1. Invitados a la madurez
Lucas 7, 31-35
Dijo el Señor: ¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se
parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: "¡Les tocamos la flauta,
y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!". Porque llegó Juan el Bautista, que no
come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: "¡Tiene un demonio!". Llegó el Hijo del hombre, que come y
bebe, y dicen: "¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!". Pero la Sabiduría ha sido
reconocida como justa por todos sus hijos.
El primer título de nuestro encuentro: como niños caprichosos
Comienza Jesús preguntando a quien se parecen los hombres de ésta generación. Está hablando de
aquellos y estos, los de ésta generación. Esta generación, los contemporáneos de Cristo y ésta
generación, nosotros contemporáneos, somos como dice Jesús niños caprichosos. Los judíos de su
tiempo especialmente los más preparados y responsables demuestran no tener buena voluntad ante la
persona de Jesús, ante el mensaje de Jesús sobre el Reino de Dios. Algo que no fue exclusivo aspecto
de Jesús, con Juan el Bautista se comportó igual. Lo va recordar el Señor en la parábola de los niños que
juegan en la plaza. Antes de éste pasaje evangélico, el que estamos proclamando hoy, Lucas apunta la
intención de esa parábola después de constatar el elogio sin igual de Jesús a Juan el Bautista. Dice el
evangelista: al oír hablar a Juan toda la gente incluso los publicanos que habían recibido su Bautismo
bendijeron a Dios pero los fariseos y los letrados que no lo habían aceptado frustraron el designio de Dios
sobre ellos. Juan el Bautista y Jesús a pesar de presentar características y métodos de hacer presente el
Reino de los cielos bien diversamente, comparten una misma orie3ntación. Son testigos de que el Reino
de Dios ya está cerca y en medio nuestro. La reacción de quienes no están dispuestos a recibir de buena
voluntad la aparición de un nuevo orden es de una cierta actitud caprichosa, irracional, carente de
sentido, falta de madurez, infantil. Cualquier parecido con la realidad que describíamos antes de la
catequesis es casualidad. No viene de la mano mi intención de querer unir las 2 cosas aunque
evidentemente en el discurso se van uniendo
No te parece que lo que decíamos antes de discusión infantil, carente de racionalidad, de razonabilidad
marcada por intereses mezquinos no habla justamente de esto? De un infantilismo caprichoso incapaz de
encontrar cordialidad en el vínculo con lo que rodea y por eso incapacidad también de conducir en un
sentido de sensatez propio de quien tiene la responsabilidad de representar la voluntad de quienes le
delegaron la conducción del gobierno. Debería ser así. Pero no. Hay como dice Jesús a los de aquel
tiempo. Lo decimos para los de estos tiempos también una reacción infantil porque cuando un chico está
enojado no hay forma de conformarlo. Ese es el capricho. Es un encierro sobre si mismo, es una
incapacidad de vincularse con la realidad de una manera, cordial. Y eso enferma. Uno está enfermo
2. psicológicamente cuando no es capaz de vincularse con la realidad que le circunda desde su interioridad
de una manera cordial, cuando la amenaza por razones internas o por incapacidad de enfrentarlas desde
adentro de la que son verdaderamente externas puede más que un entrar y salir sobre la realidad con
facilidad. Entonces como los chicos dice Jesús: les cantas para que rían y lloran, les haces la morisqueta
para que lloren y ríen. Esta como dislocada la cosa. Hay situaciones en la vida en la que la realidad por su
complejidad, por su variabilidad, por su cambio acelerado, profundo, continuó nos deja un poquito como
fuera de foco. Sin embargo hay que empezar a buscar el foco No hay que encerrarse en yo no entiendo,
yo no se, yo no voy aprender más. Es un problema de otro, los que tienen que resolver los que son
responsables de esto. Es la mejor forma de permanecer en una actitud dependiente propia de quien es
infante, de quien es niño, de quien no quiere crecer. Jesús lleva por otro camino de hacerse cargo y por
eso la centralidad del mensaje del Reino va a ser que aquel que lo quiera alcanzar en el seguimiento de
Jesús se va a tener que hacer cargo. No es patear la pelota para otro lado. Es asumir, es hacerse cargo
la posibilidad de empezar un camino de madurez por la vía de la sabiduría sacándonos de los encierros
donde los determinismos nos han puesto en la situación de capricho que viene de la mano del
voluntarismo es decir de la falta de racionalidad. No se pue3de imponer una ley como ésta. También es
verdad que al momento que se comenzó a presentar la ley los medios que se ven afectados por la
presentación de la ley. Empezaron las distintas provincias a presionar sobre diputados y senadores
sacando algunos trapos al sol y haciendo públicas algunas acciones de gobierno o de falta de gobierno
ahora en función de la ley. No pasa por cerrarnos a la complejidad lo que resuelve la cosa sino sentarnos
con razonabilidad, racionalidad, madurez, adultez a buscar los caminos .Esto que decimos en referencia a
lo que es un lugar de referencia sirve para la vida. No es pegando un portazo que se resuelven las cosas
ni cortando por lo sano. Cuando uno corta por lo sano lo peor que hace es romper los procesos. No es
cortando ni pegando un portazo ni parándose en el enojo ni solamente argumentando las propias razones
sino es las razones de los demás Es por un camino de ruptura con lo que nos ha hecho vivir hasta aquí
de una manera y buscar a partir de salir de nosotro0s mismos nuevos caminos
Algunas consideraciones que nos llevan a salir del capricho. Las consecuencias del capricho. La raíz del
capricho es la falta de conformidad con la realidad y las consecuencias del capricho son las
personalidades inmaduras.
