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Guadalupe Valdez - Compromiso político y gobernanza
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Guadalupe Valdez - Compromiso político y gobernanza

  1. 1 Intervención de la parlamentaria Guadalupe Valdez, Coordinadora Regional del Frente parlamentario contra el Hambre en América latina y el Caribe, realizada en el Diálogo regional en hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en el Caribe: Desafíos en derecho a la alimentación y gobernanza, que tuvo lugar en Antigua, el 1 y 2 de agosto de 2013. ___________________________________________________ El Compromiso Político y la Gobernanza para la lucha contra el hambre desde una perspectiva caribeña . Somos una región rica en recursos naturales tierra, clima, foresta, fauna y sobre todo la gente, hombres y mujeres, niños y niñas que vivimos en AL y el Caribe. No obstante, las cifras de desnutrición siguen siendo alarmantes e inaceptables. Es una vergüenza. La dicotomía que observa nuestra región, nos posiciona como un líder global en la erradicación del hambre y la promoción de la soberanía y la seguridad alimentaria, no solo por sus resultados, que sino por haber encontrado mecanismos vanguardistas y propios, para encarar la problemática del hambre. AL fue la primera región en comprometerse no sólo a disminuir el hambre sino a erradicarla totalmente, a través de la Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre 2025. A partir de este compromiso, muchos países ya han dado pasos decididos para alcanzar las metas del milenio, incluso atreviéndose a planificar un sistema que permita proliferar las condiciones capaces de erradicar el hambre por completo. Y muestra claramente un espacio de trabajo en el cual los compromisos políticos en los distintos países de la región se deben centrar, promoviendo la creación de un sistema de regulación que implique el reconocimiento de derechos fundamentales, especialmente el de una Alimentación adecuada, que solo será posible en la medida que se cuente con un sistema de políticas públicas integral, multisectorial y con enfoque de derechos. Sin embargo, la constatación anterior implica entender que el problema del hambre en nuestra región es un problema de acceso a los alimentos y no de disponibilidad de los mismos. · La dificultad en el acceso a los alimentos requiere asumir que la raíz de esta situación se encuentra en la pobreza que afecta a ciertos grupos que por su condición económica no pueden acceder a estos. Lo paradójico de nuestro continente es que gran parte de las personas que sufren de hambre son precisamente aquellas personas que producen alimentos, desde el mundo
  2. 2 El problema del hambre obedece a una dimensión política. Lo que requiere que los tomadores de decisiones, y en este caso los parlamentarios trabajemos por generar amplios consensos en la necesidad de enfrentar la situación de la carencia de un buen porcentaje de la población de nuestro continente. Los países de América Latina han asumido el compromiso de terminar con el hambre en el plazo de una generación, proponiéndose como meta el 2025 para terminar con este flagelo. La ambiciosa meta prevista de terminar con el hambre es una meta posible, pero requiere del amplio compromiso de todos los tomadores de decisiones y en ese sentido el rol parlamentario es fundamental. En el 2009, cuando era Director Regional de la FAO, José Graziano Da Silva, hoy Director General, invito a senadores y diputados de formar un espacio congresual para luchar contra el hambre. Los parlamentarios aceptamos el desafío. Y así surge, el Frente Parlamentario Contra el Hambre de América Latina y el Caribe, con la finalidad de crear un espacio de diálogo parlamentario plural, en el contexto regional. Nos proponemos debatir en torno a las temáticas relevantes que afectan la soberanía y la seguridad alimentaria y nutricional de los/as ciudadanos/as de los distintos países del continente para incidir desde los congresos nacionales en el fortalecimiento de la institucionalidad y garantizar la protección al derecho a la alimentación de todos. Ese compromiso se expresa desde la función legislativa, al congregar a más de dos centenares de parlamentarios de toda la región, luchando desde sus espacios políticos por el fortalecimiento de la institucionalidad, prerrequisito fundamental para terminar con el flagelo del hambre. En el marco del Frente Parlamentario contra el Hambre de América latina y el Caribe sin Hambre, se trabaja por promover un diálogo entre diferentes actores de la sociedad, para crear un marco de diálogo que facilite la generación de consensos políticos capaces de asumir cambios en los marcos normativos que se conviertan en la base legal de las políticas públicas enfocadas a buscar alcanzar los objetivos fijados. Es importante resaltar el hecho de que diversos países y subregiones de nuestro continente, están impulsando procesos de debate y reflexión en torno a los compromisos políticos y finalmente los marcos jurídicos en los que estos se