3. 9. NATURALEZA Y ESTRUCTURA DEL ACTO
MORAL
• 1. LA UNIDAD DE LA VIDA MORAL
• 2. LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LOS
ACTOS MORALES
• 3. LOS IMPEDIMENTOS DEL ACTO MORAL
4. 1. LA UNIDAD DE LA VIDA MORAL
• 1.1. ACTOS HUMANOS Y VIDA MORAL
• 1.2. LA ELECCIÓN FUNDAMENTAL Y LA VIDA
MORAL
6. Son aquellas acciones
internas y externas en las
que el hombre actúa por su
voluntad, a propuesta del
entendimiento y previa la
deliberación anterior.
9. Unido a esto está el problema
de la responsabilidad
Una persona puede hacer un acto malo y no
ser responsable
¿Cuándo?
Por recordar ¿cuándo un acto humano es
pecado mortal?
10. CRITERIOS
El acto exterior es expresión del acto
interior
El pecado está en el interior (lo dijo
Jesús)
La persona es responsable de los efecto
negativos aun no previsto que se siguen
de una acción que hubiera podido y
debido evitar
Eso se llama ignorancia culpable
13. 1.2. LA ELECCIÓN FUNDAMENTAL Y LA
VIDA MORAL
• Al hablar de la libertad hablábamos de que
hay momentos clave para la vida de una
persona: boda, ordenación, un momento de
conversión…
• Muchas elecciones posteriores dependen de
ese momento
• Para renovar la moral muchos optaron por
tolerar ciertas acciones concretas, para
centrarse en la opción fundamental
14. La opción fundamental
y los actos concretos (VS II,
III, 75ss)
• “Sin embargo, algunos autores proponen una revisión
mucho más radical de la relación entre persona y actos.
• Hablan de una libertad fundamental, más profunda y
diversa de la libertad de elección, sin cuya consideración no
se podrían comprender ni valorar correctamente los actos
humanos.
• Según estos autores, la función clave en la vida moral
habría que atribuirla a una opción fundamental, actuada
por aquella libertad fundamental mediante la cual la persona
decide globalmente sobre sí misma, no a través de una
elección determinada y consciente a nivel reflejo, sino en
forma transcendental y atemática.”
15. • Los actos particulares derivados de esta opción constituirían
solamente unas tentativas parciales y nunca resolutivas para
expresarla, serían solamente signos o síntomas de ella.
• Objeto inmediato de estos actos -se dice- no es el Bien absoluto
(ante el cual la libertad de la persona se expresaría a nivel
transcendental), sino que son los bienes particulares (llamados
también categoriales).
• Ahora bien, según la opinión de algunos teólogos, ninguno de
estos bienes, parciales por su naturaleza, podría determinar
la libertad del hombre como persona en su totalidad, aunque
el hombre solamente pueda expresar la propia opción
fundamental mediante la realización o el rechazo de aquéllos.
16. • De esta manera, se llega a introducir una distinción entre la
opción fundamental y las elecciones deliberadas de un
comportamiento concreto;
• una distinción que en algunos autores asume la forma de una
disociación,
• en cuanto circunscriben expresamente el bien y el mal
moral a la dimensión transcendental propia de la opción
fundamental,
• calificando como rectas o equivocadas las elecciones de
comportamientos particulares intramundanos, es decir,
referidos a las relaciones del hombre consigo mismo, con los
demás y con el mundo de las cosas.
17. • De este modo, parece delinearse dentro del comportamiento
humano una escisión entre dos niveles de moralidad:
• por una parte el orden del bien y del mal, que depende de la
voluntad, y, por otra, los comportamientos determinados,
• los cuales son juzgados como moralmente rectos o
equivocados haciéndolo depender sólo de un cálculo técnico
de la proporción entre bienes y males premorales o físicos,
que siguen efectivamente a la acción.
• Y esto hasta el punto de que un comportamiento concreto,
incluso elegido libremente, es considerado como un proceso
simplemente físico, y no según los criterios propios de un
acto humano.
