2. III. CAP. PREVENCIÓN DEL ABUSO
SEXUAL INFANTIL
1.-Enfoque general del trabajo de prevención.
Prevenir el abuso sexual Infantil es una labor compleja, que atañe no solo a los
profesionales, sino que ha desarrollarse involucrando a los distintos agentes
sociales de la comunidad. Todo programa de prevención, ha de ser diseñado
teniendo en cuenta tres requisitos:
• Debe ir en un enfoque de promoción del buen trato a la infancia y de educación
afectivo sexual.
• Debe hacer referencia a unos contenidos mínimos, con independencia de la
población a la que vaya dirigido.
• Debe ir dirigido a la posible victima pero también al potencial agresor.
3. El abuso sexual no es sino un modo de maltrato al niño, puesto que
vulnera sus necesidades y daña su desarrollo físico, afectivo y social.
valorar sus características diferenciales respecto a las otras tipologías de
maltrato, por tres motivos:
1. El abuso sexual infantil sucede en la mayoría de los casos sin
violencia física, pero si emocional. Sin embargo, la violencia física
solamente media en un 10 por cien de los casos.
2. Es importante recordar que los niños ,sobretodo los mas pequeños,
viven el abuso con sorpresa no tiene referente de comparación para
el comportamiento del adulto, al principio les es difícil que se den
cuenta de lo que esta ocurriendo, por lo que le es muy difícil la
revelación.
3. El abuso sexual, es una cuestión de abuso de poder pero tiene un
componente que no debemos de olvidar en cuanto a la sexualidad del
individuo ,tanto del agresor como de la victima. La vulneración de la
sexualidad del niño puede dañar su desarrollo, impedirle establecer
relaciones afectivo sexuales normalizadas o inducirle a pautas
sexuales erróneas y dañinas.
4. El planteamiento del trabajo en prevención ha evolucionado de la prevención del maltrato infantil
a la promoción del buen trato a la infancia. La idea es proporcionar unas pautas positivas de
relación, generalizables a otros ámbitos de la vida personal, profesional y social.
Conservando siempre la perspectiva del respeto a los derechos del niño como persona y a su
integridad física, psicológica y emocional se ha de comprender que la variabilidad de pautas
parentales es mayor de la que a menudo contemplamos.
Los pilares del “buen trato” a los niños y niñas podrían ser a continuación se reseñan. Todos
ellos deberían respetarse en cualquier tipo de “buen trato”
• Reconocimiento del niño como persona y sus derechos.
• Respeto al desarrollo evolutivo del niño.
• Empatía.
• Comunicación efectiva.
• Vinculación afectiva e interacción.
• Resolución positiva y no violencia de conflictos.
5. METODOLOGÌA GENERAL EN EL
TRABAJO DE PEVENCIÒN.
1. La participación de padres y otros agentes sociales. Un programa de prevención que
trabaje solamente con los niños y niñas.
2. El apoyo y asesoramiento a los profesionales de campo. La formación sobre el
abuso sexual infantil que poseen los profesionales responsables de la atención a la
infancia es limitada.
3. La consideración especial de grupos vulnerables.
4. La planificación del programa y de la evaluación del mismo considerando el contexto
familiar y social.
5. La evaluación previa y posterior de todos los programas de prevención.
6. NIVELES DE TRABAJO DE
PREVENCIÓN
• Prevención primaria.
Tiene como fin incrementar sus
conocimientos y proporcionarles pautas de
relación positivas y de autodefensa. Se
trabaja cuando el abuso todavía no ha
ocurrido, favoreciendo su detección. Es la
labor de prevención mas eficaz puesto que
de tener éxito reduciría la incidencia de los
casos de abuso sexual infantil.
• Prevención Secundaria.
En este campo se trabaja con las llamadas
“poblaciones de riesgo” personas que por
sus características o circunstancias están
sujetas a un mayor riesgo de sufrir un abuso
sexual. Como por ejemplo:
• Niños con discapacidad física o psíquica.
• Niños en situación de pobreza.
• Niños que viven e familias
desestructuradas.
7. PREVENCIÓN TERCIARIA
Se trabaja cuando ya ha tenido lugar el abuso, tanto con la victima para que no vuelva a
sufrirlo, proporcionándole pautas de autodefensa, además de una posibilidad de tratamiento
y rehabilitación eficaz como con el agresor para evitar su reincidencia. Es difícil establecer el
limite entre esta labor y el tratamiento en si mismo, pero, aunque a menudo coincidan,
pueden complementarse porque cumplen objetivos distintos y siguen metodologías
diferentes.