Cada uno de nosotros tiene que dar un paso de madurez en su vida de crecimiento. Hay aspectos de
nuestra vida que están reclamando hace un tiempo dar un paso adelante olvidándonos de lo que fue diría
Pablo: me animo ir hacia delante, he sido alcanzado por Cristo busco alcanzarlo. Soltar lo que venimos
viendo como modo y esquema de vida viene siendo para animarnos a uno nuevo tiene que ver con que
paso de madurez estoy llamado a dar en mi vida. El paso de la madurez en dialogo más afable, más
razonable. El paso de madurez de un mayor compromiso con todo lo que tengo para dar lo guardo para
conmigo. Que paso de madurez estoy llamado a dar en mi vida?
Le preguntaron a Freud cuando una persona es psicológicamente madura. El respondió: el hombre
maduro ama y trabaja en libertad. Que hizo Freud. No hizo más que recoger la vieja sabiduría y formularla
en sus núcleos. Los centros que configuran la vida es decir amar primero, la calidad de las relaciones
interpersonales. Segundo el trabajo es decir nuestra relación práctica con el mundo que desde el amor
nos invita a continuar con la hora primera de la creación coparticipando con Dios en la recreación. Una de
esas grandes bipolaridades que estructuran al hombre es la que Freud plantes como el modo de
3. construcción de un proceso de madurez. También podría traducirse así: intimidad y tarea, procreación y
subsistencia, afectividad y praxis, familia y sociedad. Religiosamennte hablando sería oración
contemplación y acción.. La frase de Freud resulta psicológicamente muy calificadora porque a los 2 polos
los sitúa dinámicamente en torno a la liberación. No dice Freíd amar y trabajar sino amar y trabajar en
libertad. Que sería esto? Es decir rompiendo con las dependencias, lo que cuenta es la calidad del amor
en libertad. Es el amor oblativo. El máximo amor en libertad cuando la persona amante, la que ama, no lo
hace en términos posesivos en todo caso va liberándose de la posibilidad propia del amor herido por el
pecado se anima a ir haciendo procesos de mayor entrega en el ejercicio del amor haciendo que el otro
no sea una persona amada en función de mi sino en si misma en la dignidad que supone el hecho de ser
objeto de amor como Dios la ama en libertad. No basta en el mundo ser eficaz en el trabajo. De hecho
hay muchas personas muy eficaces en el trabajo. La sociedad de hoy produce mucha gente activa pero al
mismo tiempo al no tener éste ejercicio de libertad interior en su accionar la persona se hace en su
actividad ansiosa y suele ser el trabajo que está llamado a estructurar la personalidad madura un lugar de
destrucción de la persona. De hecho existe la adicción al trabajo. Que significa realmente vivir en libertad?
La no dependencia de estímulos exteriores. El tener una cierta facilidad para controlar los
condicionamientos pulsionales interiores. Esas reacciones de las cuales no somos dueño. Vivir en libertad
sería tener señorío sobre si mismo. Tener la Gracia de ser señor de nosotros mismos. Es decir tener la
posibilidad de expresar en nuestro modo de ser el don de señorío con el que Dios nos ha invitado a
participar. Hay rasgos que definen a una persona madura. En esto de salir del capricho y entender que
Dios nos conduce por caminos de madurez haciéndonos cargos de nosotros mismos cargando con
nuestro propio peso descubrimos algunos rasgos desde la espiritualidad y la psicología que nos ayudan a
entender de qué se trata esto de ser maduro a lo que hoy nos invita el Evangelio. La madurez combina la
conciencia de la autoestima y al mismo tiempo la limitación. Es la posibilidad de superar la confusión que
se da en la adolescencia entre el ideal de quien soy o estoy llamado a ser y la realidad. Cuando yo logro
establecer un vínculo equilibrado entre el yo ideal y el yo real estamos ya no en la exigencia de ser sino
en la posibilidad de ser. Cuando el deber ser propio del esquema fariseo que hoy denuncia Jesús se
establece como código de ser, lo más fácil es que las personas terminen siendo infantiles en su vínculo
ante la ley. Está llamada a seguir estando presente. Jesús no ha venido a sacar ni una como ni una tilde.
