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Batallas independentistas cartagena
1. BATALLAS INDEPENDENTISTAS
1. BATALLA DEL ALTO DE PALACE: Luego que Cundinamarca ratificó la
paz con las Provincias Unidas de la Nueva Granada, se puso fin a la guerra
civil entre federalistas y centralistas y se declaró la absoluta independencia
de España; Antonio Nariño entonces marchó con su ejército hacia el sur del
país el 21 de septiembre de 1813. Una semana más tarde, las tropas
llegaron a la provincia de Mariquita, donde recibieron refuerzos bajo el
mando de José María Cabal y el francés Manuel Roergas Serviez. El
ejército independentista marchó entonces a la ciudad de La Plata, donde
tropas indígenas se unieron a ellos y les ayudaron a cruzar el páramo de
Guanacas. El 30 de diciembre de 1813 el ejército patriota cruzó el páramo,
y una fuerza de 1500 hombres al mando de Cabal derrotó a 2000 realistas
al mando de Juan de Sámano cerca del curso del río Palacé. Sámano se
vió obligado a retirarse a El Tambo. La huida de los realistas permitió abrir
el paso del río Palacé por las tropas de Nariño el día después de la batalla.
Sámano decidió reagrupar sus fuerzas en la hacienda Calibío donde se
une, a petición propia, con las tropas comandadas por el coronel Ignacio
Asín. A final de la batalla, los patriotas perdieron 200 hombres, mientras
que los realistas perdieron 800 hombres.
2. BATALLA DE CALIBIO: En la batalla anterior del 30 de diciembre de 1813,
la derrota de los españoles quienes quieren impedir el paso del río Palacé
por el ejército independentista obligó a Juan de Sámano retirarse a El
Tambo. Sámano reagrupó sus fuerzas en la hacienda Calibío, donde se
unió a las tropas comandadas por el coronel Ignacio Asín. El 15 de
enero de 1814 el ejército de Nariño llegó a la hacienda y libró una batalla de
más de tres horas en el que Asín es asesinado. Después de la batalla que
se volvió a favor del ejército dirigido por Nariño, los independentistas
recuperaron la totalidad de las armas realistas. El día después de la derrota
de los españoles, habiendo huido Sámano con los restos de sus tropas
a San Juan de Pasto, Nariño pudo entrar victorioso en Popayán. Después
de estas derrotas, Sámano fue relevado de su mando y reemplazado por el
mariscal de campo Melchor Aymerich, ya que, según el gobernador Toribio
Montes, si bien Sámano demostró ser leal a la Corona y tener un montón
de experiencia militar, eran necesarias tácticas más audaces para asegurar
la victoria de las tropas realistas. Los patriotas contaban con 1500 hombres
y 15 piezas de artillería a la hora de la batalla y los realistas contaban con
2200 hombres y 9 piezas de artillería. A final de la batalla, los patriotas
perdieron 500 hombres, mientras que los realistas perdieron 1000 hombres,
entre ellos el coronel Ignacio Asin.
2. 3. BATALLA DE JUANAMBU: Después de las derrotas en el Alto
Palacé y Calibío frente a los patriotas, Juan de Sámano fue sustituido como
jefe del ejército realista por Melchor Aymerich quien reorganizó las fuerzas
españolas. Él se preparó para contrarrestar el avance hacia el sur de
Nariño a la altura del río Juanambú. El viaje de Aymerich se hizo difícil
debido al terreno difícil y a los constantes ataques de guerrillas
provenientes de la provincia de Popayán, en tanto las tropas de Nariño
llegan al río Juanambú el 12 de abril. Los enfrentamientos con los realistas
se extendieron por dos semanas, hasta la apertura definitiva del camino a
Pasto el 28 de abril. La victoria patriota abrió la ruta a Pasto y permitió la
continuación de la campaña de Antonio Nariño y los independentistas en el
sur del país. Los patriotas contaban con 2000 hombres y 25 piezas de
artillería a la hora de la batalla y los realistas contaban con 2300 hombres y
10 piezas de artillería. A final de la batalla, los patriotas perdieron 500
hombres, mientras que los realistas perdieron 600 hombres.
