Eduardo Mendoza gana el Premio Planeta con novela sobre la Guerra Civil
1. EDUARDO MENDOZA, PREMIO PLANETA
el Periódico.com, diario de Barcelona, viernes, 15 de octubre del 2010, versión electrónica
TRIUNFO DE UN SEÑOR DE BARCELONA
Mendoza logra el Planeta con una intriga ambientada en la
guerra civil
Carmen Amoraga queda finalista con un relato de las complejas relaciones
madre-hija
Riña de gatos. Madrid 1936 da comienzo pocos meses antes de que se inicie la
contienda
Sábado, 16 de octubre del 2010
ELENA HEVIA. Barcelona
Ha ganado Eduardo Mendoza y, a bote pronto, parece mentira que hasta la fecha el escritor
barcelonés no se haya dejado seducir por el Premio Planeta. Lo ha hecho en la 59ª edición del
premio y se lleva por delante 601.000 euros. Tan solo el Nobel de Literatura recompensa con mayor
largueza la dedicación a las letras. Pero aspectos monetarios al margen, es un hecho que en el
Planeta de este año tocaba premiar a la literatura. Junto a Mendoza (Barcelona, 1943), la valenciana
Carmen Amoraga, que fue también finalista del Nadal en el 2007, ha quedado también esta vez en
el segundo puesto del podio.
Eduardo Mendoza con el premio Planeta. ALBERT BERTRAN
2. EDUARDO MENDOZA, PREMIO PLANETA
el Periódico.com, diario de Barcelona, viernes, 15 de octubre del 2010, versión electrónica
Eduardo Mendoza (centro) brinda anoche junto a su pareja, la actriz Rosa Novell, durante la gala
del Premio Planeta.
«Escribo para saber cómo acaban mis historias». Esa fue la primera confesión que un nervioso
Eduardo Mendoza -algo que solo se percibía porque él así lo afirmó con su proverbial modestia-
hizo con la estatuilla del Premio Planeta en la mano. Por temática, su nueva novela ahora premiada,
Riña de gatos. Madrid 1936, está entroncada con algunas de sus obras más ambiciosas y
prestigiosas. Como en La verdad sobre el caso Savolta o La ciudad de los prodigios, también aquí
la narración se traslada al pasado, a los meses en los que la guerra civil española aún se está
gestando. En la primavera de 1936 un británico despistado experto en pintura española viaja a
Madrid por motivos de trabajo, pocos meses antes de que estalle la guerra civil española. Allí
conocerá a un personaje histórico crucial en la trama cuya identidad Mendoza se negó a revelar una
y otra vez, pese al requerimiento de la prensa.
«Esta es una novela de intriga, de misterio, de aventuras, que rinde homenaje a uno de los géneros
que más gustan, la novela de espías». Por eso y aunque la acción se desarrolle en los prolegómenos
de la contienda española - «en un par de semanas decisivas pero todavía inmóviles desde el punto
de visto histórico»- Mendoza se niega a considerarla como otra novela más, destinada a profundizar
en ese momento histórico. «Sí, la guerra civil es un hecho que hemos de encajar en nuestro pasado
para hacer frente al futuro, pero la novela no tiene nada que ver con eso».
Tampoco le interesa a Mendoza lanzar con su obra ningún tipo de mensaje, pero sí colocar al lector
frente a una serie de dilemas morales para que se plantee qué es lo que haría en las circunstancias
que vive el protagonista. Y junto al debate ético también invita a gozar del arte. La novela se
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presentó bajo el falso título de La muerte de Acteón. Y en ese mito griego, el pastor que quiso
contemplar a Diana desnuda y fue devorado por los perros de la diosa, se encierra una de las
metáforas de la obra. Además, el mito es también el tema de un famoso cuadro de Tiziano, uno de
los óleos que tienen un importante papel en la trama. «Este es un libro muy documentado, pero he
procurado que se note lo menos posible».
¿Es este un Mendoza distinto? Sí y no. Pese a su seriedad, no faltará el humor, marca de la casa:
«Estoy firmemente convencido de que las circunstancias más trágicas tienen un componente
divertido». Y como novedad, la geografía madrileña inédita en un autor que es uno de los grandes
creadores de ficciones barcelonesas. Esta vez -el tema obliga- el protagonismo se ha desplazado a
Madrid. «Ha sido una estupenda ocasión para abordar otra ciudad», tercia sin enfatizar.
HISTORIA INTIMISTA / La finalista, la escritora valenciana Carmen Amoraga (Picanya, 1969),
tiene en su currículo el Premio Ateneo Joven, el de la crítica valenciana y fue finalista en el Nadal.
En la ahora premiada El tiempo mientras tanto, Amoraga narra la historia de una mujer cuya hija,
en coma, ha sufrido un accidente automovilístico. En esas tensas horas, la madre recuerda las
complejas relaciones con la joven. «Imaginé esta novela durante mi embarazo. Pensé que mi hija
jamás podría considerarme simplemente como a una mujer. Yo siempre sería su madre y creo que
siempre hay algo injusto en las relaciones madre e hija».
EL PERFIL
Fue, entre muchas otras cosas, abogado, maître y traductor de Naciones Unidas, pero su destino era
la literatura. Su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta, que revolucionó la narrativa
española, acaba de cumplir 30 años.
Eduardo Mendoza, el tímido charlatán y sentencioso (28-04-
05)
Viernes, 15 de octubre del 2010 - 23:55h.
