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Brecha digital
1. Brecha Digital
Se entiende por brecha digital la distancia en el acceso, uso y apropiación de las
tecnologías tanto a nivel geográfico, a nivel socioeconómico (entre quintiles de
ingreso) y también en las dimensiones de género, en articulación con otras
desigualdades culturales, etc. Cabe destacar que la brecha digital está en relación
con la calidad de la infraestructura tecnológica, los dispositivos y conexiones, el
desconocimiento del uso de la herramienta, pero sobre todo, con el capital
cultural para transformar la información circulante en conocimiento relevante.1
De acuerdo con Eurostat, la brecha digital hace referencia a la "distinción entre
aquellos que tienen acceso a Internet y pueden hacer uso de los nuevos servicios
ofrecidos por la World Wide Web, y aquellos que están excluidos de estos
servicios".2 Este término también hace referencia a las diferencias que hay entre
grupos según su capacidad para utilizar las TIC de forma eficaz, debido a los
distintos niveles de alfabetización, carencias, y problemas de accesibilidad a la
tecnología. También se utiliza en ocasiones para señalar las diferencias entre
aquellos grupos que tienen acceso a contenidos digitales de calidad y aquellos
que no.
América Latina se ha convertido en una de las regiones más proactivas del mundo
en relación con la inclusión de tecnología en sus sistemas educativos. Estas
políticas públicas apuntan a mejorar la inclusión social, la democratización del
conocimiento y la reducción de la brecha digital.3
El concepto de brecha digital encuentra su antecesor en el llamado informe “El
eslabón perdido”,4 que se publicó en 1982 por la comisión Maitland. Este puso de
manifiesto las conclusiones sobre la carencia de infraestructuras de
telecomunicaciones en los países en vías de desarrollo, poniendo como ejemplo el
teléfono. El término procede del inglés digital divide, utilizado durante
la Administración Clinton, aunque su autoría no puede ubicarse con toda precisión.
2. Mientras que en algunas referencias, se cita a Simon Moores como acuñador del
término, Hoffman, Novak y Schlosser5 se refieren a Lloyd Morrisett como el
primero que lo empleó para hacer referencia a la fractura que podía producirse en
los Estados Unidos entre "conectados" y "no conectados", si no se superaban las
serias diferencias entre territorios, razas y etnias, clases y géneros mediante
inversiones públicas en infraestructuras y ayudas a la educación. En todo caso,
durante esta administración se dio lugar a una serie de reportes publicados bajo el
título Falling through the Net, en el que se dejaba evidencia del estado que este
fenómeno guardaba en la sociedad estadounidense a finales de la década de
1990. A partir de este origen, algunos autores prefieren en español, el
término fractura digital6 o estratificación digital,7 por ser mucho más expresivos
sobre lo que realmente significa. La traducción a otras lenguas latinas, como el
francés, también ha optado por el término de fractura. No obstante, la mayoría de
los autores hispanos se decanta por el de brecha, más suave y políticamente
correcto. Algunas otras expresiones que han sido usadas para referirse a la
Brecha Digital son divisoria digital,8 brecha inforcomunicacional9 y abismo digital.10
Otros autores extienden el alcance de la Brecha Digital para explicarla también en
función de lo que se ha denominado analfabetismo digital, que consiste en la
escasa habilidad o competencia de un gran sector de la población, especialmente
entre aquellos nacidos antes de la década de 1960, para manejar las herramientas
tecnológicas de computación y cuyo acceso a los servicios de Internet es por ende
muy escaso.
En palabras de Sullivan (2001)11 la brecha digital se entiende como“...la distancia
existente entre aquellos capaces de usar un ordenador y aquellos que no...”.
Una de las consecuencias de la brecha digital es el rezago, así como la dificultad
que enfrentan las personas para salir de condiciones de pobreza por tener
problemas en la toma de información por la falta de acceso a nuevos
conocimientos lo que lleva a esta parte de la sociedad a la ignorancia y falta de
comunicación social por la limitación de información que además los limita a
actividades primarias.
3. El concepto de brecha digital
El concepto brecha digital es una expresión que se utiliza indistintamente con dos
sentidos. Uno de alcance restringido que remite a las diferencias socioeconómicas
entre aquellas comunidades o grupos sociales que disponen del servicio de
Internet y aquellas que no lo tienen. Tiene otro alcance amplio cuando
entendemos que se trata, no solo de Internet, sino de todos aquellos instrumentos
relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación (teléfonos
móviles, tecnologías de redes, telecomunicaciones, pda y demás dispositivos) lo
que se viene a denominar TIC.
La brecha digital, por tanto, nos dimensiona y ayuda a entender las diferencias
que se producen en los grupos, personas y territorios en el acceso a la tecnología
y su uso normalizado y capacidad de disfrute de las ventajas que aporta.
El concepto brecha digital procede de un concepto inglés digital divide y que
durante el mandato del presidente Clinton venía a expresar las diferencias que se
producían en los Estados Unidos entre “conectados” y “no conectados” y que tenía
que ver con el esfuerzo que debía hacer la administración para que se realizasen
inversiones necesarias para favorecer el acceso de los grupos e individuos a las
nuevas tecnologías (Serrano 2003: 71).
Otro concepto relacionado con la brecha digital es el de alfabetización digital, que
se refiere a aquellas competencias básicas que debe poseer el individuo para el
uso normalizado de las nuevas tecnologías. Estas competencias se adquieren vía
formación, ya sea reglada o no reglada y permiten mejorar la posición de los
ciudadanos en el mercado del trabajo. Esta alfabetización digital está siendo uno
de los retos más importantes de lo que se ha dado en llamar la formación
continua. Ante la rapidez con la que se han expandido las nuevas tecnologías en
el tejido productivo se hace necesario un esfuerzo por formar a los ciudadanos
que se encuentran en edad laboral y que deben aprender el manejo de estas
herramientas que se han convertido en instrumentos indispensables en todos loe
entornos laborales.
Está claro que las nuevas tecnologías, además de su importancia en el mundo de
la economía, se han convertido en una potente herramienta de comunicación de
valores comunes entre individuos y grupos generando un contexto nuevo y
desconocido hasta el momento. Las TIC y su utilización es un potente instrumento
de cambio y transformación social. Mediante estas herramientas se han superado
las tradicionales esferas de la territorialidad y la propia cultura al proponer el
contacto permanente y continuado entre los individuos de todo el mundo.
Según Internet World Stats, actualizado a diciembre de 2008, hay algo más de
1.400 millones de internautas de los que el 60% viven en los países
industrializados. En Europa hay 384 millones de usuarios mientras que en África
hay 51 millones. (http://www.internetworldstats.com/stats.htm). Sin embargo hay
un crecimiento espectacular en Asia en los últimos años que colocan a este
4. continente en la cabeza del número de usuarios de Internet. Si atendemos al
grado de penetración en la población de Internet podemos ver que África presenta
menos de un 5%, mientras en el polo opuesto Norteamérica está en un 73% o
Europa en un 48%