servicios sociales. Al contarle la anécdota a mis compañeros, una vez superados los obstáculos de acceso, les dije lo bueno que sería que en adelante los guardias de seguridad me pararan cada día en la entrada para preguntarme quién soy. Y sobre todo, a qué vengo. La respuesta que voy dando por ahí es que regreso a la redacción donde empezó todo para mí con la idea de hacer periodismo, nada más. Pero me está costando encontrar alguien que me crea. «Hay demasiados intereses y no te van a dejar», me dicen. Tan pobres expectativas serían de agradecer –es mejor ir al último estreno sin albergar demasiadas– si no reflejaran el profundo desencanto que una parte de la sociedad siente hacia la prensa. Que los periodistas seamos los últimos en reconocerlo puede explicarse por las contradicciones de nuestro oficio: nos pasamos el día criticando lo que hacen los demás, sean políticos o cocineros, pero nos cuesta enormemente hacerlo con nuestro propio trabajo. Señalamos con el dedo a los culpables de la decadencia
  • 13. que ha vivido este país, sin preguntarnos si tenemos alguna responsabilidad en lo ocurrido. Pedimos a partidos e instituciones regeneración, sin plantearnos si deberíamos aplicarnos la medicina que tanto recetamos a los demás. Las causas de nuestra pérdida de credibilidad pueden encontrarse en las hemerotecas. O, mejor dicho: en lo que no se puede encontrar en ellas. Durante tres décadas, los medios de comunicación ofrecimos inmunidad informativa a la Monarquía, perjudicando en el camino a la institución que queríamos defender al enviar a sus miembros de moral más endeble la señal de que siempre miraríamos a otro lado. En otras ocasiones, pusimos nuestros intereses por encima de los de nuestros lectores, quizás nunca con tanto descaro como en los años de las conocidas como guerras mediáticas. Era cuestión de tiempo que nos durmiéramos en la garita de ese sistema que habíamos prometido vigilar y que lo hiciéramos en el peor de los momentos, en vísperas de la mayor crisis económica de la Democracia. ¿Cuánto dinero habrían ahorrado los contribuyentes si hubiéramos investigado a las cajas de ahorro y sometido a sus directivos a las preguntas pertinentes, antes de que fuera demasiado tarde? Mientras los herederos de la Transición convertían el país en una inmensa agencia de colocación para sus afines, las instituciones se gangrenaban y los partidos políticos que debían defender el Estado de Derecho se aprovechaban de él, en ese viaje hacia la irresponsabilidad colectiva, cuya factura terminó siendo pagada por los de siempre, los que trabajamos en prensa pudimos hacerlo mejor. Admitirlo no emborrona lo mucho que se hizo bien ni resta méritos a periódicos que, como EL MUNDO, han mostrado desde su nacimiento un gran coraje periodístico y determinación en la defensa de la democracia y la libertad, con mis predecesores, Pedro J. Ramírez y Casimiro García-Abadillo, al frente. Pero, de la misma forma que una parte cada vez más importante de la sociedad reclama una nueva forma de hacer política o negocios, el momento es propicio para que también el periodismo español renueve su compromiso, en mi caso con los lectores de EL MUNDO. Cuando hagamos una pregunta incómoda a un político, la haremos en su nombre; cuando denunciemos la corrupción o los abusos del poder, lo haremos en su nombre; cuando pidamos medidas de regeneración – no nos cansaremos de hacerlo–, lo haremos en su nombre; y cuando nos equivoquemos, será porque, también en su nombre, busquemos la verdad. Sin militancias ni sectarismos. Defendiendo principios y no partidos. Sin intenciones políticas propias ni de terceros. Con independencia y sin resentimiento, no sólo porque España ya acumula suficiente de esto último, sino porque Kapuscinski tenía razón cuando decía que nuestra labor no consiste en pisar las cucarachas –no somos jueces ni policías–, sino «en prender la luz para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse». David Jiménez, director de El Mundo. La vida mancha Un decenio después, de la benevolencia por las trapacerías se ha pasado al sálvese quien pueda Manuel Cruz 30 MAY 2015 - 00:00 CEST Fui a ver la película de Enrique Urbizu La vida mancha cuando se estrenó, hace ya algo más de una década. Confieso que lo hice por algo que, con un alto grado de autoindulgencia, me atrevería a denominar deformación profesional, pero que en realidad no pasa de ser una superstición íntima. Con ese título, me dije sin el menor fundamente in re, resulta imposible que sea una mala película.
  • 14. Sin embargo, no pretendo hablarles de la película en cuanto tal, sino de algo, relacionado precisamente con su título, que me sucedió el día que acudí a verla, unos minutos antes de entrar en la sala. Cuando estaba esperando en la cola para adquirir la entrada, delante de mí tuvo lugar un diálogo que con el paso del tiempo ha vuelto de manera recurrente a mi memoria. La persona que me precedía, un cincuentón solitario de aspecto melancólico, en el momento en el que le llegó el turno se acercó a la taquilla, deslizó un billete y le dijo a la joven y risueña muchacha que despachaba: “Una para la sala 2”. Imagino que para evitar cualquier malentendido, la taquillera, de forma amable y rutinaria, preguntó: “¿La vida mancha?”, a lo que el tipo respondió, sin la menor vacilación: “Mucho”. La muchacha se rió, le dio la entrada y el cambio, y puso cara de querer añadir “tenga la amabilidad de hacerse a un lado para que pueda atender al siguiente”. En realidad, el diálogo llamó mi atención en el momento en el que terminó, concretamente cuando aquel hombre se dio la vuelta y pude verle de frente, porque entonces percibí un detalle que me hizo considerar aquel cruce de frases bajo otra luz. Lo que de veras me sorprendió fue que no había en su cara el menor rastro de una sonrisa (ese residuo en forma de mueca que permanece unos segundos colgado de nuestros labios cuando dejamos de sonreír y que tan certeramente describía Sartre en La náusea). Me dejó intrigado ser incapaz de adivinar en qué debía andar pensando cuando emitió tan rotundo juicio sobre la vida, comparable al del poeta cuando proclamaba que llega un momento en que se descubre que la vida “iba en serio”. En todo caso, afirmar que la vida mancha no es lo mismo que sostener que no hay forma de alcanzar la plena felicidad en ella, que carece de sentido o cosas parecidas. Equivale, más bien, a decir que nos daña, que nos envilece, que nos convierte en peores de lo que éramos antes de que empezara todo. Aquel hombre podría haber respondido a la taquillera cosas tales como “qué me va a decir a mí”, “si yo le contara”, o haber hecho referencia a cuánto se ha endurecido la vida en nuestra sociedad, al grado de desconfianza, recelo e insolidaridad que ha generado la atmósfera de competitividad e individualismo feroz en que estamos sumergidos. O podría haberse adelantado en el tiempo y haberle advertido de su temor de que todas esas zancadillas y trapacerías por ascender socialmente, que algunos juzgaban con benevolencia en aquel momento, porque estábamos en una supuesta época de vacas gordas y se decía que había para todos, se transformarían en un brutal y descarnado sálvese quien pueda, cuando vinieran mal dadas. Nos daña, nos envilece, nos convierte en peores de lo que