1. Editan COIT y AEIT G Junio 2013 nº 193 / 6 €
Editan COIT y AEIT G Junio 2013 nº 193 / 6 €
Café de redacción:
Bring your own device
(BYOD)
Monográfico:
Big Data
Perfil:
Víctor Calvo-Sotelo,
Calvo-Sotelo
Secretario de Estado
de Telecomunicaciones
y para la Sociedad de
la Información
Cayetano Carbajo
Director de Tecnología de Telefónica
Creo que poco a poco se va teniendo una mayor
conciencia de la importancia de las redes
2. Eugenio Fontán
Decano-Presidente del COIT
@EugenioFontan
Carta del Decano-Presidente del COIT
Estimados colegiados,
Desde el BIT nos vemos a menudo en la obligación de manifestar nuestra opinión sobre aspectos importantes del
sector y transmitir, bien a la administración, bien a otros actores de este amplio ecosistema que conforma las
telecomunicaciones, nuestro punto de vista en relación con su futura evolución.
Uno de los aspectos más importantes de las telecomunicaciones es su importancia transversal en el tejido económico,
en la capacidad de innovación y en la creación de un entorno favorable al desarrollo económico y la creación de valor.
Hace ya mucho tiempo que nadie discute que las infraestructuras de telecomunicación forman parte esencial del escogido
elenco de las llamadas infraestructuras críticas. Ni que es imposible concebir una sociedad desarrollada sin unos potentes
servicios digitales tanto para los ciudadanos, como para la administración, las empresas o el tejido educativo y académico.
Para ello es preciso disponer de un sector ágil, innovador, dinámico y bien capitalizado, con flujos constantes de inversión.
Porque estas infraestructuras son costosas de instalar y mantener, sus amortizaciones son fulgurantes y la obsolescencia
tecnológica es un factor permanente y demoledor. Y el capital fluye mejor hacia los sectores que prometen retornos
razonables y predecibles.
Sin ánimo de levantar polémicas, España podría plantearse paralizar durante cuatro o cinco años sus inversiones en
obras civiles, ferrocarriles o puertos. Bastaría sostener un plan de mantenimiento para que los efectos de esta paralización
quedaran matizados o minimizados. En todo caso, estas inversiones, por necesarias que fueran, siempre requerirían
periodos de amortización dilatados, a veces, asintóticamente lejanos.
Nuestro sector no es así. Es imprescindible mantener de una manera constante las necesarias adaptaciones de las
redes, la incorporación de las tecnologías que las sostienen, crear en definitiva un círculo virtuoso de inversión en que
los diferentes actores sigan innovando, incrementando las capacidades de las redes, su capilaridad y densidad, el número
y calidad de las aplicaciones y servicios. Solo así se podrá seguir avanzando en esta nueva sociedad mallada basada en
la coexistencia de múltiples redes sociales y en las que empresas, instituciones o administraciones, prestan cada vez
más servicios. Gracias a todo ello podemos sostener derechos absolutamente fundamentales, incluidos los que sostienen
nuestra libertad, capacidad de desarrollo y comunicación.
El Gobierno puso en marcha hace unos meses la Agenda Digital Española, adaptación de la más genérica Agenda
Digital Europea. Como ya hemos comentado en estas páginas, consideramos esta iniciativa una de las más ambiciosas
e interesantes que se haya planteado España para avanzar con eficacia y adecuada gestión de recursos en la senda de
los países más avanzados, tanto en lo económico como en lo correspondiente a los derechos que reclama la nueva
ciudadanía. Los inversores de este sector conocen las incertidumbres de nuestras tecnologías, la mutabilidad de estos
mercados, la volatilidad de los actores dominantes. El líder indiscutible de ayer puede ser el próximo cadáver.
Un elemento crucial para el sostenimiento de este círculo virtuoso de inversión e innovación es el regulatorio. Una
acertada regulación es un potente catalizador de este ecosistema, del mismo modo que una desacertada puede convertirse
en el freno más dramático de este dinámico proceso multipolar.
El Gobierno planteó, de manera urgente, un proyecto de unificación de organismos reguladores que, tras un debate
interministerial bastante opaco para la sociedad, parece listo para ver la luz. El pasado 4 de julio se publicó en el BOE
la ley por la que se crea la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El nuevo organismo pretende
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3. estar en marcha en octubre. Ahora, el Ministerio de Economía está elaborando sus estatutos para que estén terminados
en un plazo de cuatro meses.
Este nuevo organismo agrupará las funciones de la Comisión Nacional de Energía, la Comisión del Mercado de las
Telecomunicaciones, la Comisión Nacional de la Competencia, el Comité de Regulación Ferroviaria, la Comisión Nacional
del Sector Postal, la Comisión de Regulación Económica Aeroportuaria y el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales.
El número de consejeros, se reducirá de los 52 que tienen este conjunto de entes a 10. Su mandato será de seis años
sin posibilidad de reelección y la renovación de los miembros se hará parcialmente cada dos años, de tal manera que
ningún miembro permanezca en su cargo por tiempo superior a seis años. Serán nombrados a propuesta del Ministerio
de Economía y tendrán que superar un proceso de consulta parlamentaria, donde se podrán vetar nombres por mayoría
absoluta. En esa propuesta del Ministro de Economía se incluirán también los nombres del presidente y vicepresidente
del organismo.
El nuevo organismo previsiblemente tendrá dos salas para separar Competencia del resto de reguladores sectoriales.
Cabe comparar el funcionamiento de unos y otros organismos de los que serán refundidos, como también los modelos
de tasas que han impuesto a sus empresas reguladas. Y teniendo además en cuenta lo comentado en la primera parte de
esta carta, en lo referente a la importancia de las infraestructuras de telecomunicaciones y la inmediatez de su impacto
en el desarrollo económico, queremos llamar la atención sobre la importancia de mantener en nuestro sector un organismo
muy cercano a la realidad empresarial y de los usuarios, que domine técnicamente los fundamentos económicos de la
acción regulatoria y sepa anticipar el impacto de la evolución tecnológica.
Sin compartir algunas opiniones que han apuntado a la falta de independencia del nuevo modelo, pues pensamos
que cabe perfectamente integrar en un órgano más amplio al regulador sectorial sin comprometer su independencia, es
importante señalar la necesidad de que se establezca una política regulatoria predecible y equilibrada y que complete
la labor efectuada por la CMT, en fases escalonadas y que, bastante bien completadas, podrían resumirse en dos:
Primero, la ruptura del monopolio y la creación de las condiciones básicas para la prestación en competencia de
servicios básicos. A continuación la creación de un entorno favorable a la inversión, manteniendo la competencia en
redes y servicios con un enfoque de precios asequibles para los usuarios. Ahora es el momento de contemplar el sector
de una manera nueva, integrando la totalidad de los actores, incluso las nuevas oleadas de suministradores de equipos
y terminales, aplicaciones “over the top” y prestadores de servicios de nicho. La nueva cadena de valor debe ser analizada
de manera armónica e integrada, mirando al futuro y garantizando su evolución.
En este sentido apoyamos el mantenimiento de la más alta cualificación de sus servicios técnicos y esperamos que
el Gobierno y el Parlamento sepan escoger los mejores ejecutivos sectoriales y las personas más válidas para su Consejo.
Nuestro crecimiento económico y nuestro desarrollo social dependerán en buena parte de que esto se consiga.
Un abrazo,
EUGENIO FONTÁN
6 junio 2013
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