2. Texto a interpretar: Éxodo 11: 1-10
Tenemos ante nosotros la historia del penúltimo día de esclavitud de Israel en la
tierra de Egipto; éste, es una continuación del capítulo 10 en el cual Faraón hecha
de su presencia a Moisés. Moisés le asegura que esa era la última vez que le iba a
ver, pero antes de salir de la presencia de Faraón, éste le comunica sin temor el
mensaje que ha recibido acerca de la muerte de su primogénito; aun cuando Moisés
sabíaque no era del agrado de Faraón, él no rehúsa darle aFaraón el mensajedivino.
Es que cuando el siervo de Dios está seguro de quien lo envió y tiene claro cuál es el
mensaje, habrán muy pocas cosas externas (por no decir ninguna) que lo
amedrenten o lo hagan alterar el mensaje, él sabe que Faraón puede solo tocar su
cuerpo, pero no su alma; al contrario del Dios quien lo está enviando que puede
quemar su alma en el infierno si le desobedece. Ninguna de las plagas anteriores fue
predicha solamente la de la muerte de los primogénitos, quizás Moisés quería
evitarle al Faraón el dolor de la muerte de su hijo y recapacitaría antes que esto
ocurriera, pero como es sabido; el corazón del orgulloso no hace más que hincharse
ante la amenaza. Hoy en día son millones los hombres que se niegan a aceptar a
Jesucristo como elúnico salvador acausadel orgullo en sus corazones, ellos conocen
lo que les espera pero no pueden evitar actuar arrogantemente ante el vehemente
llamado de los siervos de Dios a arrepentirse.
El pueblo de Israel estaba tan desesperado del yugo que estaba cargando, que aun
el salir con las manos vacías; era mejor que nunca salir de la esclavitud en la que
estabasumidos. Pero al Dios de lajusticiay larectitud no seleescapanada, Él mismo
3. lo ha indicado que Él es el Dios que revindica al desposeído y que vela por el oprimido
y si es cierto esto de modo general, ¿cuánto más cierto lo será con el pueblo que Él
mismo escogió para darse a conocer? Por lo tanto instruye a los Israelitas a pedir
cosas de los egipcios para pagar un poco esta deuda de más de 400 años de
esclavitud, Egipto estaba feliz de que se fueran y si se iban con las manos vacías
mejor, pero Dios obra su justicia y hace que se le retribuya al pueblo por todos estos
años de trabajo. Muchas veces nosotros luchamos en nuestras fuerzas ante las
“injusticias” de esta vida y no dejamos que sea el Juez justo que tome nuestro caso
en sus manos.
Cuando es elSeñor que llama,su graciay sufavor seharán evidente aun con aquellas
personas que nos desprecian y no nos quieren. Israelhaya por medio del Señor, esta
gracia y este favor haciendo así que los egipcios suelten las cosas que los Israelitas
están pidiendo. Una vez más es confirmado que cuando Dios pelea nuestras batallas
no hay nada que pueda hacernos frente y las cosas por más que parezcan imposibles
en sus manos todo es posible.
Faraón parece no prestarle oído a la amenaza de Moisés porque pensó que Moisés
era muy poca cosa para atentar contra la vida de la joya de la corona, pero ignoraba
que no era Moisés el que estaba tratando con él, sino el Rey de reyes y Señor de
señores y para Él la vida del primogénito del Faraón tiene el mismo valor del hijo de
la esclava. Ya sea que nos encontremos en palacios o en barracas para el dueño de
las vidas humanas todos tenemos el mismo valor.
4. El clamor y el dolor que ha de venir sobre los egipcios son sin precedentes. Más en
el pueblo del Señor habrá paz y seguridad, estas son dadas por Dios a su pueblo en
tal magnitud que la mención de un perro aquí no es casualidad. Los perros eran
inmundos para los israelitas pero aun lo inmundo en la casa del justo tendrá paz y
seguridad.
Es necesario notar aquí que Números 12:3 nos dice que Moisés era el más manso de
todos los hombres pero el versículo 8 dice que “salió muy enojado” de la presencia
del Faraón. No hay peor cosa que haga enojar a los santos que el pecado y la
desobediencia descarada a Dios. Dios le dice a Moisés de la dureza y obstinación de
Faraón y que no le oirá. El endurecimiento del corazón de Faraón de parte de Dios
no puede verse aquí como una maldad de Dios, ya que de Dios no procede nada
malo; sino más bien como una justa retribución a la dureza de Faraón que ya había
visto cumplirse las 9 plagas anteriores pero aun así decide no obedecer a Dios.
El día del juicio nadie podrá acusar al Señor de malo, en su amor y misericordia nos
da tiempo y nos manda 9 plagas antes de la final que destruye y duele. La gente al
igual que Faraón hoy ven palpablemente las maravillas, milagros y prodigios que el
Señor Dios pero deciden endurecer su corazón y rechazan el único poder capaz de
salvarlos.
El Señor le bendiga!