Este documento describe la posible pertenencia de Jorge Japón a la Embajada Keicho y su estancia en Sevilla tras la partida de Hasekura. Se analizan los registros parroquiales donde aparece un tal Jorge Japón fallecido en 1618, calificado como "flamenco". Aunque inicialmente parece no tener relación con la Embajada, el autor plantea la hipótesis de que pudo haber quedado al servicio de un comerciante flamenco por intercesión de Diego Caballero de Cabrera, quien acogió a mi
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Posible miembro japonés de la Embajada Keicho en Sevilla
1. TRAS LAS HUELLAS DE LA
EMBAJADA KEICHO EN
SEVILLA
ÁNGEL LUIS SCHLATTER NAVARRO
ESPARTINAS
2014
2. Título: Tras las huellas de la Embajada Keicho en Sevilla
Autor: Ángel Luis Schlatter Navarro
Espartinas, junio de 2014
Depósito Legal: SE-1290-2014
Publicaciones del Organismo Autónomo Local.
Excmo. Ayuntamiento de Espartinas
3. ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN................................................................... 5
JORGE JAPÓN: UN POSIBLE MIEMBRO DE LA
EMBAJADA KEICHO............................................................. 7
DE CÓMO HASEKURA Y SUS ACOMPAÑANTES
HICIERON SU PRIMER VIAJE DESDE CORIA DEL
RÍO A ESPARTINAS.............................................................. 13
El Río Pudio y la “Vereda de la Carne”................................... 13
Hipótesis sobre el primer viaje de Hasekura a Espartinas....... 15
La “Vereda de la Carne”, entre Espartinas y Coria del Río,
hacia 1614.................................................................................. 18
El plano de 1851 de la “Vereda de la Carne” a su paso por
Espartinas...................................................................... 20
5. INTRODUCCIÓN
Presentamos a continuación dos pequeños trabajos que abundan
en las noticias que poco a poco se van apareciendo sobre la
estancia de la Embajada Keicho en tierras sevillanas.
En el primero de ellos aludimos al hallazgo documental sobre un
posible nuevo miembro de la Embajada que terminó quedándose
en Sevilla tras la marcha de Hasekura. Dicho japonés estaría
ligado de algún modo a la figura de D. Diego Caballero de
Cabrera, poseedor de la hacienda espartinera de Mexina.
En el segundo trabajo se describe lo que pudo ser el primer viaje
de Hasekura y su séquito a Espartinas, recién desembarcado en
Coria del Río y antes de hacer su entrada oficial en el municipio
hispalense.
Con estas investigaciones se va cerrando poco a poco el círculo de
convivencia que existió entre el embajador Hasekura y sus
acompañantes, por una parte, y el municipio de Espartinas y sus
pobladores, por otra.
5
7. JORGE JAPÓN: UN POSIBLE MIEMBRO DE LA
EMBAJADA KEICHO
Querer identificar a los miembros japoneses de la Embajada
Keicho que quedaron en España nos ha llevado a rastrear muchos
archivos parroquiales sevillanos. Es así como, en el de la
parroquia del Sagrario, hemos encontrado a un tal Jorge Japón,
fallecido en 1618, del que se podría especular su posible
pertenencia a la misión de Hasekura.
Revisando los libros sacramentales de la parroquia citada,
localizamos en el libro índice de defunciones del siglo XVII, en la
hoja 193 (vuelta) la inscripción de “Jorge Japón”, correspondiente
a los entierros de 1618. Acudiendo al libro de difuntos
correspondiente hallamos el siguiente texto:
“Martes 25 de diziembre. En este dia se enterró en Sto. Thomás,
Jorge Japón, flamenco: murió en el hospital de S. Andrés.
De los derechos y ofrendas------------23 (reales)
de.4. Acompañantes, sacristán y combl¿¿------3º..8
de 2 h(achas) y niños-----------”1
El análisis de esta anotación nos da argumentos en contra de
la adscripción de dicho Jorge Japón al grupo de acompañantes de
Hasekura. Pero podría quedar una puerta abierta para considerarlo
también como acompañante de Hasekura durante su estancia en
España.
