Los comicios de ayer en el Estado de México para elegir gobernador en la entidad arrojan distintas e interesantes lecturas para los diversos actores involucrados en el proceso electoral. Aprender de los errores y aciertos propios y ajenos cometidos en campaña por los candidatos y los partidos políticos que los postularon, siempre será un ejercicio sano en toda organización humana que desee mejorar y, claro está, de una democracia como la nuestra que todavía está en camino de maduración.
7 Lecciones de la eleccion del 3 de julio en el edomex
1. 7
LECCIONES
TRAS
LA
ELECCIÓN
DEL
3
DE
JULIO
EN
EL
EDOMEX
por
Jaime
Duarte
Mtz.
Lunes
4
de
julio
de
2011.
Los
comicios
de
ayer
en
el
Estado
de
México
para
elegir
gobernador
en
la
entidad
arrojan
distintas
e
interesantes
lecturas
para
los
diversos
actores
involucrados
en
el
proceso
electoral.
Aprender
de
los
errores
y
aciertos
propios
y
ajenos
cometidos
en
campaña
por
los
candidatos
y
los
partidos
políticos
que
los
postularon,
siempre
será
un
ejercicio
sano
en
toda
organización
humana
que
desee
mejorar
y,
claro
está,
de
una
democracia
como
la
nuestra
que
todavía
está
en
camino
de
maduración.
1.
Peña
Nieto
fortalece
su
poder;
la
fórmula
“Eruviel
Ávila”,
acertada.
El
Revolucionario
Institucional
logró
superar
el
escenario
de
fractura
que
se
presentó
durante
el
proceso
de
selección
interna
de
su
candidato
luego
de
que
el
gobernador
designara
al
alcade
de
Ecatepec,
Eruviel
Ávila
Villegas,
en
vez
del
munícipe
de
Huixquilucan,
Alfredo
Del
Mazo.
(Ávila
había
amagado
con
romper
con
su
partido
de
no
ser
“el
elegido”
y
la
oposición
coqueteó
con
él).
Enrique
Peña
Nieto
optó
por
una
carta
distinta
a
la
que
el
priísmo
mexiquense
y
los
analistas
esperaban
en
la
persona
de
Del
Mazo
(heredero,
con
Peña,
del
grupo
Atlacomulco).
Y
no
obstante
el
descontento
que
esto
generó
también
–especialmente
entre
algunos
ex
gobernadores
que
se
sintieron
traicionados—,
la
“línea”oficial
de
la
mano
de
las
negociaciones
se
impuso.
Eruviel
se
mostró
con
una
imagen
joven
y
cálida,
cercana
a
la
gente
–a
diferencia
de
sus
rivales—
lo
que
sin
duda
también
abonó
en
su
éxito.
Su
actitud
propositiva
y
no
confrontativa
con
la
oposición,
le
ayudó
igualmente
en
su
propósito.
Aunque
su
lema
de
campaña
“Piensa
en
grande”
fue
criticado
por
“plumas”
y
círculos
académicos
e
intelectuales,
gustó
mucho
en
segmentos
de
la
población
de
niveles
socioeconómicos
bajos.
Y
su
rotundo
éxito
también
se
palpó
en
la
enorme
cantidad
de
apoyos
que
recibió
en
Twitter,
Facebook
y
YouTube.
Con
un
triunfo
histórico,
apabullante,
del
62.2%
de
los
votos
a
favor
de
la
coalición
“Unidos
por
ti”
(PRI-‐PVEM-‐PANAL)
y
un
margen
de
más
de
40
puntos
de
diferencia
frente
a
su
más
cercano
competidor,
Peña
Nieto
no
solo
despeja
incógnitas
en
el
priísmo
respecto
a
su
acertada
decisión,
sino
que
le
demuestra
a
la
oposición
que
el
dominio
del
PRI
en
el
Estado
de
México
podría
durar
más
de
100
años
y
que
la
“silla
presidencial”
en
2012
está
más
cerca
que
nunca.
[Véase:
http://elecciones-‐2011.org.mx/rptDistrital.html].
La
enorme
popularidad
de
Peña
Nieto,
más
sus
acciones
de
gobierno,
más
el
respaldo
de
los
diferentes
sectores
sociales
(entre
estos
el
sindidato
de
Elba
Esther
Gordillo),
más
la
propia
estructura
del
gobierno
estatal
abonaron
igualmente
al
triunfo
de
“Unidos
por
ti”.
2.
