1. 2015
Gesem ALZAMORA M.
Cmdte. PNP ®
UN PENSAMIENTO :
PROMOCIÓN ‘ZORROS’

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Hace treinta y seis años recordaba nuestro ingreso a la Escuela de
Oficiales, específicamente el pasado 12 de marzo−Aniversario de
Ingreso a la EO−en ese entonces sentíamos que gozábamos de buena
salud y nos encontrábamos pletóricos de alegría por formar parte e
integrar una Gran Institución Policial.
Éramos en ese entonces 110 nuevos Cadetes con las ganas de
entrega y de vivir de la manera más profunda, más provechosa y más
productiva que se pueda al servicio de la sociedad, asumiendo el
desafío de la dureza de la adaptación y adoctrinamiento y,
posteriormente ya en sí, la instrucción y entrenamiento policial que
nos imponía la Escuela de Oficiales del CIGRP como oportunidad
para nuestra preparación profesional como deber para contribuir al
orden, la paz y la seguridad de la sociedad y de nuestra querida Patria
y en ese ánimo encontró una feliz coincidencia en el proyecto que,
bajo el mando del Capitán José Castillo Rubio, nuestro Capitán de
Compañía; del Tnte. Segundo Cerdán Guevara, con una brillante y
mente muy lúcida para reconocer de inmediato; del Tnte. Alfredo
Pérez Vélez, que decía a toda acción ‘Se hace’ y del Tnte. Benigno Pinto
Huanqui, conocido como el ‘Romano’, luego posterior a ellos, vinieron
el Tnte. Jorge Lamela Rodríguez, Tnte. Hugo Deza Raygada, Pedro
Zúñiga Rodríguez ‘El Ronco’ y el Tnte. William Veliz Vásquez, otrora
dignos Oficiales Jefes de las Secciones, desarrollaron e internalizaron
principios doctrinarios e impregnaron virtudes y cualidades en
nuestra formación con una práctica constante, carácter sólido y
Memorias del ayer evocando el ingreso a la Escuela de Oficiales

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mística institucional, a todos ellos y ante todo nuestro merecido
reconocimiento y gratitud eterna, porque ellos han sido nuestros
maestros, nuestros autores predilectos, han sido aquel de quien hemos
imitado su entereza, su pundonor, su caballerosidad y que nos ha
dado tanto honor y que la realidad no los oculta para perseverar.
Como no recordar esos momentos difíciles desde el inicio,
cuando soportábamos la tremenda calor e intensas lloviznas por lo
inhóspito de los ambientes el sometimiento al más intenso y riguroso
entrenamiento físico e intelectual en teorías y prácticas operacionales
policiales y militares por parte de los Instructores y lidiando
permanentemente con los Cadetes de año superior, especialmente con
los ‘Leones’, subiendo de día y de noche el Cerro “Sabiduría” cargado
la mochila llena de piedras y creo que hasta ahora podemos
reconocerlo centímetro a centímetro palmo a palmo, las vueltas
continuas al Mamelón, al Cuello y por la Pista de Combate de
Shangri la, las anuales Marchas de Campaña por la Pampa de los
Perros y Chanchería a Ventanilla o sino Trapiche por el Río Chillón-,
hostilizados por los ‘Plastrones’, que nos saboteaban y destruían el
rancho, a todo ello, no podían faltar los famosos exámenes
trimestrales, semestrales y anuales de fin de ciclo a lo largo del Patio
de Honor y la cancha deportiva, con una supervisión y estricto control
para evitar las plagias y ser eliminado y, por último, nuestro Curso de
Comando Anfibio en la Infantería de Marina en Ancón en las
vacaciones para entrar al último año. Todas sobrellevadas con algunas
escapadas y relajos en complicidad para equilibrar las emociones de la
situación extenuante y a la par con el cumplimiento de los diferentes
servicios de la guardia y los desfiles del Aniversario Patrio en la