1 Archivo de la Parroquia del Sagrario. Libro de Difuntos nº7, hoja 112 (vuelta)
7
8. Los argumentos en contra son muy claros. Aparece el dicho
Jorge Japón como “flamenco” de nación. En este sentido hay que
recordar que la colonia flamenca tenía una importante presencia
en Sevilla, aglutinada en gran parte en los alrededores de la
parroquia del Sagrario de la Catedral2. En cierto momento
establecen, junto con los alemanes, un hospital propio: el de San
Andrés. Y sus enterramientos son, en su inmensa mayoría, en el
colegio de Santo Thomás, donde tenían capilla propia dado el
poco espacio existente en el citado Hospital3. Por todo lo dicho
podría afirmarse que el tal Jorge Japón no es más que un
ciudadano flamenco establecido en Sevilla y que nada tuvo que
ver con la Embajada Keicho. Pero, analizando ciertas
circunstancias, podríamos establecer al menos un margen para la
duda.
En primer lugar querríamos considerar el que, después de
examinar los índices de difuntos, bautizos y matrimonios de la
parroquia del Sagrario durante el siglo XVII, sólo encontramos un
individuo con el apellido “Japón”, el citado Jorge, que aparece
curiosamente inmediatamente después de abandonar el embajador
Hasekura nuestro territorio: Jorge Japón es enterrado en
diciembre de 1618.
2 En este tema es fundamental el estudio de ABADÍA FLORES, Carolina : “Los
flamencos en Sevilla en los siglos XVI-XVII”, 2007
3 “Domínguez Ortiz nos dice que a partir del a separación de flamencos y holandeses
como nacionalidades diferentes y debido a la coyuntura política entre España y
Holanda, los flamencos se desligaron d ellos holandeses, incluso llegándose a crear
contra ellos el Almirantazgo de los Países Septentrionales, y se unieron a los
alemanes. Así consta en la documentación desde 1580, fecha en la que obtuvieron
unas casas frente al colegio de Santo Tomás para instalar un hospital bajo la
advocación de San Andrés, creado para la asistencia y curación de los enfermos de
procedencia flamenca o alemana.
Como tenían poco espacio para fundar una capilla donde oficiar los funerales y
celebrar las fiestas de devoción pidieron al colegio del Santo Tomás, fundado en
1517 por el arzobispo Diego de Deza y perteneciente a la orden de Santo Domingo,
la librería del colegio, a cambio de pagar una renta y tributo perpetuo. La librería
se otorgó en 1604, por lo que es de esperar que la cofradía del hospital estuviera
completamente establecida en 1606 y que, aunque no tuviera importancia a efectos
jurídicos, serviría para reforzar la cohesión de grupo” ABADÍA FLORES, Carolina,
ob. Cit., pág 100
8
9. En cuanto al calificativo de “flamenco” y el apellido
“Japón” habría que considerar que, si es natural de Japón, no
puede serlo de Flandes. Sí podría pensarse en todo caso que,
habiendo nacido en Japón, llevase tanto tiempo en Flandes que
terminara “naturalizándose” como flamenco4. Quizá fuese más
lógico pensar, en todo caso, que fuera un descendiente de japonés
nacido en Flandes y que, posteriormente, llegó a Sevilla. Podemos
admitir que los flamencos, grandes comerciantes, hubieran
acabado llevando a Flandes a un japonés que allí dejara
descendencia. Se entiende que este descendiente de japonés no
habría adquirido apellido flamenco sino el apellido “Japón”. En
este caso habría que suponer que el apellido “japón” lo ostentaría
en lengua flamenca y que, al venir a España, no lo mantuvo en
flamenco, sino que lo cambiaría al castellano.
Por otra parte, el hecho de haber ingresado en el hospital de
San Andrés y ser enterrado en el colegio de Santo Tomás era
prácticamente privativo de la comunidad flamenca. A lo largo de
dieciocho meses (entre enero de 1618 y junio de 1619) hemos
encontrado dieciséis enterramientos en el colegio de Santo
Tomás. De ellos, en cinco se puede deducir que son flamencos
por sus apellidos mientras que en otros nueve (entre los que se
incluye Jorge Japón) se consigna que son “flamencos” aunque
aparecen dos nombres que podrían no serlo: Felipe Montaña, y
Juan Lucas.
