Los tres documentos tratan sobre temas de introspección, recuerdos y reflexión. El primero describe los pensamientos de una persona sobre sus sueños y caminos por delante, mientras lucha con la incertidumbre y el deseo de libertad. El segundo relata los recuerdos angustiosos que una persona tiene de una expareja un año después de su separación. El tercero describe los pensamientos de alguien que se despierta en un café después de quedarse dormido, cuestionando la naturaleza de la realidad y la existencia.
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Creaciones [Poema de Lucas Orellana]
1. Reflexiones
Mirando mi ventana y pensando en mis sueños, creando destinos y colores.
Tantos caminos se abren ante mí pero siento una incertidumbre en cada uno y
me yace la idea de que mejor me quedo en el que estoy.
Me sorprendo al no poder decidir, estoy atada, quiero libertad, aunque nadie
dice que en libertad me encuentre feliz. ¿Y si dejo de existir? Dejaré los
caminos vacíos y que otros los tomen por mí
…
Eran las 5 de la mañana y la chica pelirroja no podía dormir. Sentada en su
cama examinó su cuerpo, detalladamente encontró moretones, rasguños y
cortes. ¿Qué había sucedido? Dejó que su cerebro trabajara arduamente y
tratara de recordar que había hecho la noche anterior.
Se paró y dejo caer un gemido adolorido, sus piernas dolían como nunca.
Necesitaba un espejo. Sus ojos cielo miraron atentamente el espejo, tratando
de asimilar su imagen, ¿Qué hacia ella ahí? ¿Qué había sucedido con su
cuerpo? Decidió ir al cuarto de baño, que quedaba cruzando el pasillo. Tomó la
mañilla con sus delicadas manos, la giró. Abrió suavemente la puerta blanca
que se alargaba cada vez más. Entro. Antes de mirarse en el espejo por
segunda vez para corroborar, estudio detalladamente el cuarto. Dio una vuelta
inesperada y miró.
Su cabeza dolía a miles, sentía el dolor punzante de algo incrustándose en su
cabeza. Nada. Un leve mareo comenzó. Se hizo grande. Cayó. El sonido del
golpe retumbó en sus oídos. Sentía un liquido espeso pasar por su cuello.
Sangre. Todo estaría bien de ahora en adelante, ¿No es así?
2. El angustioso recuerdo
Ha pasado un año desde su partida. Me doy cuenta de que fue muy poco lo
que alcancé a disfrutar al lado de una persona que amé demasiado, que ahora
extraño. Cada cosa me recuerda a ella sin importar el tiempo. Sin importar con
las personas que heestado, con una que otra chica, no logro olvidarla, su voz,
sus risas, su personalidad, que cada vez me enamoraba más y más, ver cómo
cada vez ella se adueñaba más de mi mundo, tal como si fuese una guerra, ella
lo invade y logra tomar control de mis emociones, donde el único poder en
juego era el amor. Pero de pronto se fue, me dejó tirado como un peluche viejo,
que cada cosa me recuerde a ella, el calor del guatero en mi pecho como si
fuera su abrazo, música que me recuerda a sus emociones, su hermosa voz, al
recordar cada uno de los lugares recorridos y pasarlos con nostalgia, cada
bocana de cigarro, me recuerdan a sus besos, la felicidad que en aquel
momento es hermosa, ver cada una de las cicatrices que tengo, tanto internas
como externas, por su culpa, por cada vez que me sentí culpable, por cada vez
que fue cortante nacieron aquellas cicatrices, si pudiera volver atrás, lo haría
sin pensarlo, solamente para revivir aquel recuerdo que aún tengo presente
conmigo, como mis cicatrices, la pantalla de mi ordenador y mi almohada son
víctimas eternas de mis llantos, de mi eterna pena por ella, la extraño
Caído para besar
Sólo su rostro frío presentaba ante la sentencia de aquél ángel moribundo: ‘‘No podrás
besar a tu amado en al acto, pues morirá en el más mínimo contacto. Tus labios aquí se
han maldecido, pena tuya no será, sino del que te amara apenas te haya conocido’’. El
primer novio la dejó rápidamente. El segundo se suicidó cuando la tortura se le dio a
conocer. Pero el tercero solo calló y la llevó al crepúsculo, sin bacilar unas palabras le
hizo dijo: ‘‘Mi amor por ti representa toda locura, por eso aunque fría seas, será tú
tortura. Ahora me acercaré a besarte y así mi vida sabré darte. Tu primer beso
verdadero vas a dar, cuando nuestros labios se sepan tocar, ¡Pues yo he acertado!, y feliz
moriré habiéndote besado, ya que aunque no te hayas percatado soy el ángel que tal
sentencia te ha dictado’’.