4. BATALLA DEL BAJO PALACE: A inicios de 1811 los rebeldes o
independentistas enviaron una expedición dirigida por Antonio Baraya,
desde Cali hacia Popayán, bastión realista. El 25 de marzo acamparon en
el alto de Piendamó desde donde enviaron en la jornada siguiente a 190
hombres al mando de Atanasio Girardot como vanguardia para
inspeccionar la ruta, pero Girardot desobedeció las ordenes de avanzar
hasta el río Cofre y ocupó el puente sobre el río Palacé. En la mañana
del 27 de marzo Baraya despachó al comandante Ignacio Torres y al
capitán Miguel Cabal con 30 jinetes a buscar a los auxiliares que les había
enviado desde Neiva. En tanto esto, el gobernador de Popayán, Miguel
Tacón y Rosique, Vizconde de Bayano, Marqués de la Unión de Cuba,
teniente coronel del ejército real y capitán de marina, quien dirigía a las
tropas realistas decidió atacar el puente de Palacé. Al día siguiente asalto
por la madrugada el lugar y forzó a Girardot a huir con sus tropas. Sin
embargo, al medio día llegaron Baraya y el grueso de las tropas patriotas
junto a los refuerzos venidos desde Neiva. Al terminar el día el lugar estaba
en manos de los independentistas mientras que Tacón escapaba con sus
tropas a San Juan de Pasto, que se convertiría en el principal bastión
realista del actual territorio colombiano. El ejército patriota permaneció en
el campo de batalla y el 29 salió a acampar muy cerca de Popayán en
donde permaneció hasta el 2 de abril que hizo su entrada triunfal en dicha
ciudad. Al año siguiente, el 28 de enero, Tacón será derrotado en Iscuandé
cuando lance un ataque fluvial sobre Popayán con 3.000 patianos. Tras
esto los vallecaucanos avanzaron contra Pasto, ocupándola, pero los
3. locales se sublevaron y los derrotaron el 16 de enero de 1813 lo que
permitió a Juan Sámano ocupar el Valle del Cauca motivando la expedición
de Nariño al sur. Los patriotas contaban entre 1100 a 1300 hombres, 4
cañones menores y 2 culebrinas a la hora de la batalla y los realistas
contaban entre 1500 a 1600 hombres. A final de la batalla, los patriotas
perdieron de 9 a 12 hombres y tuvieron entre 21 a 52 heridos, mientras que
los realistas perdieron de 70 a 100 hombres y fueron arrestados 38
combatientes.
5. BATALLA DE BOYACA: La batalla de Boyacá fue la confrontación bélica
de la guerra de independencia de América del Sur que garantizó el éxito de
la campaña libertadora de Nueva Granada. Tuvo lugar el día 7 de
agosto de 1819 en el cruce del río Teatinos, en inmediaciones de Tunja. La
batalla se salda con la rendición en masa de la división realista, y fue la
culminación de 77 días de campaña iniciada desde Venezuela por el
Libertador Simón Bolívar para independizar el Virreinato de Nueva
Granada. El sábado 7 de agosto en la mañana, el ejército realista desde
Motavita inició su desplazamiento hacia Santafé de Bogotá. Su objetivo era
llegar a la capital para unir sus fuerzas con las del virrey Sámano y
organizar un frente militar contra Bolívar y el ejército libertador. Escogieron
la vía por el puente de Boyacá en el Camino Real, con dirección a la capital
del virreinato. Advertido de este movimiento, Bolívar ordenó la marcha de
su ejército, también hacia el puente de Boyacá, dispuesto a tomarlo para
impedir a Barreiro su desplazamiento hacia la capital neogranadina.
Las dos fuerzas se encontraron en el campo de Boyacá. El ejército
libertador estaba conformado por 2.850 combatientes al mando del general
Simón Bolívar. La vanguardia patriota estaba comandada por el general
Francisco de Paula Santander y la retaguardia, por el general José Antonio
Anzoátegui. El general Carlos Soublette era el jefe del estado mayor.
