Tras el pecado imperdonable de Saúl, Dios envía a Samuel a la casa de Isaí en Belén, allí debe de ungir al nuevo rey, Samuel llega a Belén, los ancianos le reciben con cierta preocupación, Samuel les invita a participar de la adoración, fiesta espiritual a la cual también son invitados Isaí y su familia; cuando Samuel ve a Eliab cree que es el elegido, pero Dios le corrige indicándole que los hombres ven lo exterior, pero que él ve el interior de las personas, al final David el adolescente es ungido como el nuevo rey de Israel. Posteriormente David llega a palacio con la finalidad de tocar para el rey Saúl que es atormentado por un espíritu malo.