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Avenida Brasil, previo a los tediosos y prolongados ensayos en la
Escuela, por la antigua panamericana y por la autopista Chillón-
Trapiche (Héroes del Alto Cenepa). Por supuesto que no faltaban las
reuniones sociales del Batallón de Cadetes, a todo dar y con lujo
exquisito en los principales Hoteles de Lima amenizados por buenas
orquestas del momento cada año, al final de una de ellas, en el
transcurso del cuarto año, falleció nuestra promoción Augusto Peña
Palomino, víctima de un accidente de tránsito, que nos causó hondo
dolor y sentimiento de tristeza. Egresamos y pudimos graduamos
como Oficiales sólo 86 Cadetes, como resultado de que algunos de
ellos se quedaron por las ‘fresas’, sin poder trajinar junto a nosotros,
que aspirábamos en ese entonces no a la gloria, sino a la
trascendencia, sin conformarse con lo alto, sino buscar lo más alto, no
buscando lo grande, sino anhelando lo más grande, pero el camino
era largo.
Recordemos nuestro MACA, que se refiere a las normas,
principios y valores primordiales que se aplicó en su momento y a lo
largo de nuestra carrera policial y que han sido absolutamente
aplicables, como el Honor, Lealtad y Disciplina, como norte de
nuestro actuar y del ejercicio de la función policial, del respeto por los
derechos, diferencias y dignidad de los demás, la búsqueda constante
de la eficacia y eficiencia en nuestro servicio a favor de la sociedad y,
por último el acendrado amor a la patria, juramento hipocrático que
guardamos celosamente hasta el fin de nuestros días.
Lamentablemente por políticas del Comando de ese entonces, a
los pocos meses de egresar como Oficiales todos fuimos cambiados de

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colocación a los confines del territorio nacional, casi nos separaron de
esa conjugación de hermandad, de camaradería y de solidaridad que a
lo largo de cuatro años nos habíamos mantenido incólumes como un
solo puño para enfrentar los desafíos y obstáculos propios y ahora nos
tocaba a cada uno la búsqueda de su propio destino, enfrentando la
dura realidad que nos imponía el difícil ejercicio profesional de Oficial
de Policía. En ese ínterin nos tocó enfrentar a todos y en diferentes
puntos del territorio la demencia terrorista, en el mismo teatro de
operaciones, entregando el pecho con alma corazón y vida frente a las
huestes de SL y del MRTA, una etapa aciaga dedicada a la memoria de
los valerosos policías, hombres y mujeres que murieron defendiendo
al Perú y el Estado de Derecho, que nos marcó decididamente para la
operatividad y el planeamiento con el desarrollo de las estrategias y
tácticas aprendidas en aula para vencer y salir airoso en numerables
acciones, coadyuvando después de diecisiete largos años que nos cupo
participar directamente en lograr felizmente la pacificación que tanto
anhelaba el país entero en su conjunto.
Cuando asumimos el desafío del lema de identificación ‘Zorros’
que nos impusieron nuestros primeros Instructores, como divisa por
seña, no entendimos el valor de los momentos, hasta que se han
convertido en recuerdos, porque siempre se ha mantenido
implícitamente en cada uno de nuestros actos como parte
fundamental del ejercicio profesional, al impregnarse el espíritu del
animal en nosotros y no nos damos cuenta, ya que sintomáticamente
emerge de nuestro interior la habilidad y destreza para actuar con la
astucia, discreción y silencioso para lograr efectividad y sobrevivir
utilizando los sentidos y diferentes mecanismos, métodos y técnicas

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como acción para contrarrestar el abatimiento del espíritu y caminar
firme y seguro en búsqueda de nuestro destino. Siempre al escuchar
esa palabra llena de sentimiento nos transporta a no perder jamás las
esperanzas, porque abraza unión, solidaridad, fortaleza, hermandad
para nunca darse por vencido, si uno cae se levanta, si vuelve a caer
volver a levantarse… finalmente las cosas duras que nos tocó vivir en
esos años nos enseña a ser fuertes, es parte de la vida que nos
quisieron impregnar sabiamente nuestros Instructores y hay millones
de momentos de felicidad vividos comparado con algunos instantes
de sacrificio, de pena y dolor que se han convertido ahora en nuestros
recuerdos, tratando de superar nuestros propios límites siendo la
mejor versión de nosotros mismos, un alma inconquistable, sin
postrarse jamás ante las circunstancias y, que hoy nos halle sin temor
frente a los gestos en un rincón de emoción en cada pecho de la
promoción, lleno de idealismo y con sentido de honor, porque nuestro
destino yace en cualquier camino que tomen.
Inexorablemente después de aproximadamente 34 largos años de
permanecer en el servicio activo dedicados a la Institución Policial
cumpliendo las funciones policiales como anónimos Caballeros de la
Ley, fuimos pasado al retiro casi la mayoría de la promoción
supeditados a las nuevas políticas del gobierno de turno del que forma
parte la Policía—a mi juicio, muy inestables y restrictivas al bamboleo
del gobierno y complaciente, genuflexo y vergonzoso por parte del
alto mando—invitados por renovación impidiendo la continuidad en
las filas activas de la gloriosa PNP y perdidos en el laberinto de la
coyuntura donde una parte de nosotros murió. Quedan un grupo
reducido atentos al panorama y pendientes a como pintan las

