El documento analiza las causas del fracaso escolar en España. Señala que aproximadamente entre el 25-40% de los estudiantes no alcanzan el nivel necesario al terminar la educación obligatoria a los 16 años. Las principales causas incluyen deficiencias en el desarrollo de la inteligencia y las habilidades mentales de los estudiantes, así como la falta de enseñanza de estrategias de aprendizaje. Para abordar este problema, propone dar más énfasis al desarrollo de habilidades que a la adquisición de conocim

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El fracaso escolar
Por José Luis Riva
Se entiende por fracaso escolar el resultado negativo que obtiene un
alumno al concluir el ciclo de formación básica u obligatoria, lo que equivale
a decir que no ha alcanzado el nivel de conocimientos suficiente para seguir
estudios medios y superiores. Se trata, por decirlo de alguna manera, de un
fiasco total, completo, por lo que no hay que confundirlo con algún tipo de
dificultad temporal o de un bache por el que se pueda pasar en algún mo-
mento de la escolaridad y que se puede superar con mayor o menor esfuerzo.
El fracaso escolar afecta en España a una población que se sitúa entre el
25 y el 40 por ciento de los alumnos que terminan la enseñanza obligatoria a
los 16 años. Esto quiere decir que a estas personas se les cierran las puertas
de la formación superior y lo único que se puede hacer con ellas es habilitar
ciclos de formación profesional para insertarlos en el mundo laboral.
En cualquier caso también hay que advertir que no todos los que supe-
ran la etapa obligatoria se encuentran bien capacitados para el bachillerato
y los estudios superiores. Aproximadamente la mitad fracasa en las nuevas
etapas formativas. Las cifras del fracaso escolar son escandalosas. Es del
todo inaceptable que un tercio de nuestros jóvenes no puedan superar con
éxito lo que se considera normal y necesario en la formación personal. ¿Qué
es lo que falla?
Las causas del fracaso escolar
Los especialistas en la materia determinan una serie de causas que in-
tervienen para que se produzca el fracaso escolar. Se suelen enumerar las
siguientes:
Deficiencias psicofísicas. Son aquéllas que afectan a la percepción vi-
sual y auditiva, como la sordera, visión reducida o estrabismo y dislexia, que
dejan al alumno en desventaja respecto a sus compañeros y le impiden seguir
el ritmo normal del aprendizaje. Detectadas a tiempo, su incidencia puede ser
mínima.
Deficiencias intelectuales. Se producen cuando hay un retraso en la acti-
vidad cognoscitiva por insuficiente desarrollo de la capacidad intelectual y de
los factores que hacen posible el aprendizaje, así como cuando se da un esca-

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so o nulo nivel de estrategias de aprendizaje. Generalmente estas deficiencias
se pueden subsanar o recuperar en buena medida con un tratamiento precoz.
Deficiencias sociales. Las que se derivan de problemas caracteriales que
originan inadaptación en la vida familiar y/o escolar. Lo que antecede son cir-
cunstancias personales del alumno que pueden estar en el origen de un fraca-
so escolar, pero en modo alguno lo justifican puesto que, además del alumno,
hay otras personas que intervienen en el proceso educativo, como los padres
y los profesores, que deberían detectar a tiempo cualquier deficiencia y poner
el remedio adecuado en el momento en que la recuperación es posible.
La capacitación del niño para aprender se inicia desde el momento en
que nace y es función de los padres ocuparse de su desarrollo proporcionán-
dole en todo momentolos estímulos necesarios. Esta tarea se continúa en el
ámbito escolar cuando el niñoentra en la escuela infantil y luego en la prima-
ria porque hasta los doce años el primerobjetivo no es adquirir conocimien-
tos, sino aprender a aprender. Si se desea y esperaque el alumno tenga éxito
en los estudios, de lo primero que hay que ocuparse es de queesté preparado
y capacitado para afrontarlos.
Indicativos de alerta
Para situamos de forma adecuada ante el problema del fracaso escolar y
tener una perspectiva realista del mismo pueden resultar muy significativos
los siguientes datos.
El Centro de Estudios de Aprendizaje y Reeducación hizo públicos en
2002 los resultados de un estudio de la Comunidad de Madrid, perfectamente
extrapolables a toda España, que indicaban que uno de cada ocho alumnos,
el 12,4 %, presentaba dificultades para seguir el ritmo normal de su curso. Se
trata de un amplio porcentaje dealumnos que, según los autores del estudio,
necesitan atenciones específicas que no se les proporcionan casi nunca. La
mayoría de alumnos con este tipo de problemas son recuperables si reciben
a tiempo el apoyo que necesitan. Los profesores carecen de conocimientos y
herramientas para detectar y dar una salida a los problemas de dislexia o de
aprendizaje.
Un informe de Ensenyament de la Comunidad Catalana indica que el 25
% de los alumnos de 10 años no tienen los conocimientos mínimos exigibles;
que el 37% no tiene los conocimientos ni las capacidades básicas en matemá-
ticas, especialmente cuando se trata de realizar cálculos; el 24,5 % no alcanza
los mínimos en el ámbitosocio-natural. Y, atención, los niños que estudian
en centros de localidades pequeñas son los que obtienen mejores resultados
porque los maestros enseñan a los niños de forma más personalizada.
El Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE) del ministerio
deEducación elaboró un informe que se hizo público en marzo de 2002 en el

