3. Trascender
Cuentos de Hadas Bajo la Luna Llena
2018
Ciudad de México
Obra con Derechos de Autor en Trámite, puede ser impresa, copiada, regalada,
almacenada, trasportada y disfrutada libremente siempre que se cite a la autora y a
Trascender marca con la que se identifica la historia y las ilustraciones contenidas en este
material.
4. Te andaba buscando incansable, incansable, incansable…
Te andaba buscando obsesiva, obsesivamente, en mi mente obsesiva…
Te buscaba hacia el otro lado en que te encuentras, te buscaba donde se no
vas a estar…
Será que te buscaba en mí adentro, en mí afuera, en mi contexto, en mis
procesos, en mis fantasías, en mi nada…
Te buscaba obsesiva deseosa de no encontrarte, te buscaba deseosa de ya
no buscarte…
Pero te buscaba y cuando por casualidad te encontraba, deseaba ya no
encontrarte…
Te miro precioso, tan bello, te miro admirando tu piel y tu pensamiento,
Solo para toparme con que las puertas de tu alma están cerradas…
Una vez que la puerta se cierra vuelvo al camino en otra dirección por
eso me alejo para seguirte buscando…
Y nazco de nuevo el día que te dejo de buscar…
5. I
Ahí estaba la tierna Violeta Sufriendo por amor, yo le quería decir que
ese dolor que a sus jóvenes años sentía no era más que un malestar
pasajero que pronto se desvanecería. Tan linda, tan educada, inteligente y
amable, además de divertida, tantos atributos no habían sido suficientes
para mantener el interés de aquel jovenzuelo que al ver tantas niñas no
podía quedarse demasiado tiempo con solo una de ellas, había que probar
las mieles del amor de una tras otra.
6. Sin embargo Violeta se observaba cansada. Aquel primer amor la había
desgastado pues había dedicado los pasados meses a enamorar a un
imposible. Ni las cartas, ni los dulces, ni los dibujos, ni las fotografías en las
redes sociales, ni aquella rebanada de pastel habían sido suficientes para que
aquel primer novio valorara el interés de la joven. Ahora apenas un par de
meses después de iniciado el breve romance aquel muchacho paseaba con
una compañera de clase de Violeta, que dicho sea de paso era hija de un
prominente abogado, por lo que podía vestir con ropa mucho mejora que la
que llevaba Violeta hija de un humilde empleado de oficina.
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7. Tan triste se miraba que decidí contarle un cuento que había nacido una noche
de inspiración mientras platicaba con un amigo fuera de una universidad
donde ambos éramos profesores. Si bien este cuento nace de mi fantasía debo
decir que tiene un trasfondo real las vivencias de este gran amigo al
aconsejarme a mí sobre una relación que no funcionó pero era desgastante
para mí. Por tanto, como también funcionó en ese momento para mi comienzo
a contar el cuento que conté a Violeta con la esperanza de que todas aquellas
personas que sufran por un amor abusivo, mal intencionado y desgastante lo
comprendan.
II
Había una vez una Estrella Azul
Había una vez una Estrella Azul que tenía mucho miedo a la inmensidad
del universo.
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8. Desde que había nacido se sentí muy sola y muy alejada de los otros astros,
además ella se sentía muy distinta a los otros cuerpos celestes, incluyendo
aquellos que orbitaban danzarines a su alrededor. Un día la Estrella Azul
descubrió que muy cerca de ella orbitaba un hermoso Hoyo Negro.
Aquella estrella oscura le parecía muy bella a pesar de que apenas se
distinguía en la oscuridad del universo.
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9. En aquellos miles de años de soledad y silencio tener tan cercano un astro le
parecía extraño y al mismo tiempo algo maravilloso. No se atrevía a hablarle
por lo que tímidamente pasaba el tiempo solo observando a aquel oscuro
compañero.
Alguna vez mientras cruzaban sus miradas la estrella azul se atrevió a decirle
al Hoyo Negro –que bello astro eres-, y en respuesta el Hoyo Negro le contesto
con una sola palabra –gracias-; era una respuesta que parecía tímida pero que
no alcanzaba para decir mucho, sin embargo para la Estrella Azul aquella
palabra podría ocultar el deseo de entablar algún acercamiento mayor. Con
los cientos de años que pasaban en el universo, los mismos que eran vividos
para aquellas estrellas de manera diferente a como tú y yo los concebimos,
vinieron muchos halagos de la Estrella Azul para con el Hoyo Negro. La
Estrella Azul le decía al Hoyo Negro -que hermosa oscuridad hay en ti-,
seguida de un –gracias- por respuesta. En otra ocasión la Estrella Azul le dijo
al Hoyo Negro -pero que bellas sombras proyectas- seguida de otro simple –
gracias-. De tanto mirar la oscuridad del Hoyo Negro, y de tanta soledad, la
Estrella Azul llego a valorar mucho las cortas respuestas e incluso a admirar
la siempre indiferente presencia de aquel vecino. Poco a poco y entre los
halagos la Estrella Azul deseosa de sentir aquella presencia del Hoyo Negro
acercaba su luz para tocar la oscuridad, entonces el Hoyo Negro enfurruñado
y ofendido le decía -¡detente! no quiero que toques mi oscuridad, no me gusta
que me acerques tu luz, pues me incomoda-.
