1. El conflicto árabe-israelí (en árabe: اإلسرائيلي العربي الصراع Al 'Arabí A'Israili;
en hebreo: הישראלי הסכסוך-ערבי Ha'Sikhsukh Ha'Yisraeli-Aravi) se refiere a la
tensión política y los conflictos armados entre el Estado de Israel y sus vecinos
árabes, en particular los palestinos.
Su definición, historia y posibles soluciones son materia de permanente debate
y los problemas que incluye varían con el tiempo. Al día de hoy, las principales
cuestiones son la soberanía de la Franja de Gaza y Cisjordania, la eventual
formación de un Estado palestino en dichas áreas, el estatus de la parte oriental
de Jerusalén, de los Altos del Golán y de las Granjas de Shebaa, el destino de
los asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos, el reconocimiento de
Israel y Palestina y de su derecho a existir y vivir en paz al abrigo de amenazas
y actos de fuerza, así como la relación de Israel con Siria y el Líbano.
Actualmente Israel tiene tratados de paz vigentes con Egipto y Jordania que
garantizan su convivencia.
2. Durante varios siglos, el pueblo judío vivió dividido en varios países del mundo,
especialmente en Europa, en lo que se conoce por Diáspora. La convivencia de
éstos con el resto de europeos no siempre fue fácil, las persecuciones
y pogromos especialmente en la Europa del Este a finales del siglo XIX fueron
determinantes para la aparición y auge del sionismo político, que reclamaba un
Estado propio para todas las comunidades judías dispersas por el mundo. Los
sionistas culturales subrayaban la importancia que tenía convertir a Palestina en un
centro para el crecimiento espiritual y cultural del pueblo judío. En la época en la
que se fundó el sionismo, Palestina formaba parte del Imperio otomano y estaba
habitada por cristianos y musulmanes en su gran mayoría, y una pequeña
comunidad de judíos religiosos que, aunque minoritaria, tenía una implantación
significativa especialmente en Jerusalén y alrededores.
3.
4. Primera Guerra Mundial[editar]
Mapa del territorio bajo el Mandato Británico de Palestina antes de la creación del
reino de Transjordania.
En 1914 el Imperio otomano decidió entrar en la Primera Guerra Mundial y el
gobierno británico empezó a ver al movimiento sionista como un posible aliado en una
guerra que parecía desarrollarse mal para los aliados. Hacia 1917, David Lloyd George y
Arthur Balfour, primer ministro y secretario de exteriores respectivamente, buscaban
alianzas que pudieran mejorar el curso de la guerra. Se consideró entonces que los judíos
podrían ser doblemente útiles, ayudando a sostener el frente oriental y estimulando el
esfuerzo bélico estadounidense. Fue así como se produjo el 2 de noviembre de 1917 la
Declaración Balfour, por la que el Reino Unido se declaraba favorable a los planes
sionistas de creación de un hogar nacional judío en Palestina. La victoria sobre los
otomanos dejaría al gobierno británico con el control de Palestina en los siguientes treinta
años, en forma de Mandato de la recientemente creada Sociedad de Naciones.1
5.
6.
7. El incremento del antisemitismo en Alemania y Rumanía hizo que un gran
número de judíos se marchara de Europa, teniendo a Palestina como única opción
debido a las restricciones inmigratorias de los Estados Unidos. En 1936, la
población judía se había incrementado hasta los 370.483 sobre una población total
de 1.336.518.6 La reacción árabe contra lo que ellos consideraban una
transformación desagradable del país fue la Revuelta Árabe, que empezó el 15 de
abril de 1936 con el asesinato de un judío cerca de Nablús. La escala de la revuelta
dio lugar a un despliegue importante de fuerzas británicas, así como a la simpatía
oficial de estas en la Haganá, la fuerza defensiva de la Agencia Judía.7
8.
9. LA PRIMERA GUERRA ÁRABE - ISRAELÍ (1948 - 1949)
Causas del conflicto.
Las causa primera y básica que dio origen a la primera guerra árabe - israelí esta en la creación del
Estado de Israel. Palestina era un mandato más dentro del amplio Imperio colonial británico, pero se
destapo como una de las zonas más conflictivas, incluso aún en la actualidad, del mundo.
El plan de partición de Palestina acordado por la ONU en noviembre de 1947, tras decidir Gran
Bretaña la finalización de su Mandato en Palestina, es el germen de la guerra. Este plan nació como
consecuencia de los compromisos adquiridos por Occidente con el influyente movimiento sionista, en
especial Gran Bretaña, y que se remontan incluso a la I Guerra Mundial (Declaración Balfour). En esta
declaración Gran Bretaña se comprometía a ayudar a los judíos a la creación de un Estado propio,
escogiéndose Palestina como el lugar más adecuado. Así durante la duración del Mandato se permitió la
inmigración judía a la zona, que luego fue una de las causas que impulso a Gran Bretaña a abandonar
Palestina, y asimismo se permitió el establecimiento tanto a judíos como a árabes de instituciones propias
paralelas a las británicas, coas que los judíos supieron aprovechar, de forma que en 1948 tenían creadas
gran partes de las estructuras de su Estado.