La
vieja
“maquinaria”
electoral
del
PRI,
la
“prituradora”,
demostró
estar
más
que
aceitada
y
lista
para
el
2012.
La
movilización
de
su
estructura
terrestre,
la
distribución
de
su
propaganda
política,
la
difusión
del
mensaje
en
los
medios
de
comunicación
audiovisuales
y
la
penetración
de
la
imagen
y
propuesta
del
candidato
en
las
redes
sociales
funcionó
a
la
perfección.
Se
trató
de
una
estrategia
2. electoral
exitosa,
sumamente
agresiva.
El
ex
alcalde
de
Ecatepec
fue
conocido
en
los
125
municipios
del
estado,
lo
que
no
lograron
los
abanderados
de
la
oposición
ni
en
sus
propios
feudos.
(Por
ejemplo,
la
gente
de
Naucalapan
no
sabía
quién
era
Luis
Felipe
Bravo
Mena,
del
PAN).
El
excesivo
gasto
económico
destinado
a
las
campañas
de
los
partidos
–visiblemente
más
recursos
invertidos
en
el
PRI—
deberá
revisarse
por
las
autoridades
electorales
competentes
no
únicamente
por
motivos
de
justicia
o
equidad
conforme
a
la
ley,
sino
por
cuestiones
de
sentido
común
y
de
ética
política.
La
oposición
tendrá
ahora
la
ardua
labor
de
presentar
a
las
autoridades
del
Tribunal
Electoral
la
“compra
de
votos”,
la
entrega
de
desepensas,
el
rebase
del
tope
de
los
gastos
de
campaña
del
PRI,
el
apoyo
de
la
policía
estatal
(ASE)
y
demás
irregularidades
que
–afirman—
favorecieron
la
victoria
de
Eruviel
Ávila.
Se
ve
muy
difícil
comprobarlo.
Luis
Videgaray,
el
presidente
del
PRI
del
Edomex,
demostró
ser
un
importante
estratega
y
operador;
seguramente
será
bien
recompensado
en
el
gabinete
del
gobierno
local
de
Eruviel
o
de
Peña
Nieto
(de
ganar
la
Presidencia
de
la
República).
3.
El
escándalo
político,
la
inseguridad
pública
y
las
fuerzas
de
la
naturaleza,
no
determinaron
el
resultado
de
la
elección.
Los
conocidísimos
casos
de
la
reununcia
del
procurador
Alberto
Baz
Baz
(por
sus
errores
en
la
investigación
de
la
niña
Paulette),
los
feminicidios
e
incremento
de
los
secuestros
y
robos
en
la
entidad
como
acusó
la
oposición,
y
la
aprehensión
de
Jorge
Hank
Rohn,
sumados
al
escándalo
del
extraño
enriquecimiento
de
Vicente
Chaires
(coordinador
administrativo
del
CEN
del
PRI
y
amigo
de
Humberto
Moreira)
y
hasta
las
inundaciones
en
Ecatepec
en
vísperas
de
la
elección,
la
mayoría
de
estos
sucesos
escenificados
en
el
marco
de
la
contienda
electoral,
no
constituyeron
finalmente
un
“voto
de
castigo
para
el
PRI”
como
algunos
medios
y
líderes
de
opinión
advirtieron
en
su
momento.
Desconocimiento
o
pecata
minuta,
habrá
que
esperar
que
el
Insituto
Electoral
del
Estado
de
México
(IEEM)
publique
las
cifras
finales
para
saber
si
las
“lluvias
atípicas”
en
Ecatepec,
por
ejemplo,
como
en
algunos
otros
municipios
de
nuestra
entidad,
afectaron
o
no
la
votación
histórica
del
PRI
en
los
bastiones
que
hoy
gobierna;
esto,
porque
la
prensa
advirtió
tras
las
inundaciones
en
el
oriente
de
la
entidad
que
“más
de
60
mil
votos
estaban
en
peligro”
(al
referirse
tanto
al
malestar
ciudadano
como
a
la
quema
de
propaganda
de
Eruviel
Ávila).
4.
El
abstencionismo
sigue
siendo
un
importante
rival
a
vencer.
De
los
10’555,606
electores
en
la
entidad,
conforme
al
listado
nominal,
participaron
4’584,299
mexiquenses,
es
decir,
el
43.43%;
el
resto,
un
56.
57%
decidió
no
salir
a
votar
y
386,335
personas
anularon
su
voto
(un
3.66%).
¿Por
qué?
Desde
hace
ya
varios
años
diversas
investigaciones
demoscópicas
muestran
cómo
los
partidos
políticos
ocupan
los
últimos
lugares
en
credibilidad
en
México.
