Cuando los bombardeos rusos empezaron a hacer temblar la ciudad georgiana de Gori, el director del Museo Stalin sólo pensaba en una cosa: salvar los bienes del dictador soviético, nacido aquí a finales del siglo pasado.
En cuanto aparecieron los primeros signos de la llegada de los rusos, Robert Maglakelidze saltó a un taxi llevándose las posesiones de Stalin.
"Tuve miedo por el museo. El 11 de agosto me llevé los efectos personales de Stalin en un taxi para guardarlos en el museo estatal de Tiflis. Pagué el taxi yo mismo", narró.
2. ¡Que alguien salve a Stalin!
Cuando los bombardeos rusos empezaron a hacer temblar la ciudad georgiana de Gori, el
director del Museo Stalin sólo pensaba en una cosa: salvar los bienes del dictador soviético,
nacido aquí a finales del siglo pasado
En cuanto aparecieron los primeros signos de la llegada de los rusos, Robert Maglakelidze
saltó a un taxi llevándose las posesiones de Stalin.
"Tuve miedo por el museo. El 11 de agosto me llevé los efectos personales de Stalin en un
taxi para guardarlos en el museo estatal de Tiflis. Pagué el taxi yo mismo", narró.
"Son cosas simplemente irremplazables", puntualizó el director.
Gori conoció un momento de celebridad mundial a mediados de agosto, cuando el Ejército
ruso tomó por objetivo esta ciudad que sirve de encrucijada entre el este y el oeste del
país, y que es la localidad georgiana más importante en las inmediaciones de la región
separatista de Osetia del Sur.
La pequeña casa de madera donde nació "el padre de los pueblos" ha sobrevivido,
protegida por un amplio conjunto de piedras y columnas que rodea sus muros, como si la
joya estuviese escondida en el corazón de un templo soviético.
3. El director del museo está particularmente orgulloso de haber logrado proteger las botas
militares de Stalin, su pipa emblemática e incluso su brocha de afeitar y un paquete de
cigarrillos abierto.
Encontrar en Gori a alguien que hable mal de Stalin es imposible, pese a los crímenes que se le
atribuyen. Y es que prefieren acordarse del gran líder militar que venció a la Alemania nazi en
la Segunda Guerra Mundial.
"Sólo sabemos una cosa: sin Stalin, el mundo hubiera caído en manos de Hitler, eso es un
hecho", exclamó el director del museo.