éramos antes de que empezara todo No hizo nada de eso y ahora, más de una década después, el escenario ya no es del todo el mismo, y no precisamente porque haya mejorado. Aquel cine (Casablanca era su evocador nombre) cerró; la joven habrá dejado de serlo y probablemente también haya perdido, algo cansada de trabajos precarios que le exigían buena presencia y amabilidad permanente, la condición alegre y risueña de entonces. Es probable que los efectos de la crisis la hayan golpeado en más de un sentido y, por qué no, tal vez alguna noche, en la desazón del duermevela, agobiada por la espesa telaraña de problemas, contradicciones y renuncias en que se ha convertido su vida cotidiana, regrese a su memoria (al igual que a la mía en estos momentos) aquel extraño espectador de aspecto melancólico que, sin proponérselo, le hizo sonreír, y crea entender por fin el sentido de sus enigmáticas palabras. Tal vez en ese momento, con una década de retraso, se le hiele la sonrisa en el rostro, como al personaje de la novela sartreana, y experimente un profundo sentimiento de vergüenza. Manuel Cruz es catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona. Las dos manos de Teresa Posted on junio 2nd, 2015 by lamet
  • 15. Santa Teresa de Jesús de Juan Luis Vassallo (Ävila) Al visitar la exposición sobre Teresa de Jesús de las Edades del Hombre en Ávila y Alba de Tormes paseé junto a las murallas abulenses y tuve ocasión de admirar una vez más la estatua de la Santa original del escultor gaditano Juan Luis Vassallo. Tras fotografiarla, ahora con cierta pátina del tiempo, experimenté una singular emoción. Recuerdo que cuando fue instalada junto a la puerta de la ciudad algunos protestaron porque les parecía demasiado moderna para el empaque medieval y ascético del entorno. Creo que se equivocaban de medio a medio, porque precisamente el contraste blanco sobre la piedra berroqueña evoca la perennidad del mensaje de Teresa. Además la pátina del tiempo resalta aún más el perfil de sus líneas evocadoras. Me impresionan las dos manos: la derecha que escribe y la izquierda, pretendidamente engrandecida, que recibe y da al mismo tiempo. Eso es Teresa, una mediadora entre el cielo y la tierra, una mística que, directamente iluminada por Dios, tradujo en admirables palabras castellanas, entre sencillas y sublimes, sus luces interiores, cristalizándolas además en geniales creaciones de vida religiosa. Del arrobo del rostro a las manos dadivosas, de la visión al papel, del cielo a la tierra. Pero para mí personalmente la emoción era doble. Juan Luis Vassallo está ligado a mi vocación y por tanto a mi vida. En 1958 decidí ingresar en la Compañía de Jesús. Mi padre, Pedro Lamet Orozco, hombre de negocios y enamorado de las obras de arte y gran amigo de Juan Luis Vassallo, a quien había hecho varios encargos escultóricos, quiso quedarse conmigo de alguna manera antes de partir yo al noviciado. Entonces aquel verano encargó a Vassallo un busto de su hijo, que Juan Luis esculpió con mimo en la luminosa terraza de nuestra casa de Cádiz.
  • 16. Pedro Miguel Lamet a los 17 años (Juan Luis Vassallo) No acaba aquí la historia. Después de la larga formación jesuítica, el escultor, hombre de profunda fe, sin que nadie se lo pidiera y con motivo de mi ordenación sacerdotal me sorprendió con un regalo formidable: una talla de Cristo crucificado realizada ex profeso para mi para aquella ocasión. Ese Cristo permanece en la cabecera de mi cama como símbolo del amor total y gratuito con que quisiera, ojalá, vivir el sacerdocio. Crucifixión (Juan Luis Vassallo Sólo el arte, la poesía, la inspiración estética es capaz de transmitir lo inefable y por tanto la vibración de lo innombrable y trascendente. Esta casualidad o coincidencia me liga a un gran escultor creyente, que vivió con enorme sencillez y bondad su fe y, de paso con la gran Teresa, fuente de inspiración mística como su amigo Juan de la Cruz. A ella le pido en este V Centenario que me haga, salvando los abismos de distancia, un canal
  • 17. Cristo de Vassallo, (Detalle) con dos manos: una para recibir la luz y otra para entregarla a través de la pluma. Para ello pido a Dios, por intercesión de Teresa, que me vacíe de mi mismo. El „extremismo‟ de Teresa de Jesús MJ / “No existe Dios”. Esta frase la podemos leer en la Biblia, concretamente, en el Salmo 53, 1, pero está claro que no responde al punto de vista del autor bíblico. De hecho, el versículo continúa citando al responsable de esa negación: “Dice el necio en su corazón”. Sin embargo, alguien podría hacerla circular, incluso con su referencia al texto bíblico, con la excusa de que aparece escrita en él. Comienzo con este ejemplo tan claro para introducir algo que en los estudios lingüísticos es comúnmente aceptado: a veces, el enunciador (la voz que escuchamos o leemos en un texto) cede la palabra a otros locutores, a través de citas directas o indirectas, a través de alusiones al discurso de otros. Es lo que se conoce como polifonía discursiva. A lo largo de este tiempo del V Centenario, asistimos a una masiva puesta en circulación de citas de santa Teresa de Jesús, frecuentísimas en las redes sociales. Unas son auténticas, otras son falsas atribuciones. Lo comentábamos en una publicación de este blog del año pasado. Estos días, sin ir más lejos, en la red social Twitter, se compartía una de esas supuestas citas teresianas. No era la primera vez que la veía resaltada así, naturalmente, pero la vi citada una y otra vez, contagiados
  • 18. unos usuarios de otros, y ello me ha animado a escribir estas líneas aclaratorias. Esta es la frase en cuestión: “No son buenos los extremos, aunque sea en virtud” Aparentemente, su contenido se podría corresponder con el estilo teresiano de humanismo, libertad, tolerancia, apertura mental, antidogmatismo…Y quizá por eso no nos choque cuando la leemos atribuida a ella. Sobre todo, porque, de hecho, la frase aparece escrita en un libro suyo, su obra cumbre: las Moradas. Este es el contexto en el que aparece la frase en cuestión, tomada de las primeras Moradas, capítulo segundo: 10….metidos siempre en la miseria de nuestra tierra, nunca la corriente saldrá de cieno de temores, de pusilanimidad y cobardía: de mirar si me miran, no me miran; si, yendo por este camino, me sucederá mal; si osaré comenzar aquella obra, si será soberbia; si es bien que una persona tan miserable trate de cosa tan alta como la oración; si me tendrán por mejor si no voy por el camino de todos; que no son buenos los extremos, aunque sea en virtud; que, como soy tan pecadora, será caer de más alto; quizá no iré adelante y haré daño a los buenos; que una como yo no ha menester particularidades. 11.