• El resultado al que se llega es el de reservar la calificación
propiamente moral de la persona a la opción
fundamental, sustrayéndola -o atenuándola- a la elección
de los actos particulares y de los comportamientos
concretos.
18. • VS67. (…) dichas teorías son contrarias a la
misma enseñanza bíblica, que concibe la opción
fundamental como una verdadera y propia elección
de la libertad y vincula profundamente esta
elección a los actos particulares.
• Mediante la elección fundamental, el hombre es
capaz de orientar su vida y -con la ayuda de la
gracia- tender a su fin siguiendo la llamada divina.
• Pero esta capacidad se ejerce de hecho en las
elecciones particulares de actos determinados,
mediante los cuales el hombre se conforma
deliberadamente con la voluntad, la sabiduría y la
ley de Dios.
19. Por tanto, se afirma que la llamada opción
fundamental, en la medida en que se
diferencia de una intención genérica y, por
ello, no determinada todavía en una forma
vinculante de la libertad, se actúa siempre
mediante elecciones conscientes y
libres.
Precisamente por esto, la opción
fundamental es revocada cuando el
hombre compromete su libertad en
elecciones conscientes de sentido
contrario, en materia moral grave.
20. • La moralidad no puede ser juzgada si se prescinde
de la conformidad u oposición de la elección
deliberada de un comportamiento concreto respecto
a la dignidad y a la vocación integral de la persona
humana.
• Toda elección implica siempre una referencia de la
voluntad deliberada a los bienes y a los males,
indicados por la ley natural como bienes que hay
que conseguir y males que hay que evitar.
• En el caso de los preceptos morales positivos, la
prudencia ha de jugar siempre el papel de verificar
su incumbencia en una determinada situación, por
ejemplo, teniendo en cuenta otros deberes quizás
más importantes o urgentes.
21. • Pero los preceptos morales negativos, es
decir, los que prohiben algunos actos o
comportamientos concretos como
intrínsecamente malos, no admiten ninguna
excepción legítima;
• no dejan ningún espacio moralmente
aceptable para la creatividad de alguna
determinación contraria.
• Una vez reconocida concretamente la
especie moral de una acción prohibida por
una norma universal, el acto moralmente
bueno es sólo aquel que obedece a la ley
moral y se abstiene de la acción que dicha
ley prohíbe.
22. Consecuencialismo y
proporcionalismo (VS II, IV,
74ss)
• “Este «teleologismo», como método de
reencuentro de la norma moral, puede,
entonces, ser llamado -según terminologías y
enfoques tomados de diferentes corrientes de
pensamiento- «consecuencialismo» o
«proporcionalismo».
• El primero pretende obtener los criterios de la
rectitud de un obrar determinado sólo del
cálculo de las consecuencias que se prevé
pueden derivarse de la ejecución de una
decisión.
23. El segundo, ponderando entre sí los valores y los
bienes que persiguen, se centra más bien en la
proporción reconocida entre los efectos
buenos o malos, en vista del bien mayor o
del mal menor, que sean efectivamente
posibles en una situación determinada.
• Las teorías éticas teleológicas
(proporcionalismo, consecuencialismo), aun
reconociendo que los valores morales son
señalados por la razón y la revelación, no
admiten que se pueda formular una
prohibición absoluta de comportamientos
determinados que, en cualquier circunstancia y
cultura, contrasten con aquellos valores.”
24. • “…semejantes teorías no son fieles a la doctrina de la
Iglesia, en cuanto creen poder justificar, como moralmente
buenas, elecciones deliberadas de comportamientos
contrarios a los mandamientos de la ley divina y natural.
• …la consideración de estas consecuencias -así como de las
intenciones- no es suficiente para valorar la calidad moral
de una elección concreta.
• La ponderación de los bienes y los males, previsibles como
consecuencia de una acción, no es un método adecuado
para determinar si la elección de aquel comportamiento
concreto es, según su especie o en sí misma, moralmente
buena o mala, lícita o ilícita.
• Las consecuencias previsibles pertenecen a aquellas
circunstancias del acto que, aunque puedan modificar la
gravedad de una acción mala, no pueden cambiar, sin
embargo, la especie moral.