4 La verdad es que desconocemos cómo podría producirse este hecho. En España sí
estaba establecida esta posibilidad (de la que hicieron uso muchos flamencos
establecidos en Sevilla), aunque bajo una serie de condiciones: “En la Real Cédula de
1561 los requisitos eran 10 años de residencia en España con casa poblada o con
domicilio fijo y casamiento con mujer natural. La ´cédula de 1608 aumentó el número
de años de residencia de 10 a 20, y se exigió a los candidatos que mostraran que al
menos en los últimos 10 años habían sido propietarios de bienes inmuebles en la
ciudad. Así mismo, el matrimonio con española también debía tener una antigüedad de
al menos 10 años. Por último, la cédula de 1618 exigía además, sobre las premisas
anteriores mostrar el volumen de las posesiones que como mínimo debían de sumar
4.000 ducados en bienes raíces y que debían ser verificados con actas de compraventa
en vez de con testigos, lo que cerraba el paso a aventureros” ABADÍA FLORES,
Carolina, Ob.cit. Págs. 36-37. Estas eran las condiciones en España. Ya decimos que
desconocemos cómo sería el proceso en Flandes pero, de parecerse un poco y con el
perfil que podemos atribuir a Jorge Japón (como veremos más adelante) sería defícil
suponer que fuese un un japonés naturalizado flamenco.
9
10. Hay otros dos enterramientos en los que no se consigna el
término “flamenco” y, además, no hay indicios de que lo fueran.
Son los casos de un “pobre del hospital” y el de “Juan Bautista”.
Por lo visto hasta ahora creemos se podría considerar, en
principio, como muy probable el que “Jorge Japón” fuera
“flamenco” y, como tal, estuviera absolutamente desligado de la
Embajada Keicho. Esto es lo que, con bastante claridad, nos está
diciendo la lectura del documento citado más arriba.
Pero, llegados a este punto, nos gustaría lanzar una
hipótesis: se trataría de considerar que el término “flamenco”, en
el caso de Jorge Japón, no se debiera a su origen, sino a su
adscripción a la “colonia” flamenca establecida en Sevilla. En
este caso quedaría abierta la puerta a considerarlo como uno de
los japoneses que acompañaron a Hasekura y que se quedaron al
servicio de un ciudadano flamenco, seguramente comerciante.
Vamos a intentar fundamentar esta hipótesis.
Creemos que Jorge Japón debería ser un hombre más bien
joven, entre los 15 y los 25 años. Tras el examen de los libros
matrimoniales de la parroquia del Sagrario (y los de matrimonios
ordinarios del Arzobispado) no aparece consignado su
matrimonio. En el caso de que viniera desde Flandes ya casado,
tampoco habría tenido hijos, ya que en los libros de Bautismo
tampoco aparece como padre de ningún bautizado. Podría
haberse casado y tenido hijos en otra parroquia sevillana que aún
no hayamos determinado, aunque hemos de recordar que la
colonia flamenca se asienta de forma mayoritaria alrededor de la
parroquia del Sagrario. Además, el hecho de morir en el Hospital
de San Andrés nos está indicando una muerte por enfermedad, lo
que no consigna una edad concreta, pero sí que no se trató de una
muerte “ordinaria” por vejez.
En definitiva, sin ninguna prueba fehaciente, pensamos que
Jorge Japón era, como ya hemos insinuado, una persona joven,
coincidente con la edad de ese grupo de japoneses que
10
11. abandonaron Madrid en junio de 1615 y, de los cuales, algunos
terminaron quedándose en Sevilla5.
Considerada esta posibilidad, no es de extrañar que D.
Diego Caballero de Cabrera, además de quedarse en su servicio
con algunos de estos japoneses, intercediese ante amigos y
conocidos para que aceptaran en sus casas a otros de ellos. En este
punto hay que considerar la alta situación económica y social de
algunos de los ciudadanos flamencos asentados en Sevilla.
También habría que considerar que, tradicionalmente, los
Caballero de Cabrera comerciaban con Flandes6. A esto hay que
sumar el que muchos flamencos residentes en Sevilla optaron por
comprar tierras en el Aljarafe7, tierra muy familiar -como
sabemos- para los Caballero de Cabrera …..en fin, las
posibilidades de trato cercano entre D. Diego Caballero de
Cabrera y alguno -o algunos- de los importantes comerciantes
flamencos, serían muy altas. De ahí a que un posible comerciante
aceptase en su servicio a un criado japonés por intercesión de D.