¡Oh válgame Dios, hijas, qué de almas debe el demonio de haber hecho perder mucho por aquí! Que todo esto les parece humildad, y otras muchas cosas que pudiera decir, y viene de no acabar de entendernos; tuerce el propio conocimiento y, si nunca salimos de nosotros mismos, no me espanto, que esto y más se puede temer. Por eso digo, hijas, que pongamos los ojos en Cristo, nuestro bien (1M 2, 10- 11). Como se puede observar, en el párrafo 10 hay toda una cascada de expresiones que Teresa escucha y que ella considera excusas para no avanzar en el camino espiritual, para no adentrarse en el castillo interior y alcanzar la cumbre del amor, en la última estancia, donde mora Dios. Teresa ridiculiza esos miedos que, aunque aparecen bajo capa de humildad, nada tienen que ver con esta. Por eso, Teresa se referirá con frecuencia a la “verdadera humildad” (C 4,4), frente a la falsa, fuente de autoengaño. En efecto, esa supuesta humildad lleva a la persona a creer que no está hecha para grandes conquistas, que se debe contentar con hacer lo que hace la mayoría, porque, si se cae desde más arriba, el golpe y el escándalo es mayor. En medio de esas frases, escudos protectores y paralizantes, aparece la que nos ocupa: “…que no son buenos los extremos, aunque sea en virtud”. Teresa de Jesús no es quien pronuncia esta frase, ni está de acuerdo con ella. Se trata de una cita irónica. La Madre introduce unas palabras que manifiestan un punto de vista distinto del suyo, del que se disocia y se burla implícitamente. Por eso sostengo que la cita está incorrectamente atribuida a ella, aunque aparezca en una obra suya. Entonces –cabría pensar– ¿es que Teresa de Jesús está a favor del “extremismo”? No se trata de eso, ni mucho menos. Bien lo atestiguan su vida y su obra. En muchas ocasiones le tocó lidiar contra el rigorismo y defender con fuerza la virtud frente a las penitencias fanáticas que comenzaron a proliferar en la naciente descalcez, sobre todo entre los varones. Pero Teresa es una mujer de grandes deseos («en esto de deseos siempre los tuve grandes» V 13, 6), y esa frase, en cambio, la invoca quien, en lugar de volar como águila, se contenta con andar como “pollo trabado” (V 39, 12). Supongo que la cita seguirá divulgándose así, atribuida a ella. Pero he querido poner mi granito de arena para contribuir a un mejor entendimiento de la enseñanza de esta extraordinaria maestra de vida espiritual, primera doctora de la Iglesia. Maria José Pérez, ocd
  • 19. Siete cauces prácticos para vivir hoy la caridad Publicado el 29.05.2015 Ante el Día de la Caridad, una reflexión sobre esta expresión irrenunciable de nuestra fe VICENTE ALTABA GARGALLO, delegado episcopal de Cáritas Española | Cuando vamos a celebrar la fiesta del Corpus Christi (7 de junio) y, en ella, el Día de la Caridad, me viene a la memoria el saludo de Pablo a los cristianos de Tesalónica: “Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente y sigue aumentando el amor mutuo de todos y cada uno de vosotros” (2 Tes 1, 3). ¡Qué bonito saludo el de Pablo! Un saludo que tendríamos que hacer nuestro, pues poder dar gracias a Dios porque la fe crece vigorosamente y porque esa fe se manifiesta en el aumento del amor mutuo, en la caridad que crece en todos y cada uno de nosotros, tendría que ser nuestro empeño en el Día de la Caridad.  EDITORIAL: Los días de la Caridad  „Iglesia, servidora de los pobres‟, de la CEE, en 20 frases principales En la fiesta del Corpus Christi celebramos de manera pública y solemne, en el corazón de la Iglesia y en el espacio público de las plazas y calles de nuestras ciudades y pueblos, el gran “sacramento de nuestra fe”, como llamamos a la Eucaristía. A la vez, recordamos con una campaña especial el “sacramento de la caridad”, del amor llevado hasta el extremo en la Eucaristía, como dirá Juan (Jn 13, 1), y expresado en la cotidianidad de nuestras relaciones humanas y, de una manera muy especial, en el amor a los más pobres y excluidos. Y esto para que así nuestra fe crezca vigorosamente y siga creciendo también entre nosotros el amor. Para que en la Eucaristía descubramos sacramentalmente el rostro de los hermanos, y en los hermanos, especialmente en los más pobres, descubramos el rostro encarnado del Señor. Para contribuir a ello reflexionaremos en la primera parte de este Pliego sobre el binomio fe-caridad, un binomio que nos hace descubrir que la caridad es expresión irrenunciable de nuestra fe. En la segunda parte, intentaremos señalar algunos cauces concretos que nos ayuden a descubrir las muchas y serias posibilidades que tenemos de expresar hoy nuestra fe en el ejercicio de la caridad, más allá de la colecta especial que ese día se hará en nuestra comunidad.
  • 20. 1) Fe y caridad mutuamente se explican y se necesitan  La fe es respuesta a Dios, conocido como Amor.  La fe crece cuando se vive como experiencia de amor.  La fe actúa por la caridad.  La relación entre fe y caridad es tan estrecha que mutuamente se verifican. 2) Cauces prácticos para vivir hoy la caridad  1. Tener ojos abiertos para ver y oídos atentos para escuchar.  2. Apostar con decisión por los más débiles y pobres.  3. Ayudar al otro a desarrollar todas sus capacidades y potencialidades.  4. Trabajar por la justicia y transformar las estructuras que generan pobreza.  5. Repensar la solidaridad en clave de comunidad y defensa de derechos.  6. Practicar la misericordia.  7. Denunciar la idolatría del mercado y dar paso a una economía compasiva e inclusiva. ¿Qué has hecho con tu hermano? En nombre de Cáritas, te invito a celebrar con hondura el Día de la Caridad. La campaña de este año nos hace una pregunta incómoda, pero necesaria: “¿Qué has hecho con tu hermano?”. Y no podemos responder con la pregunta de Caín: “¿Soy acaso guardián de mi hermano?”. Esta es una pregunta homicida que tiene que interpelarnos porque nos hace cómplices de lo que en nuestro mundo está pasando. La respuesta está en la propuesta de Cáritas: “Ama y vive la justicia”. Una propuesta inseparable de nuestra fe y con muchos cauces de realización, como hemos intentado abrir en esta reflexión. Pero, si necesitas más, te recomiendo la lectura de La Iglesia, servidora de los pobres, la instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española, en la que encontrarás muchos más cauces para el ejercicio de la caridad y tu compromiso social. Lo importante es que el Día de la Caridad nos motive a trabajar con esperanza en favor de los pobres y que lo hagamos creyendo en la fuerza revolucionaria de la ternura y siendo signos de la acción liberadora de nuestro Dios: el Dios que ama la justicia y la sobrepasa con la misericordia. Pliego íntegro en PDF solo para suscriptores En el nº 2.943 de Vida Nueva. Del 30 de mayo al 5 de junio de 2015 - See more at: http://www.vidanueva.es/2015/05/29/siete-cauces-practicos-para-vivir-hoy-la-caridad- expresion-irrenunciable-fe-vicente-altaba/#sthash.xrhcdDO3.dpuf LA SALUD: Otra mirada Ha sido una palabra y una experiencia ampliamente repetida y compartida individual y colectivamente a lo largo de los últimos diez días en el entorno de alguno de los barrios de la margen izquierda del Rio Tormes. Es verdad que todos los años, desde hace tantos…por este tiempo, espacios como el del Santuario de la Virgen de la Salud de Tejares, convoca cada día a miles de personas que bajo la mirada religiosa intentan buscar algo tan preciado y necesario como la Salud. Se pide y se pide, se reza y se reza probablemente muy apegados a la tradición, y estoy seguro que, en muchos casos, con sincera profundidad y confianza humana y religiosa, no lo dudo. Pero, ya que sucede este hecho en un barrio tan querido por muchos salmantinos y salmantinas, quisiera desde esta situación de barrio y con la mirada puesta en otros barrios
