SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 22
In Medio Or
Sanlúcar de Barrameda y la I Vuelta al M
be
undo
“Puerta de la Sirena”
Castillo de Santiago (siglo XV)
Foto: Óscar Franco
En la imagen aparece la Puerta de la Sirena, portada monumen-
tal del Castillo de Santiago; es de destacar el elemento mítico (la
sirena de doble cola) que pertenece al imaginario simbólico de la
Casa Ducal de Medina Sidonia, el hada Melusina, un ser mítico de
naturaleza acuática que presidía –amparando bajo sus brazos los
escudos de la Casa Ducal- el acceso al interior del castillo y cuya
mirada apuntaba hacia el exterior del mismo, hacia la ribera, hacia
la orilla del Guadalquivir en su desembocadura, precisamente ha-
cia esa misma ribera que vería hacerse a la mar a los barcos de la
Expedición Magallanes-Elcano. Es un elemento característico del
Patrimonio Histórico y Artístico de Sanlúcar de Barrameda, repre-
sentativo del contexto cultural y cronológico (la transición de los
siglos XV a XVI) al que pertenece el horizonte de los grandes via-
jes oceánicos en el que se inserta la I Vuelta al Mundo (1519-1522).
In Medio Orbe
Sanlúcar de Barrameda y la I Vuelta al Mundo
Actas del I Congreso Internacional sobre la I Vuelta al Mundo,
celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
los días 26 y 27 de septiembre de 2016
In medio Orbe
Sanlúcar de Barrameda y la I Vuelta al Mundo
Actas del I Congreso Internacional sobre la I Vuelta al Mundo,
celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
los días 26 y 27 de septiembre de 2016
CONSEJERA DE CULTURA
Rosa Aguilar Rivero
VICECONSEJERA DE CULTURA
Marta Alonso Lappí
SECRETARIO GENERAL DE CULTURA
Eduardo Tamarit Pradas
Edita:
JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura
Colabora:
Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
© DE LA EDICIÓN
JUNTA DE ANDALUCÍA
Consejería de Cultura
© DE LOS TEXTOS
Sus autores o los titulares de los mismos
© DE LAS OBRAS PLÁSTICAS
Los titulares de las mismas
FOTOGRAFÍAS
Los autores
DISEÑO GRÁFICO
Artefacto
Sevilla, 2016
ISBN: 978-84-9959-231-2
DEPÓSITO LEGAL: 1965-2016
IMPRIME: Escandón Impresores
ALCALDE DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA (CÁDIZ)
Víctor Mora Escobar
DELEGADO MUNICIPAL DE CULTURA
Juan Oliveros Vega
COORDINADOR CIENTÍFICO DEL CONGRESO Y EL LIBRO
Manuel J. Parodi Álvarez
AGRADECIMIENTOS
A todas aquellas personas, entidades, instituciones y colectivos que han
hecho posible este volumen, y que colaboran activa y decididamente en
pro de la Conmemoración del V Centenario de la I Vuelta al Mundo.
74 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 75
ENTRE EL MAR Y LA TIERRA.
La desembocadura del Guadalquivir en el siglo XV
y la transición hacia el XVI
Emilio Martín Gutiérrez1
Una lectura a través del concepto “Riparia”:
interacción sociedad-medio ambiente
La esfera inferior fue hecha de mar y tierra,
divididas las regiones con criterio diverso.
Pues unas veces el mar se mete en las tierras,
otras retirándose baña promontorios de
tierra, y de este modo ambas naturalezas
se compenetran por turno con mutuos
beneficios, y aunque fijan su emplazamientos
alternativamente, la zona que ocupa la
tierra destaca, ya sea que lo consiga por los
montes que se alzan, ya por el litoral que
unas veces es más elevado y se alza poco a
poco (B. Arias Montano, 2002: 307).
Con estas palabras Benito Arias Montano ini-
ciaba su reflexión sobre “las aglomeraciones de
aguas, que llaman mares, y de los ríos”, incluida
en el libro “Historia de la Naturaleza” publica-
do en 1601 tres años después de la muerte del
humanista. Su interpretación de que “ambas na-
turalezas se compenetran por turno con mutuos
beneficios” me sirve como punto de inicio de mi
discurso: “entre el mar y la tierra. La desembo-
cadura del Guadalquivir en el siglo XV y la tran-
sición hacia el XVI”. Un territorio que cuenta
con una amplia literatura -histórica, geográfica,
patrimonial, geológica o ambiental –que se ha
encargado de profundizar en el valor estratégico
y dinamizador de este espacio. Evidentemente
no entra entre mis objetivos presentar un estu-
dio exhaustivo para el que necesitaría mucho
tiempo y espacio; lo que pretendo, en cambio,
es plantear algunos temas que entroncan con las
investigaciones que llevo a cabo sobre los paisa-
jes rurales a finales de la Edad Media.
El mar ha sido uno scenario ambiguo nella
storia, un ámbito donde han convivido sensa-
ciones opuestas: por un lado, las amenazas y
los riesgos ante lo desconocido y, por otro, las
posibilidades de prosperar o fortalecer los lazos
entre culturas diferentes. Desde los orígenes más
remotos …il mare ha sempre attirato popolazio-
ni che, sulle coste, cercavano risorse alimentari
praticamente inesauribili e incontri con mercan-
ti che venivano a scambiare prodotti e idee (Fio-
rentini, 2010: 263).
1
Profesor de Historia Medieval; Universidad de Cádiz.
76 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
Las desembocaduras de los ríos han sido ám-
bitos donde los grupos humanos se han ido
asentando a lo largo de la Historia. Los cursos
fluviales son realidades multiformes entre las
que sobresalen sus valores económicos y estra-
tégicos (Maganzani, 2010: 247). Cada sociedad
ha necesitado resolver un conjunto de proble-
mas en relación con la gestión de los regímenes
fluviales, la construcción de canales, la creación
de sistemas de irrigación o el acondicionamien-
to de las infraestructuras (Tosco, 2009: 120).
En relación con la percepción de mares y ríos
en la corona de Castilla a finales de la Edad Me-
dia no voy a profundizar en la casuística jurí-
dica. En cambio, sí quisiera tomar en conside-
ración la legislación de las Partidas de Alfonso
X glosadas recientemente por Juan Antonio
Bonachía. El aire, las aguas de lluvia, el mar y
su ribera podían ser aprovechados por cualquier
persona. Los ríos –al igual que los puertos y los
caminos –también tenían esa consideración de
bien público; de manera que, en un conflicto de
intereses, prevalecía “el derecho de uso por en-
cima de los derechos de propiedad” (Bonachía,
2012: 36-40).
Las costas, los ríos, las marismas o los hu-
medales son ecosistemas frágiles. El concepto
“Riparia” -surgido en ambientes ecológicos
para definir un sistema socio-natural ribereño-
está siendo aplicado a los estudios históricos.
El objetivo es valorar la entidad del ecosistema
estudiando la interacción entre la sociedad y
el medio. Según la propuesta de Ella Hermon,
“Riparia” agrupa interpretaciones ambientales
y culturales en una visión holística de la gestión
del agua. Se aborda así una compleja estructu-
ra desplegada en tres ámbitos: elementos na-
turales, intervención humana en relación con
los recursos del medio y percepción del paisaje
con sus representaciones culturales (Hermon,
2010: 4-7).
Este planteamiento -centrado en la ocupación
de sistemas fluviales, lacustres y palustres- tie-
ne en consideración la problemática medioam-
biental: situaciones de crisis, vulnerabilidad
y respuestas de las sociedades (Castro, 2016:
114-134). Aplicando este método presento los
paisajes antropizados como una red interconec-
tada de relaciones y su organización como la
respuesta dada por el sistema social en conso-
nancia con las posibilidades ecológicas del me-
dio. Siendo consecuentes con estos presupuestos
teóricos conecto esta línea de investigación con
la preocupación actual ante el deterioro del me-
dio ambiente. (Martín, en prensa c).
La desembocadura del Guadalquivir: un paisaje
en movimiento
El paisaje ha ido cambiando a lo largo del tiem-
po. Aunque esta afirmación pudiera parecer
simple, contiene un elemento clave para inter-
pretar la interacción de la sociedad con el me-
dio. Los cursos fluviales son realidades en mo-
vimiento “qui, assez souvent, modifie son cours
(naturellement ou par l’intervention de l’hom-
me) en changeant par conséquent ses rives”
(Maganzani, 2010: 250). Desde luego se podría
decir que los ríos cuentan su propia historia.
Un primer ejemplo me sirve para introducir la
cuestión: los lucios de Henares y Bocoyes, entre
La Algaida y el Guadalquivir, muestran el anti-
guo recorrido del río que se fue desplazando en
dirección oeste hacia la punta de Cepillos desde
los siglos altomedievales (Ménanteau y Vanney,
2011: 19).
El Bajo Guadalquivir fue un espacio lacustre
denominado Lacus Ligustinus: con una superfi-
cie estimada de 1.600 km2
, un perímetro de 690
km., una longitud NE-SW de 68 km. y una an-
chura máxima NW-SE de 34 km. Si durante el
Pleistoceno este estuario estuvo abierto al mar,
durante el Holoceno se fue reduciendo debido
a los depósitos de arenas, gravas y cantos ro-
dados. El aumento progresivo y constante del
componente oceánico en relación con el fluvial
fue generando la creación de la contraflecha de
La Algaida (Arteaga, Schulz y Roos, 1995: 99-
135; Lagóstena, 2014: 187-197). Este cambio
tan espectacular del paisaje no pudo pasar des-
apercibido y motivó que se buscasen explicacio-
nes para comprenderlo. Por ejemplo, a finales
del siglo XV el humanista Antonio de Nebrija
reflexionaba sobre esta cuestión:
Por fin desemboca [el Guadalquivir] en el
mar por un sola boca junto al pueblo que
era llamado por los antiguos templo de
Lucifer. En otra época, este río tuvo dos
desembocaduras, una de las cuales, que
estaba, más al sur, se cegó de limo con el
mismo álveo que va desde Lebrija a la Torre
de Capión a través de la colonia de Asta.
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 77
De lo que se aclara fácilmente la duda que
suele mover a los interesados en estas cosas
y me deja dudoso a mí mismo a veces. Según
Estrabón, Ptolomeo, Mela y Plinio y todos
los cosmógrafos, Lebrija y la colonia de
Asta están situadas en medio del estuario
del Betis. ¿Qué pudo pasar para que ahora
disten del río no menos de ocho mil pasos?
Sin duda que, como hace un momento he
dicho, aquel álveo que bañaba Lebrija y
Asta se cerró con el limo, de modo que,
sin embargo, sus huellas se ven hoy en
día con estuarios y canales de conducción
fabricados, como dice Estrabón, para
transportar en esquifes y chalupas los
productos de la tierra desde los campos a
las ciudades vecinas (Nebrija, 1992: 133).
Antonio de Nebrija tenía en su mente a los
autores clásicos -a pesar de las escasas referen-
cias literarias al antiguo Lacus Ligustinus- sin-
tetizando su valor histórico y cultural con una
mirada fuertemente marcada por su formación
humanista. En nuestra época, desde la geoar-
queología se ha profundizado en esta proble-
mática atendiendo a dos conjuntos de factores:
el sistema fluvial del que depende el río y los
cambios en el nivel del mar. Su conjunción con-
diciona, como señala Francisco Borja, “el tipo
de paisajes y su distribución espacial” (Borja,
2014: 278-279). En efecto, las investigaciones
de Loïc Ménanteau o del propio Francisco Borja
han puesto el acento en la morfología y evolu-
ción histórica del cauce del Bajo Guadalquivir
(Ménanteau, 2008 a; Borja, 2014: 276-303).
< Fig. 1. Margen izquierda de la
desembocadura del Guadalqui-
vir y La Bahía de Cádiz.
78 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
La misma perspectiva podría aplicarse a las
alteraciones en la línea de costa –la bahía de Cá-
diz es un caso paradigmático (Arteaga, Schulz
y Roos, 2008: 21-116) –como el litoral entre
Chipiona y Rota. Constituido “por un sustrato
de materiales pliocenos, sobre todo margas, are-
nas y conglomerados fácilmente erosionables”,
ha ido generando un paisaje de amplias playas
de arena fina y blanca donde la acción eólica
ha ido contribuyendo a la generación de dunas
litorales. En el entorno de Chipiona, ligeramen-
te elevado en relación con el frente marítimo,
se han ido creando dunas y cordones dunares
lo que ha permitido la creación de lagunas li-
torales, a las que me referiré posteriormente.
En ese proceso ha tenido relevancia el viento de
poniente y el avance marítimo desde la trans-
gresión Flandriense (Gutiérrez, 1991: 236). Tras
presentar tres casos de estudios –los puertos de
Palos de la Frontera, Sevilla y Sanlúcar de Ba-
rrameda– Loïc Ménanteau ha evidenciado los
cambios en la línea costera y en los estuarios
de la Baja Andalucía entre los siglos XII y XVI
(Ménanteau, 2015: 185).
Junto a estas transformaciones hubo otras
alteraciones importantes. Me refiero a las ave-
nidas de los ríos y sus efectos sobre las tierras
aledañas: son paradigmáticas las crecidas del
Guadalquivir entre 1297 y 1524 (Borja, 1878;
Collantes, 1984: 431-440). Aunque en la actua-
lidad los grandes cursos fluviales están regula-
dos, esto no fue así siempre. En el tramo final
del Guadalquivir las “cortas” de meandros han
ido cambiando y atemperando su recorrido
(Ménanteau, 2008 b: 58). Y esto es importante
no sólo desde un punto de vista geográfico o
histórico, sino también desde una perspectiva
sociológica. En efecto, según Suárez Japón, …
las riadas regulaban y hasta cierto punto con-
dicionaban la vida de las gentes y de los pue-
blos y, de forma notoria, reguló y condicionó
la vida y la historia de Sevilla. No fue hasta
los años centrales del siglo XVIII cuando em-
pezaron a arbitrarse medidas: …suprimir los
grandes meandros, enderezar los cauces, pro-
teger las orillas, evitar ciertas prácticas de la
desidia de los propios habitantes y usuarios
del río. Aquellos proyectos ilustrados tuvieron
como objetivo proteger a la ciudad de Sevilla
y no tanto a las poblaciones de la cuenca baja
del río. Y no fue hasta mediados del siglo XX
cuando la situación empezó a cambiar de forma
significativa: …la realización de las obras de re-
gulación del Guadalquivir -continúa Suárez Ja-
pón- aguas arriba de Sevilla y especialmente las
dos grandes presas de Cantillana y Alcalá del
Río han puesto fin casi definitivamente a estos
episodios de grandes riadas, a estas periódicas
dentelladas del río sobre sus tierras aledañas
(Suárez Japón, 2012: 67).
En 1544 hubo lluvias torrenciales en Sanlú-
car que inundaron las salinas del caño de He-
nares permitiendo la navegación de bergantines
(Dahlmann, 2011: 170). Este dato –que podría
resultar más o menos curioso –me sirve para
plantear la problemática climática. Este tema
de investigación es relativamente reciente y está
vinculado a las preocupaciones actuales por el
deterioro del medio ambiente. Los estudios cli-
máticos y ambientales a escala local y regional
en ecosistemas sensibles –humedales, ríos o ma-
rismas– vienen precisando su impacto geomor-
fológico (Hermon 2009: 19-50; Ortolani y Pa-
gliuca, 2009: 51-66). Desde el máximo climático
fechado en el siglo XII hasta la Pequeña Edad de
Hielo datada en el XVIII y XIX (con la alter-
nancia de secuencias con períodos cálidos-secos
y fríos-húmedos), “el prisma de marea se fue
reduciendo progresivamente y con él la sección
de la desembocadura” del Guadalquivir. El des-
censo del nivel del mar propició que el hombre
fuese ocupando tierras del estuario construyen-
do empalizadas, muros de cierre, murallas, etc.
(Losada, 2011: 30). Las avenidas del río –a las
que me he referido con antelación– no dejan de
señalarnos esa inestabilidad climatológica.
La acción antrópica en la desembocadura del
Guadalquivir
La historia de los espacios ribereños –costas,
ríos, humedales– está marcada por una perspec-
tiva urbana preponderante en crónicas e histo-
ria locales. El siguiente ejemplo justifica perfec-
tamente esta afirmación. En 1525 el humanista
Fernán Pérez de Oliva escribía “El razonamiento
[…] sobre la navegación del río Guadalquivir”,
a iniciativa de un grupo de caballeros del cabil-
do de Córdoba. Articulado a partir del binomio
ciudad y río, el discurso incidía en la necesidad
de hacer navegable el Guadalquivir entre Cór-
doba y Sevilla eliminando los obstáculos que
impedían el tránsito de las embarcaciones (Pérez
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 79
de Oliva, 1995: 198). Los ríos facilitan la comu-
nicación entre el mar y el interior. Durante la
Antigüedad a la navegación por algunos tramos
del Guadalquivir hay que sumar …el papel eco-
nómico desempeñado por las tierras sometidas
a la influencia del río que dejó su impronta en
las comunidades ribereñas (Parodi, 2001: 164).
Lo mismo cabría decir de otros cursos fluvia-
les como el Guadalete (Martín, en prensa b), el
Guadiana o el Tinto y el Odiel a finales de la
Edad Media (Collantes, 2008c: 96).
Durante el siglo XV el control del agua fue
interpretado como un signo del poder urbano
sobre el territorio o como una manifestación
de honor, fama y honra de los poderosos (Val:
2003: 50-60). Es por ello que Fernán Pérez de
Oliva valorase los ríos en clave urbana asocian-
do la prosperidad de las ciudades a la navega-
bilidad de sus cursos fluviales. Los ejemplos es-
grimidos por el humanista eran incuestionables:
El Cairo y el Nilo, París y el Sena, Londres y el
Támesis, Milán y el Po y, por supuesto, Roma
y el Tíber (Carriazo, 1998: 395-397; Collantes,
2008b: 202-203; Suárez, 2007: 118-125; Mar-
tín, en prensa d). Aunque es evidente la impron-
ta de las ciudades en lo tocante a la organización
de sus respectivos territorios, sería conveniente
atender otras realidades sociales completando
así nuestra visión del aprovechamiento de los
recursos del medio.
Tras la conquista feudal de la segunda mitad
del siglo XIII y la consiguiente expulsión de la
población andalusí, se procedió a organizar las
tierras conquistadas: la corona, las ciudades y
los señores volcaron sus esfuerzos en el pobla-
miento interior (Martín, en prensa c). En el siglo
XV había cuatro jurisdicciones en la desembo-
cadura del Guadalquivir: la ciudad de Sevilla
y su tierra, la ciudad de Jerez y su término, el
estado señorial del duque de Medina Sidonia y
el estado señorial de la casa de Arcos. Con el
objeto de tener una visión general del número
de habitantes, incluyo los datos del padrón de
vecinos de 1533 (Domínguez, 1977: 337-355).
Localidades Habitantes (coeficiente 5)
Sevilla 50.000
Jerez 19.000
Utrera 10.025
Sanlúcar de Barrameda 5.080
Lebrija 4.065
Rota 2.235
Chipiona 800
Trebujena 440
Villafranca de la Marisma 410
- Fig. 2. Tabla 1. Margen izquierda desembocadura del Guadalquivir.
Habitantes según el padrón de vecinos del año 1533.
Salta a la vista el predominio de dos grandes
ciudades: Sevilla y Jerez. Aunque situadas en el
interior, ambas estaban bien comunicados con
el mar a través del Guadalquivir y el Guadalete
respectivamente (Collantes, 2008 c: 217-218;
González y Bello: 1997; Martín, en prensa c).
Durante el siglo XV hubo un impulso a las
poblaciones costeras: Cádiz y El Puerto de San-
ta María en la bahía gaditana; Sanlúcar de Ba-
rrameda y Rota en la desembocadura del Gua-
dalquivir. Como es sabido, fue en ese momento
cuando se fundaron las villas de Chipiona en
80 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
1477, Trebujena en 1494 y Villafranca de la
Marisma en 1501 o Puerto Real en la bahía ga-
ditana en 1483 (Figura 1). Desde cada uno de
estos pueblos se fueron roturando tierras (Co-
llantes, 1977). Veamos dos ejemplos. El primero
procede de la carta-puebla de Trebujena donde
se indicaba que:
Para fazer e hedificar las dichas casas e
poner e plantar la dicha arançada de vinna
cada uno, mando que les sean dados solares
en que aya e puedan asy mesmo fazer sus
corrales e pertenençia para seruidumbre de
las dichas casas, syn que por ello paguen
tributo no otra cosa alguna. E asy mesmo
les sean dadas en lugar pertesçiente e
prouechoso a ellos tierra en que aya dos
arançadas a cada vno, de la manera que
se dauan a los otros vezinos que allí solían
biuir e poblar (González, 1994: 18).
El segundo ejemplo, en cambio, alude a unos
proyectos que no llegaron a cuajar. El concejo
de Chipiona pretendía ocupar el cerro de Brevas
incluido en el término de Rota. En 1493 pidie-
ron a la duquesa doña Beatriz de Pacheco -tu-
tora y administradora de los bienes de su nieto
don Rodrigo Ponce de León -roturar este espa-
cio plantando viñas.
E porque la dicha villa de Rota tiene muchas
tierras e palmares en el cerro de Brevas lindo
e junto con las viñas de Sanlúcar, lexos de la
dicha villa de Rota e cerca deste lugar. De
las quales no se aprovecha dellas la dicha
villa e dellas este dicho lugar tiene mucha
necesidad. Que vuestra merced las mandare
ver e dar a este dicho lugar o parte dellas
para que los vesinos dél que agora son e los
que vinieren pongan de viñas. En que no ay
duda que será en gran utilidad y provecho
deste lugar e acrecentamiento de las dichas
rentas de su señoría (Franco, 1998: 283;
Martín, en prensa a).
En algunos casos, los cambios en el aprove-
chamiento del suelo pudieron acentuar y ace-
lerar procesos de sedimentación (Ménanteau,
2015: 185); de la misma manera, el crecimien-
to urbano es una variable a tener en cuenta.
Por ejemplo en Sanlúcar de Barrameda el re-
troceso de la línea de costa facilitó la creación
del nuevo arrabal de la Ribera o de la Mar a fi-
nales del siglo XV. Los conventos de Madre de
Dios, San Francisco, Regina Celi y el hospital
de la Trinidad fueron edificados sobre terrenos
arenosos (Moreno, 1983 a: 30; Ménanteau,
2015: 180).
Una cuestión que me preocupa es la relativa
al mantenimiento o transformación de los pai-
sajes marismeños en estrecha relación con los
cambios experimentados por el medio a los que
me vengo refiriendo. Este tema merece un es-
tudio interdisciplinar y comparativo con otras
regiones peninsulares. Por ejemplo, en el área
levantina y desde el mismo momento de la con-
quista de mediados del siglo XIII se llevaron a
cabo desecaciones de humedales y marjales pro-
vocando cambios sustanciales en aquellos paisa-
jes (Furió, 2001: 68-75; Torró 2010: 157-170;
Torró y Guinot, 2012: 13-14).
Aunque no se dispone de mucha información
documental sobre estas acciones en la desembo-
cadura del Guadalquivir, sí hay indicios de algu-
nas operaciones en el siglo XV. Por ejemplo, el 8
de junio de 1451 el alcalde de Lebrija Fernando
González informaba que los veinticuatros de Se-
villa Sancho Mejías y Gonzalo de Cuadras ha-
bían ordenado la construcción de un canal en el
caño de Tarfía para que “pudiesen entrar e salir
por él los barcos” hacia esa villa (Calle, 2004:
139). Durante el siglo XVII también se baraja-
ron proyectos ambiciosos que hubiesen tenido
consecuencias notables. Me refiero a los estu-
dios para construir un canal que comunicase …
el río Guadalquiuir con el de Guadalete y Gua-
dalete con el Salado, entre el Guadalete y Puer-
to Real, por El Trocadero para la nauegaçión
desde esta ciudad (Cádiz) a Seuilla (Ménanteau,
2008b: 69)2
. Pero, como ya he comentado, las
“cortas” de meandros en el tramo final del Gua-
dalquivir no se llevaron a cabo hasta los años
centrales del siglo XVIII.
