El documento describe una excursión de estudiantes y profesores de un colegio al Parque Arví en Medellín. El viaje en bus tomó unas dos horas, con paradas para observar vistas panorámicas de la ciudad. Una vez en el parque, los estudiantes caminaron por la zona boscosa durante una hora y media, disfrutando de la naturaleza. Luego comieron a orillas de un río, donde algunos se refrescaron en el agua. Antes de regresar al colegio en bus, treparon a una
1. Crónica Parque Arví
El 27 de Mayo de 2014; Los estudiantes de noveno, decimo y once de la
Institución Educativa Colegio Loyola Para La Ciencia Y La Innovación; viajaron
a el Parque Arví, tras la propuesta del docente Juan Carlos para trabajar en
aula abierta, para integrar las diferentes áreas.
A eso de las 7:40 am, se emprendió la salida del colegio. El recorrido hacia el
parque duro unas 2 horas ya que se hicieron dos paradas para conocer un
poco más de la Cuidad de Medellín, durante este el conductor coloco música y
algunos sabían aquellas canciones, otros hablaban sobre los barrios, sitios y
demás por los que se transitaba, mientras los demás dormían. Por mi parte
empecé a recordar viejos tiempos, donde esa era mi ruta diaria, sitios de
infancia que recorrí con mi madre, esas lomas llenas de recuerdos, risas,
cansancios; les conté a mis amigas sobre algunos de estos recuerdos, después
de un tiempo cada una se acomodó en su puesto y continuo el viaje.
Llegamos a la Institución Antonio Derca, nuestra primera parada, a eso de las
8:20 am, donde se puede disfrutar de una gran panorámica de la Cuidad desde
el oriente, se diferenciaban algunas vías principales, casas, fabricas, y como de
costumbre buscamos la ubicación del colegio. La docente Paola Vallejo explico
un poco sobre la organización de las calles que eran fáciles de identificar desde
allí, y además las invasiones causadas por la violencia, falta de recursos y
demás, que llevo a construir en espacios de alto riesgo. En ese instante llego a
mi mente ese recuerdo de hace 5 años, donde mis compañeros de sexto grado
de la Institución Educativa Ramón Munera Lopera, me comentaban las
situaciones de sus viviendas, a las que tuve la oportunidad de ir varias veces,
allí donde 5 personas duermen en una sola cama, donde comer arroz y huevo
es un manjar para estas familias, y además cuando llovía se inundaba todas
estas casas ya que eran de madera.
La segunda parada fue en Copacabana a las 9:16 am para observar otra
panorámica del municipio de Bello.
Luego de un tiempo llegamos al Parque, donde reunidos todos los estudiantes
esperábamos con un poco de frio las inducciones, mientras algunos se
tomaban fotos, estiraban, colocaban un poco de bloqueador solar en sus
rostros y brazos. Cada grupo se organizó con su director de grupo para darle
inicio a la caminata por la zona boscosa del parque, según las instrucciones
dadas durante el recorrido el docente Juan Carlos que iba en la delantera
dejaría algunas flechas dibujadas en el suelo como indicativo para no
perdernos; desde que empezamos a caminar se podía sentir un poco de ese
2. aire puro que ya no se puede sentir en la zona urbana de la cuidad por la
cantidad de contaminación, empezamos poco a poco a estar en mayor
contacto con la naturaleza, ya no se sentía ruido de carros, música, gritos,
pitos… lo único que se escuchaba era los pasos y solo algunos pájaros,
también se oían risas, ya que muchos se resbalaban un poco por lo que el
suelo estaba húmedo. Este recorrido duro una hora y media ya que se tomaron
fotografías a los árboles, flores, musgos y de aquella pequeña quebrada en la
que me moje las manos y comentando con mi compañera Natalia, que también
se las estaba mojando, recordamos momentos en los cuales hemos tenido la
oportunidad de estar en ríos, allí recordé ese rio donde fui a depositar las
cenizas de mi abuela, donde me he bañado desde muy pequeña, pero ese día
disfrute más que nunca. No le comente a mi compañera pero en mi rosto se
dibujó una sonrisa y en mi mente un gracias Dios por permitirme esta
experiencia. Seguimos el recorrido ya que nos habíamos quedado de últimos y
ya nos estaban esperando la Rectora y el Docente William para poder
continuar.
Al terminar el recorrido por la zona boscosa, se dispuso un tiempo para comer,
descansar, estirarse y refrescarse en aquel rio que se hizo cada vez más
grande, Algunos de mis compañeros pasaron al otro lado del rio, algunos
pasaron por el mismo rio, otros pasaron por unos troncos de árbol. Yo en
cambio decidí sentarme y mirar, solo mirar hacia ese espectáculo que la
naturaleza me brindaba, un espacio lleno de colores, sonidos diferentes, esa
revoltura entre unos pocos pájaros, el correr del rio, las risas de mis
compañeros. Pensé en todo lo que nos perdemos por estar frente a una
pantalla ya sea de computador, celular o televisión, amarrados a unos aparatos
electrónicos con visión en HD, y sin pensar que hay algo mejor que un HD un
sentir, escuchar en vivo, disfrutar de cada sensación; el suelo con algunas
raíces, el agua fría que “encalambraba” los pies, que nos hacía gritar y titiritar
del frio, esas sensaciones que una pantalla no te permite tener.
Decidí subir hacia un lugar que según decían mis compañeros era el mejor
para refrescarse, fue un poco incómodo subir por las raíces y piedras que se
encontraban, pero eso no impidió que llegara a ese lugar donde desde una
piedra nos tirábamos hasta caer al rio, donde no nos importaba llegar mojados
a nuestras casas, donde se olvidaban ciertas barreras que nosotros mismos
nos ponemos, éramos una familia de verdad, esa familia loyolista. Después de
un tiempo ya era la hora de irnos, empezamos a bajar de allí recordando esas
caras que hacíamos al tirarnos y caer a esa agua fría, nos ayudábamos a pasar
por algunos sitios en los que nos resbalábamos con gran facilidad. A eso de las
2:00 pm llegaron los buses donde retornamos de nuevo al colegio.