1. RETIRO DEL MES DE NOVIEMBRE: VIVIENDO NUESTRO
BAUTISMO
AMBIENTACIÓN: Para vivir este encuentro con Jesucristo
en el silencio podemos contemplar una
vasija con agua que nos invita a recordar nuestro compromiso bautismal.
MONICIÓN:
Buenos días hermanas en esta mañana, y en esta jornada que entraremos en un clima de silencio,
recordaremos cómo el Espíritu Santo acompañó toda la vida de Jesús,y también nuestras vidas; y
después de recibirestemismo Espíritu, es ahora quien se encarga de ayudarnos a vivirnuestro
bautismo, desde nuestra consagración a EL.
CANTAMOS: “Bautízame Señor
con tu Espíritu”.
Podemos acompañar con música de fondo para escuchar el salmo y leerlo pausadamente.
SALMO: SER BAUTIZADO
Monición: Quien recibe las aguas del bautismo se transforma en una "nueva creatura", en "hombre
nuevo", porque participa de la naturaleza divina y se convierte en hijo de Dios.
El bautizado, como "hombre nuevo", está llamado a vivir una "vida nueva": la vida en Cristo.
Ser bautizado es buscar el Reino de Dios
conflicto social, sin dejar que la ira y el
en este mundo combatiendo todo
odio nos dominen, con un compromiso
sistema que esté basado en la
efectivo de amor en la construcción de
acumulación de riquezas, en la
una sociedad fraterna.
explotación del trabajador y en la
dominación ideológica.
Ser bautizado es pasar de la muerte a la
vida, es nacer de nuevo y
Es luchar por una sociedad en la cual las
comprometerse con el proyecto de Dios
personas puedan ser más libres, más
que es hacer nuevas todas las cosas.
humanas, más responsables, más amigas
y más felices.
Ser bautizado es mirar la realidad con los
ojos de Dios y asumirla con los mismos
Ser bautizado es abrazar la causa de
sentimientos de Jesús, denunciando los
justicia de los pobres, con los cuales
signos de muerte y anticipando el Reino
Jesús se identificó y renunciar a la
de Dios en la solidaridad, la justicia, el
opresión de otras personas.
derecho a la vida y a la paz.
Ser bautizado es vivir en el Espíritu de
Dios preservando la paz en medio del
2. REFLEXIÓN:
El bautizado ha de vivir en la novedad de vida y convertirse por el bautismo en nueva
criatura. Debe, por tanto, andar conforme a una vida nueva (Rm.6, 4) Sostenido y
ayudado por la gracia de Dios.
Pablo exhorta a los bautizados con estas hermosas palabras:
“Revístanse, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad, sobrellevándose los unos a
los otros, perdonándose recíprocamente siempre que alguno tuviere alguna querella
contra otro. Como de su parte Cristo les perdonó a ustedes, así también ustedes. Y sobre
estas cosas revístanse de lacaridad, que es el vínculo de la perfección...Muéstrense
agradecidos” (Col.3, 12-15).
Haber renacido a la vida nueva de los hijos de Dios implica el compromiso de permanecer
fieles y perseverantes “en esta vida” que hemos recibido de Dios como don y tarea. “En
esta vida nueva”, que es compartir la vida de Jesucristo por la animación del Espíritu
Santo, se fundamenta en la moral cristiana que tiene como centro a Cristo y su Evangelio.
Por el Bautismo hemos sido hechos ofrenda agradable a los ojos deDios, hemos sido
convertidos en panes ázimos para Dios.
Pablo nos confía su experiencia religiosa aldecirnos: “Estoy crucificado con Cristo; y ya no
vivo yo, pues es Cristoquien vive en mí” (Gál.2, 20). La vida del cristiano/ a está escondida
con Cristo en Dios.
¿Cómo vivir nuestra condición de hijos e hijas de Dios?
En primer lugar, como orantes: la oración es una realidad constitutiva del cristiano/a. La
oración es diálogo filial y confiado con el Padre por Jesucristo en el Espíritu, buscando
prioritariamente el Reino de Dios y su justicia. La oración es, en la vida del bautizado,
como el aliento del Espíritu. Ella hace crecer en él, el deseo de Dios y le revela el
verdadero sentido de su existencia. Pero no olvidemos nunca que la oración es don del
Espíritu Santo ya que nosotros no sabemos rezar. El Espíritu viene en ayuda de nuestra
debilidad y nos hace gritar: “Abba, Padre”.
En segundo lugar, como obedientes al Padre: esta obediencia nos ha de conducir a
dejarnos construir y edificar por Dios a lo largo de toda nuestra vida, y no por nuestros
caprichos e intereses. Esto exige de nosotras disponibilidad para realizar la voluntad del
Padre y generosidad para ir allí donde no nos gustaría ir; incluso, para dejarnos clavar en
la cruz como Pedro.
En tercer lugar, como agradecidas a Dios: la filiación divina es un don y una gracia, y una
realidad constitutiva del Reino de Dios. El Padre de Jesús es también nuestro Padre. Por
eso, hemos de recibir, acoger y vivir la filiación divina con agradecimiento, reconocimiento
y alegría.