Diego, no hay más que un paso. Y pudo ocurrir que, no siendo
Jorge Japón natural de Sevilla y estando al servicio de un
potentado flamenco, el párroco del Sagrario lo consignase como
5 En 1618 Juan Agustín Japón tendría 22 años, Lucas Antonio 20 años y Juan Bautista
veinticuatro años. Cfr. SCHLATTER NAVARRO, Ángel Luis, Ob.cit. Pág. 150
6 Recordemos que D. Diego Caballero de Cabrera poseía la hacienda de Mexina, con
una importante producción de aceite, producto que se exportaba principalmente a
América y Flandes: “La explotación de la tierra, aparte del prestigio social, también
era fuente de riqueza ya que la explotación de la misma estaba orientada a producir
aceite, vino o lana, es decir, los principales productos que se exportaban tanto a
América como a Flandes. Además, a través del Consulado, y con el tiempo, se
estableció el privilegio de que un tercio del tonelaje d la flota mercante quedara
reservado a vinos y aceite, lo que pasó a llamarse el tercio de frutos” ABADÍA
FLORES, Carolina, Ob.cit., pág 78. Y no olvidemos que ya su abuelo, D. Diego
Caballero, había comenzado con este negocio de exportación de aceite a Flandes:
“Diego Caballero trató en gran escala en aceite. Poseía grandes cantidades de
aceite de sus fincas del Aljarafe que exportó a Flandes” OTTO SANDER, Enrique,
“Sevilla siglo XVI: materiales para su historia económica”, Sevilla 2008, pág. 269
7 “Si buscamos en nuestro censo el número de flamencos que invirtieron en tierras nos
encontramos para nuestra sorpresa con una larga lista. Desde fecha muy temprana
se invirtió sobre todo en la provincia de Sevilla (….)Los que compraron en la
provincia de Sevilla lo hicieron fundamentalmente por al zona del Aljarafe”.
ABADÍA FLORES, Carolina. Ob.cit. Pág. 77
11
12. flamenco (más aún si había muerto en el hospital de San Andrés,
donde su señor lo habría ingresado).
¿Por qué hablamos de un criado? Esta conclusión la
sacamos exclusivamente por el coste de su entierro, exactamente
igual al coste de ese “hombre pobre” enterrado el 2 de septiembre
en el hospital de Santo Tomás: 23 reales de los derechos y
ofrendas, de 4 acompañantes, sacristán y comple.3_º 8--- de dos
hachas y niños.
CONCLUSIÓN
Hemos de reconocer que la hipótesis de que Jorge Japón
fuese un miembro de la Embajada Keicho tiene ciertos reparos.
Pero insistimos en las circunstancias que nos han hecho albergar
sospechas de que pudiera ser así. Por ello querríamos seguir
dejando la puerta abierta a nuestra hipótesis, a la espera de que la
aparición de nuevos datos puedan terminar dando por cerrada esta
cuestión.
12
13. DE CÓMO HASEKURA Y SUS ACOMPAÑANTES
HICIERON SU PRIMER VIAJE DESDE CORIA DEL RÍO
A ESPARTINAS
En un reciente trabajo en el que intentamos desarrollar la
estrecha relación existente entre la denominada “Embajada
Keicho” y Espartinas8, aportábamos como novedad el hecho de
una primera estancia del embajador Hasekura y su séquito en
dicho municipio en noviembre de 2014, con motivo de los
preparativos para su gran periplo europeo. En el trabajo al que nos
referimos razonábamos la identificación de la hacienda de Mexina
como la “cassa de campo” a la que se aludía en cierto
documento9. Ahora, con este pequeño trabajo pretendemos lanzar
otra hipótesis: la posibilidad de que Hasekura y Sotelo (y quizá
algunos otros miembros del séquito) visitasen Espartinas ya en el
mes de octubre de 1614, al poco de desembarcar en Coria del Río
8 SCHLATTER NAVARRO, Ángel Luis, “La Embajada Keicho y Espartinas. Nuevas
aportaciones a una estrecha relación”. Espartinas, 2014.
9 “Su partida no se sabe porque el miércoles quieren yrsse a una cassa de campo que
esta a una legua desta çiudad, a componersse de vestidos de imbierno y de otras
cosas que diçen tienen necesidad para el camino”. A.G.S., Cód. Ref.
EST,LEG,225.233
13
14. y antes del triunfal recibimiento en Sevilla. En esta hipótesis
volvería a cobrar especial protagonismo la hacienda de Mexina
EL RIO PUDIO Y LA “VEREDA DE LA CARNE”
El río Pudio, (o Repudio, como aparece en muchos mapas
antiguos) es un afluente del Guadalquivir que, con una longitud
de unos 22 kilómetros, recorre el Aljarafe de norte a sur, naciendo
en el término de Olivares y desembocando en la localidad de
Coria del Río10. Durante gran parte de su recorrido este río se ve
acompañado por una cañada real, comúnmente conocida como la
“Vereda de la Carne”. Esta cañada tuvo durante muchos siglos
una gran importancia, haciendo posible el paso del ganado
trashumante desde los pastos de la Meseta a los de Isla Mayor, en
las Marismas del Guadalquivir, y es ella la protagonista de
nuestro estudio al ser, además de una vía de tránsito pecuario, una
importante vía de comunicación comercial.11
El tramo que nos interesa especialmente es el que une el
término de Espartinas con el de Coria del Río. Por el término de
10 “Río-Pudio o Repudio: arroyo que nace en el térm. de Heliche, hoy jurisd. de
Olivares, prov. de Sevilla, part. jud. de Sanlúcar la Mayor. Baña los term. De
Olivares, Salteras, Espartinas, Bormujos, Almencilla y Palomares, y se dirige por
entre la Puebla y Coria á buscar su desagüe en el Guadalquivir.