sustentan, trabajando con un sentido democrático que es importante resguardar y promover. La contribución que pueden dar los actores sociales y las organizaciones de la sociedad civil es relevante, puesto que son precisamente estos, quienes viven los elementos que componen la seguridad alimentaria. Hace unos pocos meses hemos sido testigos de la aprobación de una ley marco del parlamento Latinoamericano, que busca inspirar el desarrollo normativo de la SAN en la región completa, hoy son República Dominicana, Uruguay, Paraguay, Perú, Colombia, Costa Rica, algunos de los países en que desde sus congresos se está trabajando ya sea por la consagración del DA en sus Constituciones Políticas o en el desarrollo de marcos normativos SAN, siempre con un enfoque de derechos. De esta manera, es importante recordar que tras tristes episodios de nuestra historia, la comunidad internacional finalmente ha reconocido la importancia de reconocer la calidad de sujetos de derechos a todas las personas, atribuyéndoles garantías para la realización de sus propios derechos. A partir de esto, la evolución del derecho internacional, tímidamente consagró el derecho a la alimentación en la declaración universal de los derechos humanos, para luego darle un espacio más preponderante en los pactos de derechos económicos, sociales y culturales en 1966, para posteriormente profundizar los compromisos
  3. 3 internacionales en diferentes instrumentos, como los objetivos del milenio, la Iniciativa para América Latina y el Caribe sin Hambre. Es fundamental integrar marcos de política dentro de un enfoque multisectorial, para lo que los congresos son fundamentales en diferentes roles: 1.- En la discusión y aprobación de la ley de presupuestos y de las partidas presupuestarias por sectores; 2.- en el ejercicio de los mecanismos de control y fiscalización; 3.- en la promoción de marcos regulatorios adecuados; 4.- en la incorporación de la sociedad civil en procesos de construcción con un enfoque democrático y participativo. El trabajo del FPH se ha centrado por un lado en la construcción de una agenda regional de diálogo, sensibilización, aprendizaje. Hoy contamos ya con 15 países que han conformado los Frentes Parlamentarios contra el Hambre. Todos con diferentes grados de avance, y tomando en cuenta la realidad concreta de cada país, están trabajando en agendas propias de construcción de institucionalidad para la Seguridad Alimentaria y Nutricional, bajo un enfoque inclusivo y participativo. Algunos han centrado sus esfuerzos en incorporar el Derecho a la Alimentación en la propia Constitución, otros trabajan por la creación de leyes marco de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional. Otros en la implementación de leyes conexas, como ley de tierras, de aguas, de semillas, de agro biodiversidad, de emergencia alimentaria. Todos estos esfuerzos son importantes, pero no solo para establecer y concretar un mandato sino para promover un proceso que desarrolle la capacidad de ciudadanos/as para demandar sus derechos. Es primordial en estos momentos de cambios importantes en torno a los objetivos estratégicos reconocer que erradicar el hambre requiere fundamentalmente un fuerte y claro compromiso político, acompañado de una ética, donde prime el bien común. Y esto requiere que en nuestros países, los marcos jurídicos reconozcan inicialmente el derecho a la alimentación y segundo, contribuyan con desarrollar en cada nación una institucionalidad adecuada para superar el flagelo del hambre. Por lo que es imperante preguntarnos cuál debe ser el modelo económico en que queremos insertar nuestros marcos legales, nuestras políticas? Y nos surgen de inmediato otras preguntas ¿para qué sirven nuestros Estados? Para qué sirven nuestros marcos legales? ¿Para qué sirven las políticas públicas en nuestros países? No hay una sola respuesta. Cada uno de nosotros tendrá sus propias respuestas. Quizás no coinciden, no esperamos que coincidan en todo. Pero si nos atrevemos a decir, que queremos que sea para disminuir los altos niveles de desigualdad, de inequidad, de discriminación para erradicar el hambre, y garantizar que los niños y niñas, los adolescentes de nuestras islas se alimenten con la calidad y los nutrientes requeridos que les permitan desarrollarse y ser ciudadanos y ciudadanas que aporten al desarrollo de sus pueblos. La institucionalidad para la lucha contra el hambre requiere de una serie de pasos que es importante plantear en este espacio: el primero es construir un consenso nacional capaz de darle un reconocimiento y una protección jurídica al derecho a la alimentación. Se dejaría esa vieja concepción que el estado actúa en proteger los derechos de sus ciudadanos con un carácter paternalista y dadivoso. Es necesario contar con un marco jurídico con un sistema capaz de hacerse cargo de enfrentar y resolver el problema del hambre. Requiere contar con las instituciones adecuadas que cuenten con las atribuciones necesarias para desarrollar las acciones que puedan contribuir con el derecho a la alimentación.
