Salmo 61:1-3 Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende. Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. -Dios oye nuestro clamor: Cuando se nos acaban las fuerzas y decimos no puedo más, cuando nos sentimos solos, desesperados, incomprendidos, sin fuerzas y sin aliento, ahí está el Señor para ayudarnos y levantarnos para salir adelante. Isaías 40:29 dice: El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Así es nuestro Dios, llevándonos además a la roca que es más alta que nosotros, a Cristo. Recuerdo de niño en algunas películas en las que las personas caían en arenas movedizas, que era un terreno de lodo en el que una persona cuando entraba, comenzaba a hundirse y por mucho que luchara, no podía hacer nada, se iba hundiendo y hundiendo hasta ser completamente tragado por las mismas. Era angustioso, la persona trataba de resistir con todas sus fuerzas pero de nada servía, el fin siempre era el mismo: acabar engullido por las mismas. En alguna ocasión, alguien le oía y venia rápidamente, lanzándole una soga y con un gran esfuerzo y ayudado por un caballo, lo acababan sacando de esa situación. La vida a veces nos trae situaciones que son como esas arenas movedizas en las que aunque luchemos con todas nuestra fuerzas, vamos hundiéndonos poco a poco sin que aparentemente podamos hacer nada. Nos resistimos y luchamos, pero no logramos salir de esa situación y seguimos hundiéndonos más y más. Hace falta algo externo que nos saque, y que nos ponga a salvo. Esta es la petición de David en este Salmo: Sácame de aquí, donde mi corazón desmaya y llévame a la roca firme, a la roca donde sé que puedo pisar firme, levantarme y salir de esta situación. Te animo hoy a que hagas lo mismo, sea cual sea tu situación, no dependas de tus fuerzas las cuales son limitadas, clama a Él y pídele que te lleve a la roca que es más alta que tú. Él es nuestro refugio y nuestra torre fuerte delante del enemigo y en quien podemos estar seguros. Recuerda nos es tu fuerza la que te va a levantar y poner en el lugar bueno y seguro, sino una externa, la del Señor. No trates de luchar la batalla con tus fuerzas, clama a Dios que es tu fortaleza y tu refugio. Dios te bendiga. Amén. Suscríbase a nuestro canal en Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCKZXZxw9mlNxWkalHgbFIHQ