  • 21. cercanos y la zona urbana en la que me sitúo, reflexionar en voz alta y en este mismo contexto de Fe y humanidad, sobre ese aspecto tan importante e imprescindible que estamos obligados a cuidar cuantas personas debemos dar el paso para pasar de la realidad individual a la colectiva y comunitaria, donde tanto nos va y tenemos en juego, en estos momentos, de manera especial. Nuestra sociedad, en muchos aspectos, está enferma, profundamente enferma. Desde la negación de derechos sociales fundamentales “está segregando violencia, y se cuela por todos los poros de nuestra piel”. Y en esta negación de derechos, y de esta violencia, por lo tanto de esa ausencia de salud, también nosotros mismos como personas y barrios estamos participando dolorosamente e injustamente. También nos afecta, muy de cerca, esta enfermedad tan profundamente arraiga desde la injusticia. Seguro que desde el espíritu religioso que ha presidido estos días tantas visitas al santuario de la salud, alguien habrá tenido presente la necesidad de enfrentar una enfermedad que necesita de salud urgente. El Papa Francisco, en el número 75 de la “Evangelii Gaudium”, (y le cito porque nos aclara y nos interpela, por lo menos a mí, muchísimo), reflexiona de esta manera: “No podemos ignorar que en las ciudades fácilmente se desarrollan el tráfico de drogas y de personas, el abuso y la explotación de menores, el abandono de ancianos y enfermos, varias formas de corrupción y de crimen. Al mismo tiempo, lo que podría ser un precioso espacio de encuentro y solidaridad, frecuentemente se convierte en el lugar de la huída y de la desconfianza mutua. Las casas y los barrios se construyen más para aislar y proteger que para conectar e integrar. La proclamación del Evangelio será una base para restaurar la dignidad de la vida humana en esos contextos…” Quiero servirme de este acontecimiento anual y popular, religioso y tradicional, para aportar en voz alta la necesidad de no sólo celebrar la Salud, no sólo aprovechar la ocasión de oración, no sólo de exaltar la tradición de una comunidad, no sólo de poder compartir la Fe, que todo puede ser muy importante para quienes así lo sienten; sino que en nombre de una amplia comunidad humana, nos sintamos empujados a construir, a denunciar, a apostar por la obligación de afrontar situaciones que necesitan del compromiso que supone el apostar por la salud individual, sí; pero, sobre todo, por la SALUD COMUNITARIA de nuestros barrios. DOS OBISPOS CON LOS EMPOBRECIDOS: OSCAR A. ROMERO Y HÉRDER CÂMARA La verdad es que me alegró especialmente haber oído la noticia de que el cardenal Angelo Amato ha dado el Nihil Obstat para que el día 3 de Mayo se inicie el proceso de beatificación del obispo Hérder Câmara, que para mí había sido una de las referencias más importantes de vida y de pensamiento. Él había sido promotor y signatario del Pacto de las Catacumbas (1965), texto en el que unos cuantos obispos
  • 22. mostraban la necesidad de un cambio de estilo de vida, que habría de caracterizarse sobre todo por estar al lado de los más pobres y oprimidos, defendiendo los derechos humanos, tan conculcados en aquel momento en Latinoamérica por varias dictaduras militares, Brasil entre ellas. Recuerdo también un pequeño libro suyo que me resultó esclarecedor para analizar moralmente la violencia social: Espiral de la violencia (Eds. Sígueme. Salamanca, 1970.), que hacía fijásemos la atención en su origen, que no era otro que la conculcación de alguno de los derechos humanos. Las Comunidades Eclesiales de Base, apoyadas especialmente por Hérder Câmara, nos indicaron un nuevo modo de hacer Iglesia para vivir una fe comprometida dentro de la sociedad. Esta buena nueva se superponía a la próxima beatificación del obispo Oscar A. Romero, que muchos viviremos el próximo 23 de Mayo como un acontecimiento gratificante. Bien es verdad que, tanto al obispo Hérder Câmara como al obispo Romero, a ambos, desde ya hace tiempo, no sólo sus respectivas comunidades diocesanas, sino cuantos sabíamos de ellos, los teníamos ya como "santos", como cristianos ejemplares, dignos de ser imitados algunos aspectos de su vida, entre ellos el haber incorporado en ellos de manera ejemplarizante la "miseri-cordia" de Jesús de Galilea hacia los desheredados de este mundo. Algunos hemos vivido muy de cerca el proceso de beatificación de Oscar Romero. Siempre me he sentido muy cercano a su causa de beatificación, sobre todo porque significaba el reconocimiento de un determinado modo de ser obispo en la Iglesia, un modo que se puede también proponer como camino de santidad: la entrega total a la causa de los empobrecidos, de los marginados, de los sufrientes de este mundo, llevada a cabo desde una perspectiva profética, denunciando no sólo su situación, sino señalando al mismo tiempo a los causantes de ella y exigiendo un cambio social estructural. Me alegraba sinceramente que la Iglesia reconociese que el asesinato del obispo Romero había sido debido a su fidelidad a Jesucristo que le instaba, siguiendo el camino de las Bienaventuranzas, a estar al lado de los más necesitados de su país. Era necesario superar el engaño de que su muerte era debida a un posicionamiento político personal. Pero la alegría va teñida de pena. Entre otras razones por el tinglado que hay montado para declarar beato o santo a un cristiano ejemplar. Sobre todo si se exigen "milagros" para ello. La Iglesia necesita poner en su vida más sencillez y más racionalidad. Además, nos apena que no sean reconocidos también algunos de esos tantos otros cristianos seglares, militantes de a pié, y curas de base, que, como el obispo Romero, vivieron una fe cristiana comprometida en el quehacer de un mundo mejor, más justo y equitativo para los más empobrecidos. Por ello fueron muchos los asesinados. Los hubo en otros lugares, pero ahora está en nuestra mente la larga lista de mártires latinoamericanos. A muchos nos apenaba ver, por una parte, que se hacían beatificaciones y canonizaciones a mansalva (Juan Pablo II beatificó a 1340 personas y canonizó a 483 santos, más que la cifra sumada de sus predecesores en los últimos cinco siglos), y, por otra, el Vaticano seguía haciendo oídos sordos al clamor de muchísima gente que pedía el reconocimiento del martirio sufrido por Monseñor Romero y en consecuencia su beatificación y canonización. Y nos dolían sobremanera algunas. Fue impresionante la rapidez con que llegó a los altares San Josemaría Escrivá y la beatificación de Juan Pablo II: Josemaría murió el año 1975, trece años después fue beatificado, 1992, y canonizado en el 2002; Juan Pablo II muere el 2005 y seis años después se le beatifica, 2011. Monseñor Romero muere asesinado celebrando la eucaristía en el año 1980 y será beatificado en el 2015. Hubieron de pasar 35 años. Parece que se trataba de exaltar en "tiempo real" un tipo de Iglesia frente a otro que se pretendía asfixiar. Veremos cuántos años han de transcurrir para que Herder Câmara sea beatificado y el obispo Romero canonizado. Tristemente habrá que decir que ello dependerá de los vientos que corran por el Vaticano. La beatificación del obispo Romero es una buena ocasión para que todos los obispos del mundo miren hoy hacia él. Su vida es una enseñanza de cómo un pastor debe oír el clamor de su pueblo cuando se le está haciendo sufrir, cómo debe hacer suyo el dolor de sus gentes y denunciar tanto el hecho como a quienes lo causan. Aquí en España, durante mucho tiempo, apenas si se ha oído algún murmullo de crítica y ninguna denuncia clara y contundente de los responsables políticos y económicos de la situación de pobreza debida al paro que afecta hoy a tantos. Nada se dijo ante los vergonzosos e inmisericordes desahucios, mientras hay tantas casas vacías en manos principalmente de bancos, nada ante la rapiña de algunos banqueros que empobrecieron a tantos con sus preferentes, nada de tanta malversación de fondos públicos, de ocultamiento de riqueza para defraudar al fisco... La vida de estos dos obispos, Oscar Romero y Hérder Câmara, entregada a la causa de los más desfavorecidos, debiera ser un aliciente para que todos asumiésemos la responsabilidad profética que hemos de asumir como cristianos, cada uno desde su lugar en la Iglesia. José María Álvarez