Su caudal de agua, insignificante, y a veces nulo en el verano, se aumenta
extraordinariamente en tiempo del grandes lluvias, haciéndose temible su paso.
Tiene en el term. de Espartinas un puente de piedra de 4 arcos, por el que pasa el
camino de Sevilla (al Condado y Huelva), y 2 alcantarillas en otros puntos”
MADOZ, “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico....”, Madrid 1849, tómo
XIII.
11 “(...) habiendo seguido en parte la romana “Via de la Plata”, los ganados leoneses
o sorianos, después de atravesar las tierras extremeñas y los pasos occidentales de
Sierra Morena aparecían al norte del Aljarafe entre las tierras de los heredamientos
saltereños del Almuédano y Palmarraya; atravesando a continuación las del cortijo
del Polvillo, la Cañada remontaba el arroyo del Judía, cruzaba el camino del
Salteras a Valencina hasta encontrar el arroyo del Repudio, junto a cuyas aguas
seguía un largo recorrido en tierras alfarafeñas, cruzándose con los caminos del
Villanueva del Ariscal a Gines, Real de Sevilla a Niebla y meterse en el laberinto de
las islas y marismas del Guadalquivir hacia su objetivo final, los pastos invernales
de esta misma zona” HERRERA GARCÍA, Antonio “El Aljarafe Sevillano durante
el Antiguo Régimen”, Sevilla 1980, pág. 39.
14
15. Espartinas la Vereda de la Carne corre paralela al río Pudio, y así
seguirá hasta llegar muy cerca del casco urbano de Coria del Río,
donde la Vereda de la Carne se orientará hacia La Puebla,
Aznalcázar e Isla Mayor, mientras que el río Pudio continuará su
trayecto para desembocar en el Guadalquivir junto al
embarcadero de Coria.
Una circunstancia importante a señalar es que, durante su
tránsito por el término de Espartinas, la Vereda de la Carne pasa
muy cercana a la Hacienda de Mexina. Tan es así que, por delante
de la puerta de dicha hacienda pasa el llamado aún “Camino de
Coria”, que algunos cientos de metros más adelante acababa
uniéndose a la cañada real.
HIPÓTESIS SOBRE EL PRIMER VIAJE DE HASEKURA A
ESPARTINAS
Ha llegado ya el momento de unir a las descripciones
geográficas mencionadas, otro tipo de datos históricos y
económicos. Así es importante señalar la riqueza de la Hacienda
de Mexina que, en los siglos XVI y XVII, se fundamentaba
principalmente en la producción de aceite12. Tanto es así que uno
de los “buenos negocios” del Mariscal D. Diego Caballero
(abuelo de D. Diego Caballero de Cabrera y Fr. Luis Sotelo) era
la exportación de dicho aceite13. En este sentido es básico recordar
que en aquellos tiempos Coria del Río era un principalísimo (si no
el principal) punto de fabricación de las grandes tinajas para el
aceite14. Y que, de hecho, era en el embarcadero de Coria donde
12 Aún se conservan en pie dos molinos de aceite existentes en aquella época. Y a mitad
del siglo XVI poseía la hacienda “molinos de aceite, almacén de sal, norias,
albercas, lagar de piedra y viga saliente, palomar, hornos, silos, silos de aceitunas,
caserío, bodegas, una arboleda y casas cogederas” SUÁREZ GARCÍA, Victoria y
LÓPEZ-SÁNCHEZ PINTO, María del Valle “Espartinas, Historia, Arte y
Religiosidad Popular” Espartinas, 2006, pág.406
13 “Diego Caballero trató en gran escala en aceite. Poseía grandes cantidades de
aceite de sus fincas del Aljarafe que exportó a Flandes” OTTO SANDER, Enrique
“Sevilla, siglo XVI: materiales para su historia económica”. Sevilla, 2008, pág. 269
14 “Gigantescas y voluptuosamente ventrudas, estas viejas tinajas, algunas de ellas
más altas que un hombre, pueden llegar a contener más de trescientas arrobas.