Las tropas patriotas estaban compuestas por granadinos, venezolanos y
algunos grupos extranjeros, como la legión británica. Sus integrantes eran
criollos, mestizos, mulatos, zambos, negros e indígenas, generalmente
gentes pobres, escasas de alimentos y mal vestidos, considerados por las
autoridades realista como insurgentes. El ejército tuvo mucho apoyo
popular de los granadinos, y en especial de los campesinos de Tunja.
Por su parte, el ejército realista estaba conformado íntegramente por tropas
americanas, unos 2.670 soldados, de los cuales 2.300 eran de infantería,
350 de caballería y 20 de artillería. Este pertenecía a la tercera división del
4. Ejército Expedicionario creado en Nueva Granada. Su comandante era el
brigadier José María Barreiro; el jefe del estado mayor, el coronel Sebastián
Díaz, y la vanguardia estaba al mando del coronel Francisco Jiménez.
Desde el alto de San Lázaro en Tunja, el Libertador y el estado mayor
observaron los movimientos del ejército realista. A las 10 de la mañana
ordenaron impedir el paso por el puente de Boyacá, en el cual confluyen los
dos caminos: el de Samacá, utilizado por los realistas desde Motavita y el
Camino Real, utilizado por los patriotas.
A las 2 de la tarde la descubierta del ejército patriota, encomendada al
capitán Andrés Ibarra con sus jinetes, descendió del boquerón de El Tobal y
llegó hasta la Casa de Teja y sus alrededores, donde se enfrentó a la
vanguardia realista que estaba en pleno almuerzo. El general Francisco de
Paula Santander inició con la vanguardia el combate, y puso en retroceso a
la vanguardia realista hasta el puente de Boyacá, donde estaba fuerte en la
orilla opuesta del río Teatinos.
En ese momento llegó al campo de Boyacá el grueso de la división de
Barreiro por el camino de Samacá y se enfrentó a la retaguardia patriota
comandada por el general José Antonio Anzoátegui. En esos momentos
llegó a la Casa de Teja el Libertador Bolívar, quien se ubicó en una colina
equidistante entre el puente y la casa. Así dice el coronel Antonio Obando
en sus Apuntamientos para la historia: "El general Bolívar con nuestra
retaguardia siguió el movimiento de Barreiro y se formó un frente al lado
opuesto del río". A las 3 de la tarde la acción militar era intensa en dos
combates simultáneos: las dos vanguardias en los alrededores del puente y
el grueso de los ejércitos en la planicie hacia el camino de Samacá. Las
fuerzas patriotas tenían unidad y facilidad en las comunicaciones; en
cambio, las realistas estaban incomunicadas y separadas por el Teatinos y
la vanguardia patriota.
Los soldados patriotas presionaron con heroísmo contra las fuerzas de
Barreiro. La infantería patriota, con perfecta disciplina y asombrosa
actividad militar, hizo un movimiento rápido y envolvente. Por su parte, el
coronel Juan José Rondón con sus lanceros de Llano Arriba recibió la
orden de atacar por el centro al ejército realista. Los lanceros de Rondón
arremetieron con ímpetu a la infantería realista que, incapaz de resistir,
retrocedió en desorden. Un escuadrón de la caballería realista huyó por el
camino de Samacá sin presentar resistencia. Así mismo, los patriotas
aniquilaron al Batallón 2 de Dragones del ejército español.
5. Simultáneamente, Santander ordenó a los guías de Casanare, guiados por
José María Ruiz, pasar al riachuelo Teatinos para volver por la espalda a la
vanguardia realista. Los patriotas treparon por los escarpados lugares
llenos de matorrales y se presentaron de improviso para envolver por la
espalda a la vanguardia realista comandada por el coronel Francisco
Jiménez. Dos escuadrones de realistas se enfrentaron a los llaneros, pero
fueron derrotados. El general Santander aprovechó el desconcierto del
enemigo para lanzar sobre el puente de Boyacá a los batallones Cazadores
y Primero de Línea, comandados por los tenientes coroneles Joaquín París
Ricaurte y Antonio Obando. La vanguardia patriota pasó a la orilla derecha
del río Teatinos o Boyacá y se tomó el puente, el objetivo del combate.