Está llamada a estar presente pero internalizada. No exteriormente impuesta. No es un problema de la ley
es un problema de la ubicación de la ley y el modo de presentar la ley y el modo de ejercer lo legal.
Cuando nosotros interiormente salimos del narcisismo adolescente confuso entre el yo ideal y el yo real
vamos construyendo nuestra posibilidad de ser con la exigencia propia que plantea lo mejor. Aquello que
San Ignacio manifiesta como la tensión hacia el cual el discípulo seguidor de Jesús habiendo encontrado
su voluntad está invitado a más. Fijate vos que no es algo perfecto. A más es distinto que lo perfecto. El
deber ser plantea lo perfecto. A más está ubicándonos en la posibilidad de ser. Esa es la verdadera
perfección adecuada a la circunstancia, al momento, a la realidad de la persona y su posibilidad de ser.
Cuando la ley es aplicada con rigor lo único que hace es romper ésta posibilidad de ser y eso es
deshumanizante.
Se crece en madurez personal cuando se hace un proceso de identidad desde dentro hacia fuera. Sin
duda que en los procesos identifica torios de los valores vienen de la mano de los testigos que nos fueron
acompañando en la vida: padre, madre, tío, abuelo, abuela, hermano, primo, amigo, educador,
educadora. Sin embargo éstas realidades externas son testigos de los valores que nos invitan a crecer y
4. madurar si no son internalizados actuamos pero no vivimos. Nos vinculamos imitando pero no nos
vinculamos asimilando haciendo nuestro el proceso de madurez que contiene los valores que otros nos
comunican. Se puede madurar sin un proceso de identidad personal cuando uno está llamado a dar
pasos de madurez tiene que internalizar los valores que ha recibido. Una tercera consideración es que
hace falta saber lo que quiero. La persona madura sabe lo que quiere. No anda de acá para allá, no es
como una vela en el mar que para donde sopla el viento va sino que tiene realmente un timonel muy claro
en sus manos que conduce la vida, tiene la vida entre sus manos. Tiene el timón de la historia en su
mano por supuesto con los vientos propios que soplan conduciéndola a la propia vida. Digo esto en
función de que no tener el timón de una manera rígida sabiendo ir sorteando en actitud sabia los
momentos de la vida en que nos plantea un desafío de madurez. El hombre maduro tiene una
cosmovisión. No solo aprendió de los demás: familia, iglesia, sino que la ha elaborado a través de
decisiones que ha tomado en la vida
Cuando uno actúa los valores que otros le enseñaron cuando tiene tomar decisiones y por eso a los hijos
hay que darles los valores en términos de lo testimonial, del ejercicio de los valores que uno pregona y al
mismo tiempo hay que dejar que la persona que recibe éste testimonio ayudarla que lo pueda actuar.
Porque uno empieza a encarnar los valores sencillamente cuando los vive y no son como una teoría,
como un gran ideal pero nunca como una realidad. La acción de los valores en el proceso educativo por
parte de la persona que educamos viene de la mano de la confianza que tenemos en las personas que
Dios puso a nuestro cargo y no una confianza a ciegas, con una presencia de acompañamiento. Soltarlos.
No decir yo hice lo mío y ahora que ellos hagan su historia. No, es un soltarlo estando, aprendiendo a
ubicarnos. Son niños, adolescentes, jóvenes que merecen un trato distinto de mayor paridad y basado en
la confianza y del aporte de lo mejor que pueda hacer un adulto en la experiencia vivida no como
condicionante sino sencillamente como referente.
En el proceso de madurez, de crecimiento es clave ésta dimensión de ubicación cuando estamos en
educadores. Una personalidad madura es capaz de equilibrar sin mayores tensiones el corazón y la
cabeza, la afectividad y la razón. Es como decía Mateo Bautista: es un corazón inteligente el maduro, es
una inteligencia amante. La persona madura logra integrar la inteligencia a la caridad y a la caridad la
hace de una manera inteligente. Su persona está integrada en plenitud. El hombre maduro se lo conoce
porque se muestra como es sin tener que ocultar lo que siente, es transparente y autentico.
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Padre Javier Soteras