2
Biblioteca Nacional, “Copia de las diligencias hechas en razón del navillo que se pretende abrir del río Guadalquivir al Gua-
dalete, con informes de las ciudades de Cádiz y Jerez, y de los ingenieros Leonardo Turriano, Juan Oviedo y otros”, MSS/9091
V. 1; MSS/9092 V. 2; MSS/9093 V. 3, 1624.
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 81
También debemos valorar las roturaciones de
marismas que condujeron a la creación de paisa-
jes salineros en ambas orillas del Guadalquivir
–a las que me referiré posteriormente– o en la
bahía de Cádiz durante los siglos XV y XVI. En
este último ámbito, las explotaciones salineras se
asentaron en Cádiz, El Puerto de Santa María y
Jerez de la Frontera-Puerto Real. Las roturacio-
nes fueron organizadas por la ciudad de Jerez,
el marqués de Cádiz y el duque de Medinaceli.
Desde los años treinta del siglo XVI y en las si-
guientes décadas se pusieron en explotación las
salinas de la Isla de León y Chiclana de la Fron-
tera. En esta ocasión los promotores fueron el
duque de Medina Sidonia y el conde de Arcos,
respectivamente (Martín 2010: 427-428).
El aprovechamiento de los recursos: tierra, mar
y marismas
Hablar de la desembocadura del Guadalquivir
conlleva reflexionar sobre la interacción de la
sociedad de finales de la Edad Media con la tie-
rra, el mar y las marismas. En cada uno de estos
ámbitos hay un elemento nuclear: el dominio o
control del agua, imprescindible para la vida, y
fundamental para las explotaciones agropecua-
rias. Un buen ejemplo es el Parque Natural de
Doñana en la margen derecha de la desemboca-
dura del Guadalquivir. Juan Francisco Ojeda y
Leandro del Moral han propuesto cuatro etapas
diacrónicas: el Antiguo Régimen caracterizado
por la gestión adaptativa del agua; la Ilustración
marcada por una gestión controladora del agua;
el Desarrollismo de los años sesenta y setenta
del siglo XX influenciado por una gestión domi-
nadora, despilfarradora y conflictiva del agua;
y la actual etapa democrática con una política
de sostenibilidad en relación con la gestión del
agua (Ojeda y Moral, 2004: 25-44).
En otro lugar he desarrollado este tema alu-
diendo a la literatura agrónoma europea entre
1300 y 1600: como, por ejemplo, la “Obra de
Agricultura” de Gabriel Alonso de Herrera. En
estos tratados –donde se explica la acción an-
trópica como un agente que interactúa con el
medio y como un factor cultural– el agua es el
elemento clave (Martín, en prensa c). Y la mis-
ma interpretación puede extraerse de otras lec-
turas. Por ejemplo, en la descripción de Lebrija
del humanista Juan de Mal Lara –incluida en el
“Recebimiento que hizo la muy noble ciudad de
Sevilla” al rey Felipe II– se dibujaba el paisaje en
los siguientes términos:
[Lebrija] tiene una albina que es un lago
grande en que ay innumerable cantidad
de aves de agua, patos negros, blancos y
de otros colores, que por el mes de julio
van a desovar, y desplumar, en unos altos
eneales que allí se hacen y entran con barcos
a caça dellos y córrenlos de manera, que
matan a palo grande número de ellos; ay
otros mil géneros de aves de marismas.
Está asentada en fertilísima tierra, de trigo
y olivares. Tiene presunción de aver sido
el más antiguo lugar de la ribera de Betis.
Está cerca de las marismas, de que hace
larga memoria Estrabón […] Esta villa tiene
un agua buena, que es el Fontanal, algo
apartada. Sus términos llegan hasta los de
la ciudad de Xerez de la Frontera, con quien
ha tenido diferencias por ellos (Mal Lara,
2005: 58).
El agua tenía un papel determinante: la ribera
del Guadalquivir, los acuíferos o los humedales.
Esto provocaba que, en su opinión, fuese una
“fertilísima tierra, de trigo y olivares”, conec-
tando los espacios cultivados con los incultos.
La diversidad de los ecosistemas se sustentaba
en la interconexión entre las actividades urba-
nas, agrarias, pecuarias, pesqueras y silvopas-
toriles como puede apreciarse en las ordenan-
zas municipales del ducado de Medina Sidonia
aprobadas en 1504 (Galán, 1990: 107-174) o
en la explotación de los bosques de pinos en la
Algaida sanluqueña (Moreno, 1983 a: 68-69).
Los grandes señores –casas de Medina Sidonia
o Arcos– las ciudades –Sevilla o Jerez– las villas
–Sanlúcar de Barrameda, Rota, Chipiona o Tre-
bujena– y las comunidades campesinas se apro-
vecharon de los recursos de bosques, marismas,
humedales y costas. Los ejemplos son abundan-
tes. Para que la …tierra sea mejor poblada et nos
puedan seruir mejor, en 1267 Alfonso X prote-
gía la caza en los bosques del término de Niebla
limitándola al período comprendido entre el 29
de septiembre y el 1 de marzo (González, 1991:
358-359; Bort, 2004: 30). La complementarie-
dad entre los espacios cultivados e incultos a la
que me vengo refiriendo puede apreciarse en el
siguiente ejemplo. El 30 de agosto de 1492 la
jerezana doña María de Villacreces, viuda del
82 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
comendador Gonzalo de Montoya, arrendaba al
lebrijano Juan Ortega del Ojo una caballería de
tierra del donadío del Monesterejo en Trebujena.
Se facilitaba al arrendatario que pudiese entrar
“a barbechar en las tierras desde el 1 de enero de
1493” y a “comer las hierbas y beber las aguas
de esas tierras con los ganados de su labor”3
.
Desde la Antigüedad una gran parte de la eco-
nomía se sustentó en el aprovechamiento de los
comunales (Chic, 2009: 110). Horden y Purcell
han puesto el acento en los espacios lacustre de
las desembocaduras de los grandes ríos medite-
rráneos subrayando el valor de sus ecosistemas
y su aprovechamiento por las comunidades de
sus entornos como en el delta del Ebro (Horden
y Purcell, 2000: 187). Si estas zonas hubiesen
sido marginales carecería de sentido las frecuen-
tes disputas entre los concejos limítrofes; fric-
ciones que no pretendían la transformación del
medio sino el aprovechamiento de sus recursos
como ocurrió, por ejemplo, en Sanlúcar de Ba-
rrameda (Moreno, 1983 a: 37-40): en el año
1500 los problemas con Jerez se centraron en
las marismas de Ventosillas donde los jerezanos
entraban:
…con sus ganados a comer y comen las
dichas marismas todas enteramente. Y aún
non contentos de aquello, pasan adelante
fuera de las dichas marismas y comen con
sus ganados los pastos de los términos de
la dicha villa y porque ge lo defienden disen
que pueden comer los términos de la dicha
villa y fasta llegar a la mar4
.
Las explotaciones agropecuarias
Los sistemas de explotación ilustran sobre la
complementariedad entre las propiedades agro-
pecuarias y explican el ritmo del trabajo campe-
sino en virtud del ciclo agrícola. En el tránsito
a la época moderna ya estaba cristalizada la red
de relaciones, sostenedora del sistema socioeco-
nómico, en la que el mercado desempeñaba un
papel notable mediante el sistema crediticio en
la ciudad y en el campo. Los mercaderes locales
aportaban el capital necesario para el funciona-
miento de las haciendas agropecuarias o para la
financiación del comercio marítimo (Martín, en
prensa c).
La constitución de los señoríos jurisdicciona-
les y la acumulación de grandes patrimonios ha
sido suficientemente subrayada por la investi-
gación (Solano, 1972: 85-129; Franco, 1982:
49-72; Ladero 2015; Carriazo, 2003). Desde
una perspectiva patrimonial las tierras de pan
–piénsese en el caso de Jerez de la Frontera– es-
taban incluidas en donadíos y heredamientos
con torres, casas, chozas, establos, pajares, mo-
linos o silos (Martín, 2004: 51-59). En Sanlúcar
de Barrameda los donadíos de Almonesterejo
y Alventos, Albaida y Santiago de Fe, Évora
y Monteagudo proporcionaban a los duques
de Medina Sidonia rentas que oscilaban entre
4.500 y 6.400 fanegas (Ladero, 2011: 124). El
sistema de explotación de estas grandes propie-
dades es conocido. A modo de ejemplo sirva el
siguiente caso. El 5 de enero de 1489 la jere-
zana Juana de Herrera, viuda de Fernando de
Cuenca, subarrendaba por cuatro años al je-
rezano Nuño Fernández, hijo del veinticuatro
Bartolomé Núñez, el donadío de Monteagudo
propiedad del duque de Medina Sidonia. En las
condiciones del contrato se especificaba que el
ganado de Juana de Herrera –bueyes y yeguas–
podía permanecer en el donadío durante el mes
de enero dejándolo posteriormente “libre e
desenbargado para el dicho Nuño Fernández.”
Además de la renta, Juana de Herrera debía pa-
gar a Nuño Fernández 20 cahíces de trigo el
15 de agosto y …toda la paja quel dicho Nuño
Fernández ouiere menester para faser su semen-
tera primera que verná. Finalmente Juana de
Herrera estaba obligada a ceder a Nuño Fer-
nández ...la casa que tiene en el dicho donadío
en questán los ganados5
.
3
El arrendamiento tenía una vigencia de dos años a razón de 4,5 cahíces de trigo anuales. (A)rchivo (M)unicipal de (J)erez de
la (F)rontera, Protocolos Notariales, Año 1492, fols. 153v-154r.
4
AMJF, Actas Capitulares, Año 1500, fol. 229r-230r.
5
El precio quedó fijado en 70 cahíces de pan terciado a pagar al duque en Sanlúcar. AMJF, Protocolos Notariales, Año
1489, fol. 18v-19r.
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 83
El paisaje de olivar se extendía desde el nor-
te de Jerez y Arcos hasta Sanlúcar, El Puerto y
Chiclana (Cabral, 2009: 35-57). Si en el término
de Sanlúcar de Barrameda se localizaban los oli-
vares de Monteagudo, en el de Trebujena había
una explotación que incluía un molino de aceite
y una “casa de cogederas” propiedad de los jere-
zanos Francisco de Gallegos y doña Inés de Mi-
rabal mujer del jurado Bartolomé Dávila (Mar-
tín, 2004: 68-74). El 22 de noviembre de 1484
el jerezano Fernando de Cuenca –en nombre de
Isabel Ponce–arrendaba por un año a Fernan-
do Velázquez de Cuéllar, vecino de Trebujena,
los olivares que poseía en Trebujena junto con
la parte de un molino. El precio quedaba fijado
en 10 quintales de aceite de olivas. Se permitía
a Fernando de Cuenca que pudiese traerse …la
aseytuna prieta e verde para su casa la que qui-
siere comer; e sean quinse fanegas de aseytunas6
.
Al igual que en otras regiones andaluzas, el
impulso repoblador, auspiciado por las casas de
Arcos y Medina Sidonia, se sustentó en el viñe-
do. En 1477 don Rodrigo Ponce de León con-
cedía una carta-puebla a Chipiona en el término
de Rota que pertenecía a la jurisdicción de la
casa de Arcos. El 88,8% de sus vecinos tenían
casas y viñas. Los campesinos debían plantar
viñas –dos aranzadas durante los tres primeros
años y otras dos en los sucesivos– y trabajar en
los donadíos del marqués de Cádiz –Montepe-
tri, Casarejos, Casbuena, Montijo y Breva en los
términos de Rota y Chipiona– o en los del mo-
nasterio de Nuestra Señora de Regla (Franco,
2012: 1319-1338).
El conocimiento que tenemos de los espacios
irrigados es aún insuficiente. Aunque las huer-
tas integraban los paisajes de los alrededores
de ciudades y villas –por ejemplo, en el valle de
Sidueña en Jerez-El Puerto de Santa María –se
carece de una visión global (Martín, En prensa
c). Ahora me limito a señalar un único ejem-
plo que me parece interesante. El 10 de mayo
de 1489 el mayordomo de la iglesia jerezana de
San Salvador arrendaba al sanluqueño Alfonso
Benítez la huerta de los Camachos “en canto del
arrabal que va hacia el monasterio de Santa Ma-
ría de Jesús” lindera con el Callejón, la huerta
de Francisco de Olvera, la arboleda y viña del
sobrino de Sancho Sánchez y los arenales del
mar. Durante los cinco años de arrendamiento
–a razón de 6.700 maravedíes y seis pares de
gallinas anuales –el arrendatario debía labrar
y regar ...segund costumbre de guertas a vista
de hortelano y construir una ...casa de seys tije-
ras fecha a dos aguas e las paredes de tapia e la
texumbre de madera del hilo e junco7
.
Las actividades marítimas
En torno al año 1493 se estaba construyendo un
muelle en Chipiona …que entrare desde tierra
en la mar. El concejo de la villa apoyaba esta
medida –asentada en el incremento del comer-
cio del vino– con el siguiente argumento:
Porque una de las más honradas cosas que
puede aver en los lugares de la costa de la
mar es aver puertos y molle donde los navíos
puedan estar porque de su venida a los tales
lugares redunda mucha utilidad e provecho e
ennoblecimiento (Franco, 1998: 261 y 283).
Este ejemplo me sirve para conectar el muelle
de Chipiona con la red de puertos y accidentes
geográficos e hidrográficos de la costa atlán-
tica andaluza entre los siglos XIV y XVI. Los
estudios que se vienen realizando se enmarcan
dentro de un proyecto de investigación liderado
por Eduardo Aznar (Aznar y González, 2015).
Víctor Muñoz ha analizado la red portuaria del
Golfo de Cádiz a partir de cartas portulanas dis-
tinguiendo cuatro ámbitos: Estrecho de Gibral-
tar, bahía de Cádiz, desembocadura y curso bajo
del Guadalquivir y costa de Huelva (Muñoz,
2015: 179-211). Creo necesario insistir en un
planteamiento global donde prime la conexión
entre estas cuatro áreas conjugando un amplio
abanico de actividades: desde el papel de los al-
mirantes de Castilla (Calderón, 2003) o la orga-
nización de expediciones militares hacia las Islas
Canarias y el Norte de África (Sánchez, 2005:
906) hasta el desarrollo de la pesca de altura y
bajura (Ladero, 2015: 347-353). Y por supues-
6
AMJF, Protocolos Notariales, Año 1484, fol. 286v.
7
AMJF, Protocolos Notariales, Año 1489, fols. 89r-89v.
84 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
to a este elenco hay que sumar la presencia ubi-
cua de comerciantes italianos –genoveses, vene-
cianos y florentinos– en estas costas y también
en las granadinas. Estas repúblicas concibieron
este ámbito …como un único espacio económi-
co, con frecuencia extensible al Norte de África
(González, 2013: 206; Petti 2004: 19-51).
Se ha hablado de la “heterogeneidad de los
autores de este comercio” integrado por un
amplio elenco de comerciantes que procedían
de los reinos peninsulares y europeos, por las
conexiones entre mercaderes y transportistas y
por el entrecruzamiento entre las relaciones co-
merciales y las de índole pirática o corsaria (Az-
nar, 2003: 103). Así, las colonias de bretones,
ingleses y flamencos predominaban en Sanlúcar
de Barrameda (Moreno, 1983a: 128-133), las
de genoveses y vascos en Cádiz y la de los por-
tugueses en El Puerto de Santa María (Sánchez,
2005: 923). En esta encrucijada comercial –en la
que confluían diferentes rutas como las del Me-
diterráneo y el Atlántico o las del Magreb Occi-
dental y las de las costas atlánticas africanas– la
ciudad de Sevilla tuvo y tendrá un papel rector
(Elliott, 1984; Yun, 2004: 128-146; Collantes
2008c: 225-262; Serrera 2011: 189-210).
La presencia de mercaderes también estuvo
ligada al sistema de créditos y a la puesta en ex-
plotación de las propiedades. Su estudio permi-
te establecer conexiones muy interesantes. Por
ejemplo, el 1 de marzo de 1484 Alfonso Rodrí-
guez Nieto, vecino de Rota, debía al mercader
burgalés Rubio de Ballesteros, estante en Sevi-
lla, 1.400 maravedíes –que puso por él a Juan de
Burgos, mayordomo de la iglesia de Sevilla– por
la renta de vino de esa villa8
. La venta de ceniza
de almajos en Lebrija conectaba el trabajo de
los campesinos lebrijanos y la distribución del
producto a través de los caños de agua entre Es-
ter de Cañas y Tarfía con la familia genovesa de
los Ripparolio a finales del siglo XV (Borrero
2005: 81-100).
La explotación de los recursos pesqueros es
un factor que condiciona el desarrollo de los
núcleos de población y su proyección exterior
(Bello, 2005: 81). A finales del siglo XV y prin-
cipios del XVI el mapa de las almadrabas in-
cluía las del duque de Medina Sidonia en Tarifa,
Zahara, Castilnovo y Conil; las del duque de
Arcos entre Rota y Chipiona, Sancti Petri y Hér-
cules –éstas, entre 1466 y 1493 –; las de Alfonso
de la Cerda en Gibraleón; las del marqués de
Ayamonte en Lepe. A este elenco hay que añadir
las del Algarbe portugués y las de Ceuta (Lade-
ro, 1993: 345-354; Iglesias 2002: 12-16; García
y Florido, 2011: 233-238). En la década de los
años veinte del siglo XVI y desde la almadraba
de Sanlúcar partían cuatro y seis barcos carga-
dos de atún con destino a Barcelona, Tarragona,
Valencia, Alicante, Cartagena, Nápoles, Livor-
no y Cerdeña (Moreno, 1983 a: 207).
Juan Manuel Bello ha analizado el arrenda-
miento de las almadrabas de Rota propiedad
de los Ponce de León en 1511. Juan Casaña se
encargaba de su explotación durante seis años,
pagando a los propietarios la tercera parte de los
atunes capturados y comprometiéndose a entre-
garlos en barriles preparados para la venta. Es-
taba obligado a armar las almadrabas cada año,
contando con las personas y aparejos necesarios.
Las redes y pertrechos de los Ponce de León de-
bían ser tasadas por algún perito. Tenía permiso
para instalar taberna y carnicería para tener el
vino y el mantenimiento necesario sin tener que
pagar ningún canon a la hacienda señorial. Don
Luis Ponce de León se comprometía a entregar
las casas y toldos para cortar, secar y empilar los
atunes, una barca para el servicio de las almadra-
bas y acondicionar las Casas de la Sal. Los atunes
procedentes de la almadraba y vendidos en Rota
estaban exentos de alcabala y almojarifazgo. Los
lugares donde se armasen las almadrabas esta-
rían libres de redes, arponeadores y barcas que
impidiesen la pesquería (Bello, 2005: 92-93).
Este ejemplo de la importancia de este sector
pesquero debe ser puesto en relación con un
contexto más amplio “de organización política,
económica y territorial” entre la desembocadu-
ra del Guadalquivir y El Estrecho de Gibraltar.
En efecto, según David Florido, junto a las in-
negables expectativas crematísticas hay que
valorar las posibilidades de control territorial,
reforzamiento de las vinculaciones sociales y la
consecución de prestigio (Florido, 2006: 195).
8
AMJF, Protocolos Notariales, Año 1484, fol. 152r.
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 85
El “Memorial de 1563” –elaborado un año
antes de la orden de Felipe II relativa al estan-
co de la sal y donde se incluyen las cantida-
des percibidas por los “reçeptores de la sal de
la costa de Andaluzía”– permite conocer las
explotaciones salineras más importantes de
la costa onubense y gaditana (Martín, 2010:
421).
Receptor Explotación salinera Cantidad en maravedíes
Pedro Juan de Morteo Sanlúcar de Barrameda 595.200
Hernando de Hoces El Puerto de Santa María 550.490
Alonso García Salguero Ayamonte 150.000
Hernando de Alza Cádiz 123.152
Lorenzo de Aurtiz Puerto Real 95.228
Hernando de Alza Chiclana de la Frontera 94.400
Cristóbal Muñoz Huelva 78.120
Cristóbal Ruiz Cadera Moguer 67.000
Juan Camacho San Juan del Puerto 49.000
Cristóbal Cerezo Lepe 49.000
Juan García La Redondela 20.000
- Fig. 3. Tabla 2. Cantidades percibidas por los receptores de la sal. Año 1533.
Si durante el siglo XV la casa ducal de Medina
Sidonia gestionaba las explotaciones salineras
en la margen izquierda del río –entre Alventos
y El Puntal– en el XVI creaba otras en ambas
orillas: al sur de la punta de los Cepillos. La
de Alfonso Díaz de Tristán –en el Puntal de la
Ballena “a la vera del Guadalquivir”– incluía
muros, tomaderos, almacén de agua, compuer-
tas, caminos de salinas, puentes, plancha de
madera para embarcar la sal, dos saleros para
amontonarla, cocederos, calderas, herramien-
tas y chozas para albergar a los salineros. El
lugar era frecuentado por los barqueros que se
desplazaban a Sanlúcar y por los pasajeros que
se trasladaban a Indias (Dahlmann, 2011: 173-
174). Estas actividades roturadoras coinciden
en el tiempo con las desarrolladas en la bahía
de Cádiz: Jerez-Puerto Real, El Puerto de Santa
María, la Isla de León y Chiclana durante el
siglo XV y el primer cuarto del XVI a las que
ya he aludido con anterioridad (Martín, 2010:
419-451).
La documentación notarial aporta datos so-
bre diversos aspectos de la puesta en explo-
tación de las salinas como he puesto en evi-
dencia en las de la bahía de Cádiz (Martín,
2010: 425-439). En relación con esta área de
estudio, he localizado el siguiente contrato: en
marzo de 1538 el alcaide Diego Fernández de
Cartagena contrataba al salinero Juan Martín
durante ese año para …labrar e trabajar de
haser sal en las salinas de Casarejos, término
9
Archivo Histórico Provincial de Cádiz, Protocolos Notariales, Rota, Año 1538, fols. 606-606v.
86 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
de la villa de Rota, que son del señor duque
de Arcos. Además de su trabajo, Juan Mar-
tín aportaba …los aparejos e cosas neçesarias
para las dichas salinas, para haser sal. El jor-
nal quedaba fijado en 36 maravedíes por cada
cahiz de sal9
.
Aunque no podemos cuantificar su volumen,
sí quisiera aludir a dos actividades significativas
en este ámbito geográfico. En 1284 el concejo
de Sevilla donaba los canales de Tarfía al mo-
nasterio cisterciense de San Clemente. Aunque
durante la primera mitad del siglo XIV hubo un
pleito por su aprovechamiento, el 28 de junio de
1347 el monasterio los arrendaba a cuatro veci-
nos de Sevilla durante ocho años. Los pescado-
res pagaban al monasterio la mitad de la caza y
pesca obtenidas y se comprometían a repararlos
durante los primeros años del arrendamiento
mientras que los gastos los asumía el monaste-
rio (Borrero, 1992: 90 y 94). El segundo ejem-
plo se refiere a los corrales de pesca. Éstos son
ecosistemas con formas de vida vegetal y ani-
mal adaptadas al entorno (Florido del Corral,
2011: 65-91). En Chipiona están documentados
el corral del Gallego en las proximidades de “un
arroyo pequeño que entra en la mar” y el corral
del Pelayo donado por Francisco Pavón al con-
vento de Nuestra Señora de Regla en 1560 (Mo-
reno, 1983 b: 198-199; Martín, en prensa a). En
el archivo municipal de Jerez he localizado dos
ejemplos de su puesta en explotación: son sen-
dos casos de arrendamiento durante un tiempo
de tres años y pago en metálico y pescado. El
primero se refiere al corral de pesca del Alamín
propiedad del veinticuatro jerezano Pedro Ca-
macho de Villavicencio el Rico y de la iglesia
jerezana de San Salvador. El 30 de diciembre de
1507 Pedro Camacho arrendaba la tercera parte
a Alonso Fernando el Lobo vecino de Chipiona
durante tres años a razón de 3.700 maravedíes
y dos lisas anuales; el mismo día la fábrica de
San Salvador arrendaba las dos tercera partes a
Francisco de Cazalla vecino de Chipiona por el
mismo tiempo y por 3.800 maravedíes y cuatro
lisas anuales (Martín, en prensa a).
Marismas y humedales
Aunque sea con brevedad, sí quisiera plantear
algunas consideraciones generales en torno a
las marismas y los humedales. Las marismas del
Guadalquivir son esenciales para comprender el
paisaje de este territorio: un ámbito fluvio-ma-
rino, con suelos compactos, escasa aireación y