ÓSCAR LÓPEZ (BARCELONA)
Hay que ver la que en 1975 lió Eduardo Mendoza (Barcelona, 11 de enero de 1943) con las 184
secuencias que componen el rompecabezas literario de su primera novela, La verdad sobre el caso
Savolta (Seix Barral), de título original --y censurado-- Los soldados de Cataluña, que acaba de
cumplir 30 años de su publicación. La aparición del libro, que coincidió con la muerte del dictador
Francisco Franco, provocó un cambio radical en la narrativa española del momento, que decidió
abandonar su talante experimental para rendirse a la influencia de la que ha sido considerada como
la primera novela de la transición española.
Las luchas sindicales descritas de principios del siglo XX dieron alas a este hijo de fiscal y ama de
casa, a quien desde niño le inculcaron el amor por la literatura y el teatro. "De pequeño solo tengo el
recuerdo de mí mismo inventando historias --recuerda Mendoza--, pero no en la imaginación, sino
escribiéndolas en un papel".
Porque este autor nervioso y educado empezó a leer y escribir a los 4 años, ya que aprendió "a los
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dos días de estar en el colegio", cuando descubrió que precisamente eso era lo que necesitaba. Al
poco tiempo ya se las veía con Stendhal, Balzac, Dostoyevski y El Quijote ("la mejor novela del
mundo").
Por eso, este hombre que se enamoró por primera vez a los 15 años en la consulta de un médico "de
una paciente de hermosas piernas con medias de cristal", que adora a John Ford pero odia las
entrevistas y hablar de sí mismo (porque es "muy poco concreto" y le obligan, sonríe, "a
concretar"), descubrió pronto que la literatura iba a ser su vida y que planificaría sus trabajos en
función de la escritura.
Los tristes años 60
Poco importó que por imperativo familiar estudiara Derecho entre 1960 y 1965. Y de nada sirvió
que en 1967 ejerciera como letrado en el caso Barcelona Traction, "un litigio mastodóntico que
llegó a La Haya con el Gobierno belga como demandante y el español como demandado", y que
asimismo fuera asesor jurídico del Banco Condal, una ocupación cuyo horario intensivo le permitió
escribir las primeras páginas de la novela homenajeada en este retrato.
Aquellos años 60 en España se le atragantaban; "era una España triste, amarga y violenta",
recuerda, y por eso se fugó a Suecia, Praga y Londres, donde hizo "de maître en un restaurante de
ínfima categoría", hasta que en 1973 voló a Nueva York para quedarse 10 años allí como traductor
de la ONU. Fue en la ciudad estadounidense donde ejerció de intérprete entre los entonces
presidentes de España, Felipe González, y EEUU, Ronald Reagan ("los intérpretes no tienen
memoria", responde cuando le preguntan por la conversación que tradujo) y donde vivió de lejos el
arranque de su primer libro, hasta que el boca-oreja lo metió en la historia.
Más anglosajón que afrancesado
Luego llegaron, entre otros, El misterio de la cripta embrujada (1979), El laberinto de las
aceitunas (1982), La ciudad de los prodigios (1986), Sin noticias de Gurb (1991), La aventura del
tocador de señoras (2001) y muchas obras más, todas en Seix Barral, porque Mendoza, además de
ser un tipo charlatán, más anglosajón que afrancesado, al que le gustaba leer a sus dos hijos El
hobbit de J. R. R. Tolkien, es el paradigma del escritor fiel a sus editores, generoso con sus amigos
y un punto pasota.
A saber: elude estructurar en exceso sus novelas, por lo que lleva un montón de papelitos sueltos
que luego mete en un cajón para más tarde incorporar a la historia; no almacena libros en casa y
lleva tiempo barruntando si debe desprenderse definitivamente de ellos; no le preocupan el
funcionamiento de los ordenadores ni las preguntas íntimas; y prescinde de los premios literarios,
salvo los que le entregan sin presentarse, por mucho que durante años se rumoreara que ganaría el
Planeta.
Ninguno de los que le conocen se lo imaginan en una promoción tan intensa. Por su timidez y
porque no se cansa de repetir que "nunca deberían salir fotografías de los escritores, y los libros
deberían publicarse anónimos". Sin embargo, aunque su rostro no apareciera por ningún lado sí lo
harían sus declaraciones, que en ocasiones caen como sentencias. Suya es la máxima de que la
novela está en estado comatoso, algo que le recuerdan sin cesar. Aunque puestos a elegir, preferiría
ser el padre putativo del dicho "Soy tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos". Pero se le
adelantó Calderón de la Barca.
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EDUARDO MENDOZA, PREMIO PLANETA
La bibliografía del escritor
Viernes, 15 de octubre del 2010 - 23:55h.
EL PERIÓDICO (BARCELONA)
1975.- La verdad sobre el caso Savolta. Premio de la Crítica.
1979.- El misterio de la cripta embrujada.
1982.- El laberinto de las aceitunas.
1986.- La ciudad de los prodigios. Mejor Libro del Año en Francia, Premio Ciudad de Barcelona y
Premio Grinzane Cavour en Italia. Llevada al cine por Mario Camus en 1999. También escribe el
ensayo Nueva York.1989/"La isla inaudita".
1990.- Barcelona modernista, libro hecho en colaboración con su hermana, la historiadora de arte
Cristina Mendoza. Debuta como dramaturgo, con Restauració.
1991.- Sin noticias de Gurb.
1992.- Novela colectiva El enigma de Icaria, escrita con ocho autores españoles.
1993.- El año del diluvio. Premio Elle.
1996.- Una comedia ligera. Mejor Libro Extranjero de 1998 en Francia.
2001.- La aventura del tocador de señoras. Premio del gremio de libreros de Madrid.
2002.- El último trayecto de Horacio Dos.
2006.- Mauricio o las elecciones primarias. Premio Fundación José Manuel Lara Hernández.
2008.- El asombroso viaje de Pomponio Flato.
2009.- Tres vidas de santos.