25. • La razón por la que no basta la buena intención,
sino que es necesaria también la recta elección de
las obras, reside en el hecho de que el acto
humano depende de su objeto, o sea si éste es o
no es «ordenable» a Dios, al único que es
«Bueno», y así realiza la perfección de la persona.”
• Así pues, hay que rechazar la tesis,
característica de las teorías teleológicas y
proporcionalistas, según la cual sería imposible
calificar como moralmente mala según su
especie -su «objeto»- la elección deliberada de
algunos comportamientos o actos determinados
prescindiendo de la intención por la que la
elección es hecha o de la totalidad de las
consecuencias previsibles de aquel acto para
todas las personas interesadas.
26. 2.1. LA ADVERTENCIA EN EL ENTENDIMIENTO
2.2. LA INTERVENCIÓN DE LA VOLUNTAD
2.3. LA INTERVENCIÓN DE LA AFECTIVIDAD:
LAS PASIONES DESORDENADAS
2.4. LA GRACIA
27. A. NOCIÓN
B. ADVERTENCIAL ACTUAL Y VIRTUAL
C. ADVERTENCIA PLENA Y SEMIPLENA
D. ADVERTENCIA DISTINTA Y CONFUSA
28. LA ADVERTENCIA DEL
ENTENDIMIENTO
Para que un acto sea moral tengo
que hacerlo con advertencia no
sólo intelectual sino también moral
, o sea que sepa se está mal
Actual: Ahora mismo
Virtual: estaba atento antes y dura (por
ejemplo me distraigo rezando el rosario)
BASTA CON LA VIRTUAL PARA QUE
SEA MORAL
29. ADVERTENCIA PLENA O
SEMIPLENA
PLENA: Conozco con perfección el acto
que realizo y su valor moral, esto no
implica que la advertencia sea distinta
es decir un conocimiento claro y preciso
de todas las implicaciones morales que
conlleva lo que hago
ADVERTENCIA DISTINTA Y
CONFUSA: me doy cuenta de la
bondad o malicia, aunque esto no se
concrete con precisión
31. CONSENTIMIENTO
PERFECTO: La adhesión de la voluntad
es plena, con perfecto conocimiento y
aceptando sustancialmente el juicio de
la inteligencia
Imperfecto
32. 2.3. LA INTERVENCIÓN DE LA
AFECTIVIDAD: LAS PASIONES
DESORDENADAS
• Lo primero es proponerse un fin bueno, no
sólo depende de la voluntad buena; también
de la fortaleza y de la templanza
• A la hora de elegir los medios nos entra la
pereza, la envidia…
• Las pasiones ordenadas se convierten en
energías que colaboran con la voluntad y
aumentan la capacidad de amar
33. 2.4. LA GRACIA
• Muchas veces nos olvidamos que Dios nos
ayuda
• Sin el auxilio divino, la persona no acertaría a
llevar una conducta conveniente al bien de su
naturaleza
• No quita nuestra libertad sino que la potencia
34. 3. LOS IMPEDIMENTOS DEL ACTO
MORAL
• 3.1. LA IGNORANCIA
• 3.2. LA VIOLENCIA
• 3.3. LAS PASIONES DESORDENADAS
• 3.4. LAS ALTERACIONES PSÍQUICAS
35. IMPEDIMENTOS DEL ACTO
MORAL
1. IGNORANCIA
Vencible más culpabilidad según la
responsabilidad en el recurso a los
medios
Invencible: No es responsable
36. 2. VIOLENCIA El asentimiento interior
nunca puede ser forzado, esa acción no
será suya ¿Pero cuando la violencia es
sutil, presiones amenazas, o sin más es el
ambiente … un joven hoy en día cuando
todos sus amigos tienen un estilo de vida
anticristiano
3. PASIONES DESORDENADAS
(muchas veces voluntarias in causa, pero
¿un drogadicto?)
4. ALTERACIONES PSÍQUICAS
37. PECADO MORTAL
MATERIA GRAVE
PLENA ADVERTENCIA
PERFECTO CONSENTIMIENTO
Si falta alguna de éstas es pecado
venial