3. CUANDO Y DONDE
Los siguientes hechos ocurrieron en la ciudad de San Luis Potosí, por el año de 1700.Los
habitantes de aquel viejo San Luis era gente sencilla, cuyas ropas era hechas de manta o cuero,
asimismo había señores de costosos trajes, los cuales eran básicamente hacendados o personas del
gobierno, por aquel tiempo ya existían los templos de Tlaxcala, Santiago, Montecillo y dicen que el
río Santiago llevaba un enorme caudal. En lo que hoy es el Edificio Apiña, ubicado en la avenida
Venustiano Carranza esquina con Damián Carmona frente a la plaza de los fundadores, antes de su
construcción (1903) era un lugar donde recluían a personas que la inquisición interrogaba y
torturaba por herejía, brujería y hechicería.
4. LA HISTORIA
Una mujer que tuvo su residencia oficial en el edificio antes mencionado conocida
como la Maltos, se decía que practicaba magia negra, bujería y espiritismo, por irónico
que parezca, la maltos era inquisidora, ella aplicaba el tormento a todas las personas que
se decía practicaban las las artes obscuras, aplicándoles tormentos, y algunas veces esas
personas eran asesinadas en las mazmorras del edificio a causa de la crueldad de la
Maltos, la gente de renombre, políticos, personas de la iglesia y la población en general,
le tenían mucho temor y respeto, ya que tenía el poder de perjudicar a quien ella quisiera,
era mejor no ser enemigo de ella.
5. Se cuenta que solía salir por las calles de la ciudad a horas altas de la noche
en un carro tirado por dos enormes caballos, embrujados que obtenía
dibujando en el muro de su habitación un coche tirado por dos enormes
caballos negros, pronunciaba hechizos y ordenaba a los caballos arrancar, estos
cobraban vida, carruaje y corceles salían a merodear por la empedradas calles
de la ciudad de San Luis, sacando chispas de fuego envueltos en llamas.
6. Un día la Maltos asesinó a dos personas de mucha influencia política y económica. El
alto orden inquisidor dio orden de arrestarla rodeando la casa donde vivía la Maltos, las
autoridades entraron a capturarla, nada podía hacer que escapara de aquella sentencia
nadie; la encontraron un jefe de la policía acompañado de dos subalternos, la Maltos no
tuvo más remedio que entregarse diciendo .
7. Ha llegado la hora de perder, no puedo resistirme ante la fatalidad, aunque mis
poderes no se han menguado, pues cuento con facultades que me han otorgado los
dioses y esta en mi mano destruirlos en este momento, si así fuesen mis deseos; no
obstante debo obedecer los mandatos de fuerzas superiores y me entrego a vosotros.
¿Puedo pedirles un último favor, una gracia? El Jefe de Policía contesto que no era culpa
suya que ellos solo obedecían ordenes superiores para que se cumpliera la sentencia a la
que se había hecho acreedora.
8. FINAL
No teman nada y no se preocupen por mi -Dijo la Maltos-, no cobraré venganza
contra ustedes. Solo cúmplanme este último deseo: quiero dejar aquí, en este salón, un
recuerdo imperecedero, haré un hermoso dibujo. El jefe accedió, la hechicera, con el dedo
índice de la mano derecha, trazo en la pared primero los contornos de una carroza, luego
las ruedas, la portezuela y dos grifos gigantescos que la jalaban; al conjuro de unas
palabras cabalísticas, la carroza parecía moverse. Sonriendo, la Maltos volteó hacia sus
aprehensores diciéndoles: “Os invito a que viajéis conmigo por lo ancho y largo de los
continentes conocidos”.
9. REDACCIÓN
Una de las leyendas clásicas más apasionantes de México, es sin duda éstas cuyos hechos se desarrollaron
en la muy leal, noble y aurífera ciudad de San Luis Potosí.
Desde su fundación ha sido un lugar de población numerosa, porque a raíz del descubrimiento de las
minas de San Pedro muchos buscadores de oro llegaron atraídos por tal acontecimiento. La ciudad
potosina fue fundada por el Capitán Miguel Caldera, Don Juan de Oñate y Fray Diego de la Magdalena,
quienes le pusieron por nombre San Luis en homenaje al Santo Rey de Francia. Ellos trajeron los primeros
lineamientos de la Ciudad, la casa de Gobierno y sitios destinados a parques y mercados. Poco a poco fue
creciendo hasta llegar a ser, hacia 1700, la importante ciudad en cuyos años transcurrieron los
acontecimientos de esta leyenda.
10. La mayoría de los habitantes era gente sencilla, vestían indumentaria típica; faldas
largas de manta, sayales, rebozos, cobijas, pantalón de manta o de cuero, según las
posibilidades de cada quién; asimismo, había señores de casaca y chambergo, en casos
especiales usaban sombrero tricornio. Era una abigarrada población en la que había
personas de todas clases socioeconómicas, pero se distinguían básicamente dos: los
patrones de hacienda u los peones, servidores que a veces llegaban a ser esclavos.