permeabilidad, drenaje deficiente y altos niveles
de salinidad. Aunque el paisaje actual responde a
las transformaciones efectuadas desde la segunda
década del siglo XX, sus condiciones naturales
justifican las actividades ganaderas extensivas y
estacionales entre los siglos XIII y XV (Carmo-
na, 1998: 133-135). Como ya he señalado, el
aprovechamiento de las marismas sanluqueñas
se mantuvo tras la conquista castellana. Éstas
ocupaban una superficie considerable del térmi-
no de Sanlúcar en la margen izquierda del Gua-
dalquivir y en la margen derecha –la denominada
“otra banda” –limitando con la villa de Almonte.
Según Antonio Moreno el aprovechamiento de
la “otra banda” –donde se cortaba leña, se hacía
carbón, se cazaban conejos o se construían ins-
talaciones como una venta en La Barranca– de-
pendía de las licencias del concejo o del duque
(Moreno, 1983a: 37; Durán, 2011: 381).
Los humedales también fueron importantes
como los Tollos en Jerez-El Cuervo o Santa Ma-
ría de Regla en Chipiona (Martín, 2014: 103-
130; Martín, En prensa a). En relación con este
último ejemplo y aunque actualmente está dese-
cada, su superficie rondó las 22,09 hectáreas a
principios del siglo XX. En 1399 Pedro Ponce
de León había donado una ermita a fray Gonza-
lo de Córdoba para la instalación de una comu-
nidad de religiosos de la orden de San Agustín
en el término de Rota donde posteriormente se
fundaría Chipiona. Entre 1399 y 1599 el con-
vento fue configurando su patrimonio gracias a
donaciones y compras: bienes inmuebles, corra-
les de pesca, tierras de pan, viñas, eriazos para
plantar viñas, olivar, cortinales, huertas o pina-
res. En 1571 obtuvo un conjunto de tierras cal-
mas en el pago la Laguna Grande o Santa María
de Regla (Moreno, 1983 b: 194-196).
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 87
En 1477 don Rodrigo Ponce de León otorga-
ba una carta-puebla a Chipiona en el término
de Rota incluida en la jurisdicción de la casa
de Arcos. Entre otras medidas, se vinculaba el
aprovechamiento de la laguna de Santa María
de Regla al ganado caballar como acotamiento
exclusivo para los vecinos de Chipiona y Rota
(Franco, 1998: 271; Martín, En prensa a):
Otrosí, quiero e mando por faser merced
a los vesinos del dicho lugar de Regla de
Santa María que una laguna que se llama
la laguna de Santa María de Regla quede
cerrada. E desde agora la cierro para en
que se apacienten caballos, asnos y potros y
bestias de silla e de albarda de los del dicho
mi lugar e de mi villa de Rota, sin que en ella
entren ni metan otros ganados a paçer en
la dicha laguna so pena de dies maravedíes
por cada cabeza de ganado mayor e de cinco
maravedíes por cada cabeza de ganado
menor (Franco, 1998: 271)”.
- Mapa de España de Johannes Andrea Vavassori, xilografía, 1532.
88 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
Consideraciones finales
El 8 de agosto de 1492 el barquero sevillano
Cristóbal Vara llegaba a un acuerdo con Alfon-
so de Acre –en nombre de Álvaro Dávila guarda
mayor de la saca de pan de Jerez– para cargar
en su barco, surto en el puerto de Alventos, 25
cahíces de trigo. Según el contrato la mercancía
debía transportarse a Sanlúcar de Barrameda o a
El Puerto de Santa María en el plazo de un mes10
.
Este ejemplo muestra la interconexión entre la
tierra y el mar a través de los caños: durante los
siglos medievales fue frecuente la navegabilidad
por los de Alventos o Casarejo en las proximi-
dades de Asta (Martín, 2014: 111). Ambos ám-
bitos –parafraseando la cita de Arias Montano
con la que iniciaba este estudio –se compenetra-
ban de forma óptima. Creo necesario incidir en
la complementariedad entre las explotaciones
agropecuarias y el aprovechamiento de los espa-
cios incultos: ganadería, recolección de frutos,
pesca, caza, corte de madera, apicultura, etc. Así
pues, la organización de los paisajes rurales en
la desembocadura del Guadalquivir –en estrecha
relación con las condiciones ambientales– fue el
resultado de la confluencia de varios factores: el
papel de ciudades como Sevilla o Jerez, los in-
tereses de las casas de Medina Sidonia y Arcos,
las aspiraciones de los grandes propietarios o las
necesidades de las comunidades campesinas. A
este elenco hay que sumar la impronta del mer-
cado con su apuesta por cultivos especulativos y
el establecimiento de colonias de mercaderes en
las localidades de este territorio.
En la actualidad el paisaje continúa dotán-
dose de matices que enriquecen su significado
natural, patrimonial o literario. Quizás éste sea
el motivo por el que nuestra mirada se va nu-
triendo de una experiencia sensorial a través de
la cual sentimos y, al mismo tiempo, interactua-
mos con el ambiente (Milani, 2007: 38). Esto
es lo que experimento cuando leo las palabras
de José Manuel Caballero Bonald evocando el
Guadalquivir en “La novela de la Memoria”:
Hay algo además en este paisaje que, con
independencia de sus ornamentos naturales,
remite sin duda al prestigio histórico y
aun mitológico que se ha ido acumulando
secularmente en estas demarcaciones. Es
como una asociación de imágenes deducidas
de un pretérito ilustre que han contribuido
a que el paisaje sanluqueño sea también
esencialmente un paisaje cultural. Por
ahí se estabiliza una especie de inventario
retrospectivo que incluye desde el enigma
suntuoso de Tartesos al rastro de las antiguas
colonizaciones mediterráneas, desde los
libros de oro de Argantonio al “Luciferi
fanum”, desde las navegaciones históricas
de Colón y Magallanes a los abigarrados
trasiegos de la carrera de Indias. Ciertos
comentaristas de probada estolidez opinan
que el Guadalquivir acaba donde empieza
América, lo cual es un cálculo propio de
individuos que profesan sañudamente la
hispanidad. La única conclusión razonable
es que el “padre Betis” se extingue en
Sanlúcar de un modo más bien doméstico,
sin promover más soflamas retóricas que las
muy evidentes promovidas por sus muchas
correrías andaluzas, incluidas las limpias y
las contaminadas.
10
AMJF, Protocolos Notariales, Año 1492, fol. 125r.
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 89
BIBLIOGRAFÍA
ARIAS MONTANO, Benito (2002): Historia de la Naturaleza. Primera
parte del cuerpo de la “Obra Magna”, NAVARRO ANTOLÍN, F. (ed),
Huelva: Universidad.
ARTEAGA, Oswaldo, SCHULZ, Horst y ROOS, Anna-Maria (2008):
“GeoarqueologíadialécticaenlaBahíadeCádiz”,RAMPAS,10,21-116.
- (1995): “El problema del Lacus Ligustinus. Investigaciones
geoarqueológicas en torno a las marismas del Guadalquivir.
Tartessos 25 años después (1968-1993)”, Congreso
Conmemorativo del V Symposium Internacional de Prehistoria
Peninsular, Jerez de la Frontera, pp. 99-135.
AZNAR VALLEJO, Eduardo (2003): “Andalucía y el Atlántico Norte a
fines de la Edad Media”, Historia. Instituciones. Documentos, 30,
103-120.
AZNAR VALLEJO, Eduardo y GONZÁLEZ ZALACAIN, Roberto J.
(Coords.) (2015), De mar a mar. Los puertos castellanos en la Baja
Edad Media, Tenerife: Universidad.
BELLO LEÓN, Juan Manuel (2005): “Almadrabas andaluzas a finales
de la Edad Media. Nuevos datos para su estudio”, Historia.
Instituciones. Documentos, 32, 81-113.
BONACHÍA HERNANDO, Juan Antonio (2012): “El agua en
las Partidas”, VAL VALDIVIESO, María Isabel y BONACHÍA
HERNANDO, Juan Antonio (Coords.), Agua y sociedad en la Edad
Media hispana, Granada: Eug, 13-64.
BORJA BARRERA, Francisco (2014): “Geoarqueología urbana de
Sevilla”, BELTRÁN FORTES, José, RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ, Oliva
(Coords.), Sevilla Arqueológica. La ciudad en época protohistórica,
antigua y andalusí, Sevilla: Universidad, 276-303.
BORJA PALOMO, Francisco de (1878): Historia crítica de las
riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla desde su
Reconquista hasta nuestros días, 2 vols. Sevilla.
BORRERO FERNÁNDEZ, Mercedes (2005): “Lebrija en la Baja Edad
Media. Población y economía”, en González Jiménez, M. (ed.), I
Jornadas de Historia de Lebrija. Edad Media. Lebrija, 28-30 de
octubre de 2004, Lebrija, Ayuntamiento, 81-100.
BORRERO FERNÁNDEZ, Mercedes (1992): El Real Monasterio de
San Clemente. Un monasterio cisterciense en la Sevilla medieval,
Sevilla: Ayuntamiento.
CABRAL FERNÁNDEZ, José (2009): El olivar gaditano durante la
época moderna, Cádiz.
CALDERÓN ORTEGA, José Manuel (2003): El Almirantazgo de
Castilla: historia de una institución conflictiva (1250-1550), Alcalá:
Universidad.
CALLE GOTOR, Juan Ramón de la (et. al.) (2004): El concejo de
Lebrija a través de sus actas capitulares (1451-1626), Lebrija.
CARMONA RUIZ, María Antonia (1998): La ganadería en el reino de
Sevilla durante la Baja Edad Media, Sevilla: Diputación.
CARRIAZO RUBIO, Juan Luis (2003): La Casa de Arcos entre Sevilla y
la frontera de Granada (1374-1474), Sevilla: Universidad.
- (1998): “Fernán Pérez de Oliva y el proyecto de navegación
del Guadalquivir: teoría y práctica del Humanismo”, en GÓMEZ
CANSECO, Luis (Ed.), Anatomía del Humanismo. Benito Arias
Montano, 1598-1998, Huelva.
CASTRO GARCÍA, María del Mar (2016): La gestión del agua en época
romana. Percepción postclásica y construcción historiográfica,
Cádiz: Sem. Agustín de Horozco.
CHIC GARCÍA, Genaro (2009): El comercio y el Mediterráneo en la
Antigüedad, Madrid, Akal.
COLLANTES DE TERÁN, Antonio (2008 a): “Papel del Atlántico en la
configuración de Andalucía”, Historia. Instituciones. Documentos,
35, 85-105.
- (2008b): “Del Betis a Guadalquivir: la victoria de Mercurio”, en
COLLANTES DE TERÁN, Antonio, Una gran ciudad bajomedieval.
Sevilla, Sevilla: Universidad, 195-224.
- (2008c): “Las ciudades de Andalucía desde el siglo XIII a
comienzos del XV”, en COLLANTES DE TERÁN, Antonio, Una gran
ciudad bajomedieval. Sevilla, Sevilla: Universidad, 225-262.
- (1984): Sevilla en la Baja Edad Media. La ciudad y sus hombres,
Sevilla: Universidad.
- (1977): “Nuevas poblaciones del siglo XV en el reino de Sevilla”,
Cuadernos de Historia. Anexos de la revista Hispania, 7, 283-336.
DAHLMANN, Liliane María (2011): “Las salinas y la Casa de Medina
Sidonia en los siglos XIV-XV”, en RUBIALES TORREJÓN, Javier
(ed.), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de
Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 169-175.
DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio (1977): “La población del Reino de
Sevilla en 1534”, Cuadernos de Historia. Anexos de la revista
Hispania, 7, 337-355.
DURÁN SALADO, María Isabel (2011): “La Otra Banda”, RUBIALES
TORREJÓN, Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma.
Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 379-387.
ELLIOTT, John H. (1984): El viejo mundo y el nuevo 1492-1650,
Madrid: Alianza.
FIORENTINI, Mario (2010): “Fructus e delectatio nell’uso del mare e
nell’occupazione delle coste nell’età imperiale romana”, HERMON,
Ella (Dir.), Riparia dans l’Empire Romain. Pour la définition du
concept, Oxford: BAR, 263-282.
FLORIDO DEL CORRAL, David (2011): “Corrales, una técnica de
pesca tradicional en Andalucía”, BERNAL CASASOLA, Darío (Ed),
Pescar con arte. Fenicios y romanos en el origen de los aparejos
andaluces. Catálogo de la exposición Baelo Claudia, diciembre
2011-julio 2012, Cádiz, 65-91.
- (2006): “Las almadrabas andaluzas: entre el prestigio y el
mercado”, CHIC GARCÍA, Genaro (Dir.), Economía de prestigio
versus economía de mercado, Sevilla, pp. 193-214.
FRANCO SILVA, Alfonso (2012): “Población y reparto de la propiedad
en Chipiona durante el primer cuarto del siglo XVI”, ARIZAGA
BOLUMBURU, Beatriz et al., Mundos medievales. Espacios,
sociedades y poder. Homenaje al profesor José Ángel García de
Cortázar y Ruiz de Aguirre, 2 vols., Santander: Universidad, vol.
II, 1319-1338.
- (1998): “La organización municipal de Chipiona a través de
sus ordenanzas”, FRANCO SILVA, Estudios sobre Ordenanzas
Municipales (Siglos XIV-XVI), Cádiz: UCA, 247-287.
- (1983): Rota en la Edad Media, Cádiz: Fundación Alcalde Zoilo
Ruiz-Mateos.
90 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
- (1982): “Realengo y señorío en la zona gaditano-xericiense
bajomedieval”, I Jornadas de Historia de Cádiz, Cádiz, 49-72.
FURIÓ, Antoni (2001): “La domesticación del medio natural.
Agricultura, ecología y economía en el País Valenciano en la baja
Edad Media” CLEMENTE RAMOS, Julián (ed.), El medio natural
en la España Medieval. Actas del I Congreso sobre ecohistoria e
historia medieval, Cáceres, Universidad, 57-103.
GALÁN PARRA, Isabel (1990): “Las Ordenanzas de 1504 para Huelva
y el Condado de Niebla”, Huelva en su Historia, 3, 107-174.
GARCÍA VARGAS, Enrique y FLORIDO DEL CORRAL, David (2011):
“Tipos, origen y desarrollo histórico de las almadrabas antiguas.
Desde época romana al imperio bizantino”, BERNAL CASASOLA,
Darío (Ed), Pescar con arte. Fenicios y romanos en el origen de
los aparejos andaluces. Catálogo de la exposición Baelo Claudia,
diciembre 2011-julio 2012, Cádiz, 231-251.
GONZÁLEZ ARÉVALO, Raúl (2013), “Presencia diferencial italiana en
el sur de la Península Ibérica en la Baja Edad Media. Estado de la
cuestión y propuestas de investigación”, Medievalismo, 23 (2013),
175-208.
GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Manuel (ed.) (1994): La Carta Puebla de
Trebujena (1494), Trebujena: Ayuntamiento.
- (1991) (ed.):Diplomatarioandaluz de AlfonsoX,Sevilla:El Monte.
GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Manuel y BELLO LEÓN, Juan Manuel (1997):
“El puerto de Sevilla en la Baja Edad Media”, en ABULAFIA, David
y GARÍ, Blanca, En las costas del Mediterráneo occidental. Las
ciudades de la península Ibérica y del reino de Mallorca y el comercio
mediterráneo en la Edad Media, Barcelona: Omega, 213-241.
GUTIÉRREZ MÁS, José Manuel (et al) (1991): Introducción a la
Geología de la provincia de Cádiz, Cádiz.
HERMON, Ella (2010): «Riparia dans l’Empire Romain: pour la
définition d’un concept», HERMON, Ella (Dir.), Riparia dans
l’Empire Romain pour la définition du concept., Oxford, 3-12.
HERMON, Elly (2009) : «Perspectives interdisciplinaires sur l’histoire
des interactions climat-société-environnement: leçons du passé
et leur pertinence pour le présent», HERMON, Ella (Dir.), Société
et climats dans l’Empire Romain. Pour une perspective historique
et systémique de la gestion des ressources en eau dans l’Empire
romain, Napoli: Editoriale Scientifica, 19-50.
HORDEN, Peregrine and PURCELL, Nicholas (2000): The corrupting
sea. A study of Mediterranean history, Oxford: Blackwell.
IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José (2002): “Las industrias del mar en
el litoral bajo andaluz a comienzos de la Edad Moderna”, Revista
de Historia de El Puerto, 28, 11-23.
LADERO QUESADA, Miguel Ángel (2015): Guzmán. La casa ducal de
MedinaSidoniaenSevilla y su reino (1282-1521), Madrid: Dykinson.
- (2011): “Sanlúcar Medieval”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed),
El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de Barrameda,
Sevilla: Junta de Andalucía, 119-129.
- (1993): “Las almadrabas de Andalucía (siglos XIII-XVI)”, Boletín
de la Real Academia de la Historia, 190, 3, 345-354.
LAGÓSTENA BARRIOS, Lázaro (2014): “La percepción de la ribera
en la costa atlántica de la Provincia Hispania Ulterior Baetica. El
Lacus Ligustinus”, HERMON, Ella WATELET, Anne (Dirs.), Riparia,
un patrimoine culturel, Oxford : BAR, 187-197.
LOSADA, Miguel Ángel (2011): “La puerta del mar”, RUBIALES
TORREJÓN, Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma.
Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 29-35.
MAL LARA, Juan de (2005): “Recibimiento que hizo la muy noble y
muy leal ciudad de Sevilla a la Católica Real Magestad (sic) del
rey don Felipe, Nuestro Señor”, Obras Completas, II, BERNAL
RODRÍGUEZ, Manuel (ed.), Madrid: Biblioteca Castro.
MAGANZANI, Lauretta (2010): “Riparia et phénomènes fluviaux entre
Histoire, Archéologie et droit”, HERMON, Ella (Dir.), Riparia dans
l’EmpireRomain.Pourladéfinitionduconcept,Oxford:BAR,247-262.
MARTÍN GUTIÉRREZ, Emilio (2015): Paisajes, ganadería y medio
ambiente en las comarcas gaditanas. Siglos XIII al XVI. Cádiz-
Extremadura: Universidad.
- (2004): La organización del paisaje rural durante la Baja Edad
Media. Elejemplo de Jerez de la Frontera, Sevilla: Universidad.
- (2014): “Interacción sociedad y medio ambiente. El entorno
de la laguna de los Tollos (Andalucía Occidental), ss. XIII al XV”,
Studia Historica. Historia Medieval, 32, 103-130.
- (2010): “Los salineros durante los siglos XV y XVI. Una propuesta
desde la bahía de Cádiz”, Società e Storia, 129, 419-451.
- (En prensa a): “El aprovechamiento de humedales y marismas:
paisajes olvidados, paisajes recuperados en las comarcas
atlánticas gaditanas a finales de la Edad Media”, VAL DE
VALDIVIESO, María Isabel (ed.), El agua en el imaginario medieval.
Valladolid 5 y 6 de octubre de 2015, Valladolid.
- (En prensa b): “El río Guadalete durante el siglo XV: interacción
sociedad y medio ambiente”, GALETTI, Paola (A cura di), Collana
Insulae Diomedeae.
- (En prensa c) “Los paisajes rurales en las comarcas gaditanas:
transformaciones y permanencias. Interacción sociedad y medio
ambiente. Siglos XIII al XV”, GUINOT, Enric y Torró, Josep (Eds.),
Expansión cristiana y transformaciones agrarias en la Península
Ibérica medieval. El impacto de las conquistas en los paisajes y
ecosistemas cultivados andalusíes (Siglos XII-XVI), Valencia.
- (En prensa d), “Entre ambos dos mares.” Una visión orgánica
de los paisajes ribereños desde la cultura del siglo XV”, MORALES
SÁNCHEZ, María Isabel, ROBLES ÁVILA, Sara y NATIVIDADE
PIRES, Maria (Eds.), Lecturas del agua, Madrid.
MÉNANTEAU, Loïc (2015): “L’influence des facteurs naturels et
anthropiques sur l’évolution des ports de Basse Andalousie
(XIIIe-XVIe siècles): études de cas (Palos de la Frontera, Séville et
Sanlúcar de Barrameda”, BOCHACA, Michel et SARRAZIN, Jean-
Luc, Ports et littoraux de l’Europe atlantique. Transformations
naturelles et aménagements humains (XIVe-XVIe siècles),
Rennes: Presses Universitaires, 167-187.
- (2008a): “Morfología y evolución histórica del Bajo Guadalquivir:
el ejemplo de Sevilla”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed.) El río
Guadalquivir, Madrid: Junta de Andalucía-Ministerio de Medio
Ambiente, 55-63.
- (2008b), “La broa de Sanlúcar: geohistoria de la barra y
evolución de las orillas”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (ed.) El
río Guadalquivir, Madrid: Junta de Andalucía-Ministerio de Medio
Ambiente, 65-71.
MÉNANTEAU, Loïc y VANNEY, Jean-René (2011): “Geohistoria de
la desembocadura del Guadalquivir”, RUBIALES TORREJÓN,
Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de
Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 17-27.
E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 91
MILANI, Raffaele (2007): El arte del paisaje, Madrid: Biblioteca
Nueva, 2007.
MORENO OLLERO, Antonio (1983a): Sanlúcar de Barrameda a fines
de la Edad Media, Cádiz: Diputación.
- (1983b): “El convento de Nuestra Señora de Regla en Chipiona
(Cádiz)”, Formación de su patrimonio”, Cuadernos de Estudios
Medievales, VIII-IX, 193-202.
MUÑIZ BORT, Domingo (2004): La ganadería caballar en la villa de
Almonte. Introducción histórica, Huelva: Ayuntamiento.
MUÑOZ GÓMEZ, Víctor (2015): “Puertos, abras, cabos e islas: la
topografía medieval de la costa atlántica de Andalucía a través
de las cartas portulanas (ss. XIV-XVI)”, AZNAR VALLEJO, Eduardo
y GONZÁLEZ ZALACAIN, Roberto J. (Coords.), De mar a mar. Los
puertos castellanos en la Baja Edad Media, Tenerife: Universidad,
179-211.
NEBRIJA, Antonio de (1992): “Historia de los Reyes Católicos”,
BONMATI, Virginia y ÁLVAREZ, Felicidad (Ed.), Nebrija
historiador: La Lebrija de Elio Antonio de Nebrija. Muestra de las
Antigüedades de España. Historia de los Reyes Católicos (Primera
Década), Lebrija: Muy Ilustre, A. y Real Hermandad de los Santos
de Lebrija, 107-300.
OJEDA RIVERA, Juan Francisco, MORAL ITUARTE, Leandro del
(2004): “Percepciones del agua y modelos de su gestión en las
distintas fases de la configuración de Doñana”, Investigaciones
Geográficas, 35, 25-44.
ORTOLANI, Franco e PAGLIUCA, Silvana (2009): “Changements
climatiques et environnementaux des derniers 3000 ans dans
l’espace méditerranéen”, HERMON, Ella (dir.), Société et climats
dans l’Empire Romain. Pour une perspective historique et
systémique de la gestion des ressources en eau dans l’Empire
romain, Napoli: Editoriale Scientifica, 51-66.
PARODI ÁLVAREZ, Manuel J. (2001): Ríos y lagunas de Hispania
como vías de comunicación. La navegación interior en la Hispania
Romana, Sevilla: Gráficas Sol.
PÉREZ DE OLIVA, Fernán (1995): Diálogo de la dignidad del hombre.
Razonamientos. Ejercicios, CERRÓN PUGA, María Luisa (ed.),
Madrid: Cátedra, 188-204.
PETTI BALBI, Giovanna (2004): “Las ciudades marítimas italianas
y el Norte de África en época medieval: relaciones políticas y
económicas”, TRILLO SAN JOSÉ, Carmen (ed.), Relaciones entre
el Mediterráneo cristiano y el Norte de África en época Medieval y
Moderna, Granada: Universidad, 17-51.
SÁNCHEZ SAUS, Rafael (2005): “Dependencia señorial y desarrollo
urbano en la Andalucía Atlántica. Cádiz y los Ponce de León en
el siglo XV”, Acta historica et archaeologica mediaevalia, 26,
903-928.
SERRERA CONTRERAS, Ramón María (2011): “El Golfo de Cádiz
como espacio geográfico de proyección para la empresa del
descubrimiento”, Actas de las Jornadas de Historia sobre el
Descubrimiento de América, Sevilla: Universidad, vol. II, 189-210.
SOLANO RUIZ, Emma (1972): “La hacienda de las Casas de Medina
Sidonia y Arcos en la Andalucía del siglo XV”, Archivo Hispalense,
168, 85-129.
SUÁREZ JAPÓN, Juan Manuel (2012): “Sobre el río Guadalquivir
y las riadas que asolaban a sus pueblos y a sus campos”, en
CASTILLO MARTOS, Manuel, RODRÍGUEZ MATEOS, Joaquín,
SUÁREZ JAPÓN, Juan Manuel, Sevilla y su río en el siglo XVIII.
Un proyecto ilustrado para la mejora del cauce del Guadalquivir,
Sevilla: Universidad, 65-94.
TORRÓ, Josep (2010): “Tierras ganadas. Aterrazamiento de
pendientes y desecación de marjales en la colonización cristiana
del territorio valenciano”, KIRCHNER, Helena (Ed.), Por una
arqueología agraria. Perspectivas de investigación sobre espacios
de cultivo en las sociedades medievales hispánicas, Oxford: BAR.
TORRÓ, Josep y GUINOT, Enric (eds.) (2012): Hidráulica agraria
y sociedad feudal. Prácticas, técnicas, espacios, Valencia:
Universidad.
TOSCO, Carlo (2009): Il paesaggio storico. Le fonti e i metodi di
ricerca, Bari: Laterza.
VAL VALDIVIESO, María Isabel (2003): Agua y poder en la Castilla
Bajomedieval. El papel del agua en el ejercicio del poder concejil a
fines de la Edad Media, Valladolid: Junta de Castilla y León.
YUN, Bartolomé (2004): Marte contra Minerva. El precio del Imperio
español, c. 1450-1600, Barcelona: Crítica.