En cuarto lugar, confiando siempre en Dios, nuestro Padre. Es verdad que nos
encontraremos con la cruz que tendrá rostros diversos y distintos. En esos momentos,
pongamos la confianza en Dios que no abandona nunca al que se fía de Él. Digamos con el
3. salmista: “aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque Tú vas conmigo, tu
vara me sosiega”.
La pequeña vela
Érase una vez una pequeña vela que vivió feliz su infancia, hasta que cierto día le entró la
curiosidad de saber para qué servía ese hilito finito que sobresalía de su cabeza.
Una vela vieja le dijo que ese era su “cabo” y que servía para ser “encendida”. “Ser
encendida”, ¿qué significaría eso? La vela vieja también le dijo que era mejor que nunca lo
supiera, porque era algo muy doloroso.
Nuestra pequeña vela, aunque no entendía de qué se trataba y aun cuando le habían
advertido que era algo doloroso, comenzó a soñar con ser encendida. Pronto ese sueño se
convirtió en una verdadera obsesión. Hasta que por fin, un día, “la luz verdadera que
ilumina a todo hombre” llegó con su presencia contagiosa y la iluminó, la encendió. Y
nuestra vela se sintió feliz por haber recibido la luz que vence las tinieblas y le da seguridad
a los corazones, aún con ese pequeño y nuevo malestar que sintió desde el momento en
que la llama empezó a derretirla. Muy pronto se dio cuenta de que haber recibido la luz
constituía no solo una alegría, sino también una fuerte exigencia... Sí, tomó conciencia de
que, para que la luz perdurara en ella, tenía que alimentarla desde el interior, a través de
un diario derretirse, de un permanente consumirse...
Entonces, después de un inicial temor, su alegría cobró una dimensión más profunda, pues
entendió que su misión era consumirse al servicio de la luz, con una fuerte conciencia de su
nueva vocación.
A veces pensaba que hubiera sido más cómodo no haber recibido la luz, pues, en vez de un
diario derretirse, su vida hubiera sido un “estar ahí”, tranquilamente. Hasta tuvo la
tentación de no alimentar más la llama, de dejar morir la luz, para no sentirse tan molesta.
Pero sentía muy dentro de ella que valía la pena escoger consumirse dando luz, que
quedarse intacta, pero inútil.
También se dio cuenta de que en el mundo existen muchas corrientes de aire que buscan
apagar la luz, y tuvo que hacer la experiencia, muy desagradable y triste, de sentirse
atacada, hasta el punto de perder la luz. A la exigencia que había aceptado de alimentar
su luz desde el interior, se unió la llamada fuerte a defender la luz de ciertas corrientes de
viento que acechaban a su alrededor.
Más aún: su luz le permitió mirar más fácilmente a su alrededor y alcanzó a darse cuenta
de que existían muchas velas apagadas. Unas porque nunca habían tenido la oportunidad
de recibir la luz, otras por miedo a derretirse y otras porque no pudieron defenderse de
algunas corrientes de aire. Y se preguntó, muy preocupada: ¿podré yo encender otras
velas? Y, pensando, descubrió también la vocación de ser apóstol de la luz. Entonces se
dedicó a tiempo completo a encender otras velas, de todas las características, de todos los
tamaños y edades, para que hubiera mucha luz en el mundo.
Cada día crecía más su alegría y su esperanza, porque en su diario consumirse encontraba
velas por todas partes. Velas viejas, velas hombres, velas mujeres, velas jóvenes, velas
recién nacidas... y todas bien encendidas.
4. Cuando presentía que se acercaba el final, porque se había consumido totalmente al
servicio de la luz, identificándose con ella, dijo con voz muy fuerte y con una profunda
expresión de satisfacción en su rostro:
¡Cristo está vivo en mí!
PARA MEDITAR:
¿Qué mensaje nos da esta parábola? ¿A qué compromisos nos llama?
Iluminación bíblica:
Mateo 3,13-17
Reflexión carismática:
Constituciones: 11
Directorio: 24
Después de haber reflexionado y compartido terminamos encomendándonos a María
nuestra Madre.Cantando
ESPERANDO CON MARÍA
El Señor ha estado grande, a JESÚS resucitó, con María, sus hermanos,
entendieron que pasó, como el viento que da vida el Espíritu sopló, y
aquella fe inquieta en firmeza se cambió.
Gloria al Señor, es nuestra esperanza y con María se hace vida su
Palabra. Gloria al Señor porque en el silencio, guardó la fe sencilla y
grande con amor.
Pues sus ojos se abrieron y también su corazón la tristeza fue alegría,
fue su gozo el dolor. Esperando con María se llenaron del Señor, por
que Dios está presente, si está limpio el corazón.
Nuestro tiempo es tiempo nuevo, cada vez que sale el sol, escuchamos
su palabra, fuerza viva de su amor, que disipa las tinieblas y aleja el temor, se hacen
fuertes nuestras manos con la Madre del Señor.