1. VAMOS A BELÉN
Aquella mañana Lucía se había presentado en clase con una rama de abeto y
dos caja llenas de adornos navideños:
- ¡Eh!, niños, acercaos, que vamos a poner nuestro árbol de Navidad. Celofán,
tan curiosa como siempre se puso a hurgar en las cajas. Cuando se dio la
vuelta, a todos les entró la risa. La muy presumida se había colocado una
bola de Navidad a cada lado de la cara, una enorme estrella en lo alto de la
cabeza y un montón de tiras de espumillón a modo de bufanda.
- Tengo una buena noticia para vosotros - continuó la seño, mientras les
ayudaba a colocar los adornos en el árbol -. Vamos a preparar un belén
viviente: cada uno representará un personaje del belén y haremos una
pequeña función para los padres.
- Yo quiero ser la Virgen - dijo Nadia, que tenía una larga melena rubia.
- No, la Virgen seré yo -protestó Julia.
2. - Bueno, bueno - medió Lucía -. No empecemos como siempre. Lo echaremos
a suertes.
A Julia y a Nadia les tocó hacer de pastoras; David sería el ángel; Marta la
Virgen María; Santiago, San José, y Celofán, una pastora con una cesta de
huevos.
A Celofán le habían encantado las alas del ángel y, al ver que no le había
tocado el papel, se puso a dar berridos:
- Yooooo quiero ser el angelito. ¡Buaaaaaaa! ¡Aaaaaaatchís! - estornudó
Celofán, mientras empezaba a despegar los pies del suelo.
- Vamos, Celofán, no seas caprichosa. Hacer de pastora es muy divertido
Además, en el belén vamos a tener una oveja de verdad.
Y llegó el día de la representación. Los niños estaban muy bien colocados y la
oveja, con cara de no entender nada, quietecita en una esquina.
El flash de una cámara de fotos asustó a la oveja, que se puso a balar y a
correr por todo el escenario. A Celofán, en unos de sus estornudos, se le
cayó la cesta de huevos al suelo y formó una buena tortilla De pronto, en
plena función, se oyó una voz que decía:
- Señooooooo, me hago pis.
El público estalló en carcajadas.
El belén viviente fue todo un éxito.
- Lo habéis hecho muy bien - los felicitó la seño - y, como premio, os voy a
llevar a ver el belén del ayuntamiento.
- ¡Bien! - gritaron los niños entusiasmados.
-¿Viajaremos en el autobús colorado que hace cosquillitas en la barriga?
¡Aaaatchís!
- Eso es, Celofán - respondió la maestra -. Iremos en el autobús. Pero esta
vez les tocará a otros sentarse en primera fila.
Disfrutando del vaivén
3. y cantando un villancico
se van a ver el belén
a eso de las once y pico.