Más contenido relacionado

Similar a 08. In Medio Orbe. Ponencia. Emilio Martín Gutiérrez

Tesis de especialidad definitiva (1)
Tesis de especialidad   definitiva (1)Tesis de especialidad   definitiva (1)
Tesis de especialidad definitiva (1)Fabián Salgado
 
Una ciudad con pasado lacustre
Una ciudad con pasado lacustreUna ciudad con pasado lacustre
Una ciudad con pasado lacustreMariana Miranda
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]luisfmedina
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]luisfmedina
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]nerfmon
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]luisfmedina
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]bpumaloco
 
0_las bellas artes y el ambiente.pdf
0_las bellas artes y el ambiente.pdf0_las bellas artes y el ambiente.pdf
0_las bellas artes y el ambiente.pdfEvaGonzalez287556
 
Faros, boyas y fanales del ecuador
Faros, boyas y fanales del ecuadorFaros, boyas y fanales del ecuador
Faros, boyas y fanales del ecuadorLuis Pacheco
 
La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...
La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...
La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...Maira Gil Camarón
 
Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...
Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...
Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...apunteshistoriamarmo
 
Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales
Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturalesLunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales
Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturalesSusana Quintero
 
Guion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdf
Guion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdfGuion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdf
Guion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdfSirPendragon
 

Similar a 08. In Medio Orbe. Ponencia. Emilio Martín Gutiérrez (20)

Tesis de especialidad definitiva (1)
Tesis de especialidad   definitiva (1)Tesis de especialidad   definitiva (1)
Tesis de especialidad definitiva (1)
 
17. In Medio Orbe. Ponencia. Jesús Vegazo Palacios
17. In Medio Orbe. Ponencia. Jesús Vegazo Palacios17. In Medio Orbe. Ponencia. Jesús Vegazo Palacios
17. In Medio Orbe. Ponencia. Jesús Vegazo Palacios
 
Prólogo - Abordajes. Mitos y reflexiones sobre el mar.pdf
Prólogo - Abordajes. Mitos y reflexiones sobre el mar.pdfPrólogo - Abordajes. Mitos y reflexiones sobre el mar.pdf
Prólogo - Abordajes. Mitos y reflexiones sobre el mar.pdf
 
Una ciudad con pasado lacustre
Una ciudad con pasado lacustreUna ciudad con pasado lacustre
Una ciudad con pasado lacustre
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
 
Estudio de caso
Estudio de casoEstudio de caso
Estudio de caso
 
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
Estudio de caso_la_gran_inundacion_de_1629[1]
 
0_las bellas artes y el ambiente.pdf
0_las bellas artes y el ambiente.pdf0_las bellas artes y el ambiente.pdf
0_las bellas artes y el ambiente.pdf
 
Faros, boyas y fanales del ecuador
Faros, boyas y fanales del ecuadorFaros, boyas y fanales del ecuador
Faros, boyas y fanales del ecuador
 
La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...
La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...
La Vía de la Plata y los otros caminos que unían el mundo orientalizante y la...
 
Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...
Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...
Historias del Agua. Aprovechamientos hidráulicos en Marmolejo. Su influencia ...
 
Estudio de caso
Estudio de casoEstudio de caso
Estudio de caso
 
Estudio de caso
Estudio de casoEstudio de caso
Estudio de caso
 
Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales
Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturalesLunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales
Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales
 
Guion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdf
Guion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdfGuion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdf
Guion_para_la_exposicion_arqueologica_en (1).pdf
 
05. In Medio Orbe. Ponencia. F. Borja de Aguinalde
05. In Medio Orbe. Ponencia. F. Borja de Aguinalde05. In Medio Orbe. Ponencia. F. Borja de Aguinalde
05. In Medio Orbe. Ponencia. F. Borja de Aguinalde
 
331793 142457-1-pb
331793 142457-1-pb331793 142457-1-pb
331793 142457-1-pb
 

Más de Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda

Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...
Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...
Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda
 
Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...
Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...
Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda
 

Más de Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (20)

20200602 Presentacion Sanlúcar ITI
20200602 Presentacion Sanlúcar ITI20200602 Presentacion Sanlúcar ITI
20200602 Presentacion Sanlúcar ITI
 
201612 el compromiso funciones Sanlúcar
201612 el compromiso funciones Sanlúcar201612 el compromiso funciones Sanlúcar
201612 el compromiso funciones Sanlúcar
 
201805 el presentacion_edusi_gestion
201805 el presentacion_edusi_gestion201805 el presentacion_edusi_gestion
201805 el presentacion_edusi_gestion
 
Guía indicadores eje urbano definitivo
Guía indicadores eje urbano definitivoGuía indicadores eje urbano definitivo
Guía indicadores eje urbano definitivo
 
Boe a-2016-12485
Boe a-2016-12485Boe a-2016-12485
Boe a-2016-12485
 
201706 es Criterios y Procedimientos de Selección de operaciones
201706 es Criterios y Procedimientos de Selección de operaciones201706 es Criterios y Procedimientos de Selección de operaciones
201706 es Criterios y Procedimientos de Selección de operaciones
 
201905 Convocatoria Modelos Expresión Interés
201905 Convocatoria Modelos Expresión Interés201905 Convocatoria Modelos Expresión Interés
201905 Convocatoria Modelos Expresión Interés
 
Programa Operativo de Crecimiento Sostenible 2014-2020
Programa Operativo de Crecimiento Sostenible 2014-2020Programa Operativo de Crecimiento Sostenible 2014-2020
Programa Operativo de Crecimiento Sostenible 2014-2020
 
Declaración Institucional Antifraude EDUSI Sanlúcar de Barrameda
Declaración Institucional Antifraude EDUSI Sanlúcar de BarramedaDeclaración Institucional Antifraude EDUSI Sanlúcar de Barrameda
Declaración Institucional Antifraude EDUSI Sanlúcar de Barrameda
 
Manual de Procedimiento EDUSI de Sanlúcar de Barrameda
Manual de Procedimiento EDUSI de Sanlúcar de BarramedaManual de Procedimiento EDUSI de Sanlúcar de Barrameda
Manual de Procedimiento EDUSI de Sanlúcar de Barrameda
 
Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...
Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...
Revisión de la Implementación de la Estrategia DUSI del Ayuntamiento de Sanlú...
 
Programación de Navidad de 2017-18 Sanlúcar de Barrameda
Programación de Navidad de 2017-18 Sanlúcar de BarramedaProgramación de Navidad de 2017-18 Sanlúcar de Barrameda
Programación de Navidad de 2017-18 Sanlúcar de Barrameda
 
Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...
Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...
Programa del II Congreso Internacional sobre la Primera Vuelta al Mundo 'In M...
 
La Primera Vuelta al Mundo - Desarrollo
La Primera Vuelta al Mundo - DesarrolloLa Primera Vuelta al Mundo - Desarrollo
La Primera Vuelta al Mundo - Desarrollo
 
I Certamen de Investigación Escolar I Vuelta al Mundo
I Certamen de Investigación Escolar I Vuelta al MundoI Certamen de Investigación Escolar I Vuelta al Mundo
I Certamen de Investigación Escolar I Vuelta al Mundo
 
Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 2
Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 2Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 2
Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 2
 
Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 1
Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 1Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 1
Actas I Jornadas Arqueología Bajo Guadalquivir, parte 1
 
Actas de las III Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir
Actas de las III Jornadas de Arqueología del Bajo GuadalquivirActas de las III Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir
Actas de las III Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir
 
Actas de las II Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir
Actas de las II Jornadas de Arqueología del Bajo GuadalquivirActas de las II Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir
Actas de las II Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir
 
20. In Medio Orbe. Ponencia. Rafael Montaño García
20. In Medio Orbe. Ponencia. Rafael Montaño García20. In Medio Orbe. Ponencia. Rafael Montaño García
20. In Medio Orbe. Ponencia. Rafael Montaño García
 

