El documento explica las ondas gravitacionales, las cuales fueron predichas por Einstein y detectadas por primera vez en 2016. Las ondas gravitacionales son perturbaciones en el espacio-tiempo generadas por eventos cósmicos violentos como la colisión de agujeros negros, y su detección nos permitirá aprender más sobre estos fenómenos. Observatorios como LIGO y VIRGO han estado trabajando para detectar estas tenues ondas y así abrir una nueva ventana al conocimiento del universo.
2. ¿ONDAS GRAVITAQUÉ?
El 11 de febrero de 2016, la comunidad
científica hizo historia. El observatorio
Advanced LIGO logró detectar por primera vez
una señal procedente de ondas gravitacionales.
Tres meses después, los investigadores han
conseguido determinar por segunda vez ondas
gravitacionales procedentes de la colisión de
dos agujeros negros. ¿Qué supone este
descubrimiento? ¿Cómo pueden definirse las
ondas gravitacionales y por qué nos deberían
importar? Estas son las cuatro claves para
explicar el concepto de ondas gravitacionales
para principiantes:
3. ¿QUÉ SON LAS ONDAS
GRAVITACIONALES?
Imagine que lanza una piedra a un estanque. En
el lugar donde caiga se producirá una pequeña
perturbación, que identificaremos fácilmente al
observar las ondas que se propagarán
suavemente sobre el agua. Algo similar ocurre
con las ondas gravitacionales. Los eventos más
exóticos y violentos del universo, como el Big
Bang, las explosiones de supernovas o las
colisiones de dos agujeros negros, también
producen ondas que se propagan de forma
tenue por el cosmos. Por este motivo, las ondas
gravitacionales también han sido descritas
como los "ecos" que nos permiten escuchar
algunos de estos explosivos y desconocidos
eventos.
4. ¿QUIÉN PROPUSO SU EXISTENCIA?
Albert Einstein, al desarrollar la teoría general de la
relatividad en 1916, propuso también la existencia de las
ondas gravitacionales. Pero no fue el primer científico que
habló de la radiación gravitacional. Como nos explica el Dr.
Antonio López Maroto, profesor de Física Teórica I de la
UCM, Henri Poincaré ya había planteado en 1908 que "las
órbitas planetarias deberían perder energía por emisión de
radiación del propio campo gravitatorio". Incluso Pierre-
Simon Laplace en 1776 ya había considerado una idea
similar.El propio Einstein era consciente de la dificultad que
entrañaba detectar las ondas gravitacionales. En 1936, el
físico envió junto con Nathan Rosen un artículo a la
revista Physical Review con el título "Do gravitational waves
exist?", en el que paradójicamente llegaron a una conclusión
negativa. Aparentemente, el artículo contenía errores
importantes y fue rechazado por el editor. Desde aquel
entonces, la búsqueda directa de ondas gravitacionales ha
sido uno de los grandes desafíos de la física.
5. ¿POR QUÉ DEBEN IMPORTARNOS?
En palabras de la Dra. Alicia Sintes, investigadora de
la Universitat de les Illes Balears, las ondas
gravitacionales podrían "abrir una nueva ventana al
conocimiento". Su detección nos daría más
información acerca de los fenómenos más violentos y
explosivos del cosmos. Podríamos saber, por
ejemplo, cómo se formaron los agujeros negros
supermasivos y su conexión con el nacimiento de las
galaxias. En otras palabras, si fuéramos capaces de
"escuchar" las tenues ondas que se propagan por el
universo podríamos conocer más acerca de las
perturbaciones que las provocaron. Utilizando el símil
del estanque, si podemos ver las ondas sobre el agua
lograríamos saber más acerca del lugar donde cayó la
piedra o el tamaño y la fuerza que esta tenía cuando
fue lanzada.
6. ¿CÓMO Y DÓNDE SE DETECTAN LAS
ONDAS?
En 1973, los científicos Russell A. Hulse y Joseph H. Taylor descubrieron un púlsar
binario, una pareja de estrellas que "bailaban" una alrededor de la otra. Sin embargo,
a cada vuelta que daban iban perdiendo progresivamente energía orbitando cada vez
más rápido. El hallazgo fue la primera evidencia indirecta de que las ondas
gravitacionales o "susurros cómicos" existían, motivo por el que los investigadores
recibieron el Premio Nobel de Física de 1993. Debido a que las ondas son "ecos muy
tenues", necesitamos "oídos muy sensibles" con los que escucharlas. Por ello en 1997
se lanzó la colaboración científica de LIGO, que pretendía encontrar la primera
evidencia directa de que las ondas gravitacionales existían. Los detectores
de Advanced LIGO, que reanudaron su trabajo en septiembre de 2015, llevan desde
entonces trabajando en la búsqueda de estos "susurros cósmicos", junto a otros
observatorios como VIRGO (Italia) y GEO600 (Alemania). A finales del año pasado, la
Agencia Espacial Europea también lanzó LISA Pathfinder con el objetivo de aportar su
granito de arena. El reto es complejo, las expectativas máximas.