Este documento describe las tradiciones y elementos clave del Día de Muertos en México. Explica que el Día de Muertos es una celebración mesoamericana que honra a los difuntos los días 1 y 2 de noviembre. Describe los elementos principales de un altar como la cruz, velas, flores, incienso, fotografías y comida favorita del difunto. Explica que la comida en el altar incluye desayunos, comidas y cenas tradicionales del 1 y 2 de noviembre, y que el 31 de octub
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
Guía para el altar de Día de Muertos con elementos simbólicos y comida tradicional
1. Colegio de Educación Profesional Técnica Del Estado De México
Procesamiento de información por medios digitales
Estudiante: Olvera Montiel Marco Antonio
Grupo: 104
Carrera: P.T.B. en informática
Ciclo escolar:1-16-17
Docente: Acosta Serna Hugo
3. El Día de Muertos es una celebración tradicional de origen mesoamericano que
honra a los difuntos. Se celebra principalmente los días 1 y 2 de noviembre,
aunque en algunos lugares comienza desde el 31 de octubre, coincidiendo con las
celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es una festividad que se celebra en México y en países de América Central, así
como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran
población mexicana y centroamericana. La Unesco ha declarado la festividad
como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En Brasil existe una
celebración similar conocida como Dia dos Finados, aunque esta festividad no
tiene las mismas raíces prehispánicas que el Día de Muertos.
El culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde
la época precolombina. Asimismo, en el calendario mexica, que se localiza en
el Museo de Antropología, se puede observar que entre los 18 meses que forman
este calendario, había por lo menos seis festejos dedicados a los
muertos. Posteriormente, los evangelizadores cristianos de tiempos coloniales
aceptaron en parte las tradiciones de los antiguos pueblos mesoamericanos,
fusionándolas con las tradiciones europeas, para poder implantar el cristianismo
entre dichos pueblos.
El ALTAR
El principal elemento a considerar es definir por quién lo vamos a poner. La
maestra Hilaria Mass menciona que “no se necesita realizar un altar tan
elaborado, lo importante es recordar realmente los valores y la enseñanza de la
persona”.
Ya que definimos bien a qué personas vamos a recordar, procedemos a colocar
los siguientes objetos:
La cruz: Por tratarse de una celebración católica, la cruz de Cristo es el elemento
que representa a todos los que practican esa religión.
Las velas: La investigadora menciona que la vela es muy importante. Si son niños,
se usan de colores; si son adultos, se usa negro o blanco. “El significado es la
luz… las personas que ya descansaron están con Dios y si están con él, es que
fueron buenas. Como la vela, alumbran con su ejemplo en vida. La vela
litúrgicamente es considerada como figura de Cristo, la luz del mundo”, señala la
investigadora de la Uady.
Las flores: Este elemento puede variar y su uso no es tan riguroso. La maestra
Hilaria Mass recuerda que “antes, las flores no tenían que comprarlas, porque en
las casa abundaban. La gente pone lo que tiene en su casa, así que en este
aspecto no tiene que ser tan riguroso su uso, la gente coloca las que tiene en
casa”.
4. El incienso: Cumple con la función de llevar el olor de la comida que se coloca el
altar hasta nuestros familiares ya fallecidos, es como una invitación a bajar al
mundo de los vivos para que prueben la comida que hicimos en su honor .
El vaso: Más que un elemento simbólico, el vaso con agua cumple la función de
digestivo para las ánimas y para que “embuchen” después de comer, menciona la
especialista.
La fotografía: Este es otro elemento que no es obligatorio. La antropóloga dice que
la fotografía, si estamos acostumbrados, se pone. “Nosotros ponemos el altar
aquí en la oficina y algunos compañeros ponen la foto de algún investigador
muerto. Usar la imagen del familiar significa que estás recordando a esa persona y
vas a rezar por él, vas a recordar su ejemplo”.
El mantel: Por último, está el mantel, que para los niños puede ser uno de colores,
mientras que para los adultos debe ser de color blanco. Su significado es
puramente ornamental. “Cuando tú invitas a alguien a comer a tu casa, ¿le das su
comida así nomás en la mesa? Recordemos que es una comida especial para
nuestros difuntos, es la mesa donde ellos comerán y debe tener lo mejor“.
“Para el altar de niños, el 31 de octubre se acostumbra a poner una mesa con su
mantel limpio, con sus flores y sin fotografías. En los pueblos se acostumbra a
poner imágenes de santos, la Virgen o la Cruz y luego se colocan todas la
viandas para los niños difuntos. También se pone una jícara extra en la misma
mesa para el niño que nadie se acuerda de él, no aparte”, apunta Hilaria Mass.
Para los difuntos olvidados o que no tienen quien les rece, se pone una mesa
aparte y se les coloca comida. La catedrática menciona que “este altar es para los
difuntos que se mueren en algún accidente como terremotos o huracanes, que no
tienen quien les rece, entonces, nosotros los vivos tenemos la obligación de rezar
por ellos y recordarlos este día. No es ponerlo aparte sino junto al mismo altar”.
Por último, en la ofrenda se pueden colocar otros detalles que cumplan con los
gustos de los fallecidos: “Si se trata de un altar para niños, vamos a poner sus
juguetes preferidos y para los adultos, pondremos las cosas que más apreciaban
en vida”.
LA COMIDA
La comida es uno de los elementos principales del altar. Durante las
celebraciones se acostumbra a preparar las tres comidas del día, respetando el
guiso que los difuntos solían disfrutar cuando estaban vivos.
Hilaria Mass menciona que el 1 de noviembre, fecha en la que se recuerda a
“Todos los santos”, se acostumbra que en el desayuno se sirvan panes grandes,
tamales, el tobijoloch, el atole nuevo o el chocolate.
5. “Algunas familias de los pueblos preparan el k´aj, que es el maíz quemado que se
muele para hacer atole. Se ponen las velas blancas o negras. Terminado el rezo
del desayuno, se reparte todo y ahora se prepara el xek para poner en el altar. Se
coloca la comida con caldo, como el relleno negro o el escabeche, respetando el
gusto del difunto. Puede ser también cochinita, si es que le gustaba, o el
tradicional pib o mucbilpollo; también su cerveza. Esto va de acuerdo con la
economía (de la familia), si no tiene mucho dinero, pues se pone lo esencial, pero
con los gustos del difunto. De igual forma, ese mismo día se le hace su cena y se
le preparan platillos como los chanchamitos, el chocolate y panes grandes de
mantequilla, batido, hojaldras o elote”, recalca la catedrática de la Uady.
El 31, que es el día de los niños, toda la comida que se sirve debe ser suave. En
el desayuno se ponen las jícaras de chocolate o atole y se reza el rosario. Al
mediodía se pone la comida, como puchero, verduras u otro platillo que no
contenga mucho condimento, ya que se supone que son niños y no pueden comer
platillos muy condimentados.