08. In Medio Orbe. Ponencia. Emilio Martín Gutiérrez

  • 1. In Medio Or Sanlúcar de Barrameda y la I Vuelta al M be undo
  • 2. “Puerta de la Sirena” Castillo de Santiago (siglo XV) Foto: Óscar Franco En la imagen aparece la Puerta de la Sirena, portada monumen- tal del Castillo de Santiago; es de destacar el elemento mítico (la sirena de doble cola) que pertenece al imaginario simbólico de la Casa Ducal de Medina Sidonia, el hada Melusina, un ser mítico de naturaleza acuática que presidía –amparando bajo sus brazos los escudos de la Casa Ducal- el acceso al interior del castillo y cuya mirada apuntaba hacia el exterior del mismo, hacia la ribera, hacia la orilla del Guadalquivir en su desembocadura, precisamente ha- cia esa misma ribera que vería hacerse a la mar a los barcos de la Expedición Magallanes-Elcano. Es un elemento característico del Patrimonio Histórico y Artístico de Sanlúcar de Barrameda, repre- sentativo del contexto cultural y cronológico (la transición de los siglos XV a XVI) al que pertenece el horizonte de los grandes via- jes oceánicos en el que se inserta la I Vuelta al Mundo (1519-1522).
  • 3. In Medio Orbe Sanlúcar de Barrameda y la I Vuelta al Mundo Actas del I Congreso Internacional sobre la I Vuelta al Mundo, celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) los días 26 y 27 de septiembre de 2016
  • 4. In medio Orbe Sanlúcar de Barrameda y la I Vuelta al Mundo Actas del I Congreso Internacional sobre la I Vuelta al Mundo, celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) los días 26 y 27 de septiembre de 2016 CONSEJERA DE CULTURA Rosa Aguilar Rivero VICECONSEJERA DE CULTURA Marta Alonso Lappí SECRETARIO GENERAL DE CULTURA Eduardo Tamarit Pradas Edita: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura Colabora: Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) © DE LA EDICIÓN JUNTA DE ANDALUCÍA Consejería de Cultura © DE LOS TEXTOS Sus autores o los titulares de los mismos © DE LAS OBRAS PLÁSTICAS Los titulares de las mismas FOTOGRAFÍAS Los autores DISEÑO GRÁFICO Artefacto Sevilla, 2016 ISBN: 978-84-9959-231-2 DEPÓSITO LEGAL: 1965-2016 IMPRIME: Escandón Impresores ALCALDE DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA (CÁDIZ) Víctor Mora Escobar DELEGADO MUNICIPAL DE CULTURA Juan Oliveros Vega COORDINADOR CIENTÍFICO DEL CONGRESO Y EL LIBRO Manuel J. Parodi Álvarez AGRADECIMIENTOS A todas aquellas personas, entidades, instituciones y colectivos que han hecho posible este volumen, y que colaboran activa y decididamente en pro de la Conmemoración del V Centenario de la I Vuelta al Mundo.
  • 5. 74 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A
  • 6. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 75 ENTRE EL MAR Y LA TIERRA. La desembocadura del Guadalquivir en el siglo XV y la transición hacia el XVI Emilio Martín Gutiérrez1 Una lectura a través del concepto “Riparia”: interacción sociedad-medio ambiente La esfera inferior fue hecha de mar y tierra, divididas las regiones con criterio diverso. Pues unas veces el mar se mete en las tierras, otras retirándose baña promontorios de tierra, y de este modo ambas naturalezas se compenetran por turno con mutuos beneficios, y aunque fijan su emplazamientos alternativamente, la zona que ocupa la tierra destaca, ya sea que lo consiga por los montes que se alzan, ya por el litoral que unas veces es más elevado y se alza poco a poco (B. Arias Montano, 2002: 307). Con estas palabras Benito Arias Montano ini- ciaba su reflexión sobre “las aglomeraciones de aguas, que llaman mares, y de los ríos”, incluida en el libro “Historia de la Naturaleza” publica- do en 1601 tres años después de la muerte del humanista. Su interpretación de que “ambas na- turalezas se compenetran por turno con mutuos beneficios” me sirve como punto de inicio de mi discurso: “entre el mar y la tierra. La desembo- cadura del Guadalquivir en el siglo XV y la tran- sición hacia el XVI”. Un territorio que cuenta con una amplia literatura -histórica, geográfica, patrimonial, geológica o ambiental –que se ha encargado de profundizar en el valor estratégico y dinamizador de este espacio. Evidentemente no entra entre mis objetivos presentar un estu- dio exhaustivo para el que necesitaría mucho tiempo y espacio; lo que pretendo, en cambio, es plantear algunos temas que entroncan con las investigaciones que llevo a cabo sobre los paisa- jes rurales a finales de la Edad Media. El mar ha sido uno scenario ambiguo nella storia, un ámbito donde han convivido sensa- ciones opuestas: por un lado, las amenazas y los riesgos ante lo desconocido y, por otro, las posibilidades de prosperar o fortalecer los lazos entre culturas diferentes. Desde los orígenes más remotos …il mare ha sempre attirato popolazio- ni che, sulle coste, cercavano risorse alimentari praticamente inesauribili e incontri con mercan- ti che venivano a scambiare prodotti e idee (Fio- rentini, 2010: 263). 1 Profesor de Historia Medieval; Universidad de Cádiz.
  • 7. 76 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A Las desembocaduras de los ríos han sido ám- bitos donde los grupos humanos se han ido asentando a lo largo de la Historia. Los cursos fluviales son realidades multiformes entre las que sobresalen sus valores económicos y estra- tégicos (Maganzani, 2010: 247). Cada sociedad ha necesitado resolver un conjunto de proble- mas en relación con la gestión de los regímenes fluviales, la construcción de canales, la creación de sistemas de irrigación o el acondicionamien- to de las infraestructuras (Tosco, 2009: 120). En relación con la percepción de mares y ríos en la corona de Castilla a finales de la Edad Me- dia no voy a profundizar en la casuística jurí- dica. En cambio, sí quisiera tomar en conside- ración la legislación de las Partidas de Alfonso X glosadas recientemente por Juan Antonio Bonachía. El aire, las aguas de lluvia, el mar y su ribera podían ser aprovechados por cualquier persona. Los ríos –al igual que los puertos y los caminos –también tenían esa consideración de bien público; de manera que, en un conflicto de intereses, prevalecía “el derecho de uso por en- cima de los derechos de propiedad” (Bonachía, 2012: 36-40). Las costas, los ríos, las marismas o los hu- medales son ecosistemas frágiles. El concepto “Riparia” -surgido en ambientes ecológicos para definir un sistema socio-natural ribereño- está siendo aplicado a los estudios históricos. El objetivo es valorar la entidad del ecosistema estudiando la interacción entre la sociedad y el medio. Según la propuesta de Ella Hermon, “Riparia” agrupa interpretaciones ambientales y culturales en una visión holística de la gestión del agua. Se aborda así una compleja estructu- ra desplegada en tres ámbitos: elementos na- turales, intervención humana en relación con los recursos del medio y percepción del paisaje con sus representaciones culturales (Hermon, 2010: 4-7). Este planteamiento -centrado en la ocupación de sistemas fluviales, lacustres y palustres- tie- ne en consideración la problemática medioam- biental: situaciones de crisis, vulnerabilidad y respuestas de las sociedades (Castro, 2016: 114-134). Aplicando este método presento los paisajes antropizados como una red interconec- tada de relaciones y su organización como la respuesta dada por el sistema social en conso- nancia con las posibilidades ecológicas del me- dio. Siendo consecuentes con estos presupuestos teóricos conecto esta línea de investigación con la preocupación actual ante el deterioro del me- dio ambiente. (Martín, en prensa c). La desembocadura del Guadalquivir: un paisaje en movimiento El paisaje ha ido cambiando a lo largo del tiem- po. Aunque esta afirmación pudiera parecer simple, contiene un elemento clave para inter- pretar la interacción de la sociedad con el me- dio. Los cursos fluviales son realidades en mo- vimiento “qui, assez souvent, modifie son cours (naturellement ou par l’intervention de l’hom- me) en changeant par conséquent ses rives” (Maganzani, 2010: 250). Desde luego se podría decir que los ríos cuentan su propia historia. Un primer ejemplo me sirve para introducir la cuestión: los lucios de Henares y Bocoyes, entre La Algaida y el Guadalquivir, muestran el anti- guo recorrido del río que se fue desplazando en dirección oeste hacia la punta de Cepillos desde los siglos altomedievales (Ménanteau y Vanney, 2011: 19). El Bajo Guadalquivir fue un espacio lacustre denominado Lacus Ligustinus: con una superfi- cie estimada de 1.600 km2 , un perímetro de 690 km., una longitud NE-SW de 68 km. y una an- chura máxima NW-SE de 34 km. Si durante el Pleistoceno este estuario estuvo abierto al mar, durante el Holoceno se fue reduciendo debido a los depósitos de arenas, gravas y cantos ro- dados. El aumento progresivo y constante del componente oceánico en relación con el fluvial fue generando la creación de la contraflecha de La Algaida (Arteaga, Schulz y Roos, 1995: 99- 135; Lagóstena, 2014: 187-197). Este cambio tan espectacular del paisaje no pudo pasar des- apercibido y motivó que se buscasen explicacio- nes para comprenderlo. Por ejemplo, a finales del siglo XV el humanista Antonio de Nebrija reflexionaba sobre esta cuestión: Por fin desemboca [el Guadalquivir] en el mar por un sola boca junto al pueblo que era llamado por los antiguos templo de Lucifer. En otra época, este río tuvo dos desembocaduras, una de las cuales, que estaba, más al sur, se cegó de limo con el mismo álveo que va desde Lebrija a la Torre de Capión a través de la colonia de Asta.
  • 8. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 77 De lo que se aclara fácilmente la duda que suele mover a los interesados en estas cosas y me deja dudoso a mí mismo a veces. Según Estrabón, Ptolomeo, Mela y Plinio y todos los cosmógrafos, Lebrija y la colonia de Asta están situadas en medio del estuario del Betis. ¿Qué pudo pasar para que ahora disten del río no menos de ocho mil pasos? Sin duda que, como hace un momento he dicho, aquel álveo que bañaba Lebrija y Asta se cerró con el limo, de modo que, sin embargo, sus huellas se ven hoy en día con estuarios y canales de conducción fabricados, como dice Estrabón, para transportar en esquifes y chalupas los productos de la tierra desde los campos a las ciudades vecinas (Nebrija, 1992: 133). Antonio de Nebrija tenía en su mente a los autores clásicos -a pesar de las escasas referen- cias literarias al antiguo Lacus Ligustinus- sin- tetizando su valor histórico y cultural con una mirada fuertemente marcada por su formación humanista. En nuestra época, desde la geoar- queología se ha profundizado en esta proble- mática atendiendo a dos conjuntos de factores: el sistema fluvial del que depende el río y los cambios en el nivel del mar. Su conjunción con- diciona, como señala Francisco Borja, “el tipo de paisajes y su distribución espacial” (Borja, 2014: 278-279). En efecto, las investigaciones de Loïc Ménanteau o del propio Francisco Borja han puesto el acento en la morfología y evolu- ción histórica del cauce del Bajo Guadalquivir (Ménanteau, 2008 a; Borja, 2014: 276-303). < Fig. 1. Margen izquierda de la desembocadura del Guadalqui- vir y La Bahía de Cádiz.
  • 9. 78 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A La misma perspectiva podría aplicarse a las alteraciones en la línea de costa –la bahía de Cá- diz es un caso paradigmático (Arteaga, Schulz y Roos, 2008: 21-116) –como el litoral entre Chipiona y Rota. Constituido “por un sustrato de materiales pliocenos, sobre todo margas, are- nas y conglomerados fácilmente erosionables”, ha ido generando un paisaje de amplias playas de arena fina y blanca donde la acción eólica ha ido contribuyendo a la generación de dunas litorales. En el entorno de Chipiona, ligeramen- te elevado en relación con el frente marítimo, se han ido creando dunas y cordones dunares lo que ha permitido la creación de lagunas li- torales, a las que me referiré posteriormente. En ese proceso ha tenido relevancia el viento de poniente y el avance marítimo desde la trans- gresión Flandriense (Gutiérrez, 1991: 236). Tras presentar tres casos de estudios –los puertos de Palos de la Frontera, Sevilla y Sanlúcar de Ba- rrameda– Loïc Ménanteau ha evidenciado los cambios en la línea costera y en los estuarios de la Baja Andalucía entre los siglos XII y XVI (Ménanteau, 2015: 185). Junto a estas transformaciones hubo otras alteraciones importantes. Me refiero a las ave- nidas de los ríos y sus efectos sobre las tierras aledañas: son paradigmáticas las crecidas del Guadalquivir entre 1297 y 1524 (Borja, 1878; Collantes, 1984: 431-440). Aunque en la actua- lidad los grandes cursos fluviales están regula- dos, esto no fue así siempre. En el tramo final del Guadalquivir las “cortas” de meandros han ido cambiando y atemperando su recorrido (Ménanteau, 2008 b: 58). Y esto es importante no sólo desde un punto de vista geográfico o histórico, sino también desde una perspectiva sociológica. En efecto, según Suárez Japón, … las riadas regulaban y hasta cierto punto con- dicionaban la vida de las gentes y de los pue- blos y, de forma notoria, reguló y condicionó la vida y la historia de Sevilla. No fue hasta los años centrales del siglo XVIII cuando em- pezaron a arbitrarse medidas: …suprimir los grandes meandros, enderezar los cauces, pro- teger las orillas, evitar ciertas prácticas de la desidia de los propios habitantes y usuarios del río. Aquellos proyectos ilustrados tuvieron como objetivo proteger a la ciudad de Sevilla y no tanto a las poblaciones de la cuenca baja del río. Y no fue hasta mediados del siglo XX cuando la situación empezó a cambiar de forma significativa: …la realización de las obras de re- gulación del Guadalquivir -continúa Suárez Ja- pón- aguas arriba de Sevilla y especialmente las dos grandes presas de Cantillana y Alcalá del Río han puesto fin casi definitivamente a estos episodios de grandes riadas, a estas periódicas dentelladas del río sobre sus tierras aledañas (Suárez Japón, 2012: 67). En 1544 hubo lluvias torrenciales en Sanlú- car que inundaron las salinas del caño de He- nares permitiendo la navegación de bergantines (Dahlmann, 2011: 170). Este dato –que podría resultar más o menos curioso –me sirve para plantear la problemática climática. Este tema de investigación es relativamente reciente y está vinculado a las preocupaciones actuales por el deterioro del medio ambiente. Los estudios cli- máticos y ambientales a escala local y regional en ecosistemas sensibles –humedales, ríos o ma- rismas– vienen precisando su impacto geomor- fológico (Hermon 2009: 19-50; Ortolani y Pa- gliuca, 2009: 51-66). Desde el máximo climático fechado en el siglo XII hasta la Pequeña Edad de Hielo datada en el XVIII y XIX (con la alter- nancia de secuencias con períodos cálidos-secos y fríos-húmedos), “el prisma de marea se fue reduciendo progresivamente y con él la sección de la desembocadura” del Guadalquivir. El des- censo del nivel del mar propició que el hombre fuese ocupando tierras del estuario construyen- do empalizadas, muros de cierre, murallas, etc. (Losada, 2011: 30). Las avenidas del río –a las que me he referido con antelación– no dejan de señalarnos esa inestabilidad climatológica. La acción antrópica en la desembocadura del Guadalquivir La historia de los espacios ribereños –costas, ríos, humedales– está marcada por una perspec- tiva urbana preponderante en crónicas e histo- ria locales. El siguiente ejemplo justifica perfec- tamente esta afirmación. En 1525 el humanista Fernán Pérez de Oliva escribía “El razonamiento […] sobre la navegación del río Guadalquivir”, a iniciativa de un grupo de caballeros del cabil- do de Córdoba. Articulado a partir del binomio ciudad y río, el discurso incidía en la necesidad de hacer navegable el Guadalquivir entre Cór- doba y Sevilla eliminando los obstáculos que impedían el tránsito de las embarcaciones (Pérez
  • 10. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 79 de Oliva, 1995: 198). Los ríos facilitan la comu- nicación entre el mar y el interior. Durante la Antigüedad a la navegación por algunos tramos del Guadalquivir hay que sumar …el papel eco- nómico desempeñado por las tierras sometidas a la influencia del río que dejó su impronta en las comunidades ribereñas (Parodi, 2001: 164). Lo mismo cabría decir de otros cursos fluvia- les como el Guadalete (Martín, en prensa b), el Guadiana o el Tinto y el Odiel a finales de la Edad Media (Collantes, 2008c: 96). Durante el siglo XV el control del agua fue interpretado como un signo del poder urbano sobre el territorio o como una manifestación de honor, fama y honra de los poderosos (Val: 2003: 50-60). Es por ello que Fernán Pérez de Oliva valorase los ríos en clave urbana asocian- do la prosperidad de las ciudades a la navega- bilidad de sus cursos fluviales. Los ejemplos es- grimidos por el humanista eran incuestionables: El Cairo y el Nilo, París y el Sena, Londres y el Támesis, Milán y el Po y, por supuesto, Roma y el Tíber (Carriazo, 1998: 395-397; Collantes, 2008b: 202-203; Suárez, 2007: 118-125; Mar- tín, en prensa d). Aunque es evidente la impron- ta de las ciudades en lo tocante a la organización de sus respectivos territorios, sería conveniente atender otras realidades sociales completando así nuestra visión del aprovechamiento de los recursos del medio. Tras la conquista feudal de la segunda mitad del siglo XIII y la consiguiente expulsión de la población andalusí, se procedió a organizar las tierras conquistadas: la corona, las ciudades y los señores volcaron sus esfuerzos en el pobla- miento interior (Martín, en prensa c). En el siglo XV había cuatro jurisdicciones en la desembo- cadura del Guadalquivir: la ciudad de Sevilla y su tierra, la ciudad de Jerez y su término, el estado señorial del duque de Medina Sidonia y el estado señorial de la casa de Arcos. Con el objeto de tener una visión general del número de habitantes, incluyo los datos del padrón de vecinos de 1533 (Domínguez, 1977: 337-355). Localidades Habitantes (coeficiente 5) Sevilla 50.000 Jerez 19.000 Utrera 10.025 Sanlúcar de Barrameda 5.080 Lebrija 4.065 Rota 2.235 Chipiona 800 Trebujena 440 Villafranca de la Marisma 410 - Fig. 2. Tabla 1. Margen izquierda desembocadura del Guadalquivir. Habitantes según el padrón de vecinos del año 1533. Salta a la vista el predominio de dos grandes ciudades: Sevilla y Jerez. Aunque situadas en el interior, ambas estaban bien comunicados con el mar a través del Guadalquivir y el Guadalete respectivamente (Collantes, 2008 c: 217-218; González y Bello: 1997; Martín, en prensa c). Durante el siglo XV hubo un impulso a las poblaciones costeras: Cádiz y El Puerto de San- ta María en la bahía gaditana; Sanlúcar de Ba- rrameda y Rota en la desembocadura del Gua- dalquivir. Como es sabido, fue en ese momento cuando se fundaron las villas de Chipiona en
  • 11. 80 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A 1477, Trebujena en 1494 y Villafranca de la Marisma en 1501 o Puerto Real en la bahía ga- ditana en 1483 (Figura 1). Desde cada uno de estos pueblos se fueron roturando tierras (Co- llantes, 1977). Veamos dos ejemplos. El primero procede de la carta-puebla de Trebujena donde se indicaba que: Para fazer e hedificar las dichas casas e poner e plantar la dicha arançada de vinna cada uno, mando que les sean dados solares en que aya e puedan asy mesmo fazer sus corrales e pertenençia para seruidumbre de las dichas casas, syn que por ello paguen tributo no otra cosa alguna. E asy mesmo les sean dadas en lugar pertesçiente e prouechoso a ellos tierra en que aya dos arançadas a cada vno, de la manera que se dauan a los otros vezinos que allí solían biuir e poblar (González, 1994: 18). El segundo ejemplo, en cambio, alude a unos proyectos que no llegaron a cuajar. El concejo de Chipiona pretendía ocupar el cerro de Brevas incluido en el término de Rota. En 1493 pidie- ron a la duquesa doña Beatriz de Pacheco -tu- tora y administradora de los bienes de su nieto don Rodrigo Ponce de León -roturar este espa- cio plantando viñas. E porque la dicha villa de Rota tiene muchas tierras e palmares en el cerro de Brevas lindo e junto con las viñas de Sanlúcar, lexos de la dicha villa de Rota e cerca deste lugar. De las quales no se aprovecha dellas la dicha villa e dellas este dicho lugar tiene mucha necesidad. Que vuestra merced las mandare ver e dar a este dicho lugar o parte dellas para que los vesinos dél que agora son e los que vinieren pongan de viñas. En que no ay duda que será en gran utilidad y provecho deste lugar e acrecentamiento de las dichas rentas de su señoría (Franco, 1998: 283; Martín, en prensa a). En algunos casos, los cambios en el aprove- chamiento del suelo pudieron acentuar y ace- lerar procesos de sedimentación (Ménanteau, 2015: 185); de la misma manera, el crecimien- to urbano es una variable a tener en cuenta. Por ejemplo en Sanlúcar de Barrameda el re- troceso de la línea de costa facilitó la creación del nuevo arrabal de la Ribera o de la Mar a fi- nales del siglo XV. Los conventos de Madre de Dios, San Francisco, Regina Celi y el hospital de la Trinidad fueron edificados sobre terrenos arenosos (Moreno, 1983 a: 30; Ménanteau, 2015: 180). Una cuestión que me preocupa es la relativa al mantenimiento o transformación de los pai- sajes marismeños en estrecha relación con los cambios experimentados por el medio a los que me vengo refiriendo. Este tema merece un es- tudio interdisciplinar y comparativo con otras regiones peninsulares. Por ejemplo, en el área levantina y desde el mismo momento de la con- quista de mediados del siglo XIII se llevaron a cabo desecaciones de humedales y marjales pro- vocando cambios sustanciales en aquellos paisa- jes (Furió, 2001: 68-75; Torró 2010: 157-170; Torró y Guinot, 2012: 13-14). Aunque no se dispone de mucha información documental sobre estas acciones en la desembo- cadura del Guadalquivir, sí hay indicios de algu- nas operaciones en el siglo XV. Por ejemplo, el 8 de junio de 1451 el alcalde de Lebrija Fernando González informaba que los veinticuatros de Se- villa Sancho Mejías y Gonzalo de Cuadras ha- bían ordenado la construcción de un canal en el caño de Tarfía para que “pudiesen entrar e salir por él los barcos” hacia esa villa (Calle, 2004: 139). Durante el siglo XVII también se baraja- ron proyectos ambiciosos que hubiesen tenido consecuencias notables. Me refiero a los estu- dios para construir un canal que comunicase … el río Guadalquiuir con el de Guadalete y Gua- dalete con el Salado, entre el Guadalete y Puer- to Real, por El Trocadero para la nauegaçión desde esta ciudad (Cádiz) a Seuilla (Ménanteau, 2008b: 69)2 . Pero, como ya he comentado, las “cortas” de meandros en el tramo final del Gua- dalquivir no se llevaron a cabo hasta los años centrales del siglo XVIII. 2 Biblioteca Nacional, “Copia de las diligencias hechas en razón del navillo que se pretende abrir del río Guadalquivir al Gua- dalete, con informes de las ciudades de Cádiz y Jerez, y de los ingenieros Leonardo Turriano, Juan Oviedo y otros”, MSS/9091 V. 1; MSS/9092 V. 2; MSS/9093 V. 3, 1624.
