El documento habla sobre la carrera del autor como supervisor de educación en Bogotá en la década de 1970. Explica que fue el gestor de la unificación del uniforme escolar en su zona educativa, la Zona 22, y organizó un acto para presentar la iniciativa al Secretario de Educación. Aunque la iniciativa tuvo resistencia, más tarde la Secretaria de Educación Pilar Santamaría impuso el uso obligatorio del delantal amarillo para todos los estudiantes de Bogotá, aunque tuvo vigencia efímera. El autor también
1. Bogotá, agosto 04 de 2015
En primer renglón, empiezo por agradecerles la deferencia en mirar hacia este modesto
horizonte que está parpadeando en las adyacencias del ocaso y que por los avatares del azar y
rebujando recuerdos se hayan topado con mi nombre .
Sin tener la fortuna de conocerlos estoy convencido que algunos de ustedes, por no globalizar, aún
no entreabrían sus ojos a la vida cuando nació esa Institución. Utilizo ese término, con
mayúscula, que fue otorgado a los establecimientos educativos que administraban la cobertura de
los niveles de primaria, secundaria y media, ya que los planteles que satisfacían la demanda de
primaria se llamaban escuelas, simplemente. Después, por su tamaño y número de estudiantes
atendidos se llamaron Concentraciones, pero tuvo resistencia en los corredores sacerdotales ya que
aludían a los campos de concentración nazi.
Debo subrayar, con sinceridad y admiración sus juiciosas e interesantes inquietudes que se
propusieron rescatar, pero golpearon en la puerta errada ya que, en la "eclosión" de la OEA fui
favorecido con esa significativa invitación, sin que mi jurisdicción llegara hasta esas latitudes.
Les hago la confidencia que mi memoria es sumamente vagarosa e infiel, pero parece que
compartimos mesa con el insigne y desconocido, para ustedes, Emilio Urrea, para ese lejano
almanaque, alcalde de la ciudad.
Sus frescas mentes no alcanzan a dimensionar el tamaño de jerarquía e influencia que tenía el
rol de Supervisión en la capital. Pareciera que se tratara de una fábula o un cuento inverosímil.
La memoria viva a la que ustedes aspiran y los inquieta les ofrecerá paisajes asombrosos.
Sotto Voce, les hago la confidencia que yo fui el gestor de la unificación del uniforme para mi
Zona escolar, en ese tiempo se llamaban Zonas a los espacios asignados a cada supervisor, me
parece que había 40. La mía era la Zona 22, lo recuerdo muy bien, y por nuestro clima
organizacional la llamábamos Familia 22. ( Como decían en algún comercial, claro de hace
tiempo, ....esa es otra historia mi pequeño Adams). Los criterios que tuvimos en establecer un
uniforme único para la zona fueron acordados de consuno con los directores de los planteles a mi
cargo, que por su cercanía y conveniencia cambiaban de escuela, así no tenían que cambiarlo.
Ese mismo uniforme fue llevado a un colegio particular vecino a este Colegio, el cual tuvo
vigencia durante un prolongado tiempo. Organicé, dispensen la primera persona, un acto de
alguna solemnidad, con la asistencia de toda la zona, obviamente, al que había invitado al señor
secretario de Educación, quien se sorprendió y maravilló de la novedad y hasta tuvo un
comentario muy estimulante en uniformar toda la ciudad. Esta iniciativa tuvo resistencia en
diferentes puntos cardinales y se echó la iniciativa del funcionario al cuenco de la basura. Más
tarde, me parece, la Secretaria de Educación Pilar Santamaría, impuso de uso obligatorio el
delantal amarillo para todos los estudiantes de la capital. Su vigencia fue efímera.
Reciban un cálido abrazo y sonoro aplauso con mis fervientes deseos porque la celebración de su
efemérides les deje muchas satisfacciones.
Brindemos porque así sea.
Hernando Cepeda Abril
Bogotá, agosto 04 de 1970