El grupo disfrutó de un día explorando la ruta del Majaceite, incluyendo descubrir árboles como el chopo, comer en el bosque y jugar antes de regresar contentos y sin dejar residuos, respetando el medio ambiente.
2. Lo bien que lo pasamos...!!!
El domingo día 2 de diciembre, los niños y niñas de 2º de
Infantil decidieron enseñar a la familia la ruta del
Majaceite, que habían recorrido el curso pasado, para que
todos juntos pudiéramos disfrutar de ese encantador lugar.
Hacía un pelín de frío pero la ilusión de todos y todas
generó el suficiente calor como para que no se notara
demasiado.
En ese lugar, como todos sabemos, vive la Bruja Traviesa
quien, nada más llegar, ya nos había dejado un
mensaje, dándonos la bienvenida y recordándonos que
estábamos en su bosque, que teníamos que ser
respetuosos con él y cuidar, durante todo nuestro
estancia, el medio ambiente que nos rodeaba.
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6. El camino era algo abrupto pero
todos somos excelentes
trepadores y nos
pusimos, encabezados por
nuestro guía (que se iba
turnando), rápidamente en
marcha para cumplir nuestro
objetivo.
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9. El río bajaba con fuerza y cargadito de agua, por lo que decidimos
comprobar si estaba fresquita.
Vaya si lo estaba...!!! Algunos y algunas metimos la mano en el río y
decidimos unánimemente que el agua estaba fría...
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11. Encontramos luego una pista que nos dejó la bruja para conocer
algunos árboles que allí había. Aprendimos con ella cómo se hace el
papel y qué árboles se utilizan para elaborar la pasta con la que se
fabrica. Aunque también aprendimos que se puede reutilizar
para, de esta manera, no tener que cortar tantos árboles y respetar
así un poco más nuestros bosques.
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14. Tuvimos que descifrar un enigma para conocer el nombre de un
árbol en concreto, de los que había muchos por allí, y así poder
agradecerle lo que ellos hacen por nosotros y pedirles perdón, de
paso, por el daño que nosotros les hacemos a ellos.
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16. El árbol en concreto era el CHOPO. Los niños y niñas supieron
perfectamente encontrar la respuesta a ese misterioso enigma, así
como encontrar también el árbol en cuestión. Llegamos a una
explanada llena de chopos y, uno a uno, les fuimos dando un
abrazo para mostrarles nuestro cariño y respeto.
17. Allí mismo decidimos que ya era hora
de desayunar; y así lo hicimos
acompañados de la cálida presencia de
los chopos y de sus hojas que
alfombraban el lugar.
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27. Nuevamente en marcha, recorrimos la parte más
difícil del sendero. Rocas, terrenos
resbaladizos, puentes, subidas y bajadas fueron
algunos de los accidentes que tuvimos que sortear
en nuestro camino; siempre acompañados, a
derecha o izquierda, del río que, con su
murmullo, nos iba recordando que el Majaceite
estaba allí.
Encontramos hielo, barro, setas, madroños y una
infinidad de árboles y arbustos a lo largo de todo
el recorrido que, de cuando en cuando, nos
parábamos a observar con lupa y ojo de
investigador.
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39. Cuando terminó la parte más difícil, el camino se abrió
ante nosotros y terminó con un delicioso paseo. Eran las
2 de la tarde y nuestras tripitas empezaban a protestar.
Unánimemente decidimos que teníamos hambre y que
debíamos poner solución de inmediato.
Ya al final del camino encontramos una enorme
explanada, también cubierta de chopos, donde nos
sentamos a almorzar con mucho apetito, después de lo
cual recogimos los residuos sobrantes, los clasificamos
según su procedencia y los echamos al contenedor
correspondiente. De esta manera, no quedó ningún
rastro de nuestra presencia que pudiera herir el medio
ambiente y al bosque y los árboles que nos habían
acogido durante ese fabuloso día.
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62. Después de un ratito de juegos, emprendimos el camino de
regreso, contentos por lo vivido y por haber sabido
integrarnos, sin perjudicar, en ese maravilloso entorno del río
Majaceite.