2. Yo hizo la maleta muy rápido pues también me quedé tardía
así como Pablo se quedó para irse a la radio.
Antes de la hora del almuerzo, llego a mi casa en Madrid.
Hogar, dulce hogar...
La primera cosa que hizo cuando llegué fue llamar a Juan, el
portero. Él trata de recoger las cartas de todos los
apartamientos para que nada se pierda.
“Juan! Buenos días! Yo tengo cartas por ahí?”
“Hola Andrea! Hace días que no te veo por aquí! Solo
tienes dos cartas, una es para pagar algo y otra viene
de Barcelona...”
“Vale, puedes traerlas a mí?”
“Por supuesto que sí!”
3. Las cartas no son nada importantes por eso las puse en
la oficina y me fui a quitar todo que tengo en la maleta
y poner todo ordenado.
Sin embargo llega la hora de almuerzo y como no tenía
ganas para cocinar, me fui a un restaurante muy cerco
de aquí que me gusta mucho.
Es uno de los pocos domingos en que estoy sola... para
olvidar por un rato todo esto, camino hacia el
restaurante. Como veo muchas personas por la calle,
olvido esto que por veces me hace llorar de anhelo.
4. Entro en el restaurante y saludo a María, la dueña de este
restaurante que yo conozco hace mucho tiempo.
“Bienvenida seas chica! Cuanto tiempo, eh?” - me dice
ella después de me saludar con un abrazo.
“Cuanto tiempo... mi vida es siempre un maratón...
siempre corro!”
“Tan joven y ya corres tanto...”
“Así es mi vida, María...”
“Oye, hoy estás sola?”
“Sí...”
“Oye, tengo allí una mesa para ti.. venga!”
Me siento y María me cuenta todas las noticia mientras como
un plato de pescado muy rico.
5. Fue agradable el almuerzo con la compañía de
María, que siempre me trata como si fuera su
hija.
Ella sale de la mesa pues tiene clientes
esperando y yo termino de comer.
Por casualidad, miro la puerta y veo alguien que
no desearía ver: mi ex-novio, Javier.
Espero que él no me vea... es que si él viene
hacía mi soy capaz de explotar... él hizo mucho
mal a mí después de yo terminar mi relación
con él porque no teníamos nada en común.
6. … y no es que para mi mala suerte, él me vio? Él llega a mi
mesa:
“Andrea! Por aquí?”
“Es demasiado pedirte que salgas de aquí, por favor?”
Él se quedó sorprendido: “Madre mía! Es así que me
saludas?”
“Yo? Merecías peor que eso pero hay algo que se llama
buena educación y eso mis padres me dieron...”
“Yo me arrepentí.. perdóname...”
“Eso es una broma? Lo que hiciste no tiene perdón... ya
estoy harta...” - me levanto de la mesa. Estoy más
enfadada que nunca. Pago la cuenta a María y salgo de
allí.
7. En poco tiempo, entro en una pesadilla. Me doy
cuenta que él me sigue por la calle.
Yo pregunto a mis botones: “Porqué volví a
Madrid? Volví para esto?”