Por
ejemplo,
desde
el
año
2004
en
el
que
la
empresa
Motofsky
mide
cuál
es
el
nivel
de
“Confianza
en
las
instituciones”,
es
posible
observar
que
los
sindicatos,
los
diputados,
los
senadores
y
los
propios
partidos
son
rechazados
mayoritariamente
por
los
ciudadanos
–a
diferencia
de
las
universidades,
la
Iglesia
y
el
Ejército
que
gozan
de
gran
credibilidad
entre
los
mexicanos.
2
3. Pasará
mucho
tiempo
para
que
las
fuerzas
políticas
en
el
estado
–y
en
el
resto
del
país—
dejen
atrás
su
pésima
imagen
pública.
Mientras
la
corrupción,
el
enriquecimiento
ilícito
e
inexplicable
de
los
funcionarios,
el
dispendio,
los
altos
sueldos
en
el
sector
público
y
los
escándalos
políticos
continúen,
la
percepción
ciudadana
no
cambiará.
El
desprestigio
de
“la
política”
y
“lo
político”
exige
que
sus
protagonistas
se
reinventen
y
cambien
radicalmente
su
actuación.
La
posibilidad
de
elegir
ahora
a
candidatos
ciudadanos
(apartidistas)
como
una
alternativa
lícita
de
superar
la
“partidocracia”,
se
ve
aún
lejana,
más
aún,
“imposible”
mientras
el
PRI
tenga
la
mayoría
en
el
Congreso
y
se
niegue
a
apoyar
la
reforma
política,
pospuesta
por
su
bancada
en
mayo
(a
indicación
de
Peña
Nieto,
como
acusó
el
PAN).
5.
La
frustrada
alianza
no
hubiera
garantizado
la
victoria
electoral
de
la
oposición.
Aunque
no
se
concretó
la
alianza
PAN-‐PRD
en
la
entidad
–tras
haber
demostrado
su
eficacia
en
otras
entidades
del
país
al
haber
derrotado
al
PRI—
los
resultados
preliminares
del
IEEM
–con
el
99%
de
las
casillas—
nos
indican
que,
en
caso
de
haberse
sumado
los
votos
obtenidos
por
ambas
fuerzas
políticas
más
los
del
PT
y
Convergencia,
a
la
oposición
no
le
hubiese
alcanzado
para
superar
al
PRI-‐PVEM-‐PANAL;
Eruviel
lleva
2’856,414
votos,
frente
a
1’532,287
sufragios
de
Alejandro
Encinas
y
Luis
Felipe
Bravo
Mena,
una
diferencia
de
más
de
1’324,127
votos.
Asimismo,
el
proceso
de
discusión
entre
las
dirigencias
del
PAN
y
del
PRD
para
lograr
ese
acuerdo
político
que
concretara
la
“alianza
ganadora”
estuvo
marcado
de
topiezos;
en
pocas
palabras
no
cuajó,
fue
muy
desgastante
para
la
oposición
y
se
llevó
meses
su
discusión
(tiempo
valiosísimo
para
preparar
adecuadamente
una
campaña
de
tan
solo
45
días).
La
idea
de
ver
a
PAN
y
PRD
juntos
en
la
boleta,
“unidos”
por
un
candidato
común
–escogido
por
ambos
partidos
con
una
ideología,
historia
y
plataforma
diametralmente
distinta—provocó
desde
el
principio
un
gran
escozor
y
escándalo
entre
los
miembros
y
simpatizantes
de
los
institutos
políticos;
se
preguntaban:
“¿Que
no
era
acaso
López
Obrador
un
peligro
para
México?”
Las
dirigencias
partidistas
nunca
consultaron
a
sus
“bases”
ni
tampoco
se
preocuparon
de
explicarles
cuáles
eran
los
límites
y
alcances
de
dicha
alianza.
Esta
“crisis”
perceptual
de
identidad
fue
hábilmente
aprovechada
por
los
líderes
del
PRI
local
y
nacional
al
criticar
la
medida
y
advertir
en
los
medios
que
no
era
posible,
jamás,
mezclar
“el
agua
y
el
aceite”.
Además,
Andrés
Manuel
se
encargó
por
su
parte
de
dinamitar
la
alianza
al
criticar
públicamente
las
negociaciones
de
los
“chuchos”
con
el
PAN
(partido
del
“espurio”),
lo
que
suscitó
no
solo
divisiones
internas
en
la
izquierda
perredista
sino
incluso
duras
acusaciones
de
“traición”
al
movimiento
MORENA
y
al
“presidente
legítimo”.