El general Barreiro se mantuvo a la defensiva. Trató de rehacer su
infantería en otra altura, pero la rapidez de las tropas patriotas les cerró el
paso, por lo cual la retaguardia realista, cercada por todas partes, decidió
rendirse. Así mismo se rindió la vanguardia realista ante la fuerza militar de
la patriota, con su comandante Santander, considerado el 'Héroe de
Boyacá'. Los jefes españoles y la división realista casi al completo, unos
1.600 soldados de tropa americana, fueron hechos prisioneros.
La batalla terminó a las 4 de la tarde del 7 de agosto de 1819. Apenas
murieron más de 100 realistas, entre ellos el coronel Juan Tolrá y el
comandante Salazar, y 150 quedaron heridos. De los patriotas murieron 13
soldados, entre ellos el capellán de la vanguardia, fray Ignacio Díaz, y 53
quedaron heridos.
Con este enfrentamiento culminó la Campaña Libertadora de 1819,
realizada en su corto período de 77 días, desde el 23 de mayo, cuando
Simón Bolívar expuso el plan en la aldea de los Setenta ante los jefes del
ejército patriota, siguiendo un itinerario militar desde los llanos de
Casanare, la cordillera de los Andes y las tierras de la antigua providencia
de Tunja, el cual culminó en el puente de Boyacá.
6. BATALLA DEL PANTANO DE VARGAS: La batalla del Pantano de
Vargas fue un enfrentamiento armado que se presentó en cercanías al
municipio de Paipa el 25 de Julio de 1819, entre las tropas independentistas
y las tropas realistas en la campaña libertadora por la independencia de
Colombia.
En ella, el ejército venezolano-granadino al mando de Simón
Bolívar pretendía cerrar el paso a las fuerzas de apoyo de José María
6. Barreiro que se dirigían a la ciudad de Bogotá. Esta batalla resultó difícil
para los hombres al mando de Bolívar, que estuvieron cerca de la derrota
ya que el ejército se encontraba agotado y desorganizado tras el difícil
ascenso al páramo de Pisba. Sin embargo, el ataque por el flanco del
destacamento de la legión británica al mando del coronel James Rooke, y
una oportuna carga de caballería de los lanceros del coronel Juan José
Rondón, recién llegados al campo de batalla, revirtieron la situación. Rooke,
sin embargo, resultó gravemente herido en el ataque y fallecería algunos
días después. Posterior a este ataque, las tropas realistas huyeron a los
Molinos de Bonza. Gracias a esta maniobra militar, el ejército libertador
llegó a Tunja el día 4 de agosto de 1819.
Para el día de la batalla, el 25 de julio de 1819, Bolívar logró reunir unos
2.200 hombres. El general decide guiar a las tropas por el camino del
Salitre de Paipa, para realizar un ataque por la retaguardia enemiga.
Cuando las tropas avanzaban por el este del Pantano de Vargas, los
realistas llegaron a cerrarles el paso. Las tropas patriotas se situaron frente
a las españolas; éstas últimas, sin embargo, tenían ventaja de terreno y al
menos 3000 efectivos, que inclinarían la batalla a su favor.
Bolívar envió dos batallones de infantería al mando de Anzoátegui por la
derecha y el resto de la infantería al mando de Santander por la izquierda, y
dejó en la retaguardia la caballería a su mando. Barreiro a su vez ubica sus
fuerzas en tres líneas aprovechando a su favor el declive del terreno.
A las 11 de la mañana inició el combate. Los dos batallones de Anzoátegui
avanzan por la derecha pero fueron atacados y obligados a retroceder por
los españoles para evitar el envolvimiento por parte de estos, más
numerosos; al observar esta situación Bolívar ordenó a Santander el ataque
por la izquierda lo que disminuyó la presión de los dos batallones de la
derecha que atacaron nuevamente haciendo retroceder al ejército realista
abandonando el terreno conquistado. La idea de Bolívar consistía en incitar
a Barreiro a enviar sus reservas a la batalla con cada retroceso de sus
tropas. Luego de dos horas de combate, las tropas realistas obligaron a la
izquierda patriota, que estaban bajo el mando de Santander y que cargaba
con bayonetas continuamente, a retroceder, pero Bolívar ordenó
una contraofensiva que recuperó el terreno. Un soldado enemigo disparó
hacia la nuca del general Santander; el coronel París, quitándole la
guerrera, verificó que el proyectil no hubiese penetrado la piel. En ese
momento el jefe patriota envió al combate a la legión, bajo el mando
7. de James Rooke, que cargó contra los enemigos. Este movimiento detuvo
el avance de las tropas españolas, que sin embargo continuaron la lucha
ferozmente. Barreiro envió entonces el resto del ejército español para
repeler a los patriotas, quienes retrocedieron totalmente desorientados, con
lo que la victoria española se vio prácticamente asegurada.
