1. Encuentro de la “Edad de Plata”. Curso 2007-2008 1 de Marzo de 2008 Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco; y te digo sin rodeos, Señor, ¿qué quieres que haga? Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche y te digo: “quiero hacer tu voluntad”. Señor, ¿qué quieres de mí?, ¿qué me pides?. Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?. Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice? Quiero Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a tu llamada. Quiero Señor Jesús, arriesgar mi camino con el tuyo. Quiero Señor Jesús, dejar mis miedos. Quiero Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me amas. Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad.
2. REFLEXIÓN DOCTRINAL: “ La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre. Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección. La dignidad humana requiere, por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberado totalmente de la cautividad de las pasiones, tiende a su fin con libre elección del bien y se procura medios adecuados para ello con eficacia y esfuerzos crecientes. La libertad humana, herida por el pecado, para dar la máxima eficacia a esta ordenación a Dios, ha de apoyarse necesariamente en la gracia de Dios. Cada cual tendrá que dar cuenta de su vida ante el tribunal de Dios según la conducta buena o mala que haya observado” ( GS 17).
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4. RECUERDO ESPECIAL Querido Justo, cuando veas a Don Antonio, le comentas que la semilla que se sembró se ha convertido ya en fruto…y crece con fuerza.
5. ORACIÓN Dios te salve, Mercedes. Reina de nuestras almas, Bendita tú entre las mujeres, llena de toda gracia. Tú, que en tu seno acogiste la obra salvadora de Dios, y de tu vida entera hiciste modelo fiel de entrega y amor, guíanos para ser hombres libres, para unirnos en Cristo, nuestro Señor. A liberar al oprimido, aliéntanos. A consolar al afligido, anímanos. A amar al marginado, ayúdanos. A ser pobres con el pobre, enséñanos. Reina de las Mercedes, Santa Madre de Dios, ruega por nosotros para que, unidos en Cristo, hagamos del mundo un reino de amor. “Por un mundo mejor”.