La profesora Eva Fernández, tutora de 2º de ESO B, está poniendo en marcha un proyecto muy innovador y original, tomando como base el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos.
La norma elegida en su grupo (siguiendo el proceso del modelo dialógico) es "Yo te respeto, ¿y tú?".
En el tablón de anuncios de la clase, los alumnos y alumnas son representados como aliens, cosa que sirve como excusa para tratar también el tema de la diferencia, la diversidad y la alteridad. Tienen su propia tabla de mandamientos y un buzón para recoger quejas, deseos, problemas y sueños.
Hay un alumno que es considerado el ángel custodio de la norma, y se llama "Súper Power". Cuando alguien rompe la norma o algún mandamiento/ley, se retira del planeta plutonio y pasa al "purgatorio". Desde allí puede acceder nuevamente al planeta si cumple las normas, con lo cual puede seguir en el juego.
Con esta idea se pretende dar una visión lúdica del modelo dialógico de prevención de conflictos. De este modo, lo toman como un juego y van adquiriendo y respetando las normas con buen humor y buen ambiente.
Planeta Plutonio, un proyecto para la mejora de la convivencia
1. PROYECTO PLANETA PLUTONIO
JUEGO BASADO EN EL MODELO DIALÓGICO
DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, EN LA
ALTERIDAD Y EN EL RESPETO POR LA
DIVERSIDAD Y LA DIFERENCIA.
EVA MARÍA FDEZ 2 B
2. Y0 TE RESPETO, ¿Y TÚ?
Este proyecto nace a raíz del modelo dialógico de prevención de conflictos. Mediante él, en pleno consenso, decidimos que la
“norma no-norma” o “anti-norma” fuera “Yo te respeto, ¿y tú?”, focalizando el problema desde el propio interior de uno mismo. Así, si
yo cambio mi actitud, el resto cambiará conmigo. Lo que te molesta de ti, lo cambio en mí, pues el otro actúa como reflejo. Por lo
tanto, yo puedo ser también un modelo a seguir, un reflejo positivo que puedes tomar como punto de partida.
¿A qué se debe la paradoja de la anti-norma o no-norma? A que, en realidad, aunque inicialmente sea impuesta externamente, la
finalidad es lograr que el alumnado sea consciente de la necesidad de comportarse de forma respetuosa, sin ninguna presión
exterior ni en base al miedo, castigo, parte o expulsión. El alumno asimilará, aceptará y tomará como referencia comportamientos y
actitudes sanas de una forma progresiva, hasta tal punto que él mismo, junto a sus compañeros, se autorregulará y sabrá controlar
sus instintos más primitivos o sus actitudes más tóxicas o violentas en cualquiera de sus relaciones personales o ámbitos de la
cotidianeidad.
Está claro que este pensamiento puede resultar utópico, excesivamente idealista, inocente o “naif”; pero la creencia y la esperanza
en el paradisíaco reino de la utopía es el que hace que exista el progreso, el avance, la conquista, el deseo de caminar hacia otros
territorios que resulten más fecundos, productivos, y habitar nuevos espacios que respeten nuestra dignidad como seres.
“La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor” (Anatole France)
L
3. Objetivos del proyecto
Con este proyectol trabajamos diariamente en clase:
- La falta de respeto, los insultos constantes…
- Las reglas de educación y comportamiento básicos, como la petición de turnos de palabras, la escucha atenta…
- La auto-regulación del alumno, del propio grupo y del profesor.
- La reflexión sobre hábitos y costumbres negativas, inconscientes y repetitivas adquiridas por el alumnado.
- La alteridad y la diferencia. Todos somos diferentes, cada ser es único e irrepetible; pero todos debemos tener las mismas oportunidades.
- La responsabilidad y el esfuerzo ante el estudio
- Los referentes negativos y positivos. El desprestigio sufrido, en ocasiones, por el estudioso o empollón de la clase, frente al malote, figurín
que suelen imitar las personalidades más débiles o aquellos que presentan una baja autoestima y que, debido a su edad y su forma de
ser, desea sentirse seguro y reforzado, parte de un rebaño cuyo líder es un pastor descarriado.
- La intolerancia, la discriminación,
- El refuerzo de la autoestima, el amor propio, la dignidad, la confianza en uno mismo, pese a la opinología generalizada, cuyos
fundamentos y razonamientos suelen centrarse en falacias y mentiras tradicionalmente aceptadas.
