Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Jubileo e Indulgencia
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
16 de
octubre
de 2016
JUBILEO E INDULGENCIA
El domingo 13 de noviembre concluirá el Jubileo
Extraordinario de la Misericordia al que fuimos
convocados por el Papa Francisco. Nos queda
poco menos de un mes para aprovechar la
indulgencia plenaria con que el Papa ha querido
enriquecer este año jubilar, por lo que quisiera
invitar a todos los católicos a aprovechar ese don.
La indulgencia plenaria es la remisión de la pena
temporal, es decir del Purgatorio, por aquellos
pecados que ya han sido perdonados en el
sacramento de la Confesión. Cuando los
católicos nos confesamos, es el mismo Jesucristo
quien, a través del sacerdote, perdona nuestros
pecados. Sin embargo, la caída constante en
diversos pecados, aún cuando no sean pecados
mortales, deja en nosotros unas consecuencias
negativas que perduran aun después de haber
alcanzado el perdón en la Confesión. Son como
una especie de residuos espirituales tóxicos que,
mientras duran, nos impiden llegar al Cielo;
razón por la cual, si morimos en esa situación,
debemos pasar antes por el Purgatorio para
purificarnos.
La indulgencia plenaria tiene el efecto de
purificarnos y evitarnos el Purgatorio. Se puede
obtener una vez cada día y se la puede aplicar a
quien la obtiene o a un difunto. Si uno se la aplica
a sí mismo y muere inmediatamente después de
haberla obtenido, queda liberado del Purgatorio
y va directamente al Cielo. Si la aplica a un
difunto, lo libra también del Purgatorio y pasa al
Cielo. En este sentido, es una obra de caridad que
podemos hacer a favor de familiares y amigos
que ya han fallecido. Obtener la indulgencia
plenaria es fácil. Requiere la exclusión de todo
afecto hacia cualquier pecado, incluso venial, y
la realización de algunos actos: la confesión
sacramental, la comunión eucarística, recitar el
Credo, rezar por la intenciones del Papa (por
ejemplo un Padre Nuestro y un Ave María) y, en
este Año de la Misericordia, pasar por la Puerta
Santa de la Catedral, la del Santuario de la Virgen
de Chapi o de alguna de las parroquias que hemos
designado en zonas alejadas de la ciudad de
Arequipa para facilitar que todos los fieles
puedan acceder a ella: Inmaculada Concepción
(Mollendo), Nuestra Señora de la Asunción
(Chivay), Nuestra Señora de Chapi Estrella de la
Evangelización (El Pedregal), Nuestra Señora
del Rosario (Sabandía), Santiago Apóstol
(Tiabaya)ySanMaximilianoKolbe(Yura).
Como para obtener la indulgencia es preciso
confesarse, hemos colocado confesionarios en el
atrio de la Catedral, de modo que desde las 8 a.m.
hasta las 7 p.m. haya sacerdotes disponibles para
este sacramento. En las parroquias, también hay
sacerdotes disponibles. Los invito a no dejar
pasar esta oportunidad. En lo que va del año,
miles de hermanos se han confesado incluso
después de diez, veinte, treinta años o más,
porque como hace poco ha dicho el Papa
Francisco: “La salvación de Dios es para todos,
nadie excluido. Es un regalo para todos. Por eso
el Jubileo es tiempo de gracia y de misericordia
para todos, buenos y malos, para los que están
sanos y los que sufren…ninguno está excluido
del perdón de Dios. Solamente tiene que
acercarse arrepentido a Jesús y con ganas de ser
abrazado por Él” (Audiencia general,
28.IX.2016).Así pues, si alguno se ha alejado de
la Iglesia o hace tiempo que no se confiesa, es una
buena oportunidad para volver a ella y
experimentar “qué bueno es el Señor, dichoso el
queseacogeaÉl”(Salmo33).
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA ColumnA
De Mons. Javier Del Río Alba