1. Misterios de las mudanzas/Aventura de Biblioteca/ Destripando la realidad
La familia Martínez acababa de mudarse a las afueras de Madrid. La familia estaba
compuesta por los dos pequeños Jemmy y Pablo, por la feliz pareja Teresa y Alberto,
por los gatitos Garfield y Lulú y por la perrita Cora.
Ellos estaban muy ocupados con la mudanza, pero como los niños eran muy curiosos,
decidieron revolver por toda la casa con su amistosa perrita.
- ¡Vayamos a la parte más alta de la casa!
Propuso Pablo.
- Será divertido revolver en el trastero...
Los dos subieron las escaleras. Una vez en el trastero, la niña encontró una caja y
decidió abrirla. Había un reloj antiguo...
- ¡Demasiado sucio! Hay que tirarlo a la basura.
- ¡Noooo! Se lo llevaremos a mamá, sabes que le gustan las antigüedades- dijo
Pablo.
A su madre le encantó, como la casa tenía una hermosa biblioteca, lo colgaron allí.
Esa misma noche acabaron la mudanza, así que fueron temprano a la cama. A la
mañana siguiente, Alberto bajó a todo correr para darle algo de leche a los gatos (como
tenía prisa bajó en calzoncillos). Vio a Garfield pero a Lulú no. Buscó por todas partes
hasta que llegó a la Biblioteca. Allí yacía Lulú tumbada sin una pata, al lado del reloj
que estaba parado a las doce. Teresa había despertado e ido a la biblioteca porque
Alberto la había llamado. Cuando vió eso, se asombró mucho y decidió esconder los
restos de Lulú antes de que los niños lo vieran.
Los niños estaban preocupados porque no habían visto aún a la gatita y le preguntaron a
su madre donde estaba.
- La llevamos a la casa de los abuelos porque rompió la manta de nuestra cama.
Los niños estaban tristes pero no se enfadaron.
Al día siguiente, Pablo se despertó de un grito, todo había sido una pesadilla, y…¡Se
había meado del miedo que tenia!
Se cambió los calzoncillos, y se puso sus favoritos, los de los Teletubbies.
Bajó corriendo porque llegaba tarde a clase. Cuando llegó al colegio vio que llevaba
puesta la camiseta de Dora la Exploradora.
Cuando lo vieron los de 6º, le bajaron los pantalones;( porque son unos zulús y es lo
único que saben hacer) y le vieron sus calzoncillos de los Teletubbies. Después
2. encontró a los de 5º, y les contó su pesadilla; y le prometieron que irían a su casa por la
tarde.
Después de comer, sus amigos fueron a su casa, y entraron en la biblioteca;…y… allí
estaba, el gato, sin una pata…y… el reloj… estaba parado a las 12.
El reloj… la biblioteca estaba prácticamente a oscuras pero del reloj salía una tenue
luz… los chicos se acercaron cautelosamente y vieron que salía de un pequeño cajón
que tenía el reloj. Con mucho cuidado lo abrieron y… dentro había: “una llave”
Los chavales no sabían qué hacer con la llave.
- Y si buscamos la puerta que abre –dijo Pablo-
Todos estuvieron de acuerdo y por absurdo que parezca empezaron por la biblioteca. De
repente detrás de unas cortinas, escondida, encontraron una puerta y lo más
desconcertante fue que la llave abría la puerta.
Por segunda vez contuvieron la respiración y abrieron la puerta… en medio del
pequeño cuarto encontraron una nota que decía:
Si mi secreto queréis descubrir,
al reloj debéis acudir.
Con la nota en las manos y un mosqueo enorme volvieron a la biblioteca e hicieron
corro alrededor del reloj. Allí no pasaba nada y era hora de volver a casa, así que tras
despedirse de Pablo este se quedó solo, entonces apareció Jemmy. De pronto mientras
Pablo le estaba explicando todo lo ocurrido se oyó: “Dongggg, Dongggg…” El reloj
estaba tocando las horas, Pablo y Jemmy salieron corriendo y chillando y no pararon
hasta llegar a su habitación, cuando llegaron los dos dijeron a la vez: Doce, ha tocado
las doce.
En la habitación se dieron cuenta que el reloj continuaba sonando y hacía mucho tiempo
ya, seguro que había sonado más de 12 veces u Pablo dijo:
- ¿Por qué no para de sonar?
Intrigados, bajaron de nuevo a la biblioteca, se encontraron un portal misterioso que
decidieron atravesar y vieron un castillo al fondo, pero para llegar a él, debían pasar un
laberinto.