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10.
11. Tristemente la Estrella Azul retraía su luz y se empequeñecía y tímidamente
se giraba para mirar a otro lugar del universo, pero apenas instantes de
cientos de años después el Hoyo Negro la llamaba -Estrella Azul ven,
mírame ¿verdad que soy el astro más hermoso que has visto?- la Estrella
Azul ilusionada le decía -¡sí! eres el astro más hermoso que he visto-.
Luego de un par de milenios de acercamientos tímidos el Hoyo Negro le dijo
a la Estrella Azul -me gusta tu luz, ¿me podrías dar un poco de ella?- con
gran alegría la Estrella Azul le regalo luz al Hoyo Negro que se la tragó
enseguida.
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12. Desde ese momento y constantemente el Hoyo Negro le pedía a la Estrella
Azul más de su luz, cada vez más y más luz. Incansable la Estrella Azul le
regalaba más y más luz al voraz Hoyo Negro que al alimentarse de aquella
energía no solo se hacía más grande, también más imposible de saciar. En
cada momento en que la estrella azul le regalaba luz al hoyo negro le decía
palabras tiernas llenas de amor, pues sin duda alguna la Estrella Azul se
había enamorado del Hoyo Negro. Por su parte el hoyo negro recalcaba con
un simple -gracias- su posición de indiferencia y de no corresponder a los
obsequios y al afecto de la Estrella Azul. Cuando la Estrella Azul acercaba
su luz para acariciar al Hoyo Negro él se enfurruñaba y repetía que le
incomodaban tales muestras de afecto, para enseguida exigir más y más luz
para alimentarse. La Estrella Azul se fue poniendo pálida y triste, ya no tenía
el mismo brillo que en aquellos milenios antes de conocer al Hoyo Negro.
Agotada un día la Estrella Azul le dijo al hoyo negro -¡te amo!, pero ahora
soy yo quien necesita de ti, de tu oscuridad, necesito compartir algo contigo,
necesito que me alimentes de cariño, pues me estoy secando de tanto dar y
dar y sentir que no me correspondes-. El Hoyo Negro la miró con fría
indiferencia, aquella indiferencia mortal de su vida sumida en la oscuridad
y le dijo -creí que entre tú y yo todo estaba muy claro, entre tú y yo solo
puede haber amistad, y ahora que nos estamos sincerando, más allá de mí,
desde donde tú no puedes observar veo otras hermosas estrellas que me
pueden alimentar, por tanto, si tú ya no puedes alimentarme más me iré con
ellas-.
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13. El Hoyo Negro que para entonces era un enorme boquete de nada miró en
otra dirección, ahí donde otras miles de estrellas lucían su esplendorosa
belleza. El Hoyo Negro se veía profundamente ofendido por la petición de
la Estrella Azul. ¿Quién se creía la estrella para creerse merecedora de su
amor? Triste la Estrella Azul se comenzó a consumir y entonces poco a poco
se dio cuenta que de ella emanaba oscuridad y de que se convertiría en un
hoyo negro; fue entonces cuando un cometa que orbitaba cerca conmovido
le dijo - hermosa estrella, nunca dejes de irradiar belleza, pues si no te das
cuenta no has perdido nada donde solo había nada. Nunca te enamores de
la nada, enamórate solo de la luz que en la misma intensidad que tú das te
dará otra estrella-.
14. La Estrella Azul volvió a brillar y se prometió nunca más alimentar
corazones vacíos, oscuros y llenos de nada. Tenía la esperanza de que en el
universo orbitando encontraría una estrella que le regalara luz de amor como
ella sabía darla. En el universo hay leyes básicas, tal vez esta sea una de ellas,
nunca alimentes de energía de amor a los corazones que son hoyos negros…
Porque en realidad lo que llamamos hoyos negros son agujeros insaciables
que te irán dejando vacía el alma y que nunca tendrán fin en su capacidad de
quitarte todo lo que puedan. Busca amar solo aquellos que tengan en su
corazón la luz de las estrellas luminosas.
FIN
Para ti que te quedaste en mi pasado y en esta gloria de crear belleza hasta de la traición,
te lo dedico.
Trascender
Ciudad de México 2018
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15. DE LA AUTORA
Isa Muñiz
Artista plástica mexicana enamorada de las leyendas, el folclore y los aspectos
simbólicos y profundos de los cuentos de hadas, divide su tiempo entre el
trabajo académico como profesora investigadora universitaria y la psicología
junguiana. Enamorada de la fotografía y la ilustración artesanal es además
activista por la conservación de la naturaleza y la cultura.
16. Trascender
Marca Editorial con la que se identifica la obra de la autora Trascender
Espacio Feérico
Director: Carlos Muñiz
Estilo: Rosa María Couto
*Espacio Feérico*