1. El otro castillo
de Walt Disney
El Ayuntamiento de Ponferrada lleva
meses estancado en la recuperación
del castillo de San Blas tras las
conversaciones impulsadas por un
movimiento en las redes sociales.
M
iguel Fustegueras y
Walt Disney fueron
coetáneos y fallecie-
ron el mismo año que Ken-
nedy tomó posesión como
Presidente de los Estados Uni-
dos y los Beatles se subieron
por primera vez al escenario
del Cavern Club en Liverpool,
1961. Pero no solo una simple
coincidencia temporal tuvie-
ron en común el padre de la
factoría de Mickey Mouse y el
ilustre miembro de la familia
Valdés, nacido en Ponferrada
en 1895 y apenas mayor que
el de Chicago (1901).
Tanto Fustegueras como Dis-
ney gozaron de una inmensa
fortuna; sentían fervor por el
cine; transmitían cierto aire de
dandy burgués; están inmor-
talizados en bronce y extraños
misterios circulan en torno a
sus defunciones. Además, se
despidieron de la vida con dos
castillos de torres semejantes
y destinados al disfrute de los
ciudadanos. El del estaduni-
dense, fortaleza de la Bella
Durmiente, se construyó para
ser el emblema del parque de
atracciones californiano de la
multinacional norteamerica-
na. Por su parte, el del bercia-
no, conocido popularmente
como el castillete de San Blas,
es la principal muestra de po-
der en la comarca del adine-
rado linaje Valdés en los siglos
anteriores. El cuento de hadas
del primero es conocido por
todos. La historia del segundo,
una invitación al olvido tras
décadas de trifulcas legales
por el patrimonio de Miguel.
La última voluntad de Fuste-
gueras, registrada en un tes-
tamento que data de marzo
de 1931, fue la construcción
de una residencia para la ter-
cera edad en su ciudad natal
con el dinero obtenido de la
venta de sus bienes, así como
la conservación del palacete
de la familia Valdés y el uso
de su entorno a n de obtener
alimentos para el asilo. Sin em-
bargo, en su lecho de muerte
y en condiciones mentales
confusas, elaboró otro docu-
mento de herencia a petición
de sus subordinados y que re-
partía sus pertenencias entre
los mismos. Así, Ponferrada le-
vantó las espadas comandada
Omar Calleja
Fotoperiodismo
REPORTAJE //////////////////////////////////////////////////////////////
El castillo de San Blas se eleva a orillas del río Boeza dentro de la pedanía de Campo (Ponferrada).
por el polémico alcade Juan
Fernández Buelta con la meta
de invalidar el segundo texto.
Mientras tanto, el palacete,
alzado a orillas del río Boeza
y situado a medio caballo en-
tre Ponferrada y Molinaseca,
fue presa del peso del tiem-
po. La naturaleza silvestre y
el gamberrismo escondieron
al pequeño alcázar y lo fusti-
garon sin piedad (no queda
ni rastro del antiguo molino).
Igualmente, una chispa mági-
ca, digna de los guiones de la
compañía del mismo Disney,
empezó a salpicar el relato y la
convirtió en leyenda, una copa
de realidad con un toque áci-
do de cción. No son pocos los
que en Ponferrada todavía en
estas fechas desconocen o po-
nen en duda la existencia del
hermano menor del castillo
templario de la urbe.
Tras años de batallas legales,
la justicia invalida el segundo
testamento al considerar que
Miguel no estaba en plenitud
mental y da la razón a los de-
mandantes bercianos. De este
modo, en 1975 se constituye
la Fundación Fustegueras, for-
mada por Iglesia y políticos,
con objeto de gestionar la he-
rencia Valdés de forma social.
No obstante, durante el pe-
riodo de litigio, el patrimonio,
tasado en casi 600 millones de
pesetas según recoge el BOE,
fue maltratado y saqueado,
incluidos el robo de una caja
fuerte y la venta de terrenos.
Esta circunstancia dio lugar a
una extensión inexorable de
los con ictos en los tribunales.
Finalmente, en 1996 se pudo
cumplir la primera parte del
deseo del lántropo burgués y
se inaguró la residencia Nues-
tra Señora de la Encina. Por
otra parte, no corrió la misma
suerte el descuidado alcázar y
nadie esceni có empeño en la
segunda parte del anhelo.
