2. Esta historia que les narrare sucedió
hace muchísimos años, en el pueblito
llamado Invernalia ubicado al norte de
la gran muralla de hielo. Lugar
tenebroso porque lo acechaban
criaturas salvajes, que a los pobladores
atemorizaban en las afueras del pueblo:
estaba ubicada una casa de madera
pintada de verde que destacaba sobre
el paisaje en el vivía el viejo Ben junto a
sus tres pequeños hijos Tom de diez
años, Melisa de ocho y María de seis,
todos eran muy inteligentes y amables.
3. Cada mañana del invierno salían
de los más animados a visitar a
los pequeños animalitos que los
rodeaban, con el fin de llevarles
lechuga, zanahorias y otros
vegetales para ayudarlos a
sobrevivir el crudo invierno,
siempre abrigados y con su
bolsitas llenas de alimentos para
los animalitos, sabiendo que es
difícil conseguir comida en
invierno, se adentraban en el
bosque cuidándose de los lobos y
los osos que podrían causarle
daño.
Acérquense, queridos animales
4. Decían María y Melisa, que les hemos traídos su comidita,
salían los conejitos, venaditos, y ardillitas, ellos salían de sus
escondite y con gusto se saboreaban los alimentos
proporcionados por las niñas, ambas niñitas gozaban al ver a
los animalitos comer y los mismos los veían con
agradecimiento por sus acciones.
Desde lejos el lobo blanco llamado por los aldeanos. Duque
por su porte y tamaño los veía, y las niñas junto a Tom temor
sentían. Hasta que un día en una fuerte tormenta que los
agarró camino a casa: se adentraron más en el bosque
perdiéndose, al bajar la tormenta se dieron cuenta que
estaban perdidos de pronto vieron huellas de lobo frente a
matorral, unos grandes ojos rojos vieron, y un fuerte crujido
de dientes, retumbo en la montaña, era el aullido del lobo
blanco Duque
5.
6. Temerosos en su lugar se
quedaron, mientras el lobo los veía
el siempre rondaba el pueblo y a
pesar que nunca ataco a los
rebaños. Era temido por su fiereza
y su aspecto, de pronto las niñas
corrieron despavoridas, sin ser
perseguidas por él retomando el
sendero de su casa llegaron a
salvo, desconocían los hijos de Ben
7. Que el lobo se mostro amenazante
no por ellas, sino para protegerlas
de un oso que desde la distancia
los observaba, pero María y Melisa
no pudieron dormir bien esa noche
pensando en el lobo, y
reflexionando
¿Por qué no nos ataco?
¿Debo juzgar mal al lobo por su
apariencia?
Si ayudo a todos los animales
alimentarse ¿porque a él no?, y se
lamentaba de su injusticia porque
pensaba que dios creo a todos los
animales con un fin y todos tienen
los mismos derechos
8. En los días posteriores salieron solo María y Melisa, está le
dice: vamos alimentar a los animales, Melisa noto algo
extraño en su hermana, pero sin embargo confiaba en ella y
se fueron cantado, los animales son lindos y todos somos
criaturas de dios, la vida los protege y nosotros los cuidamos
tirin tirin tirin , interrumpiendo su canción al ver desde un
lado del bosque, a Duque, Melisa salió corriendo hasta
montarse en un árbol, pero María se quedó mirando
fijamente al lobo y a pesar de los aullidos y gruñidos, no se
movió de su sitio, extendió su mano y arrojo frente a él un
trozo de pescado, el lobo retrocedió ante esa actitud,
siempre estaba acostumbrado a que todos huyeran ante su
presencia.
9. Con timidez el lobo Duque acercó
su hocico al trozo de pescado, y
con los dientes lo agarró para salir
huyendo del lugar, Melisa le dijo
¿por qué no saliste corriendo?,
¿Por qué corriste ese peligro?, a los
que respondió María porque nunca
me ha hecho daño y siento que
está muy solo, como te sentirías tu
si fueras despreciada, por los
demás solo por ser diferente, a lo
cual Melisa respondió: muy mal
supongo.
10. A partir de ese instante María cada
día se acercaba al bosque, le
dejaba su alimento al lobo, el cual
agradecido la visitaba en las
noches de luna a su casa, para
dedicarle unos aullidos en forma
de amistad, de esta forma los hijos
de Ben aprendieron a querer al
lobo Duque, y a pesar de su
apariencia feroz aprendieron la
lección de no juzgar a los demás sin
conocerlo a fondo, siendo amigos
del lobo para siempre.