3. El espejo de las cabelleras
Cuando yo era pequeña y deseaba dormir, mi padre siempre me contaba la
misma historia que aún recuerdo con claridad. Había una vez una pequeña de
cabellos dorados que cada vez que despertaba iba al río y se lavaba la cara
con esa agua convertida en hielo, ese era su truco para mantenerse despierta
tras una larga jornada en pie, encargándose de las labores de la hacienda de
sus abuelos. Por otro lado, había una pequeña de cabellos plateados, que
cada vez que despertaba de sus sueños se miraba en el espejo. Se fijaba
hasta en el más insignificante detalle facial, contaba cada peca, cada vello de
sus cejas, creo que así ella repasaba las lecciones de matemáticas, no podía
tener ninguna imperfección, tenía que ser perfecta. En su reflejo matutino
debían verse las estrellas. ¿Cómo ella veía las estrellas de día? Ese gran
detalle nunca me lo quiso explicar mi papá, a este punto yo me quedaba
dormida, pero un día hize el intento para escuchar que pasaba con las niñas.
La niña de cabellos dorados provenía de una familia muy pobre, a ella le
gustaba pensar que sus abuelos eran los patrones, pero en realidad ellos
eran los inquilinos de la hacienda. La madre de la niña siempre tenía guardado
un espejo roto como recuerdo de su pasada vida de riqueza, lo mantenía en
una caja negra ubicada en el cajón superior del mueble del corredor.
La niña de los cabellos plateados siempre sentía pena por el resto de la gente,
por no ser tan hermosa como ella, entre sus suspiros pensaba en que era una
fortuna tener una belleza como la de Afrodita, la diosa del amor y de la
hermosura. La niña de los cabellos dorados solo había visto su reflejo en el
hielo. Lo único que deseaba era verse en un espejo, le daba vergüenza
decírselo a cualquiera y le daba lástima pedirle a su madre el espejo roto, ya
que en ella despertaría el sentimiento de tristeza por lo vivido en el pasado. En
una mañana de invierno la muchacha de cabellera plateada despertó más tarde
que de costumbre, pensó en seguida en su preciado espejo, pero no lo veía en
ningún lugar, hasta que en un rincón más apartado y más oscuro de su
habitación vio una caja negra. La abrió con curiosidad y era un espejo, no era
el suyo y estaba roto, era el mismo que el de la madre de la niña de los
cabellos dorados.
En ese momento el sueño me estaba venciendo, para una niñita de cinco años
es bastante lógico. Mi papá se estaba a punto de levantar de su asiento, hasta
que vio mi cara de esfuerzo por oír la historia. Justo en el mismo instante en
que la niña de cabellera plateada buscaba su espejo, la niña de cabellos
dorados ya estaba en pie desde hace un par de horas, para ella iba todo
normal, nada ni nadie la salvaría de su realidad de trabajo infantil, hasta que
apareció su madre bastante preocupada, no encontraba su tesoro, su preciado
recuerdo. Catalina, ya duérmete, mañana te sigo contando la historia, fueron
las palabras de mi papá antes de que el sueño me venciera, pero
afortunadamente soñé la continuación del cuento. Busco en cada rincón de su
propiedad, para nombrar el terreno de alguna manera, hasta que encontró un
espejo, pero no era de ella y tampoco de la patrona, como nadie lo deseaba, se
lo pasó a su hija. La niña, al verlo, no entendía qué era y porqué había una niña
de cabellos dorados en él. La chica de cabellos de luna estaba desesperada,
quiso tomar el espejo roto y destrozarlo más aun. Cuando estaba decidida y
dispuesta a hacerlo vio el reflejo de un monstruo. Tanto se espantó, que se le
4. cayó en mil pedazos. En ese momento desperté, fui corriendo hacia mi papá
para preguntarle el final de la historia y contarle del sueño. Mi papá me miró
diciéndome: ¿Acaso conocías la historia?-No, papá, ¿por qué?-porque es
exactamente igual, mi pequeña de cabellos plateados-.
