El castro de Cabo Blanco es uno de los más grandes castros litorales localizados en la costa occidental asturiana. Tiene cuatro recintos amurallados defendidos por cinco fosos y tres parapetos. Los celtas que vivían allí se dedicaban a la ganadería, agricultura y elaboración de cerámica, tejidos y herramientas de bronce e hierro, aunque no conocían la escritura o la moneda.