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que se hacía constar que más de la mitad de los alumnos de 11 años (los que
van a terminar la primaria) manifiesta problemas para trabajar con números
decimales y para operar en general, para hacerlo con potencias o para hallar
el mínimo común múltiplo. Además el 60 % no sabe transformar dos o tres
unidades de medida diferentes en una sola; el 59 % no sabe resolver un pro-
blema relacionado con fechas; el 73 % no sabe cómo operar para transformar
segundos en horas.
El 16 % de los jóvenes españoles llega a los 15 años con dificultades
para leer correctamente y el 20% no alcanza el nivel mínimo en matemáticas.
Como conclusión de estos indicativos de alerta, un dato más. Casi un
millar de alumnos de primer curso de centros de formación del profesora-
do de las Universidades de La Laguna, Extremadura, Granada, Huelva, Las
Palmas, Murcia y Zaragoza, con edad media de 20 años, fueron sometidos a
una prueba consistente en resolver 30 problemas matemáticos de primaria y
secundaria. En números y operaciones suspendieron el 58 %; en medida, el
52%; en geometría el 41 % y en álgebra, el 43 %.
Análisis de la realidad
Considerados los datos que anteceden, que no son más que muestras que
ponen de manifiesto la gravedad del problema, lo primero que salta a la vista
es que el denominado fracaso escolar es algo que se está gestando y en cierto
modo provocando desde el inicio de la escolaridad. La no atención y correc-
ción inmediata de las dificultades que presentan los escolares pone ya en el
disparadero del fracaso a uno de cada ocho. Y el que un elevado porcentaje
de niños no adquieran los conocimientos mínimos en la primaria equivale a
que se les está privando ya de habilidades básicas para el resto de su vida,
sobre todo si estas deficiencias, como en el caso de las matemáticas, implican
el no desarrollo del razonamiento lógico, lo que a su vez impedirá alcanzar la
plenitud del razonamiento abstracto.
Lo sangrante de la situación es lo que evidencia un estudio del Instituto
de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA), que afirma que el 78,2%
de los alumnos atribuye el fracaso escolar al poco esfuerzo de ellos mismos,
los alumnos, opinión también mayoritaria de los profesores (55,4 %) y de los
padres ( 43,2 %) que les hacen responsables en buena parte de su fracaso.
¡Sorprendente! Los adultos, causantes del problema, están convencidos
mayoritariamente de que son los alumnos los responsables de su fracaso e
incluso les han logrado convencer de que se autoinculpen y responsabilicen
del mismo.
Es necesario pensar que los niños que inician la escolaridad a los seis
años se deberían poner en manos de unos educadores competentes, capaces
de seguir el proceso de su desarrollo intelectual, de detectar las posibles di-

