1. Exarith Valencia Morera. 11: B
DEMIAN
Sinclair es un niño proveniente de una familia burguesa, que de alguna u otra forma le brinda todas las
comodidades que una persona “normal” necesitaría para vivir su vida a plenitud. Asiste a una buena escuela, sus
padres y hermanas son personas modelo, tienen un buen hogar, entre otras. Absolutamente todo “lo necesario”.
Pero él siempre tuvo la certidumbre de que había más, el contraste entre lo que representaba su hogar y sus
padres, y el mundo que se levantaba en el exterior, (contraste que definió con su “teoría del mundo lumínico y el
mundo oscuro”), representó para él siempre el deseo de buscar algo más. Para consuelo de su ferviente clamor,
se aventuraba algunas veces en el mundo oscuro, volviendo inevitablemente a buscar el confort en brazos de sus
padres. Pero una de esas aventuras lo llevó a caer en las manos de Franz Kromer, un chico poco mayor que él y
acostumbrado a la vida en la oscuridad, quien se convirtió en su verdugo y llevó a Sinclair a vivir las experiencias
más penosas y abrumadoras de su niñez.
Un día cualquiera, llegó a su colegio un nuevo alumno, que inmediatamente causó curiosidad a todos los demás,
pues de él emanaba un aire especial, como si estuviese dotado de cualidades que ninguna otra persona pudiese
tener, su nombre era Max Demian.
En uno de los regresos a casa, Demian se acerca a Sinclair y le expone su propia teoría sobre la historia de Caín y
Abel, en la que Caín se presenta como un hombre extraordinario, no condenado, sino marcado por una señal que
despierta el miedo en los otros hombres. Sinclair, inicialmente se niega a creer tal versión, pero poco a poco y
gracias a Demian, va profundizando en los misterios y destruyendo los paradigmas de su religión, y se enfoca en
la búsqueda de una espiritualidad que contemple ambos componentes del mundo; lo lumínico y lo oscuro, o como
lo llama Demian; lo divino y lo demoníaco.
De esta forma, Demian llega como esa llave que abre las puertas hacia lo que Sinclair tímidamente ha imaginado;
hacia el autoconocimiento.
Así, Sinclair pasa su juventud, ya alejado de Demian, en esta incesable búsqueda, claramente pasando por toda
clase de dificultades, especialmente las relacionadas con su edad, enfrentando la soledad, los vicios, el llamado
del placer, entre otros. Pero siempre logrando volver a ser enfocado en su camino, ayudado por su nuevo guía
Pistorius y la silenciosa, extraña pero innegable compañía de Demian.
Terminados sus estudios colegiales, Sinclair va a la universidad con la motivación de encontrar una imagen divina
que le ha sido revelada en sus sueños. Ahí encuentra a Demian y con gran satisfacción descubre que la imagen
que había buscado con tanto esmero corresponde a la madre de Demian: Eva, quien reúne las cualidades de
madre y amante, feminidad y masculinidad, en general de aquel mundo dicotómico que lo ha fascinado desde su
niñez.
A raíz del reencuentro con su amigo y guía, y también con la armoniosa compañía de Eva, Sinclair logra
experimentar un estado de plenitud y felicidad que no había conocido antes, rodeado de personas con las mismas
inquietudes que él, conociendo el mundo y conociéndose a sí mismo. Pero él sabe muy bien que en su vida no hay
tantos buenos momentos que no sean seguidos por otros más trágicos, e inevitablemente llega “el fin” que ha
presentido con anterioridad; se desata la Gran Guerra.
Demian y Sinclair se ven obligados a ir a combatir, aunque en frentes diferentes, y tras un vivo llamado que muchas
veces había sentido llega nuevamente donde su amigo, aunque ya lastimosamente en su lecho de muerte,
intercambian algunas últimas palabras y Sinclair, malherido también, se queda dormido para luego, al despertar,
descubrir que su amigo ya no está ahí, pero que siempre, siempre, será parte de él.