  • 23. Nuevo libro sobre la figura de San Romero de América Dirigido por Juan José Tamayo, cuenta con otros autores como Jon Sobrino, Gustavo Gutiérrez o los hermanos Vigil Llamado a la conversión pastoral Editado por Guillermo Ortiz La beatificación de Mons. Romero no es una cosa más del pontificado de Francisco. Entiendo que Mons. Romero encarna lo que el Papa concibe como Pastor y como agente pastoral de una “Iglesia en salida”. Aunque la beatificación implica el culto de veneración en la diócesis, gracias a la globalización y simultaneidad de la comunicación, este obispo mártir es, desde hace tiempo y ahora mucho más, modelo universal de obispo. Es modelo universal de sacerdote, en el marco de lo que la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano plantea en el concepto de “conversión pastoral”. Un concepto clave de Aparecida, donde Bergoglio fue protagonista y que como Papa instaló ahora en la Iglesia Universal, expresamente con Evangelli Gaudium. El magisterio de gestos y palabras de Francisco apunta decididamente a la “conversión pastoral” de obispos y discípulos-misioneros, con el testimonio personal radical de Francisco, que en el caso de Romero llega al martirio, al sacrificio cruento, como el mismo Jesús de Nazaret. Tanto Romero como Francisco nos dicen con gestos y palabras que hay que salir de sí para servir al Pueblo sufriente como el Buen Pastor del Evangelio; que hay que llegarse hasta llagarse en el encuentro con el otro, ofreciendo el cuerpo, el alma, la vida. Solo así se puede vivir la alegría del evangelio. Pienso que una de las cosas que cuesta entender, es esta radicalidad de la propuesta de Francisco Papa, pero -como el mismo llamado de Jesús a la conversión, a su seguimiento- se trata de una invitación hecha con el ejemplo extremo. Cada uno de nosotros tiene que discernir qué es lo que me pide Jesús hoy a mí frente al sufrimiento de su Pueblo. De cualquier modo, el martirio de Romero y el testimonio de Francisco de identidad, pertenencia y compromiso con el Pueblo de Dios, es todo lo contrario al silencio cómplice de aquellos obispos y sacerdotes que por comodidad, por mundanidad o miedo, no vivimos plenamente la vocación. No quiere decir que Romero no tuvo miedo, pero venció el miedo con la fe, con la confianza en Dios, con la obediencia amorosa a la misión recibida. Francisco en el mensaje por la beatificación de Romero dice: “damos gracias a Dios porque Dios le concedió al Obispo mártir la gracia de ver y oír el sufrimiento de su Pueblo…”. Por aquí pasa este misterio tremendo y fascinante de lo que llaman “la pasión de Dios por el hombre”; por aquí pasa “la conversión pastoral” por la que Francisco reza y trabaja. Y que resulta para todos una invitación porque Dios es misericordioso y no se cansa de perdonar. Mais où sont les neiges d'antan!.strong> Editado por Fructuoso Mangas Ramos Paseando en una hermosa mañana de finales del recién pasado mayo por la zona monumental de Salamanca me fijé en esa pared sur de la iglesia de La Clerecía, llena de nombres, vítores y coronas, que he rodeado con un círculo para su mejor
  • 24. localización. Hay muchos en los muros nobles de Salamanca y han resistido más mal que bien al tiempo y a la erosión, pintados bravamente con sangre de toro en honor y a costa de un nuevo doctor, que salió “victor”, vencedor de la prueba. Al ver aquellos restos, cargados de historias perdidas, me venían a la memoria honores y triunfos, orgullos y títulos reflejados en aquellos vítores y al contemplarlos en una luminosa mañana de mayo y en el centro de una ciudad todavía alegre y confiada, me decía ¿dónde están las nieves de antaño? Y pensando en otras glorias, los infantes de Aragón ¿qué se hicieron? Es la pregunta que siempre acecha a la vuelta del día siguiente: ubi sunt?, es decir, ¿Qué se fizieron, pues? ¿Dó los escondes? No sea que limitemos la vida a seguir sombras y abrazar engaños, advertía Góngora. Y es que la araña teje su tela, indiferente, mientras tanto, nos advierte desde la acera de la vida Carmen González Huguet. Pero la pregunta, ante esa pared llena de mucho y de nada, nos la repite B. Brecht: ¿Dónde están las lágrimas de ayer por la tarde? ¿Dónde están las nieves de antaño? Y como no podía ser menos fue cantada luego en una sentida balada por G. Brassens. Y los condes, ¿qué se hicieron? Qué del Cid y su romance? Tus coplas, ¿dónde se fueron? Cuál, Jorge, tu último lance?, avisa preguntando don Miguel de Unamuno al avisador Jorge Manrique que también preguntaba. Sí, porque, efectivamente, ¿quién avisa a los avisadores? Porque aquí todos, aun los que se creen más avisados, corremos peligro. Me impresionó hace años, y lo conservo con cierta devoción filosófica, el texto del poderoso Antonio de Guevara, inquisidor, obispo y consejero del emperador Carlos I/V, escrito, creo, en su Menosprecio de corte, al tiempo del encargo de su sepulcro, majestuoso y dramático como pocos, a Juan de Juni: “Mi vivir no ha sido vivir, sino un largo morir; mis placeres no fueron placeres sino unos alegrones que me amargaron y no me tocaron; mi juventud no fue juventud, sino un sueño que soñé y un no sé qué que me vi. Finalmente digo que mi prosperidad no fue prosperidad sino un señuelo de pluma y un tesoro de alquimia”. Quizás no sea para tanto, pero la advertencia, de larguísimo recorrido en la historia del pensamiento humano, merece ser medida y meditada. Pero, mientras tanto, hay que vivir despiertos y pendientes de todo porque el tiempo corre y nos roba parte de nuestro futuro: Que se nos va la Pascua, mozas, cantaba Góngora, siempre tan premeditado y esdrújulo él, con esa certificación tan irreparable de lo que se nos va en cada instante, en cada semana, en cada año…; fugit irreparabile tempus decía bellamente Virgilio, siguiendo una vieja estela que viene de antiguo y era ya evidente aun en los tiempos en que el tiempo era lento y no tenía ni siquiera medidas exactas. Ya antes, siglos antes, el autor de esa obra maestra que es el Libro de Job, dice entre la perplejidad y la protesta, que la vida huye como las nubes (Job 7,9); como las naves (Job 9,26); como las sombras (Job 14,2). No hay quien dé menos. Y si he de confesar toda la verdad, diré que estos peligrosos y escépticos pensamientos sobre la fugacidad de los afanes de la vida me venían uno tras otro, inevitables, mientras veía por un lado a los políticos pegando hace unos días sus carteles anunciando