1. Número 3 - Noviembre de 2006 - ISSN 1668-7515
APRECIACIONES SOBRE EL ASUNTO
DE LAS CARICATURAS DEL PROFETA MAHOMA
Por Rafael Bustos
Universidad Complutense de Madrid (España)
IREMAM-CNRS Universidad Aix en Provence (Francia)
E-mail: rbustosgc@tiscali.es
• Veamos el contenido de las caricaturas. Algunas caricaturas vinculan al Islam
con el terrorismo y la violencia, de forma explícita (véase la del turbante con la
bomba, la de los kamikazes, la del sospechoso o la del jardinero regado), o a los
árabes con el fanatismo (como en la del árabe en palacio, por ejemplo). Otras
dibujan al profeta de manera burlesca (viñeta del burro, por ej.).
• De este modo, las caricaturas representan una figura de la Edad Media,
Mohamed, ligada a un fenómeno político moderno, el terrorismo.
• En realidad, las representaciones de Mohamed como hereje y guerrero no son
nada nuevas. Ya estaban al uso durante la Edad Media cristiana.
• El problema no es en sí mismo la representación del profeta o del ser humano,
aceptada en muchas partes del mundo islámico y bajo muchas escuelas
religiosas. No es pues un problema de blasfemia, es decir, religioso sino más
bien político.
• Por lo tanto, no hay una intención de hacer crítica teológica, moral o histórica del
Islam, sino de amalgamar una religión con un crimen identificando su figura
humana máxima (el profeta) con un sujeto terrorista o con un apologista de la
violencia.
• La intención es pues introducir y reforzar una asociación de ideas que involucra a
personajes religiosos y dar a entender la peligrosidad de una religión y sus
creyentes.
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• La difusión de la peligrosidad de un grupo social o religioso es una forma de
incitación al odio contra ese grupo y por tanto, las caricaturas pueden
considerarse justamente islamofóbicas.
• Los autores de las caricaturas intentan deliberadamente protegerse con los
últimos tres dibujos de tres modos: apelando al fanatismo de la otra parte,
recurriendo a la libertad de expresión y refugiándose detrás del derecho artísitico
a la provocación.
• Los medios que han reproducido los dibujos a principios de este año 2006 eran
conscientes que esos dibujos habían creado malestar en comunidades islámicas
desde septiembre de 2005 y que su nueva difusión podría desatar consecuencias
como actos de protesta pacíficos o violentos.
• Los medios que han defendido su publicación se han amparado en los beneficios
que el debate abriría en el mundo árabo-islámico y han pedido que sus
homólogos árabes (periodistas e intelectuales) se hagan eco de este derecho
“único” que es la libertad de expresión.
• Las opiniones públicas occidentales se alarman de ver reacciones comunitarias,
gregarias y fanáticas de violencia en el mundo árabe que no sólo no santifican el
derecho de libre expresión sino que atacan brutalmente instituciones y personas
que nada tienen que ver con los dibujantes.
• Sin embargo, es hipócrita pensar que la publicación y difusión de las viñetas vaya
a servir para avanzar la libertad de expresión en el mundo árabe-islámico. En
primer lugar, porque el asunto ha beneficiado sobre todo a los regímenes faltos
de legitimidad y apoyo popular que han autorizado las manifestaciones cuando
normalmente las impiden y en segundo lugar a sectores radicales del islamismo.
Ambos han podido manipular a sus anchas el malestar general para dirigirlo
según sus objetivos. En ellos no ha estado ausente el chovinismo, la sobrepuja y
la intimidación.
• Es ingenuo o de mala fe no ver que estas viñetas aparecen en un momento en
que las comunidades musulmanas de Europa y América están sometidas a una
presión sin igual y que son miradas con desconfianza por no decir con sospecha.
• Sólo con una ceguera enorme puede uno no darse cuenta que la libertad de
expresión puede ser utilizada como subterfugio por grupos y corrientes
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xenófobas y ultraderechistas, cada vez más presentes en el seno de los partidos
y medios de información de Europa.
• Denota gran ignorancia pensar que en sociedades autoritarias, no sólo no va a
haber manipulación del sentimiento de humillación sino que además sus poco
democráticos dirigentes van a abrazar “de repente” la libertad de expresión.
En consecuencia, se impone:
• Un código deontológico europeo que incluya entre otras figuras la necesidad de
evitar toda expresión de islamofobia junto a las otras formas ya castigadas de
xenofobia como el antisemitismo, sin menoscabo para el amplio ejercicio de la
libertad de expresión.
• Un ejercicio de honestidad por parte de los medios de comunicación europeos
para que no lancen la falsa expectativa de que semejantes actividades
“periodísticas” (las viñetas) sirven para enraizar la libertad de expresión.
• Un ejercicio de transparencia y democracia por parte de los gobernantes
europeos “favorables a la libertad de expresión por encima de todo”, para que la
toleren en todos los ámbitos de su actividad política incluyendo la que les afecta y
dejen de apoyar gobiernos corruptos e impopulares en el extranjero.
• Un ejercicio de auto-información y realismo por parte de los lectores europeos
para que no confíen en que nuevos episodios como éste vayan a beneficiar a
otros que no sean nuestros racistas, sus regímenes ilegítimos y los radicales
islamistas.