Comunicado sobre el conflicto obrero – patronal en la hidroeléctrica de itaipú
1. Comunicado sobre el conflicto obrero – patronal en la hidroeléctrica de Itaipú
En el día de la fecha, se reunió el Consejo Episcopal Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya
para estudiar el pedido hecho por representantes de grupos empresariales y de sindicatos de
obreros vinculados a la construcción de la obra hidroeléctrica de Itaipú, para mediar en el conclicto que
mantiene dichos sectores.
A la vista de los elementos de juicio debidamente considerados, manifestamos:
1. Nuestro dolor, como Pastores de la Iglesia y como paraguayos, por la pérdida lamentable de vidas
humanas acaecida el pasado 12 de diciembre.
Los hechos deben ser suficientemente investigados y esclarecidos. Recordamos una vez más, que el
recurso a la violencia es inadmisible, más aún tratándose de situaciones en las que están en
juego aspiraciones y reivindicaciones posibles de ser dirimidas a través del diálogo.
2. Celebramos por otro lado, que las partes en conclicto hayan resuelto restablecer el diálogo, con el fín
de buscar juntos las soluciones a los problemas suscitados y que afectan no solamente la vida de
las personas y las empresas implicadas, sino a todo un país que observa con preocupación el desarrollo
de las conversaciones.
3. Consideramos importante y necesaria, la utilización de los causes y canales específicos establecidos
en el ordenamiento jurídico e institucional del país. Ello, sin duda, fortalecerá el anhelado proceso de
institucionalización de la república.
4. En esta situación particular, el Consejo Episcopal Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya
considera que, por carecer de la competencia en la materia y más aún, existiendo un encomiable espíritu
de diálogo y causes y canales que a la fecha no han sido debidamente agotados, no se halla en
condiciones de realizar mediación ni arbitraje en el conflicto señalado. Exhortamos a seguir utilizando y
respetando los canales y cauces correspondientes.
5. Con todo, consideramos oportuno ofrecer la Iglesia como un espacio de diálogo, conforme ya lo
señaláramos en nuestro mensaje de navidad, al expresar nuestra disposición a colaborar “en lo que
sea posible, para encausar y orientar positivamente en los conclictos que desborden los cauces
norm ales”.
Asunción, 29 de diciembre de 1989.
Por el Consejo Episcopal Permanente
Mons. Jorge Livieres Banks
Secretario General de la CEP