sus productos y ahora amagando consensos y vetos y abrazos y desaires… y por otro a tantos ciudadanos, compañeros de calle y de acera, apretando cada vez más el paso de su existencia para añadir un codo a su ridícula estatura; sin olvidar a predicadores y vigilantes sociales que se yerguen sobre el común de los mortales y sin olvidar a todos los que como el que suscribe, aunque sea en dosis tan humilde, pretenden cambiar no sé qué como si quisieran cambiar no se sabe qué historia. Los vítores a medio borrar en las paredes doradas de La Clerecía me invitan a la serenidad, apasionada y prudente, ante cada día de la vida y me recuerdan lo de “partido a partido” , sabia política de algún entrenador de fútbol para mantener la tensión total sin agobiarse porque cada día tiene su afán. Y su pasión, traduciría yo el ?a??a, tan equívoco y ambiguo, de San Mateo que muy vieja es la idea de que vale más morir de pasión que vivir sin ella, no sea que alguien deduzca por los pensamientos anteriores que, pues la vida pasa, lo mejor es dejarla pasar y pasar sin intervenir ni querer cambiar nada. Al contrario, queda poco tiempo y pasa rápido. Lo atestiguan los vítores borrados en las doradas y gloriosas paredes de la Salamanca barroca. Y con esto querría yo avisar (es un modo de hablar, nadie de algún relieve va a andar leyendo esto, como es de supone; es la ventaja de escribir sobre todo para iluminar espacios de la propia vida), pues eso, que querría yo avisar a unos y a otros de que el tiempo
  • 25. apremia y la siesta se acaba (ya lo cantó hace medio siglo Pablo Guerrero, pero no ha llovido lo suficiente). La siesta se acaba para los pensadores, filósofos y ensayistas casi todos callados como muertos en estos años cuando tanta falta nos hacía su palabra. ¿El pensamiento ha muerto o está dormido? La siesta se acaba para los gestores sociales que van conformando la sociedad, desde la Banca o los Medios de Información hasta los publicistas o las grandes centrales de decisión. Y la van conformando a la desmedida medida de su desmedida avaricia. ¿La justicia ha muerto ajusticiada o está dormida? La siesta se acaba para los dedicados a la política, alta o baja, que parecen otros y otro su discurso y otra su cara cuando se trata de captar sus votos y luego apenas poco más. ¿La honestidad ha muerto o está dormida? La siesta se acaba para los representantes religiosos tan aislados ellos en sus interesados espacios, lejos de la calle y encaramados a lo alto cuando tanta falta hace bajar a la calle. ¿La misión ha muerto o está dormida? La siesta se acaba para cualquier ciudadano de a pie o de a caballo o de todo terreno que ni ve ni va más allá de lo suyo, pende del hilo de sus deseos y se limita a jugar sus cartas sin sacar lección alguna ni siquiera de los vítores callejeros. ¿La solidaridad ha muerto o está dormida? La siesta se acaba para todos los que miran sin ver o ven sin enterarse o se enteran sin moverse o se mueven sin ponerse en pie o se ponen en pie sin levantar la mano o levantan la mano sin levantar la voz o levantan la voz para imponer silencio y razón para volver de nuevo a mirar sin ver y ver sin enterarse y… ¿El ciudadano ha muerto o está dormido? Esto y más cosas nos dicen desde la vieja pared los gloriosos vítores de los ilustres doctores de la muy ilustre universidad de Salamanca, aún visibles pero con los nombres ya borrados e irreconocibles. Que así el tiempo se lo devora todo y apremia tanto que se nos acaba la siesta y hay que empujar la historia pues a tiempo estamos todavía todos, los pensadores y los gestores sociales, los políticos y los jefes religiosos, los ciudadanos y todos los que andamos por ahí Quizás nuestros nombres, los de todos, de aquí hasta el estrecho de Bering, sean borrados por el tiempo como los vítores salmantinos y todo siga igual. Quizás, pero espero que no. Hasta por eso escribo una cosa tan inútil como ésta. Sin olvidar que, eso creo, un día esos nombres nuestros estarán escritos en alguna página del Libro de la Gloria de Dios. Trinidad (2), la primera teología cristiana (J. Ratzinger) Editado por Xabier Pikaza Ibarrondo El estudio de la Trinidad ha sido y sigue siendo la primera "teología" cristiana, elaborada partiendo de la Biblia y de la experiencia de la Iglesia en los primeros siglos de nuestra era (del II al V d.C.). He desarrollado con cierta extensión esa historia en mi Enquiridion Trinitatis (Salamanca 2005),
  • 26. libro que sigo ofreciendo a mis lectores, para que puedan disfrutar, como yo he disfrutado, pensando y viviendo en el Dios/Trinidad durante muchos años. He vuelto a sistematizar el tema en Trinidad, itinerario de Dios (Sígueme, Salamanca otoño 2015). Pero en vez de exponer una vez más mi pensamiento he querido presentar el de J. Ratzinger en su primera gran obra, Introducción al Cristianismo (Sígueme, Salamana 1968). Ésta sigue siendo una de las obras teológicas más influyentes del siglo XX. Quiero recordar con ella al Teólogo-Papa Benedicto XVI por su luminoso pensamiento antiguo, tan actual en nuestro tiempo (Trinidad, manifestación de Dios). Dios es como se manifiesta. Dios no se manifiesta como no es. En esta expresión radica la relación cristiana con Dios; en ella está incluida la doctrina trinitaria, más aún, es esa misma doctrina. ¿Cómo se llegó a esa decisión? Fundamentalmente, por tres caminos. (1) La inmediatez divina del hombre. Es decir, quien se encuentra con Cristo en la co-humanidad de Jesús, accesible a él como co-hombre, encuentra también a Dios mismo, no a una esencia bastarda que se metería de por medio. (2) La inamovible permanencia en la decisión fuertemente monoteísta, en la profesión de que sólo existe un Dios. (3) La preocupación por tomar en serio la historia de Dios con el hombre. Esto quiere decir que Dios, al presentarse como Hijo que dice «tú« al Padre, no representa ante los hombres una obra de teatro ni se pone una máscara para salir al escenario de la historia humana; todo esto es, por el contrario, expresión de la realidad. (Contra monarquianismo y modalismo). Los monarquianos de la primitiva Iglesia dieron expresión a la idea de una representación teatral por parte de Dios, donde las tres Personas serían los tres papeles en los que Dios ha aparecido en el curso de la historia. Observemos que la palabra «persona» y su correspondiente griega prosopon están tomadas del lenguaje teatral; así se llamaba la máscara que se ponía el actor para encarnar su personaje. La palabra pasó pronto al lenguaje de la fe y así inició por sí misma una lucha tan dura que dio origen a la idea de persona, extraña a los antiguos. Pero otros, los modalistas, afirmaban que las tres figuras eran modi, modos en los que nuestra conciencia aprehende a Dios y se explica a sí misma. Aunque esto implica que a Dios sólo le conocemos en el reflejo de nuestro propio pensar humano, la fe cristiana se afianzó más y más en la idea de que incluso en este reflejo le conocemos. Nosotros no podemos salir de la estrechez de nuestra conciencia, pero Dios puede entrar y revelarse en ella; por eso no hay que negar que los monarquianos y modalistas dieron un impulso digno de tenerse en cuenta a la idea de Dios. La fe aceptó al fin el lenguaje y la terminología que ellos habían elaborado; su terminología sigue operante todavía hoy