  • 12. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 81 También debemos valorar las roturaciones de marismas que condujeron a la creación de paisa- jes salineros en ambas orillas del Guadalquivir –a las que me referiré posteriormente– o en la bahía de Cádiz durante los siglos XV y XVI. En este último ámbito, las explotaciones salineras se asentaron en Cádiz, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera-Puerto Real. Las roturacio- nes fueron organizadas por la ciudad de Jerez, el marqués de Cádiz y el duque de Medinaceli. Desde los años treinta del siglo XVI y en las si- guientes décadas se pusieron en explotación las salinas de la Isla de León y Chiclana de la Fron- tera. En esta ocasión los promotores fueron el duque de Medina Sidonia y el conde de Arcos, respectivamente (Martín 2010: 427-428). El aprovechamiento de los recursos: tierra, mar y marismas Hablar de la desembocadura del Guadalquivir conlleva reflexionar sobre la interacción de la sociedad de finales de la Edad Media con la tie- rra, el mar y las marismas. En cada uno de estos ámbitos hay un elemento nuclear: el dominio o control del agua, imprescindible para la vida, y fundamental para las explotaciones agropecua- rias. Un buen ejemplo es el Parque Natural de Doñana en la margen derecha de la desemboca- dura del Guadalquivir. Juan Francisco Ojeda y Leandro del Moral han propuesto cuatro etapas diacrónicas: el Antiguo Régimen caracterizado por la gestión adaptativa del agua; la Ilustración marcada por una gestión controladora del agua; el Desarrollismo de los años sesenta y setenta del siglo XX influenciado por una gestión domi- nadora, despilfarradora y conflictiva del agua; y la actual etapa democrática con una política de sostenibilidad en relación con la gestión del agua (Ojeda y Moral, 2004: 25-44). En otro lugar he desarrollado este tema alu- diendo a la literatura agrónoma europea entre 1300 y 1600: como, por ejemplo, la “Obra de Agricultura” de Gabriel Alonso de Herrera. En estos tratados –donde se explica la acción an- trópica como un agente que interactúa con el medio y como un factor cultural– el agua es el elemento clave (Martín, en prensa c). Y la mis- ma interpretación puede extraerse de otras lec- turas. Por ejemplo, en la descripción de Lebrija del humanista Juan de Mal Lara –incluida en el “Recebimiento que hizo la muy noble ciudad de Sevilla” al rey Felipe II– se dibujaba el paisaje en los siguientes términos: [Lebrija] tiene una albina que es un lago grande en que ay innumerable cantidad de aves de agua, patos negros, blancos y de otros colores, que por el mes de julio van a desovar, y desplumar, en unos altos eneales que allí se hacen y entran con barcos a caça dellos y córrenlos de manera, que matan a palo grande número de ellos; ay otros mil géneros de aves de marismas. Está asentada en fertilísima tierra, de trigo y olivares. Tiene presunción de aver sido el más antiguo lugar de la ribera de Betis. Está cerca de las marismas, de que hace larga memoria Estrabón […] Esta villa tiene un agua buena, que es el Fontanal, algo apartada. Sus términos llegan hasta los de la ciudad de Xerez de la Frontera, con quien ha tenido diferencias por ellos (Mal Lara, 2005: 58). El agua tenía un papel determinante: la ribera del Guadalquivir, los acuíferos o los humedales. Esto provocaba que, en su opinión, fuese una “fertilísima tierra, de trigo y olivares”, conec- tando los espacios cultivados con los incultos. La diversidad de los ecosistemas se sustentaba en la interconexión entre las actividades urba- nas, agrarias, pecuarias, pesqueras y silvopas- toriles como puede apreciarse en las ordenan- zas municipales del ducado de Medina Sidonia aprobadas en 1504 (Galán, 1990: 107-174) o en la explotación de los bosques de pinos en la Algaida sanluqueña (Moreno, 1983 a: 68-69). Los grandes señores –casas de Medina Sidonia o Arcos– las ciudades –Sevilla o Jerez– las villas –Sanlúcar de Barrameda, Rota, Chipiona o Tre- bujena– y las comunidades campesinas se apro- vecharon de los recursos de bosques, marismas, humedales y costas. Los ejemplos son abundan- tes. Para que la …tierra sea mejor poblada et nos puedan seruir mejor, en 1267 Alfonso X prote- gía la caza en los bosques del término de Niebla limitándola al período comprendido entre el 29 de septiembre y el 1 de marzo (González, 1991: 358-359; Bort, 2004: 30). La complementarie- dad entre los espacios cultivados e incultos a la que me vengo refiriendo puede apreciarse en el siguiente ejemplo. El 30 de agosto de 1492 la jerezana doña María de Villacreces, viuda del
  • 13. 82 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A comendador Gonzalo de Montoya, arrendaba al lebrijano Juan Ortega del Ojo una caballería de tierra del donadío del Monesterejo en Trebujena. Se facilitaba al arrendatario que pudiese entrar “a barbechar en las tierras desde el 1 de enero de 1493” y a “comer las hierbas y beber las aguas de esas tierras con los ganados de su labor”3 . Desde la Antigüedad una gran parte de la eco- nomía se sustentó en el aprovechamiento de los comunales (Chic, 2009: 110). Horden y Purcell han puesto el acento en los espacios lacustre de las desembocaduras de los grandes ríos medite- rráneos subrayando el valor de sus ecosistemas y su aprovechamiento por las comunidades de sus entornos como en el delta del Ebro (Horden y Purcell, 2000: 187). Si estas zonas hubiesen sido marginales carecería de sentido las frecuen- tes disputas entre los concejos limítrofes; fric- ciones que no pretendían la transformación del medio sino el aprovechamiento de sus recursos como ocurrió, por ejemplo, en Sanlúcar de Ba- rrameda (Moreno, 1983 a: 37-40): en el año 1500 los problemas con Jerez se centraron en las marismas de Ventosillas donde los jerezanos entraban: …con sus ganados a comer y comen las dichas marismas todas enteramente. Y aún non contentos de aquello, pasan adelante fuera de las dichas marismas y comen con sus ganados los pastos de los términos de la dicha villa y porque ge lo defienden disen que pueden comer los términos de la dicha villa y fasta llegar a la mar4 . Las explotaciones agropecuarias Los sistemas de explotación ilustran sobre la complementariedad entre las propiedades agro- pecuarias y explican el ritmo del trabajo campe- sino en virtud del ciclo agrícola. En el tránsito a la época moderna ya estaba cristalizada la red de relaciones, sostenedora del sistema socioeco- nómico, en la que el mercado desempeñaba un papel notable mediante el sistema crediticio en la ciudad y en el campo. Los mercaderes locales aportaban el capital necesario para el funciona- miento de las haciendas agropecuarias o para la financiación del comercio marítimo (Martín, en prensa c). La constitución de los señoríos jurisdicciona- les y la acumulación de grandes patrimonios ha sido suficientemente subrayada por la investi- gación (Solano, 1972: 85-129; Franco, 1982: 49-72; Ladero 2015; Carriazo, 2003). Desde una perspectiva patrimonial las tierras de pan –piénsese en el caso de Jerez de la Frontera– es- taban incluidas en donadíos y heredamientos con torres, casas, chozas, establos, pajares, mo- linos o silos (Martín, 2004: 51-59). En Sanlúcar de Barrameda los donadíos de Almonesterejo y Alventos, Albaida y Santiago de Fe, Évora y Monteagudo proporcionaban a los duques de Medina Sidonia rentas que oscilaban entre 4.500 y 6.400 fanegas (Ladero, 2011: 124). El sistema de explotación de estas grandes propie- dades es conocido. A modo de ejemplo sirva el siguiente caso. El 5 de enero de 1489 la jere- zana Juana de Herrera, viuda de Fernando de Cuenca, subarrendaba por cuatro años al je- rezano Nuño Fernández, hijo del veinticuatro Bartolomé Núñez, el donadío de Monteagudo propiedad del duque de Medina Sidonia. En las condiciones del contrato se especificaba que el ganado de Juana de Herrera –bueyes y yeguas– podía permanecer en el donadío durante el mes de enero dejándolo posteriormente “libre e desenbargado para el dicho Nuño Fernández.” Además de la renta, Juana de Herrera debía pa- gar a Nuño Fernández 20 cahíces de trigo el 15 de agosto y …toda la paja quel dicho Nuño Fernández ouiere menester para faser su semen- tera primera que verná. Finalmente Juana de Herrera estaba obligada a ceder a Nuño Fer- nández ...la casa que tiene en el dicho donadío en questán los ganados5 . 3 El arrendamiento tenía una vigencia de dos años a razón de 4,5 cahíces de trigo anuales. (A)rchivo (M)unicipal de (J)erez de la (F)rontera, Protocolos Notariales, Año 1492, fols. 153v-154r. 4 AMJF, Actas Capitulares, Año 1500, fol. 229r-230r. 5 El precio quedó fijado en 70 cahíces de pan terciado a pagar al duque en Sanlúcar. AMJF, Protocolos Notariales, Año 1489, fol. 18v-19r.
  • 14. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 83 El paisaje de olivar se extendía desde el nor- te de Jerez y Arcos hasta Sanlúcar, El Puerto y Chiclana (Cabral, 2009: 35-57). Si en el término de Sanlúcar de Barrameda se localizaban los oli- vares de Monteagudo, en el de Trebujena había una explotación que incluía un molino de aceite y una “casa de cogederas” propiedad de los jere- zanos Francisco de Gallegos y doña Inés de Mi- rabal mujer del jurado Bartolomé Dávila (Mar- tín, 2004: 68-74). El 22 de noviembre de 1484 el jerezano Fernando de Cuenca –en nombre de Isabel Ponce–arrendaba por un año a Fernan- do Velázquez de Cuéllar, vecino de Trebujena, los olivares que poseía en Trebujena junto con la parte de un molino. El precio quedaba fijado en 10 quintales de aceite de olivas. Se permitía a Fernando de Cuenca que pudiese traerse …la aseytuna prieta e verde para su casa la que qui- siere comer; e sean quinse fanegas de aseytunas6 . Al igual que en otras regiones andaluzas, el impulso repoblador, auspiciado por las casas de Arcos y Medina Sidonia, se sustentó en el viñe- do. En 1477 don Rodrigo Ponce de León con- cedía una carta-puebla a Chipiona en el término de Rota que pertenecía a la jurisdicción de la casa de Arcos. El 88,8% de sus vecinos tenían casas y viñas. Los campesinos debían plantar viñas –dos aranzadas durante los tres primeros años y otras dos en los sucesivos– y trabajar en los donadíos del marqués de Cádiz –Montepe- tri, Casarejos, Casbuena, Montijo y Breva en los términos de Rota y Chipiona– o en los del mo- nasterio de Nuestra Señora de Regla (Franco, 2012: 1319-1338). El conocimiento que tenemos de los espacios irrigados es aún insuficiente. Aunque las huer- tas integraban los paisajes de los alrededores de ciudades y villas –por ejemplo, en el valle de Sidueña en Jerez-El Puerto de Santa María –se carece de una visión global (Martín, En prensa c). Ahora me limito a señalar un único ejem- plo que me parece interesante. El 10 de mayo de 1489 el mayordomo de la iglesia jerezana de San Salvador arrendaba al sanluqueño Alfonso Benítez la huerta de los Camachos “en canto del arrabal que va hacia el monasterio de Santa Ma- ría de Jesús” lindera con el Callejón, la huerta de Francisco de Olvera, la arboleda y viña del sobrino de Sancho Sánchez y los arenales del mar. Durante los cinco años de arrendamiento –a razón de 6.700 maravedíes y seis pares de gallinas anuales –el arrendatario debía labrar y regar ...segund costumbre de guertas a vista de hortelano y construir una ...casa de seys tije- ras fecha a dos aguas e las paredes de tapia e la texumbre de madera del hilo e junco7 . Las actividades marítimas En torno al año 1493 se estaba construyendo un muelle en Chipiona …que entrare desde tierra en la mar. El concejo de la villa apoyaba esta medida –asentada en el incremento del comer- cio del vino– con el siguiente argumento: Porque una de las más honradas cosas que puede aver en los lugares de la costa de la mar es aver puertos y molle donde los navíos puedan estar porque de su venida a los tales lugares redunda mucha utilidad e provecho e ennoblecimiento (Franco, 1998: 261 y 283). Este ejemplo me sirve para conectar el muelle de Chipiona con la red de puertos y accidentes geográficos e hidrográficos de la costa atlán- tica andaluza entre los siglos XIV y XVI. Los estudios que se vienen realizando se enmarcan dentro de un proyecto de investigación liderado por Eduardo Aznar (Aznar y González, 2015). Víctor Muñoz ha analizado la red portuaria del Golfo de Cádiz a partir de cartas portulanas dis- tinguiendo cuatro ámbitos: Estrecho de Gibral- tar, bahía de Cádiz, desembocadura y curso bajo del Guadalquivir y costa de Huelva (Muñoz, 2015: 179-211). Creo necesario insistir en un planteamiento global donde prime la conexión entre estas cuatro áreas conjugando un amplio abanico de actividades: desde el papel de los al- mirantes de Castilla (Calderón, 2003) o la orga- nización de expediciones militares hacia las Islas Canarias y el Norte de África (Sánchez, 2005: 906) hasta el desarrollo de la pesca de altura y bajura (Ladero, 2015: 347-353). Y por supues- 6 AMJF, Protocolos Notariales, Año 1484, fol. 286v. 7 AMJF, Protocolos Notariales, Año 1489, fols. 89r-89v.
  • 15. 84 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A to a este elenco hay que sumar la presencia ubi- cua de comerciantes italianos –genoveses, vene- cianos y florentinos– en estas costas y también en las granadinas. Estas repúblicas concibieron este ámbito …como un único espacio económi- co, con frecuencia extensible al Norte de África (González, 2013: 206; Petti 2004: 19-51). Se ha hablado de la “heterogeneidad de los autores de este comercio” integrado por un amplio elenco de comerciantes que procedían de los reinos peninsulares y europeos, por las conexiones entre mercaderes y transportistas y por el entrecruzamiento entre las relaciones co- merciales y las de índole pirática o corsaria (Az- nar, 2003: 103). Así, las colonias de bretones, ingleses y flamencos predominaban en Sanlúcar de Barrameda (Moreno, 1983a: 128-133), las de genoveses y vascos en Cádiz y la de los por- tugueses en El Puerto de Santa María (Sánchez, 2005: 923). En esta encrucijada comercial –en la que confluían diferentes rutas como las del Me- diterráneo y el Atlántico o las del Magreb Occi- dental y las de las costas atlánticas africanas– la ciudad de Sevilla tuvo y tendrá un papel rector (Elliott, 1984; Yun, 2004: 128-146; Collantes 2008c: 225-262; Serrera 2011: 189-210). La presencia de mercaderes también estuvo ligada al sistema de créditos y a la puesta en ex- plotación de las propiedades. Su estudio permi- te establecer conexiones muy interesantes. Por ejemplo, el 1 de marzo de 1484 Alfonso Rodrí- guez Nieto, vecino de Rota, debía al mercader burgalés Rubio de Ballesteros, estante en Sevi- lla, 1.400 maravedíes –que puso por él a Juan de Burgos, mayordomo de la iglesia de Sevilla– por la renta de vino de esa villa8 . La venta de ceniza de almajos en Lebrija conectaba el trabajo de los campesinos lebrijanos y la distribución del producto a través de los caños de agua entre Es- ter de Cañas y Tarfía con la familia genovesa de los Ripparolio a finales del siglo XV (Borrero 2005: 81-100). La explotación de los recursos pesqueros es un factor que condiciona el desarrollo de los núcleos de población y su proyección exterior (Bello, 2005: 81). A finales del siglo XV y prin- cipios del XVI el mapa de las almadrabas in- cluía las del duque de Medina Sidonia en Tarifa, Zahara, Castilnovo y Conil; las del duque de Arcos entre Rota y Chipiona, Sancti Petri y Hér- cules –éstas, entre 1466 y 1493 –; las de Alfonso de la Cerda en Gibraleón; las del marqués de Ayamonte en Lepe. A este elenco hay que añadir las del Algarbe portugués y las de Ceuta (Lade- ro, 1993: 345-354; Iglesias 2002: 12-16; García y Florido, 2011: 233-238). En la década de los años veinte del siglo XVI y desde la almadraba de Sanlúcar partían cuatro y seis barcos carga- dos de atún con destino a Barcelona, Tarragona, Valencia, Alicante, Cartagena, Nápoles, Livor- no y Cerdeña (Moreno, 1983 a: 207). Juan Manuel Bello ha analizado el arrenda- miento de las almadrabas de Rota propiedad de los Ponce de León en 1511. Juan Casaña se encargaba de su explotación durante seis años, pagando a los propietarios la tercera parte de los atunes capturados y comprometiéndose a entre- garlos en barriles preparados para la venta. Es- taba obligado a armar las almadrabas cada año, contando con las personas y aparejos necesarios. Las redes y pertrechos de los Ponce de León de- bían ser tasadas por algún perito. Tenía permiso para instalar taberna y carnicería para tener el vino y el mantenimiento necesario sin tener que pagar ningún canon a la hacienda señorial. Don Luis Ponce de León se comprometía a entregar las casas y toldos para cortar, secar y empilar los atunes, una barca para el servicio de las almadra- bas y acondicionar las Casas de la Sal. Los atunes procedentes de la almadraba y vendidos en Rota estaban exentos de alcabala y almojarifazgo. Los lugares donde se armasen las almadrabas esta- rían libres de redes, arponeadores y barcas que impidiesen la pesquería (Bello, 2005: 92-93). Este ejemplo de la importancia de este sector pesquero debe ser puesto en relación con un contexto más amplio “de organización política, económica y territorial” entre la desembocadu- ra del Guadalquivir y El Estrecho de Gibraltar. En efecto, según David Florido, junto a las in- negables expectativas crematísticas hay que valorar las posibilidades de control territorial, reforzamiento de las vinculaciones sociales y la consecución de prestigio (Florido, 2006: 195). 8 AMJF, Protocolos Notariales, Año 1484, fol. 152r.
  • 16. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 85 El “Memorial de 1563” –elaborado un año antes de la orden de Felipe II relativa al estan- co de la sal y donde se incluyen las cantida- des percibidas por los “reçeptores de la sal de la costa de Andaluzía”– permite conocer las explotaciones salineras más importantes de la costa onubense y gaditana (Martín, 2010: 421). Receptor Explotación salinera Cantidad en maravedíes Pedro Juan de Morteo Sanlúcar de Barrameda 595.200 Hernando de Hoces El Puerto de Santa María 550.490 Alonso García Salguero Ayamonte 150.000 Hernando de Alza Cádiz 123.152 Lorenzo de Aurtiz Puerto Real 95.228 Hernando de Alza Chiclana de la Frontera 94.400 Cristóbal Muñoz Huelva 78.120 Cristóbal Ruiz Cadera Moguer 67.000 Juan Camacho San Juan del Puerto 49.000 Cristóbal Cerezo Lepe 49.000 Juan García La Redondela 20.000 - Fig. 3. Tabla 2. Cantidades percibidas por los receptores de la sal. Año 1533. Si durante el siglo XV la casa ducal de Medina Sidonia gestionaba las explotaciones salineras en la margen izquierda del río –entre Alventos y El Puntal– en el XVI creaba otras en ambas orillas: al sur de la punta de los Cepillos. La de Alfonso Díaz de Tristán –en el Puntal de la Ballena “a la vera del Guadalquivir”– incluía muros, tomaderos, almacén de agua, compuer- tas, caminos de salinas, puentes, plancha de madera para embarcar la sal, dos saleros para amontonarla, cocederos, calderas, herramien- tas y chozas para albergar a los salineros. El lugar era frecuentado por los barqueros que se desplazaban a Sanlúcar y por los pasajeros que se trasladaban a Indias (Dahlmann, 2011: 173- 174). Estas actividades roturadoras coinciden en el tiempo con las desarrolladas en la bahía de Cádiz: Jerez-Puerto Real, El Puerto de Santa María, la Isla de León y Chiclana durante el siglo XV y el primer cuarto del XVI a las que ya he aludido con anterioridad (Martín, 2010: 419-451). La documentación notarial aporta datos so- bre diversos aspectos de la puesta en explo- tación de las salinas como he puesto en evi- dencia en las de la bahía de Cádiz (Martín, 2010: 425-439). En relación con esta área de estudio, he localizado el siguiente contrato: en marzo de 1538 el alcaide Diego Fernández de Cartagena contrataba al salinero Juan Martín durante ese año para …labrar e trabajar de haser sal en las salinas de Casarejos, término
  • 17. 9 Archivo Histórico Provincial de Cádiz, Protocolos Notariales, Rota, Año 1538, fols. 606-606v. 86 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A de la villa de Rota, que son del señor duque de Arcos. Además de su trabajo, Juan Mar- tín aportaba …los aparejos e cosas neçesarias para las dichas salinas, para haser sal. El jor- nal quedaba fijado en 36 maravedíes por cada cahiz de sal9 . Aunque no podemos cuantificar su volumen, sí quisiera aludir a dos actividades significativas en este ámbito geográfico. En 1284 el concejo de Sevilla donaba los canales de Tarfía al mo- nasterio cisterciense de San Clemente. Aunque durante la primera mitad del siglo XIV hubo un pleito por su aprovechamiento, el 28 de junio de 1347 el monasterio los arrendaba a cuatro veci- nos de Sevilla durante ocho años. Los pescado- res pagaban al monasterio la mitad de la caza y pesca obtenidas y se comprometían a repararlos durante los primeros años del arrendamiento mientras que los gastos los asumía el monaste- rio (Borrero, 1992: 90 y 94). El segundo ejem- plo se refiere a los corrales de pesca. Éstos son ecosistemas con formas de vida vegetal y ani- mal adaptadas al entorno (Florido del Corral, 2011: 65-91). En Chipiona están documentados el corral del Gallego en las proximidades de “un arroyo pequeño que entra en la mar” y el corral del Pelayo donado por Francisco Pavón al con- vento de Nuestra Señora de Regla en 1560 (Mo- reno, 1983 b: 198-199; Martín, en prensa a). En el archivo municipal de Jerez he localizado dos ejemplos de su puesta en explotación: son sen- dos casos de arrendamiento durante un tiempo de tres años y pago en metálico y pescado. El primero se refiere al corral de pesca del Alamín propiedad del veinticuatro jerezano Pedro Ca- macho de Villavicencio el Rico y de la iglesia jerezana de San Salvador. El 30 de diciembre de 1507 Pedro Camacho arrendaba la tercera parte a Alonso Fernando el Lobo vecino de Chipiona durante tres años a razón de 3.700 maravedíes y dos lisas anuales; el mismo día la fábrica de San Salvador arrendaba las dos tercera partes a Francisco de Cazalla vecino de Chipiona por el mismo tiempo y por 3.800 maravedíes y cuatro lisas anuales (Martín, en prensa a). Marismas y humedales Aunque sea con brevedad, sí quisiera plantear algunas consideraciones generales en torno a las marismas y los humedales. Las marismas del Guadalquivir son esenciales para comprender el paisaje de este territorio: un ámbito fluvio-ma- rino, con suelos compactos, escasa aireación y permeabilidad, drenaje deficiente y altos niveles de salinidad. Aunque el paisaje actual responde a las transformaciones efectuadas desde la segunda década del siglo XX, sus condiciones naturales justifican las actividades ganaderas extensivas y estacionales entre los siglos XIII y XV (Carmo- na, 1998: 133-135). Como ya he señalado, el aprovechamiento de las marismas sanluqueñas se mantuvo tras la conquista castellana. Éstas ocupaban una superficie considerable del térmi- no de Sanlúcar en la margen izquierda del Gua- dalquivir y en la margen derecha –la denominada “otra banda” –limitando con la villa de Almonte. Según Antonio Moreno el aprovechamiento de la “otra banda” –donde se cortaba leña, se hacía carbón, se cazaban conejos o se construían ins- talaciones como una venta en La Barranca– de- pendía de las licencias del concejo o del duque (Moreno, 1983a: 37; Durán, 2011: 381). Los humedales también fueron importantes como los Tollos en Jerez-El Cuervo o Santa Ma- ría de Regla en Chipiona (Martín, 2014: 103- 130; Martín, En prensa a). En relación con este último ejemplo y aunque actualmente está dese- cada, su superficie rondó las 22,09 hectáreas a principios del siglo XX. En 1399 Pedro Ponce de León había donado una ermita a fray Gonza- lo de Córdoba para la instalación de una comu- nidad de religiosos de la orden de San Agustín en el término de Rota donde posteriormente se fundaría Chipiona. Entre 1399 y 1599 el con- vento fue configurando su patrimonio gracias a donaciones y compras: bienes inmuebles, corra- les de pesca, tierras de pan, viñas, eriazos para plantar viñas, olivar, cortinales, huertas o pina- res. En 1571 obtuvo un conjunto de tierras cal- mas en el pago la Laguna Grande o Santa María de Regla (Moreno, 1983 b: 194-196).