Una vez dentro de él, les cayó una nota de un árbol que ponía:
“Si del laberinto queréis salir,
Como ya era la hora de cenar, Teresa por a los niños:
llamó
la izquierda debéis ir”
3. - ¡ Niños, a cenar! ¡Qué raro!- pensó – Siempre están preguntando que cuándo
cenamos y hoy hay que llamarlos.
Así que decidió ir a buscarlos. Cuando llegó a la biblioteca descubrió el misterioso
portal. Asustada, llamó a Alberto.
- ¡Albertoooo!
Alberto se encontraba en la cocina preparando una exquisita tortilla de patatas, su
especialidad. Salió disparado, teniendo la precaución de apagar el fuego. Cuando llegó a
la biblioteca encontró a Teresa impresionada.
Mientras tanto, Jemmy y Pablo habían tomado el camino de la izquierda como decía la
nota. Siguieron caminando un buen rato hasta que llegaron a un punto en el que no se
podía continuar, un alto muro les impedía el paso. Cuando ya estaban pensando
volverse, cayó una nota que decía:
“Si del laberinto queréis escapar,
este muro tenéis que pasar”.
-¿Pero cómo lo pasamos?- Preguntó Pablo- No podemos saltarlo, es muy alto.
- Si no podemos saltarlo, vamos a excavar un pequeño túnel. Dijo Jemmy.
Se pusieron manos a la obra hasta que abrieron un hueco por el que pudieron pasar.
Se encontraron en una especie de jardín en el que todos los árboles eran manzanos con
manzanas muy rojas. Pablo ya tenía hambre así que decidió coger una. Al ir a hacerlo se
dió cuenta que había una manzana diferente, la cogió y al darle un mordisco encontró
una nueva nota que decía:
“ Del laberinto habéis salido, todo
recto y llegaréis al castillo”.
Por fin, llegaron y se encontraron ante dos puertas, una vieja y destartalada y otra de
aspecto dorado y reluciente, pero las dos tenían la misma inscripción:
“ Si la verdad queréis
encontrar, esta puerta tenéis
que cruzar”.
-¿ Y ahora qué hacemos? –Se preguntaron…
Pablo pensó que sería mejor atravesar la puerta vieja pero Jemmy prefería la dorada.
4. Como no se ponían de acuerdo, decidieron echarlo a suertes y salió la puerta vieja. La
abrieron y se encontraron con un complicado mecanismo de engranajes oxidado, que
no funcionaba así que se quedaron atrapados, no podían avanzar ni retroceder. Los
nervios se apoderaron de ellos y empezaron a gritar y moverse de un lado a otro
buscando una salida. De repente Jemmy pisó sin querer una piedra que empezó a girar
lentamente, como si se desenroscara, la apartaron y descubrieron unas escaleras que
descendían hacia un sótano. Se miraron uno a otro y sin pensárselo dos veces bajaron
por aquellas angostas escaleras. Parecía que nunca se acababan, siguieron bajando hasta
que se encontraron con una cueva subterránea con un enorme y precioso lago. Se
quedaron boquiabiertos contemplando aquellas aguas tan transparentes de un bonito
color azulado.
Estaban tan ensimismados contemplándolo todo que no se dieron cuenta de que el agua
estaba empezando a moverse cada vez con más fuerza y comenzó a espesarse, parecía
gelatina de kiwi, era de una verde intenso pero…¿¡no!, no era gelatina era “el moco de
la nariz gigante”, una espeie a punto de extinguirse. Los niños asustados retrocedieron y
pisaron un géiser que los despidió hasta la cámara secreta de “Las Hadas Burbuja”.
Estas hadas eran diminutas, rechonchas y olían a jabón, no hablaban pero salían de su
boca grandes y coloridas pompas. Se metieron en una de ellas y la programaron para
que los llevara de nuevo a su casa, pero como no conocían las coordenadas exactas
acabaron dentro de la televisión.
Mientras sus paders preocupados se relajaban viendo un programa de chistes, cuál fue
su soprresa que al cambiar de canal encontraron a los niños encerrados en la pantalla,
¡dentro de un programa de teletienda, qué horror!
Nerviosos cogieron el teléfono para recuperar a sus hijos y los compraron con la tarjeta
del Corte Inglés. Se los devolvieron a través de la ranura del DVD pero como no habían
pagado el IVA la niña vino sin un pie, es decir defectuosa.
Hicieron una reclamación y les devolvieron, previo pago de impuestos, el pie de la niña
y los obsequiaron sorprendentemente con una gatita llamada Lulú.