en la profesión de fe en las tres Personas divinas. Es cierto que la palabra prosopon-persona no expresa todo lo que hay que decir, pero la culpa no es suya. (Soluciones sin salida). Toda la lucha antigua de la primitiva Iglesia nos lleva, a la luz de lo que hemos dicho, a la aporía de dos caminos que cada vez se muestran más como no-caminos: subordinacionismo y monarquianismo. Ambas soluciones parecen lógicas y ambas perturban el todo con sus seductoras simplificaciones. La doctrina eclesial, expresada en la fe en Dios uno y trino, significa fundamentalmente la renuncia a encontrar un camino y el estancamiento en el misterio que el hombre no puede abarcar; en realidad esta profesión es la renuncia real a la presunción del saber limitado que, en su falsa limitación, nos seduce con sus soluciones categóricas. El llamado subordinacionismo elimina el dilema al afirmar que Dios mismo es único. Cristo no es Dios, sino una esencia especialmente cercana a Dios; así se elimina el obstáculo, pero, como ya hemos explicado detalladamente, se llega a la conclusión de que el hombre, separado de Dios, queda encerrado en lo provisional. Dios sería un monarca constitucional y la fe nada tendría que ver con él, sino con sus ministros. El monarquianismo, con sus soluciones antes mencionadas, disuelve el dilema por otro camino. También él afirma la unidad de Dios, pero dice que Dios al acercarse a nosotros cambia; se presenta primero como Creador y Padre, luego como Hijo y Redentor en Cristo y, por fin, como Espíritu; pero estas tres figuras son sólo las máscaras de Dios que nos habla sobre nosotros mismos, no sobre él. (Pervivencia del monarquianismo en la filosofía moderna). La solución es seductora pero, al fin nos lleva a la conclusión de que el hombre gira siempre en torno a sí mismo y de que nunca penetra en lo propio de Dios. El pensar moderno, en el que de nuevo se repite el monarquianismo, nos lo confirma. Hegel y Schelling quisieron explicar el cristianismo filosóficamente, y la filosofía cristianamente. Se unían así en este esfuerzo primitivo por construir una filosofía del cristianismo; esperaban hacer comprensible y útil la doctrina trinitaria, y convertirla dentro de su puro sentido en la clave de la comprensión del ser.
  • 27. El punto de partida de todo eso sigue siendo la idea de que la doctrina trinitaria es la expresión del lado histórico de Dios, es decir, del modo como Dios se revela. Hegel, y a su modo también Schelling, llevaron esta idea hasta sus últimas consecuencias y concluyeron así que el proceso de la autopresentación histórica de Dios no se diferencia del Dios que, permaneciendo en sí mismo, está detrás de la historia; el proceso de la historia hay que comprenderlo como el proceso de Dios mismo. Por lo tanto, la figura histórica de Dios es la progresiva autoformación de lo divino; la historia es el proceso del Logos como proceso real de la historia. Con otras palabras podemos afirmar que, según Hegel, el Logos «la inteligencia de todo ser» se engendra progresivamente a sí mismo en el curso de la historia. La historicización de la doctrina trinitaria, realizada en el monarquianismo, se convierte en historicización de Dios... La historia del monarquianismo manifiesta aun otro aspecto que vamos a describir brevemente. Tiene una nota política tanto en su forma cristiana como en su renovación mediante Hegel y Marx: es «teología política». En la primitiva Iglesia sirvió para cimentar teológicamente la monarquía imperial; con Hegel se convirtió en apoteosis del estado prusiano; con Marx en el programa de acción que la humanidad debe realizar en el futuro. Por el contrario, en la primitiva Iglesia la lucha de la fe en la Trinidad en contra del monarquianismo significó la lucha en contra del uso político de la teología: la fe trinitaria eclesial superó un modelo útil a la política, eliminó la teología como mito político y negó que la predicación pudiese justificar una situación política... Tesis Primera: La paradoja «una esencia en tres personas» está subordinada al problema del sentido primordial de la unidad y de la multiplicidad. Una ojeada al trasfondo del pensamiento precristiano y griego, de donde surgió la fe en el Dios uno y trino, nos explicará muy bien el sentido del enunciado. Los antiguos creían que sólo la unidad era divina; la multiplicidad, en cambio, les parecía algo secundario, el desmoronamiento de la unidad. Según ellos, la multiplicidad nace de la ruina y tiende a ella. La profesión cristiana en Dios uno y trino, en aquel que es al mismo tiempo el monas y el trias, la unidad y la multiplicidad por antonomasia, expresa la convicción de que la divinidad cae más allá de nuestras categorías de unidad y multiplicidad. Para nosotros, para lo no- divino, la divinidad en tanto es una y única, lo divino contrapuesto a lo no-divino, en cuanto que es en sí misma verdadera plenitud y multiplicidad, de tal manera que la unidad y la multiplicidad de las criaturas es imagen de lo divino y participación en ello. No sólo la unidad es divina; también la multiplicidad es algo original y tiene en Dios su fundamento íntimo. La multiplicidad no es puro desmoronamiento; también ella cae dentro de lo divino; no nace por el puro entrometerse del dyas, de la disgregación. No es el resultado del dualismo de los poderes contrarios, sino que responde a la plenitud creadora de Dios que supera y comprende la unidad y la multiplicidad. La fe trinitaria, que admite el plural en la unidad de Dios, es fundamentalmente la definitiva exclusión del dualismo como principio de explicación de la multiplicidad junto a la unidad. Por la fe trinitaria se consolida definitivamente la positiva valoración de lo múltiple. Dios supera el singular y el plural. Esto tiene una consecuencia importante. Para quien cree en el Dios uno y trino la suprema unidad no es la unidad de la vidriosa monotonía. El modelo de la unidad, al que hemos de aspirar, no es, en consecuencia, la indivisibilidad del átomo que ya no puede dividirse en una unidad más pequeña; la forma suprema y normativa de la unidad es la unidad que suscita el amor. La unidad de muchos creada por el amor es unidad más radical y verdadera que la del «átomo». Tesis Segunda: La paradoja «una essentia, tres personae» está en función del concepto de persona, y ha de comprenderse como íntima implicación del mismo. La fe cristiana profesa que Dios, la inteligencia creadora, es persona, conocimiento, palabra y amor. Con todo, la profesión de fe en Dios como persona incluye necesariamente la confesión de fe en Dios como relación, como comunicabilidad, como fecundidad. Lo simplemente único, lo que no tiene ni puede tener relaciones, no puede ser persona. No existe la persona en la absoluta singularidad, lo muestran las palabras en las que se ha desarrollado el concepto de persona: la palabra griega prosopon significa «respecto»; la partícula pros significa «a, hacia», e incluye la relación como constitutivo de la persona. Lo mismo sucede con la palabra latina persona: «resonar a través de», donde la partícula per (=a, hacia) indica relación, pero esta vez como comunicabilidad. En otros términos: si lo absoluto es persona, no es lo singular absoluto. Por tanto, el concepto de persona supera necesariamente lo singular. Afirmar que Dios es persona a modo de triple personalidad destruye el concepto simplista y antropomórfico de persona. Implícitamente nos dice que la personalidad de Dios supera infinitamente el ser-persona del hombre; por eso el concepto de persona ilumina, pero al mismo tiempo encubre como parábola insuficiente la personalidad de Dios. Tesis Tercera: La paradoja «una essentia, tres personae» está subordinada al problema de lo absoluto y de lo relativo, y manifiesta lo absoluto de lo relativo. El dogma como regulación terminológica. Las reflexiones siguientes intentan un acercamiento a lo que