El Túnel
Me he perdido en el camino.
Mis ojos están cegados,
el presente no existe, no me queda futuro.
El pasado es un sueño que de pronto vino
atrás han quedado los bellos recuerdos regalados
y me han enjaulado con un frío muro.
Se ha quedado estancado un llanto, un grito.
Se ha congelado mi sentir, mis lágrimas.
Ya no tengo miedo, ni menos terror.
Tan irreal, parece que ha sido un mito.
Atrás ha quedado el bello poema y sus rimas.
He abandonado mi imaginario mundo de amor.
Caigo, por un túnel infinito.
Mi cuerpo me ha abandonado.
Nadie me acompañará por la eternidad.
Adiós al hermoso sueño que he dejado.
Este túnel no es ninguna divinidad.
Mi corazón, en el piso, ha quedado congelado.
Aquí, mi vida he cortado.
En este túnel he despertado.
Yo sé , que nada es eterno,
pues ya se me ha acabado el cuaderno.
Este es el fin de mi suerte
Ahora me toca acompañar a la muerte.
5. Noche Oscura
En una noche oscura he muerto de tanto haber llorado.
En un anoche oscura te he olvidado.
Siempre fuiste mío,
pero ahora me doy cuenta que nunca te he querido.
Siempre hubo falsas caricias, falsos abrazos.
Adiós mi vida, adiós mi amado.
En una noche oscura me he ido
tan pronto que no he dudado un solo segundo infinito.
Te he arrancado de mi cabeza
y te he sacado de mi corazón.
Me voy volando sobre tu negra nube espesa
feliz de por fin haber entrado en razón.
Mi partida no has sentido.
Extrañamente tu corazón no ha partido,
pero el mío busca su otra parte
lejos de tu veneno ya bebido.
Un corazón encontraré sin molestarte
pensando que algún día solo y triste habrás envejecido.
He des-eclipsado mi luna.
Contigo aprendí a vivir sin fortuna.
Tu dinero ahora más que nunca no me interesa.
Y tampoco, aún menos, tu externa belleza,
porque siempre he sabido y vuelto a descubrir que el amor
no es cosa mía si no de Dios.
6. Espejos
¿Ya conocías mi delirio en ese entonces?
Recuérdalo, como pequeña escarlata
¿Cómo? Me dices ahora
Soy tu inmóvil mirada de amargura
como si fuera solo una imagen
¿Eso eres, reflector de llantos y augurio?
Traicionero y belicoso,
Como si estuvieras ahogado
ahogado de rutinas estéticas,
en cuatro paredes,
¡Has da liberarte retrato parlante!
¿Existo?
¿Ya son las 2 de la tarde? Supongo que me he quedado dormido… esperen.
Me pregunto por qué el mesero no me despertó, ¿Será que se divertía con mi
ensueño encima de los aromas del dulce caco y del indiferente mesón? En
todo caso, imagino mis expresiones en auxilio de alguna almohada.
Creo que desperté, sin aparente motivo, a las ocho de la mañana, aunque
quizás alertado por la horrible pesadilla que asaltó mi subconsciente… Siempre
me persigue la idea de que nunca estamos despiertos, sino somos un mero
sueño eterno, o un sin sentido existencial que vaga buscando sobrevivir a este
absurdo, no… ¿No tiene sentido aparente, entonces, el buscar disfrutar este
sueño que percibimos más real que el nocturno? Pero entonces, la naturaleza
ha de ser la más cruel celda. Debo buscar algún pasatiempo definitivamente.