15
15
16. se cargaba gran cantidad del aceite aljarafeño que posteriormente
se exportaba por mar15. Estas circunstancias hacían que la ligazón
entre la hacienda de Mexina y Coria del Río fuera especialmente
fuerte y que esos once kilómetros que unen ambos puntos a través
de la Vereda de la Carne hicieran que dicho trayecto alcanzara
cierto grado de familiaridad para los pobladores de la hacienda.
Tenemos ya bastante bien definido el cuadro de situación en
el que enmarcar el desembarco, en octubre de 1614, de la
Embajada Keicho en Coria del Río. Sabemos que la flota en la
que viajaban Sotelo y Hasekura llegó a Sanlúcar de Barrameda el
5 de octubre. También sabemos que allí permaneció unos días,
ejerciendo de anfitrión el duque de Medina Sidonia. Y también
conocemos que, poco después, la ciudad de Sevilla pone a
disposición de los expedicionarios dos galeras con las que
remontar el Guadalquivir y desembarcar en Coria, donde habrán
de esperar, allí alojados, hasta que la ciudad tuviese listo un
espectacular recibimiento (que se produciría casi veinte días
después, el 21 de octubre)16. No sabemos qué día exacto
Herederas del antiguo “dolium” romano, de ellas, decía Richard Ford en el siglo
pasado que “estas ánforas se hacen principalmente en Coria, cerca de Sevilla y
recuerdan las jarras de los cuarenta ladrones” (Aún se conserva en Coria del Río
una calle llamada de las Tinajerías en cuyos alfares se fabricaban estas gigantescas
jarras con las arcillas de la zona, ricas en montmorillonita, que les atribuía
especiales características resistentes” RONQUILLO PÉREZ, Ricardo “Las
Haciendas de Olivar del Aljarafe Alto”, Sevilla 1981
15 P. ej., BARRAGÁN DE LA ROSA, Francisco José, Blog en Páginas Corianas, “El
Riopudio, un elemento relevante de nuestro paisaje”, Enero de 2011: “En las
márgenes del Riopudio predominaba el uso agrícola con el olivar y la vid como
cultivos, aunque este último decayó al final del s. XIX como consecuencia de las
plagas de la filoxera. Por tanto las haciendas aljarafeñas que lo rodeaban contaban
en su mayoría tanto con almazara como con lagares, donde se prensaban aceitunas
y uvas para obtener abundante vino y aceite que se conducían a la capital o que se
les daba salida a través del puerto de Coria (Palomares antes de experimentar su
decadencia a principios del s. XIX y San Juan de Aznalfarache también fueron
puertos de embarque)”.
16 “(...) se llegó por fin a salvo, después de algunos peligros y tempestades al puerto
de Sanlúcar de Barrameda el 5 de octubre, donde residiendo el Duque de Medina
Sidonia y avisado del arribo, envió carrozas para honrarlos, recibirlos y acomodar
en ellas al Embajador y a sus gentiles hombres, habiéndoles preparado un suntuoso
alojamiento; y después de haber cumplido con esta obligación como correspondía,
yd e regalarlos con toda liberalidad, a instancias de la ciudad de Sevilla hizo armar
dos galeras, las cuales llevaron a los embajadores a Coria, donde fueron
16
16
17. desembarcaron en Coria, pero sí que la ciudad de Sevilla
desembolsó una importante cantidad de dinero para que los
miembros de la Embajada permanecieran dignamente alojados en
Coria del Río17. Esto nos hace suponer que estarían unos ocho o
diez días alojados en el municipio coriano. Y también sabemos
que, en los muelles de Coria, esperaba, entre otros, el veinticuatro
de Sevilla D. Diego Caballero de Cabrera, deseoso de cumplir con
su papel de valedor hacia aquella exótica Embajada que su propio
hermano Luis había inspirado y promovido.
A tenor de estas circunstancias -y he aquí la exposición de
nuestra hipótesis- nos parece muy probable considerar que, una
vez desembarcados en Coria y tras dedicar un tiempo a reponer
las fuerzas, los miembros de la Embajada (al menos sus
principales representantes) teniendo unos ocho días en los que no
podían entrar en Sevilla, fueran invitados por D. Diego Caballero
para acudir a su cercana hacienda de Mexina por un camino tan
cómodo como era la Vereda de la Carne y, de allí, visitar el
cercanísimo monasterio franciscano de Loreto.