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perspectivas del desarrollo institucional y para ejercer el liderazgo y la
acción proactiva policiaca, que a nosotros lastimosamente nos fue
vedada, para trascender y defender los fueros e intereses
institucionales y, para que tomen posiciones e inspiren un
compromiso férreo frente al pensamiento y de los ideales de los
‘Zorros’.
Creo que es el sentir de cada uno de nosotros, ver refrescado la
honda huella forjada de nuestra presencia y que ha sido un ejercicio
gratificante, puesto que nuestra Institución, para bien o para mal, es la
PNP que no ha estado libre de sesgos personales y desviaciones
profesionales, pero nunca sufrimos ni por un momento un
abatimiento del espíritu, porque nuestra alta moral se ha encontrado
ahí impregnado desde siempre la cual era cualificada y
experimentada. Nuestra aproximación a la fecunda labor policial de
orden, investigación y seguridad han procurado neutralizar cualquier
brote de violencia, del esclarecimiento de un hecho punible o del
riesgo atentatorio contra la seguridad de los bienes públicos y
privados de nuestra sociedad contemporánea sin renunciar jamás a la
utopía de resguardar y construir una sociedad libre, justa y solidaria
con una perseverancia en el compromiso de la Ley y el orden, con
dignidad y sin ningún pretexto para sobreponerse al deber cumplido
que nos impone el bienestar nacional.
Nuestro norte ha sido el honor, lealtad y disciplina en
rigurosidad como sustento de la labor profesional, el cual no se agota
en una sola acción, aunque haya muchas veces deferido o defendido
una posición con pasión, siempre se ha vuelto a la fuente de nuestros
principios y compromisos contraídos como juramento de la última

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palabra empeñada al egresar como Oficial y como un pensamiento
‘Zorros’, y de hecho, estimados promociones, dude de quien se presente
como tal. Este recordar nos renueve el espíritu como persona y nos
infunda grandes deseos de hacer cosas nuevas y lograr mayores éxitos.
Pero, pese a todo, siempre es bueno dejar en claro y establecido que la
Policía nos ha dado tanto, hemos aprendido a amarla tanto, nacimos
en él, esta Institución nos ha hecho valorar y nos ha enseñado servir a
los demás y nos ha dado todo su ser. Esta Policía ha sido nuestro
origen y nuestro hogar y hay que amarla siempre con fe y esperanza
la haremos engrandecer y, por ello, recuerda: que antes de morir…
¡Vivir!
Hoy, puedo decir y asegurar que la Promoción ‘Zorros’, no perdió,
sino que se reencontró y ha resucitado cual Ave Fénix y ahora es un
proceso donde el aspecto fundamental es la verdad, que sana las
heridas y nos ayuda a refrescar la memoria conjunta y a una
reconciliación después de tanto tiempo en el olvido, en el silencio y el
anonimato, porque llevamos con orgullo el mejor ejemplo de una
vida llena de entrega y amor por la familia, por la Policía, por el Perú,
la justicia, la equidad, la paz y el orden y la tranquilidad social y, acaso
también una visión de la vida por encima de las contingencias que nos
tocó vivirla, en que las prioridades estaban bien puestas: la patria, la
ciudadanía, el deber y el orden. Lamentablemente hemos vivido el día
a día un camino largo que nos impuso la profesión, compitiendo unos
a otros, tratando de llegar a donde otro llegó, superando otros límites,
sin buscar la mejor versión de nosotros mismos, esa esencia de
nuestro pensamiento unívoco de valoración a la promoción del cual
surgimos y al cual retornamos, sin estigmatización ni segregación,

