El insecto ha provocado la pérdida de 40.000 ejemplares en los últimos tres años en la Comunidad Valenciana, 30.000 en Baleares y de alineaciones importantes en Sevilla o Puerto de Santa María
Carta de Sabrina Shorff enviada al juez Kevin Castel
EL PICUDO HA OBLIGADO A TALAR 112 PALMERAS EN JARDINES PÚBLICOS Y 487 EN JARDINES PRIVADOS DESDE 2009 EN MÁLAGA
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Área de Medio Ambiente y Sostenibilidad
EL PICUDO HA OBLIGADO A TALAR 112
PALMERAS EN JARDINES PÚBLICOS Y 487 EN
JARDINES PRIVADOS DESDE 2009 EN MÁLAGA
El insecto ha provocado la pérdida de 40.000 ejemplares en los
últimos tres años en la Comunidad Valenciana, 30.000 en Baleares
y de alineaciones importantes en Sevilla o Puerto de Santa María
26/03/2014.- La presencia del picudo rojo en Málaga ha obligado a talar en los
últimos cinco años 487 palmeras tipo phoenix datilera y canariense, situadas en
jardines privados y 112 en jardines públicos, sobre un total de población de
5.000 árboles de este tipo existente en la ciudad. El concejal de Medio
Ambiente, Raúl Jiménez, ha explicado que estas cifras permiten hacer un
balance positivo de la gestión que se ha realizado para el control de esta plaga,
si se compara el daño que causó la acción de este insecto entre 2006 y 2010,
en el que se perdieron en Málaga 2.000 palmeras. Esta gestión ha tenido
especialmente éxito en los ejemplares del lote 2 de mantenimiento de Parques
y Jardines, que cuenta con 1.085 palmeras situadas en emplazamientos tan
importantes como la Alameda de Colón, la plaza de La Marina o Ciudad Jardín,
en donde no se ha producido ninguna pérdida de palmera por el picudo en
2013 y sólo una en 2012.
Jiménez ha señalado que desde que este insecto llegó a España en una
partida de palmeras recibida en 1995 por el Ayuntamiento de Almuñécar, “se
ha producido una transformación muy importante de la fisionomía del paisaje
tanto en el Sur como en el Levante”. Según los datos de los que dispone el
Servicio de Parques y Jardines de Medio Ambiente, en la Comunidad
Valenciana han muerto más de 40.000 palmeras en los últimos 3 años, a razón
de 15.000 ejemplares al año. Desde que se detectó la plaga en 2005 en el
palmeral de Elche, se han perdido entre ejemplares públicos y privados más de
500.000. En la Comunidad Catalana se ha contabilizado la pérdida de 6.000
palmeras desde el 2006 hasta el 2011, mientras que; en Baleares, la plaga ha
acabado con 30.000.
En Andalucía, en ciudades como Sevilla se ha perdido más de la mitad de las
palmeras privadas y públicas y, actualmente, más de medio centenar de
palmeras se encuentran en un estado irrecuperable en los distintos jardines de
la capital hispalense, como en los de María Luisa. En el Puerto de Santa María,
se perdió de forma completa la alineación de palmeras de su avenida principal
y actualmente hay más de 50 palmeras que requieren tala.
Según el concejal de Medio Ambiente, estas comparaciones “permiten
comprender la gravedad y dificultad de este problema, que incluso en algunas
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ciudades ha llevado a renunciar completamente a la erradicación”·. “Éste no es
el caso de Málaga, en donde el Ayuntamiento de Málaga lleva luchando desde
2006 en solitario, empleando técnicas que en la mayor parte de las ciudades no
se aplican”, dijo.
Estas técnicas, que comenzaron a emplearse en Málaga en septiembre de
2013, se activaron después de que el protocolo establecido por la Junta de
Andalucía a partir de 2006 diera resultados “claramente insuficientes”.
“Cuando IU critica el trabajo que realiza el Ayuntamiento de Málaga contra el
picudo, lo que hace es tapar la ineficacia de su actuación como socio de
gobierno de la Junta de Andalucía, que es la responsable de combatir la
presencia de plagas y ha dejado que el picudo se extienda sin ayudar a los
municipios en su erradicación”, dijo.
Los métodos incorporados por el Ayuntamiento a la lucha contra el picudo
desde el pasado mes de septiembre (audiómetros y perros adiestrados), que
superan sustancialmente los protocolos seguidos por otras ciudades y
comunidades autónomas, permiten la detección precoz de su presencia en una
palmera, y combatirla posteriormente mediante métodos como el uso de un tipo
de hongo (nemátodo) que mata al insecto, además de la realización de
tratamientos químicos cada 30 días. Además, el trampeo permite conocer
mediante el estudio de sus resultados, la procedencia de la plaga y la curva de
vuelo de los ejemplares, que revelan detalles sobre su avance geográfico.