  • 18. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 87 En 1477 don Rodrigo Ponce de León otorga- ba una carta-puebla a Chipiona en el término de Rota incluida en la jurisdicción de la casa de Arcos. Entre otras medidas, se vinculaba el aprovechamiento de la laguna de Santa María de Regla al ganado caballar como acotamiento exclusivo para los vecinos de Chipiona y Rota (Franco, 1998: 271; Martín, En prensa a): Otrosí, quiero e mando por faser merced a los vesinos del dicho lugar de Regla de Santa María que una laguna que se llama la laguna de Santa María de Regla quede cerrada. E desde agora la cierro para en que se apacienten caballos, asnos y potros y bestias de silla e de albarda de los del dicho mi lugar e de mi villa de Rota, sin que en ella entren ni metan otros ganados a paçer en la dicha laguna so pena de dies maravedíes por cada cabeza de ganado mayor e de cinco maravedíes por cada cabeza de ganado menor (Franco, 1998: 271)”. - Mapa de España de Johannes Andrea Vavassori, xilografía, 1532.
  • 19. 88 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A Consideraciones finales El 8 de agosto de 1492 el barquero sevillano Cristóbal Vara llegaba a un acuerdo con Alfon- so de Acre –en nombre de Álvaro Dávila guarda mayor de la saca de pan de Jerez– para cargar en su barco, surto en el puerto de Alventos, 25 cahíces de trigo. Según el contrato la mercancía debía transportarse a Sanlúcar de Barrameda o a El Puerto de Santa María en el plazo de un mes10 . Este ejemplo muestra la interconexión entre la tierra y el mar a través de los caños: durante los siglos medievales fue frecuente la navegabilidad por los de Alventos o Casarejo en las proximi- dades de Asta (Martín, 2014: 111). Ambos ám- bitos –parafraseando la cita de Arias Montano con la que iniciaba este estudio –se compenetra- ban de forma óptima. Creo necesario incidir en la complementariedad entre las explotaciones agropecuarias y el aprovechamiento de los espa- cios incultos: ganadería, recolección de frutos, pesca, caza, corte de madera, apicultura, etc. Así pues, la organización de los paisajes rurales en la desembocadura del Guadalquivir –en estrecha relación con las condiciones ambientales– fue el resultado de la confluencia de varios factores: el papel de ciudades como Sevilla o Jerez, los in- tereses de las casas de Medina Sidonia y Arcos, las aspiraciones de los grandes propietarios o las necesidades de las comunidades campesinas. A este elenco hay que sumar la impronta del mer- cado con su apuesta por cultivos especulativos y el establecimiento de colonias de mercaderes en las localidades de este territorio. En la actualidad el paisaje continúa dotán- dose de matices que enriquecen su significado natural, patrimonial o literario. Quizás éste sea el motivo por el que nuestra mirada se va nu- triendo de una experiencia sensorial a través de la cual sentimos y, al mismo tiempo, interactua- mos con el ambiente (Milani, 2007: 38). Esto es lo que experimento cuando leo las palabras de José Manuel Caballero Bonald evocando el Guadalquivir en “La novela de la Memoria”: Hay algo además en este paisaje que, con independencia de sus ornamentos naturales, remite sin duda al prestigio histórico y aun mitológico que se ha ido acumulando secularmente en estas demarcaciones. Es como una asociación de imágenes deducidas de un pretérito ilustre que han contribuido a que el paisaje sanluqueño sea también esencialmente un paisaje cultural. Por ahí se estabiliza una especie de inventario retrospectivo que incluye desde el enigma suntuoso de Tartesos al rastro de las antiguas colonizaciones mediterráneas, desde los libros de oro de Argantonio al “Luciferi fanum”, desde las navegaciones históricas de Colón y Magallanes a los abigarrados trasiegos de la carrera de Indias. Ciertos comentaristas de probada estolidez opinan que el Guadalquivir acaba donde empieza América, lo cual es un cálculo propio de individuos que profesan sañudamente la hispanidad. La única conclusión razonable es que el “padre Betis” se extingue en Sanlúcar de un modo más bien doméstico, sin promover más soflamas retóricas que las muy evidentes promovidas por sus muchas correrías andaluzas, incluidas las limpias y las contaminadas. 10 AMJF, Protocolos Notariales, Año 1492, fol. 125r.
  • 20. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 89 BIBLIOGRAFÍA ARIAS MONTANO, Benito (2002): Historia de la Naturaleza. Primera parte del cuerpo de la “Obra Magna”, NAVARRO ANTOLÍN, F. (ed), Huelva: Universidad. ARTEAGA, Oswaldo, SCHULZ, Horst y ROOS, Anna-Maria (2008): “GeoarqueologíadialécticaenlaBahíadeCádiz”,RAMPAS,10,21-116. - (1995): “El problema del Lacus Ligustinus. Investigaciones geoarqueológicas en torno a las marismas del Guadalquivir. Tartessos 25 años después (1968-1993)”, Congreso Conmemorativo del V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular, Jerez de la Frontera, pp. 99-135. AZNAR VALLEJO, Eduardo (2003): “Andalucía y el Atlántico Norte a fines de la Edad Media”, Historia. Instituciones. Documentos, 30, 103-120. AZNAR VALLEJO, Eduardo y GONZÁLEZ ZALACAIN, Roberto J. (Coords.) (2015), De mar a mar. Los puertos castellanos en la Baja Edad Media, Tenerife: Universidad. BELLO LEÓN, Juan Manuel (2005): “Almadrabas andaluzas a finales de la Edad Media. Nuevos datos para su estudio”, Historia. Instituciones. Documentos, 32, 81-113. BONACHÍA HERNANDO, Juan Antonio (2012): “El agua en las Partidas”, VAL VALDIVIESO, María Isabel y BONACHÍA HERNANDO, Juan Antonio (Coords.), Agua y sociedad en la Edad Media hispana, Granada: Eug, 13-64. BORJA BARRERA, Francisco (2014): “Geoarqueología urbana de Sevilla”, BELTRÁN FORTES, José, RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ, Oliva (Coords.), Sevilla Arqueológica. La ciudad en época protohistórica, antigua y andalusí, Sevilla: Universidad, 276-303. BORJA PALOMO, Francisco de (1878): Historia crítica de las riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla desde su Reconquista hasta nuestros días, 2 vols. Sevilla. BORRERO FERNÁNDEZ, Mercedes (2005): “Lebrija en la Baja Edad Media. Población y economía”, en González Jiménez, M. (ed.), I Jornadas de Historia de Lebrija. Edad Media. Lebrija, 28-30 de octubre de 2004, Lebrija, Ayuntamiento, 81-100. BORRERO FERNÁNDEZ, Mercedes (1992): El Real Monasterio de San Clemente. Un monasterio cisterciense en la Sevilla medieval, Sevilla: Ayuntamiento. CABRAL FERNÁNDEZ, José (2009): El olivar gaditano durante la época moderna, Cádiz. CALDERÓN ORTEGA, José Manuel (2003): El Almirantazgo de Castilla: historia de una institución conflictiva (1250-1550), Alcalá: Universidad. CALLE GOTOR, Juan Ramón de la (et. al.) (2004): El concejo de Lebrija a través de sus actas capitulares (1451-1626), Lebrija. CARMONA RUIZ, María Antonia (1998): La ganadería en el reino de Sevilla durante la Baja Edad Media, Sevilla: Diputación. CARRIAZO RUBIO, Juan Luis (2003): La Casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada (1374-1474), Sevilla: Universidad. - (1998): “Fernán Pérez de Oliva y el proyecto de navegación del Guadalquivir: teoría y práctica del Humanismo”, en GÓMEZ CANSECO, Luis (Ed.), Anatomía del Humanismo. Benito Arias Montano, 1598-1998, Huelva. CASTRO GARCÍA, María del Mar (2016): La gestión del agua en época romana. Percepción postclásica y construcción historiográfica, Cádiz: Sem. Agustín de Horozco. CHIC GARCÍA, Genaro (2009): El comercio y el Mediterráneo en la Antigüedad, Madrid, Akal. COLLANTES DE TERÁN, Antonio (2008 a): “Papel del Atlántico en la configuración de Andalucía”, Historia. Instituciones. Documentos, 35, 85-105. - (2008b): “Del Betis a Guadalquivir: la victoria de Mercurio”, en COLLANTES DE TERÁN, Antonio, Una gran ciudad bajomedieval. Sevilla, Sevilla: Universidad, 195-224. - (2008c): “Las ciudades de Andalucía desde el siglo XIII a comienzos del XV”, en COLLANTES DE TERÁN, Antonio, Una gran ciudad bajomedieval. Sevilla, Sevilla: Universidad, 225-262. - (1984): Sevilla en la Baja Edad Media. La ciudad y sus hombres, Sevilla: Universidad. - (1977): “Nuevas poblaciones del siglo XV en el reino de Sevilla”, Cuadernos de Historia. Anexos de la revista Hispania, 7, 283-336. DAHLMANN, Liliane María (2011): “Las salinas y la Casa de Medina Sidonia en los siglos XIV-XV”, en RUBIALES TORREJÓN, Javier (ed.), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 169-175. DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio (1977): “La población del Reino de Sevilla en 1534”, Cuadernos de Historia. Anexos de la revista Hispania, 7, 337-355. DURÁN SALADO, María Isabel (2011): “La Otra Banda”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 379-387. ELLIOTT, John H. (1984): El viejo mundo y el nuevo 1492-1650, Madrid: Alianza. FIORENTINI, Mario (2010): “Fructus e delectatio nell’uso del mare e nell’occupazione delle coste nell’età imperiale romana”, HERMON, Ella (Dir.), Riparia dans l’Empire Romain. Pour la définition du concept, Oxford: BAR, 263-282. FLORIDO DEL CORRAL, David (2011): “Corrales, una técnica de pesca tradicional en Andalucía”, BERNAL CASASOLA, Darío (Ed), Pescar con arte. Fenicios y romanos en el origen de los aparejos andaluces. Catálogo de la exposición Baelo Claudia, diciembre 2011-julio 2012, Cádiz, 65-91. - (2006): “Las almadrabas andaluzas: entre el prestigio y el mercado”, CHIC GARCÍA, Genaro (Dir.), Economía de prestigio versus economía de mercado, Sevilla, pp. 193-214. FRANCO SILVA, Alfonso (2012): “Población y reparto de la propiedad en Chipiona durante el primer cuarto del siglo XVI”, ARIZAGA BOLUMBURU, Beatriz et al., Mundos medievales. Espacios, sociedades y poder. Homenaje al profesor José Ángel García de Cortázar y Ruiz de Aguirre, 2 vols., Santander: Universidad, vol. II, 1319-1338. - (1998): “La organización municipal de Chipiona a través de sus ordenanzas”, FRANCO SILVA, Estudios sobre Ordenanzas Municipales (Siglos XIV-XVI), Cádiz: UCA, 247-287. - (1983): Rota en la Edad Media, Cádiz: Fundación Alcalde Zoilo Ruiz-Mateos.
  • 21. 90 // E N T R E E L M A R Y L A T I E R R A - (1982): “Realengo y señorío en la zona gaditano-xericiense bajomedieval”, I Jornadas de Historia de Cádiz, Cádiz, 49-72. FURIÓ, Antoni (2001): “La domesticación del medio natural. Agricultura, ecología y economía en el País Valenciano en la baja Edad Media” CLEMENTE RAMOS, Julián (ed.), El medio natural en la España Medieval. Actas del I Congreso sobre ecohistoria e historia medieval, Cáceres, Universidad, 57-103. GALÁN PARRA, Isabel (1990): “Las Ordenanzas de 1504 para Huelva y el Condado de Niebla”, Huelva en su Historia, 3, 107-174. GARCÍA VARGAS, Enrique y FLORIDO DEL CORRAL, David (2011): “Tipos, origen y desarrollo histórico de las almadrabas antiguas. Desde época romana al imperio bizantino”, BERNAL CASASOLA, Darío (Ed), Pescar con arte. Fenicios y romanos en el origen de los aparejos andaluces. Catálogo de la exposición Baelo Claudia, diciembre 2011-julio 2012, Cádiz, 231-251. GONZÁLEZ ARÉVALO, Raúl (2013), “Presencia diferencial italiana en el sur de la Península Ibérica en la Baja Edad Media. Estado de la cuestión y propuestas de investigación”, Medievalismo, 23 (2013), 175-208. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Manuel (ed.) (1994): La Carta Puebla de Trebujena (1494), Trebujena: Ayuntamiento. - (1991) (ed.):Diplomatarioandaluz de AlfonsoX,Sevilla:El Monte. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Manuel y BELLO LEÓN, Juan Manuel (1997): “El puerto de Sevilla en la Baja Edad Media”, en ABULAFIA, David y GARÍ, Blanca, En las costas del Mediterráneo occidental. Las ciudades de la península Ibérica y del reino de Mallorca y el comercio mediterráneo en la Edad Media, Barcelona: Omega, 213-241. GUTIÉRREZ MÁS, José Manuel (et al) (1991): Introducción a la Geología de la provincia de Cádiz, Cádiz. HERMON, Ella (2010): «Riparia dans l’Empire Romain: pour la définition d’un concept», HERMON, Ella (Dir.), Riparia dans l’Empire Romain pour la définition du concept., Oxford, 3-12. HERMON, Elly (2009) : «Perspectives interdisciplinaires sur l’histoire des interactions climat-société-environnement: leçons du passé et leur pertinence pour le présent», HERMON, Ella (Dir.), Société et climats dans l’Empire Romain. Pour une perspective historique et systémique de la gestion des ressources en eau dans l’Empire romain, Napoli: Editoriale Scientifica, 19-50. HORDEN, Peregrine and PURCELL, Nicholas (2000): The corrupting sea. A study of Mediterranean history, Oxford: Blackwell. IGLESIAS RODRÍGUEZ, Juan José (2002): “Las industrias del mar en el litoral bajo andaluz a comienzos de la Edad Moderna”, Revista de Historia de El Puerto, 28, 11-23. LADERO QUESADA, Miguel Ángel (2015): Guzmán. La casa ducal de MedinaSidoniaenSevilla y su reino (1282-1521), Madrid: Dykinson. - (2011): “Sanlúcar Medieval”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 119-129. - (1993): “Las almadrabas de Andalucía (siglos XIII-XVI)”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 190, 3, 345-354. LAGÓSTENA BARRIOS, Lázaro (2014): “La percepción de la ribera en la costa atlántica de la Provincia Hispania Ulterior Baetica. El Lacus Ligustinus”, HERMON, Ella WATELET, Anne (Dirs.), Riparia, un patrimoine culturel, Oxford : BAR, 187-197. LOSADA, Miguel Ángel (2011): “La puerta del mar”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 29-35. MAL LARA, Juan de (2005): “Recibimiento que hizo la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla a la Católica Real Magestad (sic) del rey don Felipe, Nuestro Señor”, Obras Completas, II, BERNAL RODRÍGUEZ, Manuel (ed.), Madrid: Biblioteca Castro. MAGANZANI, Lauretta (2010): “Riparia et phénomènes fluviaux entre Histoire, Archéologie et droit”, HERMON, Ella (Dir.), Riparia dans l’EmpireRomain.Pourladéfinitionduconcept,Oxford:BAR,247-262. MARTÍN GUTIÉRREZ, Emilio (2015): Paisajes, ganadería y medio ambiente en las comarcas gaditanas. Siglos XIII al XVI. Cádiz- Extremadura: Universidad. - (2004): La organización del paisaje rural durante la Baja Edad Media. Elejemplo de Jerez de la Frontera, Sevilla: Universidad. - (2014): “Interacción sociedad y medio ambiente. El entorno de la laguna de los Tollos (Andalucía Occidental), ss. XIII al XV”, Studia Historica. Historia Medieval, 32, 103-130. - (2010): “Los salineros durante los siglos XV y XVI. Una propuesta desde la bahía de Cádiz”, Società e Storia, 129, 419-451. - (En prensa a): “El aprovechamiento de humedales y marismas: paisajes olvidados, paisajes recuperados en las comarcas atlánticas gaditanas a finales de la Edad Media”, VAL DE VALDIVIESO, María Isabel (ed.), El agua en el imaginario medieval. Valladolid 5 y 6 de octubre de 2015, Valladolid. - (En prensa b): “El río Guadalete durante el siglo XV: interacción sociedad y medio ambiente”, GALETTI, Paola (A cura di), Collana Insulae Diomedeae. - (En prensa c) “Los paisajes rurales en las comarcas gaditanas: transformaciones y permanencias. Interacción sociedad y medio ambiente. Siglos XIII al XV”, GUINOT, Enric y Torró, Josep (Eds.), Expansión cristiana y transformaciones agrarias en la Península Ibérica medieval. El impacto de las conquistas en los paisajes y ecosistemas cultivados andalusíes (Siglos XII-XVI), Valencia. - (En prensa d), “Entre ambos dos mares.” Una visión orgánica de los paisajes ribereños desde la cultura del siglo XV”, MORALES SÁNCHEZ, María Isabel, ROBLES ÁVILA, Sara y NATIVIDADE PIRES, Maria (Eds.), Lecturas del agua, Madrid. MÉNANTEAU, Loïc (2015): “L’influence des facteurs naturels et anthropiques sur l’évolution des ports de Basse Andalousie (XIIIe-XVIe siècles): études de cas (Palos de la Frontera, Séville et Sanlúcar de Barrameda”, BOCHACA, Michel et SARRAZIN, Jean- Luc, Ports et littoraux de l’Europe atlantique. Transformations naturelles et aménagements humains (XIVe-XVIe siècles), Rennes: Presses Universitaires, 167-187. - (2008a): “Morfología y evolución histórica del Bajo Guadalquivir: el ejemplo de Sevilla”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed.) El río Guadalquivir, Madrid: Junta de Andalucía-Ministerio de Medio Ambiente, 55-63. - (2008b), “La broa de Sanlúcar: geohistoria de la barra y evolución de las orillas”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (ed.) El río Guadalquivir, Madrid: Junta de Andalucía-Ministerio de Medio Ambiente, 65-71. MÉNANTEAU, Loïc y VANNEY, Jean-René (2011): “Geohistoria de la desembocadura del Guadalquivir”, RUBIALES TORREJÓN, Javier (Ed), El río Guadalquivir. Del mar a la marisma. Sanlúcar de Barrameda, Sevilla: Junta de Andalucía, 17-27.
  • 22. E M I L I O M A R T Í N G U T I É R R E Z // 91 MILANI, Raffaele (2007): El arte del paisaje, Madrid: Biblioteca Nueva, 2007. MORENO OLLERO, Antonio (1983a): Sanlúcar de Barrameda a fines de la Edad Media, Cádiz: Diputación. - (1983b): “El convento de Nuestra Señora de Regla en Chipiona (Cádiz)”, Formación de su patrimonio”, Cuadernos de Estudios Medievales, VIII-IX, 193-202. MUÑIZ BORT, Domingo (2004): La ganadería caballar en la villa de Almonte. Introducción histórica, Huelva: Ayuntamiento. MUÑOZ GÓMEZ, Víctor (2015): “Puertos, abras, cabos e islas: la topografía medieval de la costa atlántica de Andalucía a través de las cartas portulanas (ss. XIV-XVI)”, AZNAR VALLEJO, Eduardo y GONZÁLEZ ZALACAIN, Roberto J. (Coords.), De mar a mar. Los puertos castellanos en la Baja Edad Media, Tenerife: Universidad, 179-211. NEBRIJA, Antonio de (1992): “Historia de los Reyes Católicos”, BONMATI, Virginia y ÁLVAREZ, Felicidad (Ed.), Nebrija historiador: La Lebrija de Elio Antonio de Nebrija. Muestra de las Antigüedades de España. Historia de los Reyes Católicos (Primera Década), Lebrija: Muy Ilustre, A. y Real Hermandad de los Santos de Lebrija, 107-300. OJEDA RIVERA, Juan Francisco, MORAL ITUARTE, Leandro del (2004): “Percepciones del agua y modelos de su gestión en las distintas fases de la configuración de Doñana”, Investigaciones Geográficas, 35, 25-44. ORTOLANI, Franco e PAGLIUCA, Silvana (2009): “Changements climatiques et environnementaux des derniers 3000 ans dans l’espace méditerranéen”, HERMON, Ella (dir.), Société et climats dans l’Empire Romain. Pour une perspective historique et systémique de la gestion des ressources en eau dans l’Empire romain, Napoli: Editoriale Scientifica, 51-66. PARODI ÁLVAREZ, Manuel J. (2001): Ríos y lagunas de Hispania como vías de comunicación. La navegación interior en la Hispania Romana, Sevilla: Gráficas Sol. PÉREZ DE OLIVA, Fernán (1995): Diálogo de la dignidad del hombre. Razonamientos. Ejercicios, CERRÓN PUGA, María Luisa (ed.), Madrid: Cátedra, 188-204. PETTI BALBI, Giovanna (2004): “Las ciudades marítimas italianas y el Norte de África en época medieval: relaciones políticas y económicas”, TRILLO SAN JOSÉ, Carmen (ed.), Relaciones entre el Mediterráneo cristiano y el Norte de África en época Medieval y Moderna, Granada: Universidad, 17-51. SÁNCHEZ SAUS, Rafael (2005): “Dependencia señorial y desarrollo urbano en la Andalucía Atlántica. Cádiz y los Ponce de León en el siglo XV”, Acta historica et archaeologica mediaevalia, 26, 903-928. SERRERA CONTRERAS, Ramón María (2011): “El Golfo de Cádiz como espacio geográfico de proyección para la empresa del descubrimiento”, Actas de las Jornadas de Historia sobre el Descubrimiento de América, Sevilla: Universidad, vol. II, 189-210. SOLANO RUIZ, Emma (1972): “La hacienda de las Casas de Medina Sidonia y Arcos en la Andalucía del siglo XV”, Archivo Hispalense, 168, 85-129. SUÁREZ JAPÓN, Juan Manuel (2012): “Sobre el río Guadalquivir y las riadas que asolaban a sus pueblos y a sus campos”, en CASTILLO MARTOS, Manuel, RODRÍGUEZ MATEOS, Joaquín, SUÁREZ JAPÓN, Juan Manuel, Sevilla y su río en el siglo XVIII. Un proyecto ilustrado para la mejora del cauce del Guadalquivir, Sevilla: Universidad, 65-94. TORRÓ, Josep (2010): “Tierras ganadas. Aterrazamiento de pendientes y desecación de marjales en la colonización cristiana del territorio valenciano”, KIRCHNER, Helena (Ed.), Por una arqueología agraria. Perspectivas de investigación sobre espacios de cultivo en las sociedades medievales hispánicas, Oxford: BAR. TORRÓ, Josep y GUINOT, Enric (eds.) (2012): Hidráulica agraria y sociedad feudal. Prácticas, técnicas, espacios, Valencia: Universidad. TOSCO, Carlo (2009): Il paesaggio storico. Le fonti e i metodi di ricerca, Bari: Laterza. VAL VALDIVIESO, María Isabel (2003): Agua y poder en la Castilla Bajomedieval. El papel del agua en el ejercicio del poder concejil a fines de la Edad Media, Valladolid: Junta de Castilla y León. YUN, Bartolomé (2004): Marte contra Minerva. El precio del Imperio español, c. 1450-1600, Barcelona: Crítica.