  4. 4 Posteriormente, será necesario dotar de un presupuesto a estos organismos para desarrollar las políticas públicas, planes y programas necesarios para cumplir con sus fines. Es aquí, donde los parlamentarios tenemos que ejercer nuestro rol de legisladores así como el de control y vigilancia sobre los gobiernos. Para que estos procesos funcionen y se genere cohesión social en torno a esta temática, es fundamental reconocer e incorporar a la ciudadanía en el desarrollo de estos marcos jurídicos. Así como incorporar la visión de los diferentes territorios de los países para construir un sistema que se ajuste a la realidad de la nación completa. Desde la perspectiva regional identificamos desafíos comunes que deben ser abordados, a los que quiero referirme en este momento. Desde la perspectiva regional identificamos desafíos comunes que quiero compartir con ustedes ya que son relevantes para construir estrategias regionales y locales que permitan erradicar el hambre de forma permanente. Primer gran desafío:Cómo generar espacios de diálogos políticos, plurales e inclusivos. El apoyo de la sociedad civil y el sector privado son necesarios para generar procesos de movilización, invitar a todos los agentes hacia la meta de un mundo sin hambre, donde ese dialogo público-privado estén los gobiernos, los parlamentos, los gobiernos locales, las organizaciones civiles, sociales y comunitarias, de los pueblos originarios, las mujeres, los jóvenes, los afrodescendientes, los asalariados y asalariadas del campo, Esta articulación se dará en cada país tomando en cuenta su contexto, la realidad concreta, pero deberá basarse en principios básicos de coordinación y diálogo político plurales e inclusivos, en los que participen los diversos sectores desde donde surjan propuestas de estado, para que las mismas no se paralicen cuando termine un gobierno o cambia un congreso en nuestros países. El segundo desafío es el de la sustentabilidad de los contenidos en los marcos normativos, lo que indica revisar y ajustar la estructura presupuestaria y en algunos casos las estructuras fiscales de nuestros países, y en este sentido es fundamental ver cómo vamos a trabajar los presupuestos generales del estado con sensibilidad a las políticas públicas con enfoque de desarrollo humano, de desarrollo de capacidades. En el que se asignen recursos para las políticas públicas en temas de la tierra, el agua, la biodiversidad, la capacitación, de la tecnología, pero eso hay que verlo en todo el ámbito del presupuesto, que en la mayoría de nuestros países invisibilizan los que son recursos para garantizar la dignidad y la participación de los sectores más vulnerables. El tercer desafío es el de generar espacios de dialogo con el Poder Ejecutivo y los Ministerios para establecer las políticas públicas, y desde los congresos ejercer la función de fiscalización sobre cómo se cumplen las políticas públicas. En este caso, las políticas públicas para erradicar el hambre. El cuarto desafío es que hay que vincular este tema desde una perspectiva multisectorial, y el tema hoy día sobre la soberanía alimentaria y nutricional, no solo tiene que ver con producción de alimentos, tiene que ver con acceso y disponibilidad, con salud, con educación, con medio ambiente, con trabajo, con seguridad social. Es determinante asignar el rol de los órganos de integración, que en el caso del Caribe corresponde a CARICOM, para que en un marco de gobernanza vincule su compromiso y acciones para la lucha contra el hambre.
  5. 5 Se requiere reconocer que los tiempos que corren nos obligan a enfrentar una serie de temáticas sumamente complejas, sobre las que no existen consensos, pero sobre las cuales hay que tomar decisiones. Hoy no podemos pensar en el ejercicio de la función política, ni menos legislativa en relación a la seguridad alimentaria y nutricional, sin afrontar el desafío de incluir en el debate el tema de la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación. De ahí es esencial colocar temas en la agenda legislativa. Por ejemplo las repercusiones del cambio climático, las diferentes posiciones sobre la agroindustria y al uso de transgénicos, pesticidas y agroquímicos, la tenencia y uso de la tierra, la participación de la mujer, de la juventud, el agotamiento de los suelos y de los recursos productivos. También reconocer que la obesidad se está convirtiendo en un problema de salud pública, por solo citar algunos de los temas con los cuales estamos comprometidos a legislar con un enfoque de derechos y del bien común. Compartir estas reflexiones con ustedes, aquí en esta hermosa isla, cuya belleza natural nos emociona, y la hospitalidad y sonrisa de su gente nos enamora y nos invita a sentir que el Caribe no solo se una por sus aguas y tierras, sino fundamentalmente por la oportunidad que tenemos de pensar y construir un compromiso caribeño para erradicar el hambre en el Caribe. Es aquí donde compartir experiencias, desafíos, procesos, cobra fuerza, como parte de nuestro compromiso político y ético para hacer realidad y contribuir a la erradicación de la pobreza en el mundo. Para concluir esta reflexión quiero compartir esta imagen que es lo que queremos que ocurra entre nosotros….
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