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ficultades para solucionarlas o solicitar la colaboración de especialistas, de
presentarles los conocimientos de forma comprensible y de asegurarse de
que se realiza un aprendizaje real y no una simple memorización de datos
absolutamente inútil.
¿Se puede exigir a alguien que realice unas tareas específicas sin ha-
berle preparado antes de forma que lo pueda hacer satisfactoriamente? A un
niño no se le puede exigir que estudie y rinda bien en los estudios (y que no
fracase) si no nos hemos ocupado antes de que sea capaz de aprender y no le
hemos enseñado a hacerlo.
Las causas reales del fracaso escolar
Aunque en algunos casos el desencadenante del fracaso escolar puede
ser alguna deficiencia de tipo perceptivo no atendida en el momento en que
se produjo o cuando comenzó a incidir en el proceso de la escolarización, la
inmensa mayoría de las veces el origen y la causa del fracaso se encuentra en
el deficiente desarrollo de la inteligencia y de las aptitudes mentales del niño.
El desarrollo de la inteligencia no es espontáneo ni se produce por sim-
ple maduración personal por el paso del tiempo: este desarrollo hay que pro-
moverlo y estimularlo. Durante la educación primaria generalmente se atien-
de a que los niños adquieran conocimientos cuando habría que ocuparse de
que adquieran capacidad.
Prueba de que esto no es lo que se hace son los datos aportados de las
deficiencias de niños de 10 con las matemáticas. Hay una correlación muy
alta entre matemáticas y razonamiento lógico, pero el razonamiento no se
desarrolla con simples memorizaciones mecánicas, sino entendiendo el por-
qué de cada operación. Los conocimientos que se imparten en la primaria
son muy sencillos y además sereiteran en los sucesivos niveles. Como hay
un recurso fácil a la memoria, lo que no se entiende se memoriza y así es
posible acreditar en los exámenes o controles unos niveles de conocimien-
tos suficientes. Pero el problema surge a continuación, cuando se inicia la
secundaria y cambian por completo las pautas escolares: para cada materia
hay un profesor diferente, el alumno tiene que valerse de su capacidad para
estudiar por su cuenta materias nuevas y, al necesitar aptitudes mentales bien
desarrolladas para desempeñar su trabajo de estudio, sólo encuentra datos
memorizados que no sabe para qué sirven.
Se necesita una gran fuerza de voluntad y realizar un notable esfuerzo
para seguir aceptablemente el ritmo de los estudios sin la preparación su-
ficiente; por eso es por lo que hay muchos niños que no pueden con tanto
esfuerzo y abandonan. Otros adoptan una pose de pasotismo que no es otra
cosa que el reflejo de su incapacidad.

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Además, aparte el desarrollo intelectual, se produce en la enseñanza otra de-
ficiencia muy notable que contribuye al fracaso: la falta de estrategias de apren-
dizaje. Las estrategias de aprendizaje son las técnicas, métodos o trucos que se
emplean para la adquisición de los distintos tipos de conocimientos. Podría decirse
que son los métodos para aprender a aprender.
Ante la urgente necesidad de instruir a los niños para que puedan aprender
bien, nos encontramos con que los currículums de secundaria y bachillerato no
incluyen que los escolares adquieran procedimientos y estrategias de aprendizaje.
Y lo que es peor: esto tampoco se les enseña a los futuros profesores. Un estudio
realizado en la Universidad Autónoma de Barcelona puso de manifiesto que el
80% de los estudiantes de Magisterio estudian a piñón fijo y que no emplean las es-
trategias de modo reflexivo. Toman apuntes como meros copistas. ¿Cómo podrán
ellos enseñar a aprender? Hay una falta de formación bastante generalizada entre
los profesores que les incapacita para enseñar a sus alumnos a aprender.
Soluciones al problema del fracaso escolar
Dadas las circunstancias de la realidad social en que nos encontramos, no es
fácil que se tomen las medidas adecuadas para atacar a fondo el problema por-
que resulta más fácil mirar para otro lado o acabar echando la culpa del fracaso a
los mismos alumnos. Pero en cualquier caso habría que tomar a tiempo medidas
preventivas para garantizar el éxito escolar a los niños y evitarles sufrimientos y
dificultades durante el largo proceso de su formación.
La primera medida a tomar es la de ocuparse del desarrollo de su inteligencia
mediante una estimulación permanente de sus habilidades aprovechando los pri-
meros años, hasta la escolarización, para que adquieran las habilidades que luego
son más difíciles de conseguir.
En segundo lugar, hay que dar a la educación primaria su orientación básica
centrada en el desarrollo de aptitudes mentales más que en la adquisición de cono-
cimientos. Un niño capaz aprende todo lo que se le quiera ofrecer. En esta etapa no
es tan importante adquirir conocimientos como aprender a aprender.
Finalmente, el proceso de capacitación del niño, además del desarrollo de su
inteligencia, ha de completarse con la adquisición de estrategias de aprendizaje
que deben integrar todo tipo de recursos. Los profesores no deben conformarse con
mostrar conocimientos sino que tienen que ofrecer las pautas de aprendizaje de su
materia para que los alumnos aprendan a estudiar por su cuenta.
Un alumno bien dotado es muy difícil que fracase. Prepararlo bien depende
de sus padres y de sus educadores. Cuando fracasa la acción preventiva hay que
recurrir a la terapia curativa. Pero este procedimiento resulta muy difícil, si no
imposible, con jóvenes que han ido acumulando frustraciones, amargura y desen-
canto año tras año.