A las seis de la tarde, cuando la derrota era inminente, Bolívar decidió
enviar a las últimas reservas de su ejército, conformada por
lanceros llaneros liderados por el venezolano Juan José Rondón. Fue
entonces cuando Bolívar gritó la histórica frase «Coronel, ¡Salve usted la
patria!», a lo que el coronel contestó «Es que Rondón no ha peleado
todavía». En esta acción de la caballería se destacaron también los
oficiales venezolanos Leonardo Infante y Lucas Carvajal, de quien el
general Santander expresaría: «la gloria del pantano de Vargas pertenece
al Coronel Rondón y al Teniente Coronel Carvajal; a ningún otro se le
concedió sino a ellos en aquel glorioso día el renombre de valientes». Fue
así como Rondón seguido inicialmente por 14 llaneros más, a los que luego
se unirían los demás jinetes que no habían luchado aún, emprendieron la
lucha, haciendo frente al ejército realista, que ya se encontraba
desordenado y sin capacidad de reacción, asumiera su derrota y retiro de
esta batalla decisiva. Barreiro entonces replegó las tropas que le quedaban
hacia Paipa y Molinos de Bonza, mientras el ejército de Bolívar regresaba
victorioso a Corrales de Bonza al día siguiente. El comandante Rooke fue
herido de gravedad en el combate, y moriría pocos días después.
De esa forma se dio por terminada la batalla de Pantano de Vargas, que
culminó con la victoria patriota, y que dejó como resultado 350 bajas en el
ejército patriota, y 500 en el realista. Esta victoria sumado al movimiento
estratégico de Simón Bolívar, denominado la contramarcha de Paipa darían
la base que definiría el combate decisivo que ocurriría 12 días después, el 7
de agosto de 1819, en la Batalla del puente de Boyacá.
INDEPENDENCIA DE CARTAGENA
La independencia de Cartagena se desarrolló en un periodo de diez años a partir
del 11 de noviembre de 1811, fecha en la cual la ciudad declaró su independencia
absoluta de España, constituyéndose en el primer territorio de la
actual Colombia en declararse totalmente independiente, así como la segunda
ciudad en América del Sur, después de Caracas, Venezuela. Cabe destacar que la
8. extensión temporal de estos acontecimientos coincide con el período de mayor
importancia para el destino soberano de las entonces provincias americanas.
El puerto por excelencia durante la Colonia fue Cartagena, aunque Santa Marta
siempre trato de disputarle el monopolio. Ambos puertos se hallaban
equidistantes, Santa Marta por el norte y Cartagena por el sur, del río Magdalena,
principal vía fluvial de comunicación con el interior, por no decir la única vía; no
siendo capaces de distribuir en forma efectiva los cargamentos de importación y
exportación por este río. Aquí fue cuando entro en lucha por el monopolio, el
pequeño y abierto puerto de Sabanilla, a muy corta distancia de Barranquilla y por
ende del río Magdalena.
En 1830 empezó la competencia con sabanilla, se resintieron los Samarios y
solicitaron al congreso la clausura de este puerto. Santa Marta mostró mayor
movimiento de buques, con 137, de los cuales 68 eran extranjeros. Todo esto
ocurrió dentro de la, aún llamada, Gran.
A principio de la década del 40, aunque el comercio total de Cartagena era
grande, las importaciones por el puerto de Santa Marta habían superado las de
Cartagena; pero Sabanilla tenía mayores exportaciones que Santa Marta; y a
partir de 1845 Cartagena no pudo recuperar su posición como puerto principal.