- Una actitud abierta y positiva ante el proceso de enseñanza-aprendizaje. Aunque pueda resultar duro, el conocimiento nos lleva a la
libertad. Conocer, saber, pensar nos hace libres; y la libertad debe ser el fundamento de la existencia humana.
- La implicación del tutor como referente, como punto de apoyo, como guía que mantiene un nivel de implicación con el alumnado,
intentando transmitir su sabiduría, experiencia, confianza y serenidad, a pesar de que algunos momentos puedan resultar críticos,
desesperantes y frustrantes. Las relaciones van variando en función del contexto, aunque el ideal es que finalmente se refuercen los
lazos y el cariño.
- El desarrollo de la empatía, solidaridad, humildad y generosidad, más allá de de la obtención de contenidos y competencias meramente
académicas.
4. El juego como método de aprendizaje
En clase todos éramos conscientes de que los insultos y las faltas de respeto eran
continuas, lo cual generaba un gran caos y enfrentamientos personales. Era evidente
que EL RESPETO debía ser la norma a seguir, pues era el origen de todas las
actitudes negativas y conflictos generados en el aula.
Para trabajar la idea de la alteridad y la diferencia, decidimos convertirnos en una
especie de marcianitos, dibujados y coloreados sobre tarjetas con velcro. Dado que en
la adolescencia, la mente del alumno parece volar hacia territorios insospechados, nos
inventamos la existencia de un planeta, al cual llamamos “Plutonio”, en referencia al
pobre Plutón, marginado por su pequeño tamaño. En este planeta viven los
marcianitos (que representan a los alumnos), que tienen su propia tabla de
mandamientos, su propia ley y norma “Yo te respeto, y ¿tú?”; además de su propio
buzón plutoniano donde pueden depositar sus dudas, sueños, sugerencias,
problemas… de forma anónima o en cualquier momento que deseen.
En clase todos éramos conscientes de que los insultos y las faltas de respeto eran
continuas, lo cual generaba un gran caos y enfrentamientos personales. Era evidente
que EL RESPETO debía ser la norma a seguir, pues era el origen de todas las
actitudes negativas y conflictos generados en el aula.
Para trabajar la idea de la alteridad y la diferencia, decidimos convertirnos en una
especie de marcianitos, dibujados y coloreados sobre tarjetas con velcro. Dado que en
la adolescencia, la mente del alumno parece volar hacia territorios insospechados, nos
inventamos la existencia de un planeta, al cual llamamos “Plutonio”, en referencia al
pobre Plutón, marginado por su pequeño tamaño. En este planeta viven los
marcianitos (que representan a los alumnos), que tienen su propia tabla de
mandamientos, su propia ley y norma “Yo te respeto, y ¿tú?”; además de su propio
buzón plutoniano donde pueden depositar sus dudas, sueños, sugerencias,
problemas… de forma anónima o en cualquier momento que deseen.
Asimismo, el ángel custodio o persona encargada de custodiar la norma fue elegido, tal
como defendía el modelo dialógico, entre sus propios compañeros. El ganador,
encargado de hacer respetar la ley, se encuentra en una zona especial donde aparece
bajo el nombre de “Súperpower”
5. REGLAS DEL JUEGO
Para que el proyecto tuviera éxito, lo hemos establecido como un juego, lo que hace que los alumnos quieran
participar de forma activa.
Participantes: los alumnos.
Duración: 2 semanas.
Zonas o casillas:
1. Planeta Plutonio: es donde viven los marcianitos. Si rompen la norma, el respeto o ignoran alguno de los
mandamientos, pasan a una zona intermedia.
2. Purgatorio: zona a la que van si su comportamiento es negativo. Tienen la posibilidad de acceder
nuevamente a Plutonio si se portan bien durante toda una mañana.
3. Infierno: Una vez que se haya elegido el ganador, los que estén en el Purgatorio, pasarán al Infierno.
Durante dos semanas, el ganador estará en la casilla de “superpower” controlando la norma. El resto vuelven a
Planeta Plutonio para comenzar una nueva partida.
En el caso de empate, se elegirá como “superpower” a un marcianito que no haya tenido ese cargo
anteriormente, para que no sea siempre elegida la misma persona, y todo el alumnado se motive.
Tanto el tutor, como los profesores del equipo docente y el propio alumnado tienen derecho a decidir si alguien
cambia de casilla o resulta ganador.
Una vez terminada la partida, el superpower recibe un regalo personalizado por parte de la tutora; como puede
ser un diploma, llavero, chapa, y un fuerte aplauso y reconocimiento por la labor prestada