Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Principios fundamentales del pensamiento social de la iglesia
1. PRINCIPIOS
FUNDAMENTALES DEL
PENSAMIENTO SOCIAL DE LA
IGLESIA.
G R U P O # 1 : 5 3 6 1
I N T E G R A N T ES :
• J O R G E LU I S P U G A
• J O S E G A L I N D O
• W I L M E R A U C A N C E L A
2. EL PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD DE LA
PERSONA HUMANA
Este principio lo hemos tratado largamente en Ética de la persona. Todo ser humano por haber sido
creado a imagen de Dios y rescatado por Jesucristo, no tiene precio y es digno de respeto, como
miembro de la familia humana.
Cada persona, cualesquiera que sean su raza, su sexo, edad, su nacionalidad de origen, su religión, su
estatus con relación al empleo, su nivel económico, su salud, su inteligencia, sus logros o cualquier
otra característica que sea causa de diferencias, es digna de respeto.
La dignidad de la persona humana se expresa en los derechos fundamentales del hombre y en su
reconocimiento social.
3. EL PRINCIPIO DEL RESPETO A LA VIDA
HUMANA
Toda persona, desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, tiene una dignidad
inherente y un derecho a la vida en conformidad con esta dignidad.
La vida humana, en cada etapa de su desarrollo y de su declinar, es valiosa y, por tanto, digna de
protección y de respeto. Siempre es culpable atacar directamente una vida humana inocente.
La tradición católica ve el carácter sagrado de la vida humana como algo que forma parte de
toda la visión moral de una sociedad justa y buena.
4. EL PRINCIPIO DE LA ASOCIACIÓN.
Nuestra tradición proclama que la persona no solamente es sagrada sino social.
La familia es el punto central de la sociedad; se debe proteger siempre la estabilidad familiar y
jamás ha de ser devaluada. Al asociarse con otros – en familia y en otras instituciones sociales
que favorezcan el crecimiento, protejan la dignidad y promuevan el bien común – las personas
humanas alcanzan su plenitud.
5. EL PRINCIPIO DE PARTICIPACIÓN
Creemos que las personas tienen el derecho y el deber de participar en la sociedad, buscando
juntas el bien común y el bienestar de todos, especialmente de los pobres y de las personas
vulnerables.
EI trabajo es más que una manera de ganarse la vida; es una forma de participación continua en
la creación de Dios. Si debe protegerse la dignidad del trabajo, deben respetarse también los
derechos fundamentales que son el privilegio de los trabajadores – el derecho a un trabajo
productivo, a un salario conveniente y justo, el derecho a organizar sindicatos y a adherirse a
ellos, el derecho a la propiedad privada y a la iniciativa económica.
6. EL PRINCIPIO DE LA PROTECCIÓN
PREFERENCIAL DE LOS POBRES Y DE LAS
PERSONAS VULNERABLES
Creemos que encontramos a Cristo cuando lo encontramos en las personas necesitadas. La
parábola del Juicio final juega un papel importante en la tradición de la Fe católica.
Desde sus orígenes, la Iglesia ha enseñado que seremos juzgados por lo que hayamos escogido
hacer o no hacer ante los hambrientos, los sedientos, los enfermos, las personas sin techo, los
presos... Hoy la Iglesia expresa esta enseñanza mediante los términos: opción preferencial por
los pobres.
7. EL PRINCIPIO DE ADMINISTRACIÓN.
El administrador es un gerente, no un propietario. En una época de creciente conciencia
respecto a nuestro entorno físico, nuestra tradición nos está llamando a un sentido moral de
responsabilidad en relación con la protección del medio ambiente – campos de cultivo,
praderas, bosques, aire, agua, minerales y otras reservas naturales.
Las responsabilidades de administración se refieren también al uso personal de nuestros
talentos, al cuidado de nuestra salud personal y al uso de nuestras pertenencias.
8. EL PRINCIPIO DE LA IGUALDAD HUMANA
La igualdad de todas las personas viene de su dignidad esencial... Si las diferencias de talentos
forman parte del plan de Dios, la discriminación social y cultural frente a los derechos
fundamentales no es compatible con el designio de Dios.
Tratar a los demás con igualdad es una manera de definir la justicia, que de manera clásica se ha
comprendido, el hecho de dar a cada uno el respeto que le corresponde.
De aquí parten los principios de Solidaridad, como subsidiaridad y bien común.
9. PRINCIPIO DE LA SOLIDARIDAD
La solidaridad nace del ser humano y se dirige esencialmente al ser humano. La verdadera
solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que
favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones.
Solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos
necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque
somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos.
10. PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD
Según la doctrina social de la iglesia, es el principio en virtud del cual el Estado ejecuta una labor
orientada al bien común cuando advierte que los particulares no la realizan adecuadamente, sea por
imposibilidad sea por cualquier otra razón.
El principio de subsidiariedad es aplicable en los campos del gobierno, la ciencia política, la
cibernética y la gestión de toda índole.
La subsidiariedad es, idealmente o en principio, una de las características del federalismo .
En conclusión significa que todo lo que puede hacer un municipio no lo ha de hacer la Comunidad
Autónoma, y todo lo que puede hacer las Comunidad Autónoma no lo ha de hacer el Estado.
11. PRINCIPIO DEL BIEN COMÚN
Es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de
sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección.
EI bien común es comprendido como el conjunto de condiciones sociales que permiten a las
personas alcanzar su plena potencialidad y realizar su dignidad humana. Las condiciones sociales en
las que piensa la Iglesia, presuponen el respeto a las personas, el bienestar y el desarrollo social del
grupo y el mantenimiento de la paz y de la seguridad por parte de la autoridad pública. Hoy, en una
época de interdependencia global, el principio del bien común conduce a la necesidad de estructuras
internacionales que pueden promover el justo desarrollo de las personas y de las familias, por
encima de las fronteras regionales y nacionales