17. me hicieron descubrir, con gran sorpresa, que sus pequeños corazones están plenos de amor.
18. Quedé admirada y fui definitivamente conquistada por tales actitudes, tan es así que deseé tenerlos como amigos.
19. No fue fácil ganarme su confianza. Aún siendo una nila, ellos deben haberme visto gigantesca, y es lógico que hayan sentido miedo.
20. Pero poco a poco comencé a comprender que debía permanecer inmóvil, extendiendo la palma de mi mano con la amistosa oferta de alimento
21. sin tratar en modo alguno de capturarlos para privarlos de su natural libertad.
22. Cuando comenzaron a conocerme y aceptarme sin temores me sentí sumamente feliz.
23. Mucho después llegué a comprender que esos pajarillos, tan pequeños, frágiles y delicados, me habían dado una gran lección:
24. me enseñaron que la amistad es una conquista, que no puede ser jamás impuesta ni exigida, y que cuando se establece entre las personas en forma natural es algo hermoso,
25. aun cuando a veces puede ser fugaz y durar apenas el tiempo de “un batir de alas”.
26. Lo importante es que surja de dos libres elecciones, a partir de la confianza y el respeto
27. sólo de esa forma la relación que se instaura será espontánea, bien recibida y sincera.
28. Y como sucede entre los pajarillos, también entre los humanos debe ser ofrecida abiertamente en la palma de la mano, sin constricciones ni forzamientos, en un plano de absoluto respeto del libre albedrío,
29. de modo de saber alejarse, si así lo requieren las circunstancias, pero también de saber volver, de ser posible y si así se desea.
30. El tiempo y la experiencia me han enseñado que a menos de existir una ofensa, las amistades siempre regresan y entonces es como si jamás se hubieran alejado...
31. … porque nadie huye nunca de aquellos que ofrecen a sus amigos un afecto sincero, respetando sus decisiones. Texto y gráficos: GiEffebis@alice.it Español: [email_address]