Al amparo de este hecho llu-
vió durante dos décadas, has-
ta que en febrero de 2014 una
comunidad social denomina-
da‘Salvemos el Castillo de San
Blas y su entorno’ cobró vida
en Facebook. “Nuestra humil-
de misión es que el Castillo de
San Blas y su entorno no caiga
en el olvido y desaparezca”,
promueve el mani esto del
movimiento que, además, hizo
“un llamamiento a los ponfe-
rradinos y las autoridades po-
líticas”con objeto de“cuidarlo”
y que no tardó en recibir res-
puesta. De esa manera, cente-
nares de personas se sumaron
a la causa hasta alcanzar los
más de 2000 implicados en la
red social a día de hoy.
Igualmente, las reivindicacio-
nes también hicieron eco en
el consistorio ponferradino.
Así, durante el transcurso de
la presentación de una novela
ambientada en la fortalezaVal-
dés el pasado mes de octubre,
“Nuestra misión es evitar la
desaparación del castillo”.
Plataforma Salvemos
el Castillo de San Blas
El molino y la casa del embarque han sido víctimas del gamberrismo.
2. La vegetación silvestre oculta el alcázar al ojo humano y lo envuelve en un misterio novelesco.
El viejo casti-
llete tiene al-
gunos lugares
para el ocio tu-
rístico, como
el merendero,
que se mantie-
ne casi intacto.
La fortaleza dispone de una vista privilegiada del río Boeza y su terreno boscoso.
el concejal de Cultura, Santia-
go Macías, explicó que “ya se
habían iniciados los trámites
con la Fundación Fustegue-
ras (propietaria) para poder
llegar a un acuerdo y que el
Ayuntamiento pueda llevar a
cabo el mantenimiento y rea-
lizar actividades culturales o
de otro tipo en este espacio,
sin que la fundación pierda su
propiedad”, según recogían
los diarios locales ese día. Por
desgracia, las buenas palabras
se han quedado en papel mo-
jado por el momento.
“No ha existido ningún avance
en estos meses. El alcázar per-
tenece a la Fundación y nadie
se ha dirigido a ella para nego-
ciar su gestión. Ni ha existido
reunión, ni el patronato ha
tomado medida nueva al res-
pecto”, comenta Manuel Rodrí-
guez, gerente de la residencia
gestionada por la Fustegueras,
que también expresa su pesar
el gamberrismo que ha deslu-
cido el antiguo recinto de los
Valdés: “Es una vergüenza que
algunos vándalos hayan des-
truido la casa o pintarrajeado
la fachada de las torres”. So-
bre los cuidados que recibe
el castillete, el gestor a rma
que la organización bené ca
“hace lo que puede”, puesto
que “no cuenta con los recur-
sos su cientes” y que, pese a
todo, se intenta “mantener las
torres y los aledaños”. Asimis-
mo, el panorama cercano no
resulta alentador: “Los tiem-
pos políticos no acompañan
con las elecciones a la vuelta
de la esquina y las Fiestas de
la Encina en septiembre, por lo
que la situación queda en sus-
penso hasta la formación del
nuevo gobierno municipal y
una hipotética reunión a na-
les de año. Lo que está claro es
que en ningún caso se trataría
de un traspaso de propiedad,
sino de una cesión administra-
tiva”, sentencia Rodríguez.
de actores que mancillaron la
memoria de uno de los mayo-
res lántropos que ha surcado
Ponferrada y que tanto costó
rescatar a las élites municipa-
les. Pero los tiempos han cam-
biado y los focos alumbran un
cambio de roles.
“No hay posibilidad de avances
hasta nales de año”.
Manuel Rodríguez
La historia de Miguel y su he-
rencia contiene todos los ele-
mentos de una tragicomedia,
más cercana a la trama a una
serie de la cadena americana
‘HBO’ que al encanto que pue-
de transmitir en sí mismo el
castillo, el mayor perjudicado
del relato. Sirvientes, un párro-
co de con anza, oportunistas,
ladrones, engaños y una fortu-
na de por medio. Una mezcla
Una nueva generación de ciu-
dadanos surgida en red les
solicitan a las autoridades que
se acomodan en los sillones
de aquellas élites que sigan su
ejemplo y que se impliquen en
cumplir la última parte del le-
gado de Fustegueras. Y que lo
hagan“antes de que sea tarde”,
como reza la plataforma‘Salve-
mos el Castillo de San Blas’.
Miguel, al igual que Walt, tuvo
una idea. Disney dejó un par-
que presidido por unas torres
neogóticas para diversión de
sus trabajadores y más tarde
de cualquier ciudadano. Ahora
toca el turno de que las de Fus-
tegueras recobren el prestigio
que nunca debieron perder.
Las torres están clasificadas como neogóticas y se calcula que se edificaron a finales del siglo XIX.