Trabajo de grado de Alejandra Paisano Belankazar (1).pdf
Criterios de discernimiento
1. Criterios de Discernimiento
La vocación se concreta aún más a través de las formas de vida.
En este momento trascendente de tu vida: ¿Cómo discernir la vocación específica?
El primer criterio tiene que ver con aquello que te propones para elegir. Es conveniente
saber que para elegir lo que Dios quiere es necesario limitar el campo de tu elección.
Ya no puedes elegir absolutamente lo que quieras, porque estas en el tiempo para
hacerlo.
Algunas especificaciones. No es la voluntad de Dios que elijas por comodidad, o por
interés personal, o por presión familiar.
No es voluntad de Dios que optes por enriquecerte, o por vivir de espaldas a los demás.
Por eso hay que dejar claro que lo que elijas debe ser bueno en sí mismo y debe incorporarte
más profundamente a la Iglesia.
El segundo criterio consiste en que exista una intención simple. No es válido elegir algo
para sí mismo, y luego, con eso, querer servir a Dios.
Por ejemplo, tener una profesión y ponerte al servicio de Dios, pretexto servir a los demás.
El caso es que no haya doblez en tu intención, o lo que llamamos en el lenguaje corriente
"dobles intenciones", sino que pura y llanamente quieras ponerte al servicio.
No es válido querer ser religiosa para ocupar un puesto importante, para viajar, para tener
la vida resuelta.
El tercer criterio es que cada una de las vocaciones específicas, cada congregación
religiosa, cada forma de vida, se caracteriza y se define por unos valores.
Para optar por un camino vocacional es necesario comprobar, lo más objetivamente
posible, que ya estés viviendo, de algún modo, de acuerdo con esos valores.
Si quieres ser religiosa, debe existir en ti un gran amor a la Iglesia y un afán de ponerte
al servicio edificando a la comunidad.
Sin embargo en muchas ocasiones te observamos alejada o indiferente ante la
comunidad, y pese a todo quieres ser religiosa.
A lo largo de este tiempo no se te percibe viviendo ya un estilo de pobreza y de radicalidad
en los diversos aspectos de tu vida.
Si en tu discernimiento vislumbras el laicado, este tendría que ayudarte a comprometerte
en la transformación del mundo y de la sociedad de una manera activa.
El cuarto criterio consiste en que pongas a funcionar tu inteligencia.
No es válido elegir por puros impulsos y sentimientos. Tu elección debe sustentarse en
razones más objetivas, que se pueden llevar al diálogo con tu madre, y con tu acompañante.
No basta para elegir la vida religiosa el hecho de que sientas una inquietud hacia ella, es
bueno que consideres si tienes capacidades o no para este fin.
Para la vida comunitaria, se requiere capacidad de relaciones sanas.
2. El quinto criterio es que no basta con tus buenas razones.
Es del todo necesario que Dios, de algún modo, confirme tu elección.
No es suficiente una convicción razonable, hace falta una verdadera determinación
espiritual.
Por eso, después de poner tus razones, debes presentarlas ante Dios en la oración, de
modo que él mismo confirme aquello que has elegido.
Si en tu elección no encuentras paz espiritual, consuelo de Dios, y un aumento de fe,
esperanza y caridad, puede ser muy riesgosa. No se debe elegir con angustia, con temor,
con dudas, sino con una gran confianza en Dios. Tu proceso vocacional, ha estado
acompañado de duda…
El sexto criterio consiste en que cuentes con la voz de la Iglesia que, en nombre de
Dios, llama.
En tu caso la voz de la Iglesia se hace presente a través del acompañante y la
confirmación del Consejo Provincial.
Si se te señala que un determinado camino no es conveniente para ti, debes aceptarlo
con docilidad de corazón.
Dios te dará la certeza de la confirmación. Escúchalo
Lo contrario al discernimiento es que, pese a lo que te dice, tú te empeñes en elegir un
camino vocacional equivocado.
El séptimo criterio es que, cuando ya has elegido un camino, en alguno de los niveles
de la vocación, lo nuevo que plantees para elegir esté bien comprendido en esa primera
elección.
El octavo criterio es más bien negativo. Consiste en que no existan problemas que
ocultes o no hayas hablado suficientemente con tu orientador.
Si se quiere formular en positivo diría: que hayas hecho un esfuerzo por ser lo más leal y
transparente en tu relación de acompañamiento, de modo que hayas afrontado aún esos
puntos difíciles o conflictivos, presentes en toda personalidad.