De
este
modo,
Jesús
Zambrano
y
Jesús
Ortega
terminaron
cediendo
a
las
presiones
internas
del
ala
radical
del
perredismo
y
del
PT,
y
dejaron
“colgados
de
la
brocha”
a
Bravo
y
al
PAN,
poco
antes
de
iniciar
las
precampañas.
6.
EL
PRD
se
afianza
como
la
segunda
fuerza
política.
Alejandro
Encinas
Rodríguez,
por
la
coalición
“Unidos
podemos
más”
(PRD-‐PT-‐PCD),
logró
en
el
discurso
político
y
en
las
urnas
enviar
al
Partido
Acción
Nacional
a
un
penoso
tercer
sitio.
Con
una
imagen
personal
de
“bonachón”
y
de
experiencia
política
–dadas
las
características
físicas
de
su
cuerpo
y
su
trayectoria
por
el
gobierno
del
Distrito
Federal,
acompañados
de
su
adecuada
comunicación
verbal—
atrajo
el
voto
de
muchos
ciudadanos
indecisos.
3
4. Sin
embargo,
su
manejo
de
los
“medios
alternos”
(las
redes
sociales
en
internet)
fue
muy
limitado
y
poco
creativo.
Respecto
a
su
estrategia
aérea
(medios
visuales
en
las
calles),
consiguió
ser
conocido
aún
en
los
propios
bastiones
panistas
(que
no
votaron
por
él,
pero
lo
ubicaron
perfectamente,
a
diferencia
de
Bravo
Mena).
Cada
vez
que
tuvo
oportunidad,
como
en
el
segundo
debate
en
el
IEEM,
“el
santaclós
amarillo”
(como
así
le
apodaron)
enfiló
sus
ataques
al
partido
en
el
poder
y
su
estrategia
le
funcionó.
Sin
embargo,
aunque
Encinas
alcanzó
más
de
966,627
sufragios
en
el
Estado
de
México
(cifras
igualmente
históricas
para
la
izquierda
mexiquense,
el
21.12%),
el
PRD
se
quedó
aún
muy,
muy
lejos
de
sus
pretensiones.
La
frustración
en
el
“sol
azteca”
por
los
resultados
adversos
llevó
a
Encinas
a
anunciar
el
inicio
de
“movilizaciones”
contra
la
“elección
de
estado”,
orquestada
por
el
gobernador
–una
medida
que
más
que
revertir
los
resultados
de
la
elección
del
3
de
julio
lo
que
busca
es
mantener
“vivo”
el
movimiento
opositor
de
López
Obrador
(MORENA)
y
dejarle
lista
una
plataforma
de
apoyo
para
su
posible
candidatura
presidencial.
Pero
el
PRD
y
la
izquierda
se
dieron
cuenta
de
que
aún
no
tienen
la
fuerza
electoral
suficiente
en
el
Edomex
para
aspirar
realmente
a
grandes
cosas.
7.
La
marca
“PAN”,
devaluada.
Si
bien
todas
las
encuestas
ya
advertían
del
resultado
adverso
para
Luis
Felipe
Bravo
Mena
(“crónica
de
una
muerte
anunciada”),
la
magnitud
de
la
derrota
panista
fue
terrorífica:
La
votación
del
PAN
cae
alrededor
de
12%
respecto
de
los
últimos
comicios
de
2009
y
22
puntos
respecto
a
la
elección
de
1993;
tenía
25%
en
2005
y,
ahora,
en
2011
bajó
a
13
puntos.
Y
si
se
mide
con
el
porcentaje
de
sufragios
de
Eruviel,
pues
la
comparación
es
abismal:
¡50
puntos
porcentuales
de
diferencia!
¿La
razón?
Comparto
la
opinión
de
más
de
un
analista
político
que
sostiene
que
los
resultados
negativos
del
gobierno
calderonista
en
materia
económica
y
de
seguridad,
desde
un
punto
de
vista
perceptual,
se
vieron
reflejados
en
esta
elección,
sumados
a
otros
importantes
factores
como
la
imagen
desfavorable
del
candidato
y
a
los
errores
propios
del
blanquiazul.
Bravo
Mena,
una
persona
decente
e
inteligente
(visto
como
la
carta
del
presidente
Felipe
Calderón
para
el
Estado
de
México)
no
logró
seducir
con
sus
propuestas
ni
imagen
pública
al
elector,
ni
siquiera
al
voto
duro
panista.