Bueno, caminando hacia el dintel de mi puerta recordé el hambre que me
hostigaba desde el día pasado. La cocina se encontraba vacía y ni un mísero
carbohidrato se interpone en mi horizonte (Qué horizonte si lo único que abarca
tal término es lo que cercano esté mío, y de ahí a comprenderlo, a reflexionarle
y entenderlo… no sé) pero un tenue haz de luz sobrevuela en mis ojos y el
paisaje de lluvia capitalina asalta mi conciencia, si desde ayer que gotea con
tanta crueldad el asfalto. Miren que casualidad (¡Casualidad!), la procedencia
7. del haz encamina a un puñado de moneditas, un par de papeles morados y uno
azul. Si el sentido aparente no existe, nada vale gastarme estas fichas en un
desayuno para mi sobrevivencia en esa mañana.
En la calle sentía el bombardeo de aguas milimétricas en mi cabeza, uno
cuantos cientos de pasos, que luego me rodean un par de luces verdes y rojas
para así sembrar mi travesía hasta topar con un luminoso cartel muy al estilo
gringo con las letras: ‘‘coffee’’ y en la cara central del vidrio de la puerta otro
más, pero esta vez en un ordinario cartón blanco escrito: ‘‘open’’.
Después del típico trámite, una pizca de buenos días mezclada con la petición
de algún brebaje dulce como el chocolate caliente y una media luna, todo esto
resulta en una cifra de 1950 pesos, número que contrarresto con uno de los
billetes morados que encontré.
La espera se desencadena en unos 15 minutos muy cómodamente en esos
sillones acolchados de esquina, todo esto cercano a las 10 y media.
Con cada sorbo el peso de mis párpados se embriagaban con el dulzor del
chocolate, el aroma a cacao que reina en las cafeterías y el irregular sonido de
una antigua caja registradora. Caigo.
Así fue y será, sentado aquí mirando a la nada, como esperando una especie
de explosión en esta insoportable tranquilidad, que algo suceda, no sé, que un
auto se estrelle con una de las ventanas, que ocurra un asalto a mano armada,
que aparezca caminando el amor de mi vida, un otra sandez por el estilo.
Supongo que volvería a hacer lo mismo una y otra vez, nadie tiene remedio y
qué se le va a hacer.
Ya el gatillo se acomoda a la textura de mi índice y casi automáticamente
ejerzo fuerza en el dedo, caigo pero aún me siento vivo y nadie parece notar el
estruendo, quisiera al menos un reojo o un grito de alguien pero nada ¿Habré
existido alguna vez? (Favor de repetir esta pregunta en primera persona plural).
8. Debiste matarme cuando pudiste
No voy a dejar de morir ahora
Nunca me obligarás a marcharme
¿Tienes lo que merecías?
¿Acaso no quieres que reconozca tu pánico?
Esta noche será muy larga…
Tengo que hacerlo bien
No quiero que te escondas…
Persigues algo que nunca podrás matar
Nunca conocimos la realidad
Fue la colisión de nuestro caos
El sendero de nuestra paranoia
Tienes que cazarlos
Asústalos
Nunca serás lo que esperas de ti, recuérdalo
Ladroncito
Una reina caminaba por las calles de su país admirando la perfección que
tenía, sin ladrones, ni delincuencia. A la reina le tocaba pasar por el callejón
que antes fue el más temido y la reina lo arregló con su dulzura. Al final de de
la tarde la reina estaba feliz de ver el callejón tan limpio, pero en un rincón
había un niñito que la miraba. De repente la reina dijo:
-arréstenlo, métanlo al calabozo y después córtenle la cabeza, ladroncillo
pequeño, te pillamos haciendo lo malo ante mis propios ojos.
Y el pequeño asustado, tomado de los dos brazos por los guardias, dijo:
- ¿Por qué? Mi reina. Yo soy un humilde niño que no ha robado nada y que
nunca robará nada a nadie.
Y la reina dijo:
-Pequeños ladroncito, mientes! Porque apenas miré tus hermosos ojos me
robaste el corazón.