Así, mientras Cartagena decaía, Santa Marta se convirtió en el puerto preferido de
los neogranadinos gracias a la creación de la compañía de Vapores en 1846, que
con pequeños buques a vapor mercadeaba por el río Magdalena.
Los cartageneros desesperados ante el desastre que se les venía, pensaron en
desarrollar varios proyectos para salvar su puerto, tales como dragar el canal
de Bocachica para recibir buques de mayor calado; abrir un canal en Bocagrande,
destruyendo la escollera construida por Antonio Arévalo; crear un puerto para
reactivar la navegación por el canal del dique, pero nada de esto se llevó a cabo
hasta 1850 cuándo se adecúo este viejo canal, abierto en 1651, pero
en 1852 volvía a estar obstruido por la sedimentación.
Hacia 1842, el gobierno autorizó a Sabanilla como puerto paralelo. Debido a esta
decisión llegaron más extranjeros a Barranquilla, hasta el punto de que
en 1849 había trece casas de comercio en dicha ciudad, de las cuales ocho eran
extranjeras, y ya en el mismo año llegaron a existir dieciocho casas comerciales
en la Nueva Granada; siete en Barranquilla, seis en Bogotá, tres en Cartagena y
dos en Santa Marta.
La guerra civil de 1840, llamada la Guerra de los Supremos afecto las rutas que
permitían la llegada de mercancías a Cartagena, con lo que se impedía la principal
9. función del puerto, lo que consiguió aumentar la difícil situación por la que venía
pasando.
En esta contienda Cartagena no tuvo un buen puesto en la guerra a causa de que
sus “líderes” carecían de un mando unificado, y fueron derrotados por los
generales Tomás Cipriano de Mosquera y Pedro Herrán.
Para 1843 y 1844 después de acabada la guerra, los Cartageneros volvieron sus
ojos a unos proyectos que la ciudad gestionaba desde hace unos años. Pensaron
en la conversión de su puerto y su ciudad amurallada en una zona de libre
comercio, en una Zona franca. La idea de los Cartageneros era hacer un puerto
libre para que los comerciantes extranjeros pudieran descargar en Cartagena sus
depósitos y almacenes sin pagar derechos de aduana. Con esto se economiza el
viaje a los comerciantes granadinos en el exterior, que era costoso y lleno de
peligros con ventajas para todos pero fue un fracaso.
En la década de 1950 Cartagena comienza su renacimiento. La navegación por
el Canal del Dique fue restablecida luego de que este fuera reestructurado para el
servicio permanente de la ciudad en 1952. Por su parte, el oleoducto de
Mamonal proveniente de Barrancabermeja, inició una reactivación económica
gracias a la industria petroquímica. Luego entró en funcionamiento la Troncal de
Occidente que trasporta la mayor cantidad de mercancía que entra y sale por el
puerto de Cartagena desde y hacia el interior del país.
Así, la ciudad se convirtió en un puerto marítimo importante para el comercio
nacional, compitiendo con Barranquilla. El florecimiento del turismo, amplió las
posibilidades de progreso para Cartagena de Indias, llevando a valorización de su
casco histórico, que fue declarado Monumento Nacional en 1959, y Puerto,
fortalezas y conjunto monumental de Cartagena que es Patrimonio de la
Humanidad desde 1984.
REFERENCIAS
Adineth Vargas Hernández, Raúl Román, Lorena Guerrero, Orlando
Deavila. Prensa y panfletos: la opinión pública durante la Independencia de
Cartagena 1808-1815. Ponencia en V Encuentro Institucional de semilleros
de investigación, Universidad de Cartagena (2010)
Raúl Román Romero y Lorena Guerrero Palencia. Entre sombras y luces: la
conmemoración del centenario de la independencia de Cartagena,
modernización e imaginarios de ciudad. Memorias, Revista digital de
10. Historia y Arqueología desde el Caribe colombiano. Año 8, N° 14,
Barranquilla, Junio 2011, p. 114-136.
Alberto Carvajal (1953). De la conquista a la liberación: Benalcázar y
Cayzedo y Cuero. Cali: Talleres de Imprenta de Carvajal & Compañía, pp.
225.
Negret, Rafael (1919). Campaña del Sur del general don Antonio Nariño,
1813-1814. Impr. del E.M.G.