Se
percibió
en
el
primer
tramo
de
su
campaña
cansado,
débil
y
acartonado,
como
también
lejano
a
la
realidad
social
y
frío,
distante;
así
se
reflejó
en
su
propaganda.
Pese
a
que
modificó
su
actitud
personal
y
la
fuerza
de
su
discurso
en
mitines
y
ante
los
medios
–una
de
sus
fortalezas—
no
consiguió
su
objetivo.
A
esto
debe
agregarse:
Publicidad
incolora,
inodora
e
insípida
(no
había
claridad
en
su
posicionamiento
ni
en
su
lema
“Ya
es
justo”);
endeble
estructura
estatal;
campaña
de
“brazos
caídos”
debido
a
la
inconformidad
en
la
selección
del
abanderado
(división
interna);
falta
de
coordinación
o
desorganización
entre
el
equipo
de
campaña
y
el
Comité
Estatal;
pobre
y
tardío
apoyo
económico
del
CEN;
errada
estrategia
4
5. de
campaña
al
no
focalizarse
en
los
municipios
panistas
(“ni
sus
propios
vecinos
lo
conocían”)
y
el
anunciado
“relanzamiento”
de
la
misma
no
logró
el
“golpe
de
timón”
esperado;
ausencia
de
la
dirigencia
nacional
del
partido
en
el
arranque
de
la
campaña,
como
la
ausencia
de
los
7
“suspirantes”
panistas
al
inicio
y
al
final
(me
refiero
luego
de
los
comicios
el
día
de
ayer
para
acompañar
a
Luis
Felipe
Bravo
en
la
derrota);
la
contratación
de
pseudoespecialistas
en
las
distintas
áreas
de
la
campaña;
tibia
actitud
del
candidato
en
ambos
debates
para
enfrentar
al
viejo
sistema
priísta
(y
golpear
en
su
lugar
a
Encinas),
dictada
por
un
reducido
equipo
de
asesores,
etc.
En
fin…
Todo
lo
anterior
dio
motivo
para
que
los
medios
calificaran
a
la
campaña
de
Bravo
como
un
“desastre”.
(Hasta
criticaron
la
falla
del
micrófono
que
usó
ayer
para
informarnos
que
los
resultados
de
la
jornada
electoral
no
le
favorecían).
¿Qué
sigue
ahora
para
el
PRI,
el
PAN
y
el
PRD?
PRI
En
el
PRI
Eruviel
Ávila
deberá
ahora:
a)
trabajar
en
la
conformación
de
su
nuevo
gabinete
de
gobierno,
fruto
de
las
negociaciones
previas
con
Peña
Nieto
y
sus
compañeros
finalistas
de
la
selección
interna
(Videgaray,
Del
Mazo,
Nemer,
Ávila);
b)
atender
los
compromisos
(“regalos”
y
“chambas”)
que
ofreció
a
sus
estructuras
priístas
en
todo
el
estado,
y
c)
cumplir
a
partir
del
16
de
septiembre
(fecha
en
que
tomará
posesión
como
gobernador)
con
sus
más
de
6
mil
compromisos
de
campaña.
Y
respecto
a
Enrique
Peña
Nieto,
este
se
dedicará
a
preparar
con
calma
su
faraónico
6º
y
último
Informe,
preparar
su
triunfal
salida
del
Palacio
de
Gobierno
en
Toluca
y
negociar
con
el
CEN
del
PRI
que
el
senador
Manlio
Fabio
Beltrones
frene
sus
ansias
presidenciales
y
le
levante
la
mano
como
su
abanderado
oficial,
en
aras
de
la
unidad
y
del
triunfo
del
priísmo.
PRD
La
derrota
del
candidato
de
la
coalición
desató
ya
una
nueva
batalla
de
acusaciones
entre
las
“tribus”
perredistas;
los
“chuchos”
y
la
dirigencia
del
PRD
en
la
entidad
acusan
ahora
a
López
Obrador
de
ser
el
“culpable”
del
triunfo
de
Eruviel
debido
a
que
se
opuso
a
la
construcción
de
la
alianza
con
el
PAN.
De
crecer
el
malestar
intestino
se
podría
fracturar
la
frágil
relación
Ebrard-‐
AMLO
y,
por
ende,
dividir
totalmente
a
la
izquierda
en
miras
del
2012.
