Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro fue un ensayista y polígrafo español del siglo XVIII considerado una figura clave de la Ilustración española. Propuso varias reformas educativas, incluyendo la introducción de libros de texto en lugar de dictados, exámenes para reducir el número de estudiantes no calificados, y la inclusión de asignaturas científicas como Física y Astronomía en la universidad. Creía que el estado debía intervenir para implementar estas reformas y superar la resistencia al cambio.
1. Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (Pazo de Casdemiro, Pereiro de Aguiar,
provincia de Orense 8 de octubre de 1676-Oviedo, 26 de septiembre de 1764) fue un
ensayista y polígrafo español. Junto con el valenciano Gregorio Mayans constituye la
figura más destacada de la primera Ilustración española.
Feijoo representaba una de las figuras literarias más importantes del S XVIII, es decir
de la Ilustración. También conocemos al Padre Feijoo por su dedicación religiosa. Fue
un gran ensayista español como sus ensayos de El Teatro Crítico Universal y Cartas
Eruditas. Feijoo iba en contra de supersticiones y promulgaba el método experimental
( la razón y la experiencia como único camino para conocer la verdad). Feijoo
reivindicó el estudio de la lengua castellana por encima del latín. Estudió en la
universidad de Salamanca y ganó por oposición una cátedra en Teología en la
universidad de Oviedo.
Relacionando a Feijoo con el sistema educativo, Feijoo realizaría una serie de
reformas de aplicación universitarias, que serían posibles en la Universidad de Sevilla
gracias al Plan de Estudios del Asistente Pablo de Olavide (1768). Este último, tras
informarse acerca del panorama de la enseñanza universitaria en Sevilla a primeros
del siglo XVIII (enseñanza principalmente religiosa grados que se concedían por
dinero) y tras la urgente necesidad educativa producida a causa de la expulsión de los
jesuitas (1767) emprendió una serie de reformas durente el reinado de Carlos III,
basadaas fundamentalmente en la ubicación de los centros docentes en los locales
pertenecientes anteriormente a los jesuitas. De esta manera, se localizaría la
Universidad de Sevilla en la llamada Casa Profeta; posibilitando al padre Feijoo la
enunciación de sus ideas e introducción de sus reformas, principalmente centradas en
el cambio de la metodología, en el sistema de acceso a la universidad y en la
financiación de la misma.
Los puntos principales que expone Feijoo en diferentes lugares de su obra, sobre las
reformas que debían establecerse en la universidad española fueron los siguientes, a
juicio del profesor Álvarez de Morales:
1) Introducción de un nuevo método de estudio que significara la abolición del
método de estudiar por "dictados" y su sustitución por unos libros de texto para
cada asignatura. Varios beneficios consideraba el fraile benedictino que se sacarían
de esta reforma: se ahorraría mucho tiempo, no teniendo que copiar tantas cosas, se
podrían explicar más temas y con más extensión y se lograría enseñar una mejor
doctrina científica, o incluso la mejor, pues, como es natural, se buscaría como texto el
del autor más competente en la materia. La principal dificultad del nuevo método la
veía el propio Feijoo en la falta de esos cursos adecuados para la enseñanza, pues
como consecuencia de haber imperado durante tantos años en la universidad
española el sistema de dictados, los catedráticos, desde hacía muchas generaciones,
habían abandonado este trabajo científico. El remedio sería obligarles a que se
dedicaran a realizar tal tarea, como habían empezado ya a hacer los jesuitas en
algunos de los establecimientos docentes que dirigían, viniendo así a reconocer
implícitamente que el nivel científico de éstos era superior al del resto del país.
Para mayor inutilidad del método de impartir las clases, critica que el método de
aprendizaje sea únicamente la memorización de textos en vez del análisis y
comprensión de los mismos, con lo que no se consigue sino aumentar la pérdida de
tiempo.
2. 2) Antes de que empiecen a extenderse las doctrinas económicas de fisiócratas y
populaciones en nuestro país, Feijoo ya expone un concepto clasista y restringido
de la Universidad. Para él era un gran mal que llegaran a los estudios superiores
tanta gente que no reunía las condiciones necesarias para ello, como estaba
ocurriendo; harían mucho mejor dedicándose a la agricultura o a la industria. Para
lograr la reducción del alumnado universitario proponía una medida drástica, "arrojar
de la Escuela a los ineptos" mediante el establecimiento de un visitador o examinador,
"señalado por el príncipe o por el Supremo Senado", consecuencia de la necesaria
centralización de la universidad en el Estado, que también exponía Feijoo, el cual
todos los años tendría por misión hacer una criba entre todos aquellos que se
presentaran a matricularse en la Universidad, no admitiendo a los zotes.
3) Introducción en la universidad de todos aquellos estudios que hasta ese
momento permanecían fuera de ella: Física, Astronomía, Botánica, Historia Natural,
pues eran los libros sobre estas ciencias los que se debían leer, y atacaba con
redoblada energía a aquellos que le habían reprochado que él no se hubiera dedicado
a escribir de Teología.
4) De esto último podemos ya deducir que en el pensamiento de Feijoo la reforma de
la enseñanza va íntimamente unida a la intervención del Estado en esta cuestión,
intervención que ve necesaria, más que como consecuencia de un planteamiento
ideológico, como el instrumento insustituible que hiciera posible las reformas, ya que,
ante la resistencia que prevé, el poder del Estado aparece como el único capaz de
vencerla.