LA VEREDA DE LA CARNE ENTRE ESPARTINAS Y CORIA
DEL RÍO HACIA 1614
hospedados por orden de la dicha Ciudad por Don Pedro Galindo, veinticuatro, el
cual se ocupó con gran diligencia en tener satisfecho el ánimo del Embajador con
todos los placeres y regalos posibles, procurando éste entretanto que preparasen
ropas nuevas a su séquito y ayudantes para resplandecer con más decoro y pompa a
la entrada de Sevilla.
Mientras se resolvía esta cuestión, la Ciudad determinó enviar a Coria a Don Diego
de Cabrera, hermano del padre Sotelo (…)” AMATI, Scipione, “Historia del Regno
di Voxu....” CAP. XVII
17 “El cabildo hispalense comisionó a don Pedro Galindo ...para que baya a la uilla de
coria y aloxe á los dichos enbaxadores y su jente los días que alli estubieren y les
de lo necessario. La suma total que se libró finalmente al veinticuatro Galindo en
razón de los gastos a que éste había ido acudiendo durante esos días, alcanzó la
considerable cifra de 75.466 maravedíes, por tantos que gastó en el ospedaxe que
ésta dicha ciudad mandó que se hiciesse á el enbajador del Japón en la uilla de
coria. Archivo Municipal de Sevilla. Manual del Libro Mayor de Caxa del año 1614
(DNS, doc. XXXIII, pp. 96-99)”. Cita nº 102 de VALENCIA JAPÓN, Víctor, “De
Japón a Roma pasando por Coria” publicado por Cajasol en un volumen titulado
“Japones y Japoneses en las orillas del Guadalquivir”, Sevilla 2007
17
18. Vamos a intentar reunir las noticias sobre aquella cañada
real denominada “Vereda de la Carne” en su tramo comprendido
entre los municipios de Espartinas y Coria del Río. Las noticias
más antiguas, en su mayor parte, nos remontan al siglo XIX, dos
centurias después de aquella cañada real que conocería Hasekura.
Pero las circunstancias hubieron de variar muy poco.
Como toda cañada real estaría sometida al ordenamiento
general que estipuló el Rey Alfonso el Sabio hacia 1273, en el que
se daba una anchura de noventa varas castellanas a dichas vías.
Así tuvo que ser durante mucho tiempo, aunque bien es sabido la
facilidad con que los propietarios de terrenos lindantes solían ir
ganando espacio a costa de la propia cañada. Esto ha ido
obligando, a lo largo de los siglos, a vigilar los límites de tales
vías y, en muchas ocasiones, a rectificar su trazado buscando los
lindes originales. Por ello no sabríamos con certeza, hacia 1614,
en qué condiciones se encontraría el trazado de la Vereda de la
Carne en su tramo entre Espartinas y Coria del Río, aunque no
creemos que hubiera variado demasiado del de su origen (entre
otras cosas porque aún la costumbre de la trashumancia
mantendría en pleno uso tales vías).
Sí sabemos que un punto de principal relevancia era el cruce
de la Vereda de la Carne con el camino Real entre Sevilla y
Huelva18. De hecho hemos visto más arriba, al citar al Madoz,
18 “Atravesado (el Aljarafe) desde fechas muy tempranas en sentido este-oeste por una
destacada vía de comunicación, la que unía Hispalis e Itlálica con Niebla y Onuba,
que más tarde seguiría el camino Sevilla-Lisboa por Beja (…) las circunstancias
fácilmente imaginables que conllevaban la mera existencia de esta vía y el tráfico
que por ella discurría concitaron el deseo y/o la necesidad en los núcleos de
población adyacentes, que se hallaban más o menos alejados de ella, de abrirse un
camino de paso hacia la misma; a ello se ha de añadir que la circulación en este
sentido este-oeste se veía acrecentada por los imprescindibles cuidados y los
reparos necesarios que exigiría el acueducto que surtía de agua a Itálica (…) En
1796 el Asistente de Sevilla Manuel Cándido Moreno decía que: Uno de los
caminos más interesantes de los que entran en esta ciudad es el llamado del
Condado, así porque por él se transportan los frutos y víveres del primera
necesidad para su abasto como porque es la carrera indispensable para todos los
pueblos del mismo Condado, Alxarafe, Ayamonte, Portugal y parte de la Sierra.