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porque nacimos como un solo puño, éramos la uña y carne; pero hoy,
vuelto a la realidad en nosotros, cuando lo esencial es invisible a los
ojos, la fuerza de razón nos impone afrontar el futuro juntos y el éxito
final será de nosotros mismos, como reza la frase en acotación… “El
sueño que sueñas solo es un sueño, el sueño que sueñas con alguien es
una realidad”. En nosotros queda la decisión y posición asumida,
ahora nuestro pensamiento es histórica y principista, por tanto despeja
muchos miedos y fantasmas que guardábamos en nuestros recuerdos
y que ahora se disipan para buscar nuestra propio ideal y destino al
abrigo del hermano que se quedó en el olvido y hoy resurge de las
cenizas. Además nos atreveríamos a decir que nosotros los ‘Zorros’
sabemos bien a dónde vamos. Tenemos una dirección en la vida pero
también un espíritu de aventura, sin afectar nuestro buen juicio.
En esta trayectoria de la remembranza vivida, la potente valencia
emotiva de los recuerdos nos permite volver a ellos con facilidad, de
recordar a nuestros hermanos que partieron más allá del sol, a buscar
ese largo camino, para ello, los convocamos simultáneamente a
Augusto Peña Palomino, Fredy Gálvez Ríos, Francisco Lizarzaburu
Lizarzaburu, José Vega Hurtado, César Grandez Portilla, Julio
Manchego Mendoza, José Olivares Gonzales y Carlos Rolleri Muente,
podemos sentir en ellos la misma textura q ue los arropa y la luz que
los une; ellos desde el cielo, nos sonríen amistosamente, sabiendo lo
que cuesta superarlo en este proceso de encuentro y de renovación. Su
ausencia han dibujado con una sonrisa y el valor de los momentos que
lo pasamos juntos se han convertido en recuerdos gratos para lo que
queremos hacer y nos vuelve al pensamiento para decirnos a toda la

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Promoción… ¡Te ruego que hagas porque en él se renueve mi
recuerdo!
Que el recordar, nos conduzca a guardar la misma pasión de
superación de siempre y la misma alegría de siempre por la buena
compañía que manteníamos al ingresar a la Escuela, esperando que el
tiempo que queda nos permita profundizar nuestras amistades para
reforzar nuestro ideal y pensamiento de la Promoción, alcanzando
nuevos niveles de comprensión y perspicacia, como gratitud a los
hermosos años vividos junto a todos ustedes como privilegio de una
gran aventura. Pero sí, hay que entender que no se quiere que este
sentir sea un broche a la historia de la existencia de los ‘Zorros’. Muy
por el contrario, se desea que se aliente a un nuevo comienzo en
nuestro diario vivir, a nuevos desafíos en el lugar en que nos
encontremos para reverdecer nuestro espíritu y dar aliento a nuestra
alma en el largo camino que escogimos y poder escribir estas páginas
para saber que estamos vivos pensando y poder decirnos cada uno…
¡detente instante, eres tan ‘Zorro’ como yo¡
En suma, querido Promoción desde nuestros inicios han tratado
de formarnos para ser uno con tu alma y que en esta oportunidad
podríamos decir que nuestro breve viaje sea una gran oportunidad de
reencontrarnos para darle una nueva dirección, para dejar de lado las
quejas y que el trayecto quede marcado con rastros de luz como buen
ejemplo de madurez y, de ahora en adelante, hay que poner fuerzas
en construir y disfrutar de nuestra unión, pero no se crean nada
porque todo es efímero, lo importante es darle vida, así que a
reencontrarnos y echar a andar juntos con los mismos sueños e

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ilusiones en que elegimos ser parte de este proyecto. Revigoricemos
nuestra fe, sin distraernos buscando ejemplos ajenos para afianzar y
mantener viva el espíritu de la llama de los ‘Zorros’, donde siempre
quedan los momentos felices vividos, para seguir soñando como ellos
mismos.
Y sin embargo, a pesar de todas estas nostalgias, somos casi los
últimos de una estirpe de Policías, siempre con la promesa de que este
sí era bueno…Tienen lo pasado más del cuarto siglo de vida, con
mística e identidad que salieron a la tarea de servir sin buscar
reconocimiento alguno, pero si con sensación predominante de
gratitud. Nos despedimos de todos ustedes que han disfrutado,
renegado, consentido o disentido con estas apreciaciones someras de
nuestros viejos recuerdos y pensamientos de la Promoción para que
calen en ti e internalices con nosotros…¡ Estoy seguro que nos
volveremos a verte!.

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