Este documento contrasta los "tesoros en la tierra" con los "tesoros en el cielo". Los tesoros terrenales como las posesiones materiales están sujetos a la decadencia y el robo, y causan ansiedad. En contraste, los tesoros celestiales como la bondad, el amor y la paz están protegidos y no decaen. Jesús enseña que no se puede servir a ambos a Dios y a las riquezas, y que debemos atesorar cualidades espirituales en lugar de bienes materiales.
1. Lo que atesoramos
Mat 6:19-20 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el
orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Hay bienes materiales que Jesús identifica como tesoros en la tierra. Y hay bienes
inmateriales que Jesús llama tesoros en el cielo. Los tesoros en la tierra tienen dos
características:
Primero: todas las cosas naturales decaen. Lo que no destruye el moho lo hace la polilla o las
termitas. Segundo: debido al valor de los tesoros terrenales, siempre hay una preocupación
por la seguridad. Es difícil no tener ansiedad si estamos preocupados por nuestras
posesiones. Entre más poseemos, más hacemos que otros envidien, razón por la cual los
ladrones minan y hurtan.
Por otro lado, los tesoros en el cielo están fuera del alcance de los ladrones y están
protegidos de los estragos de la polilla y el óxido. Pablo lo dice de esta manera: “Desecha
las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal
para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de
esta vida presente, y de la venidera” (1Tim 4:7-8)
¿Qué atesoras en tu corazón? ¿Qué cambiarías por amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe,
mansedumbre y autocontrol? ¿Cambiarías estas cualidades por un nuevo auto, una cabaña en
las montañas, un barco en la marina, un estatus excepcional hasta arriba de la escalera
corporativa?
El logro se determina por a quién o qué sirves. Hay sanidad moral y simple: la bondad
inafectada presente en la persona resuelta que no está en los que sirven a muchos maestros.
Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida” (Mat 6:24-25)
No hay paz al servir a dos amos. A cualquier amo que cedes serás controlado por él.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Padre, los tesoros de este mundo me llaman la atención tentadoramente. Confío en que me
darás lo que necesito y no lo que egoístamente deseo, en Cristo Jesús, amén.