(Arch. Hco. Nal., Consejos, leg. 1800, nº33)
18
19. cómo el Río Pudio era cruzado allí por el más importante de sus
puentes: “un puente de piedra de 4 arcos”.
Siguiendo el curso del Río Pudio, a unos seiscientos metros
del punto anteriormente señalado, hacia el oeste, se encontraría un
descansadero para el ganado del que, hasta el pasado siglo XX,
aún existía algún abrevadero. Hoy sólo queda un pozo alrededor
del cual un ensanche, entre propiedades privadas, recuerda lo que
hubo de ser una extensa zona de descanso. Tenemos dudas de si
este descansadero tendría una antigüedad mayor a la del pasado
siglo, ya que en el plano conservado en el Archivo Municipal de
Espartinas, en el que se dibuja la Vereda de la Carne hacia 1851
(del que hablaremos más abajo), dicho descansadero no aparece
reflejado
A otros seiscientos metros del descansadero, también hacia
el oeste, arranca el camino hacia la hacienda de Mexina, que dista
unos setecientos metros de la cañada. Dicho camino, tras
atravesar la Vereda de la Carne, continuaba hacia el Este,
cruzando el Río Pudio, en dirección a Bormujos. Hay que hacer
notar, no obstante, que actualmente se denomina “camino de
Coria” el que, pasando por la puerta de Mexina, viene a enlazar
con la “Vereda de la Carne” en el punto por el que actualmente
pasa la autovía A-49. Tenemos constancia de que dicho camino
ya existía a finales del s. XIX, pero no sabemos si existía ya en el
siglo XVII. Algo parecido ocurre con el actual camino que baja
desde Mexina, en perpendicular, hacia la Vereda: consta su
existencia en 1851, pero no tenemos certeza de que ya existiese a
principios del XVII. Hay que pensar que ambos trazados existían
Además, tras la reconquista cristiana del territorio aljarafeño, comenzaría a
establecerse una nueva vía de paso de largo alcance, si bien en este caso de tránsito
pecuario y en sentido norte-sur, la “vereda de la carne”, que seguía el curso del
arroyo del Repudio; esta cañada ganadera y mesteña veía anualmente pasar dos
veces a los transhumantes rebaños ovinos norteños y debió tener unas
consecuencias de tipo viario en la comarca similares a la anterior”. HERRERA
GARCÍA, Antonio “De caminos y de comunicaciones viarias aljarafeños. Noticias
de los siglos XVI-XVIII” Hespérides. Anuario de Investigaciones, 1994, Págs. 160-
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20. y que pudieron ser utilizados indistintamente para dirigirse desde
Mexina a Coria del Río y viceversa.
En el resto del trayecto, hasta llegar a Coria, adquirirían
protagonismo los molinos harineros, de los que existieron hasta
once, según Madoz, y de los que ya sólo quedan algunos restos, y
algún paso significativo del río Pudio, como el actualmente
denominado “puente romano”.
EL PLANO DE LA VEREDA DE LA CARNE A SU PASO
POR ESPARTINAS
Por último querríamos referirnos a un plano de la “Vereda
de la Carne”, a su paso por el término de Espartinas, aparecido en
el Archivo Municipal espartinense. Dicho plano forma parte de un
expediente que vio la luz en el año de 1851 motivado por la
alteración que dicha vía pecuaria había sufrido por parte de los
propietarios de tierras lindantes con la misma. Bajo el nombre:
“Expediente formado en virtud de orden del Señor Gobernador
para la rectificación de la Vereda de la Carne”, este expediente
se compone de diez hojas manuscritas tamaño folio, acompañadas
de otros escritos y oficios y de un interesantísimo plano de 31
cms. de anchura por 140 cms. de longitud. Dicho plano
reproduce el trazado de la cañada, señalando las diferentes
anchuras de cada tramo que oscilaban entre las 19 varas (en la
parte más estrecha) y las 55 varas (en su punto más ancho). Como
vemos, en ningún lugar se hallaban respetadas las 90 varas
preceptivas.
Se señalan también las vías que la cruzaban, interesándonos
especialmente el cruce con el “Camino de Sevilla”, en el que se
señala también el rótulo “Alcantarillas del Repudio”, el “Camino
de la Corcobada” y el “Camino el Capacho”, que es el que
hemos identificado como camino hacia Mexina. Y, por supuesto,
el plano refleja las diferentes propiedades que se hallaban a uno y
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21. otro lado de la cañada, identificándose los nombres de los
propietarios a los que habría que requerir que volvieran a sus
lindes originarias para rectificar el trazado de la vía pecuaria.
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