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Ave negra
José Acevedo Jiménez
Un ave muy negra, de infausta apariencia, presagió
el tormento de una esencia en pena. De cuerpo desgarbado, que la parca
espera;
que le acoja en su seno, que lo libere de su atadura terrena.
Fue una mañana, de brisa serena, cuando escuchó decir algo que
estremeció sus venas. – Hoy debo llevarte, entre mis alas negras. A un
lugar sombrío donde sólo
las almas entran. – Fueron las palabras del ave mal agüera.
Efectivamente, el ave fue sincera. En el manto de la muerte encontró la
vida
eterna; aquella alma apesadumbrada había roto sus cadenas… Y, junto al
ave negra,
partió con el alba y despejó sus miserias.