  • 28. hemos indicado. Cuando a partir del siglo IV la fe expresó la unidad trina de Dios con la fórmula una essentia, tres personae, tuvo lugar una división de conceptos que se convirtió en adelante en «regulación terminológica». Tenía que salir a la luz el elemento de la unidad, el de la trinidad y la simultaneidad de ambos en el incomprensible predominio de aquella. Como dijimos antes, es en cierto sentido accidental el hecho de que esto se dividiese en los conceptos de sustancia y persona; en último término ambos elementos son claros, ninguno queda abandonado a la arbitrariedad del individuo que podría volatilizar o destruir la cosa misma con las palabras propias de su tiempo. Teniendo en cuenta esta observación, podemos concluir que la idea sólo podía expresarse conceptualmente así; con esto reconocemos el carácter negativo del lenguaje de la doctrina de Dios, los balbuceos de la locución. El concepto de persona. Por otra parte, esta regulación terminológica significa mucho más que un detenerse en la letra. En el lenguaje, por muy inadecuado que sea, se toca la realidad misma; por eso el interés por el lenguaje de la profesión de fe muestra la preocupación por la cosa misma. La historia del espíritu nos dice que aquí, por vez primera, se comprendió plenamente la realidad de «persona». El concepto y la idea de «persona» surgieron en el espíritu humano cuando buscó la imagen cristiana de Dios y explicó la figura de Jesús de Nazaret. Habida cuenta de estas reservas, vamos a explicar nuestras fórmulas en su justa medida, pero antes se nos imponen dos observaciones: Dios, considerado como absoluto, es uno; no se da la multiplicidad de principios divinos. Una vez afirmado esto, es también claro que la unidad cae en el plano de la sustancia; en consecuencia la Trinidad, de la que también hay que hablar, no hemos de buscarla aquí; tiene que estar en otro plano, en el de la relación, en el de lo «relativo». A la misma conclusión nos lleva una lectura de la Biblia... El hallazgo de un diálogo en el ser íntimo de Dios nos lleva a admitir en Dios un yo y un tú, un elemento de relación, de diferencia y de afinidad. Por su forma, el concepto «persona» parece apto para expresar tal elemento; con esto el concepto, superando su significado teatral y literario, profundizó más en la realidad sin perder lo fluctuante que lo adaptaba a tal uso. Al observar que Dios considerado absolutamente es uno, y que sin embargo en él se da también en fenómeno de lo dialógico, de la distinción y de la relación del diálogo, la categoría de la relación adquiere en el pensamiento cristiano un significado completamente nuevo; Aristóteles la coloca entre los «accidentes», entre los efectos accidentales del ser, separables de la sustancia; forma de lo real que soporta todo. Al darnos cuenta de que Dios es dialógico, de que Dios no sólo es Logos, sino «diálogo», no sólo idea e inteligencia, sino diálogo y palabra unidos en el que habla, queda superada la antigua división de la realidad en sustancia (lo auténtico), y accidentes (lo puramente casual). Es pues claro, que junto con la sustancia están el diálogo y la relación como forma igualmente original del ser. Ahí estaba contenida ya fundamentalmente la terminología del dogma. Sale a la luz la idea de que Dios es simplemente uno como sustancia, como «esencia»; pero al querer hablar de Dios en la categoría de trinidad lo que hacemos no es multiplicar la sustancia, sino afirmar que en Dios uno e indivisible se da el fenómeno del diálogo, de la unión de la palabra y el amor. Esto significa que las «tres Personas» que hay en Dios son la realidad de la palabra y el amor en su más íntima dirección a los demás. No son sustancias o personalidades en el moderno sentido de la palabra, sino relación cuya actualidad pura («paquetes de ondas») no elimina la unidad de la esencia superior, sino que la constituye... En esas palabras se oculta la imagen revolucionaria del mundo: el omnímodo dominio del pensar sustancial queda destruido; la relación se concibe como una forma primigenia de lo real, del mismo rango que la sustancia; con esto se nos revela un nuevo plano del ser. Probablemente pueda afirmarse que el cometido del pensar filosófico originado por estas observaciones no se ha realizado todavía lo suficiente; el pensar moderno depende en gran parte de las posibilidades aquí mencionadas, sin ellas no podría siquiera concebirse. La Bibliografía es mía (X. Pikaza) Cf. B. ANDRADE, Dios en medio de nosotros. Esbozo de una teología trinitaria kerigmática, Sec. Trinitario, Salamanca 1999; L. BOFF, La Trinidad, la sociedad y la liberación, Paulinas, Madrid 1987; P. CODA Dios uno y trino, Sec. Trinitario, Salamanca 1996; B. FORTE, Trinidad como Historia, Sígueme, Salamanca 1988; La iglesia de la Trinidad, Sec.Trinitario, Salamanca 1997; J. R. GARCÍA-MURGA, El Dios del amor y de la paz. Tratado teológico de Dios desde la reflexión de su bondad, Comillas, Madrid 1991; E. JÜNGEL La doctrina de la Trinidad, Caribe, Miami 1980; Dios como misterio del mundo, Sígueme, Salamanca 1985; L. LADARIA, El Dios vivo y verdadero. El misterio de la Trinidad, SecTrinitario, Salamanca 1998; La Trinidad, Misterio de Comunión, Sec. Trinitario Salamanca 2002; J. MARTÍNEZ GORDO, Dios, amor asimétrico, Desclée de Brouwer, Bilbao 1994; J. MOLTMANN, Trinidad y Reino de Dios, Sígueme, Salamanca 1983; X. PIKAZA, Dios como Espíritu y Persona, Sec. Trinitario, Salamanca 1989; Enquiridion Trinitatis, Sec. Trinitario, Salamanca 200; Amor de Hombre, Dios enamorado. San Juan de la Cruz, Desclée de Brouwer, Bilbao 2004; Dios es palabra. Teodicea Cristiana, Sal Terrae, Santander 2003; X. PIKAZA Y N. SILANES, El Dios Cristiano. Diccionario teológico, Sec. Trinitario, Salamanca 1992; J. M. ROVIRA BELLOSO, Revelación de Dios, salvación
  • 29. del hombre, Sec. Trinitario, Salamanca 1988; Tratado de Dios uno y trino, Sec. Trinitario, Salamanca 1993 Estamos dejando que la misa «se pierda» sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. Editado por José Antonio Pagola Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad de Jesús. Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa «se pierda» sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y dolor? La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las comunidades, pero ¿podrá la misa seguir viva solo a base de medidas protectoras que aseguren el cumplimiento del rito actual? Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya? ¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre? Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa, sino contribuir a la conversión a Jesucristo. José Antonio Pagola Cuerpo y Sangre de Cristo - B (Marcos 14,12-16.22-26) 07 de junio 2015