Fruto
de
la
frustrada
alianza
ya
comentada,
Guadalupe
Acosta
Naranjo
(ex
candidato
del
PRD
al
gobierno
de
Nayari),
se
quejó
de
la
imposición
antialiancista
de
Andrés
Mauel
y
deslizó
la
idea
que
su
partido
y
el
PAN
vayan
juntos
para
las
elecciones
federales
del
año
entrante.
Veremos
si
la
izquierda
logra
superar
su
propia
frustración,
abandonar
su
trillado
y
poco
creíble
discuro
de
“fraude
electoral”,
evitar
la
división
interna
de
las
“tribus”,
elevar
la
calidad
de
sus
propuestas
y
diseñar
una
estrategia
política
eficaz
que
siga
sumando
y
no
restando
adhesiones
a
su
causa.
5
6. PAN
En
los
próximos
días
veremos
si
el
CEN
del
PAN,
luego
de
la
autocrítica
y
evaluación
que
realice
sobre
los
procesos
electorales
en
Nayarit,
Coahuila
y
el
Edomex
(y
de
la
“locomotora”
que
lo
aplastó
en
esta
última
entidad),
toma
medidas
serias
si
desea
ganar
en
Michoacán,
pero
sobre
todo,
evitar
el
escenario
indeseable
de
una
catástrofe
en
2012,
con
su
salida
de
Los
Pinos
tras
una
década
de
“cambio”
e
incipiente
“transición”
política
a
la
democracia.
La
exigencia
de
renuncia
de
la
dirigencia
nacional
y
local
es
una
salida
fácil
pero
equivocada
e
inútil;
los
culpables
son
todos:
gobierno
federal,
dirigentes
y
miembros.
Pero
el
asunto
es
sumamente
serio
para
Acción
Nacional:
el
llamado
“corredor
azul”
quedó
prácticamente
destrozado.
Eruviel
Ávila
devastó
la
zona;
la
ventaja
que
obtuvo
en
municipios
como
Naucalpan,
Tlalnepantla
y
Atizapán
fue
de
hasta
5
a
1.
El
3
de
julio
marca,
electoralmente
hablando,
el
“principio
del
fin”
del
panismo
en
el
poder
y
el
declive
de
Felipe
Calderón
Hinojosa,
si
no
ponen
manos
a
la
obra
para
evitarlo.
Rectificar
sus
propios
errores
y
recuperar
el
terreno
electoral
y
cultural
perdido,
particularmente
de
2009
a
la
fecha,
implica
un
reto
enorme
para
Acción
Nacional,
el
gran
perdedor
del
3
de
julio.
Derruir
la
poderosa
–cuestionable
o
no—
marca
“PRI”,
no
solo
se
antoja
hoy
difícil
sino
imposible
con
las
herramientas
materiales
y
humanas
que
posee
el
PAN.
La
necesidad
de
contar
con
una
estrategia
electoral
ganadora,
creativa
y
poderosa;
de
saber
comunicar
los
pocos
o
muchos
logros
de
gobierno;
de
posicionar
mejor
su
mensaje
“humanista”;
de
contar
con
verdaderos
profesionales
y
expertos
en
cada
área;
de
tener
sangre
nueva
y
talento;
de
formar
y
renovar
su
cuadros
y
dirigentes
y
de
unir
a
los
distintos
grupo
antagónicos;
de
persuadir
a
la
población
abstencionista
y
a
la
Opinión
Pública;
de
atraer
a
la
juventud;
de
renovar
el
entusiasmo
tras
la
dolorosa
derrota,
y
ser
más
generoso,
etc.,
es
más
urgente
que
nunca.
Si
Creel,
Josefina,
Emilio,
Cordero,
Lujambio,
Lozano
y
Heriberto
no
acuerdan
pronto
con
Madero
y
Calderón
quién
de
ellos
tiene
el
perfil
y
los
medios
idóneos
para
enfrentar
a
Peña
Nieto
y
a
su
“prituradora”,
ya
podríamos
cantar
(exactamente
un
año
antes)
la
victoria
tricolor
en
2012.
Mientras
tanto,
el
tiempo
corre
y
corre…
El
PRI
está
de
vuelta
(nunca
se
fue);
nos
guste
o
no.
Jaime
Duarte
Mtz.
es
consultor
en
imagen
pública
del
despacho
SIGNUMS,
investigador
sociopolítico,
profesor
de
Opinión
Pública,
conferencista,
autor
de
dos
libros
y
Presidente
de
la
Asociación
Mexicana
de
Consultores
en
Imagen
Pública
(AMCIP).
WWW.SIGNUMS.COM
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