2. Los semilleros de investigación se presentan como una alternativa
para la formación investigativa, creando un espacio diferente a los
instituidos en los planes de estudio de los programas, donde el
estudiante asiste libre y espontáneamente sin la presión de una
nota, encontrando en este ambiente la posibilidad de exponer sus
dudas y conocimientos, con la libertad de controvertir, opinar y
proponer dinámicas flexibles y acordes con su ritmo de
aprendizaje y sus íntimos intereses.
3. Los semilleros son comunidades de aprendizaje donde se rinde
culto a la pregunta, que surge gracias a la libertad de expresión.
Esta espontaneidad comunicativa retroalimenta el entusiasmo
por el aprendizaje y finalmente conduce a un ambiente equitativo
para el aprendizaje, pues aprenden por igual los estudiantes y el
primus interparis o tutor.
4. ¿Qué es el desarrollo humano?
Por desarrollo humano se entiende el proceso que permite que
el hombre, en sistemas de intercambio con el mundo,
encuentre posibilidades para desarrollar sus potencialidades y
satisfacer sus necesidades; dicho de otro modo, que el ser
humano alcance la libertad para desarrollar todo su potencial
humano.
5. El concepto de desarrollo a escala humana, contrario al desarrollo
basado en indicadores de renta, es propuesto por Max Neef (1986:
29, 33-34) como un desarrollo centrado en las personas, por lo
tanto argumenta que el desarrollo humano implica comprender y
buscar que cada ser humano tenga la posibilidad de satisfacer
adecuadamente las necesidades humanas fundamentales y con
ello, “como proceso”, elevar la calidad de vida. El desarrollo
humano, desde esta perspectiva, es un asunto de necesidades,
oportunidades y calidad de vida de las personas.
6. Una propuesta educativa busca potenciar en los participantes sus
capacidades, al permitirles acercarse a “conocerse a sí mismos”,
“reconocer al otro” y “compartir con el otro” para que
sinérgicamente, desde allí, encuentre posibilidades de satisfacer
interdependientemente algunas de sus necesidades y de algún
modo aportar a mejorar su calidad de vida.
7. El desarrollo como libertad plantea que existen múltiples privaciones
de libertades que tendrían que superarse. La posibilidad o
imposibilidad de acceder al sistema educativo priva de la libertad de
educarse y del derecho universal de la educación; pero, al mismo
tiempo, estar incluido en un sistema educativo que no brinde las
condiciones necesarias para aprehender lo prometido, limita las
posibilidades de emancipación. En otras palabras, estar en un
sistema educativo que no enseñe los aprendizajes básicos de la
educación tales como “aprender a ser”, “aprender a vivir juntos” y
“aprender a hacer“, priva de las posibilidades de alcanzar la libertad
y consecuentemente niega la posibilidad del desarrollo humano.
8. ¿Qué hacen los semilleros de investigación
para aportar al desarrollo humano?
En los semilleros de investigación se generan procesos de formación
espiralados, no esquematizados, ni mucho menos cuadriculados;
hetecrónicos, con múltiples formas de participación y con desarrollo
de las libertades de los estudiantes.
En los semilleros los estudiantes tienen la posibilidad de ser, de
poner en juego su vida; contrariamente a las clases asignaturizadas y
dictatoriales donde exclusivamente el profesor expone y se expone
como “ilustre conocedor”.
Los intercambios vivenciados en los semilleros se presentan de
manera sinérgica, horizontalmente, en redes complejas con los
compañeros y el entorno;
Desarrollo de la libertad de aprendizaje que no necesariamente
obedece a la lógica de un orden curriculizado y asignaturizado.
9. Estudiante humanizado, sujeto activo frente a su propio proceso de
entender y comprender; esto es, de su propio conocimiento. De
esta misma manera el estudiante toma conciencia de sí mismo, de
sus capacidades y sus ignorancias, y de sus relaciones con el
entorno que a la vez lo sujeta, lo habita y lo libera. Esto es,
permitiendo que emerja y se asuma la subjetividad.
10. En los semilleros se conforman pequeñas comunidades donde lo
común es precisamente la ignorancia, pero una ignorancia
movilizadora; ignorancia incluyente, al crear un ambiente que
permite reconocer que todos frente al conocimiento tenemos vacíos-
ignorancias, que de paso colocan a profesores y estudiantes en una
situación de igualdad que hace posible el diálogo genuino. Y
recordamos con frecuencia a los grandes maestros que encuentran en
la ignorancia el principio de la sabiduría.
11. Para que desde una propuesta educativa aporte al desarrollo
humano, ésta debe buscar potenciar en los participantes sus
libertades, al permitirles acercarse al “conocerse a sí mismos”,
“reconocer al otro” y “compartir con el otro”, para que desde allí,
sinérgicamente, encuentre posibilidades de satisfacer
interdependientemente algunas de sus necesidades y de esta
manera mejorar su calidad de vida.
12. los semilleros vienen trabajando por una educación incluyente y
con calidad, en cumplimiento y desarrollo de los pilares básicos de
la educación para toda la vida, definidos por la Comisión
Internacional sobre Educación para el siglo XXI de la UNESCO, para
una educación más incluyente, como son: aprender a conocer,
aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser
(delors, 1996: 138).
14. 1. Aprender a conocer en los semilleros
(componente epistemológico)
La posibilidad que brindan los semilleros de aprender a aprender
profundizando en los temas, siendo conscientes del proceso de
desaprendizaje y reconstrucción; esto como cambio de aptitud y
actitud para toda la vida. El diálogo es el mediador del aprendizaje,
como lo propone Edgar Morin (1999: 28).
15. 2. Aprender a hacer en los semilleros (componente praxeológico)
Los semilleros posibilitan el desarrollo de potencialidades
(competencias científicas) para encarar situaciones problemáticas
enmarcadas desde las diferentes experiencias sociales o laborales, a
las cuales se verán enfrentados como estudiantes y/o profesionales.
El hacer se refiere a la habilidad (Bruner, 1956: página), al dominio
de estrategias generadas en el semillero para la utilización del
conocimiento. Para el efecto se echa mano de diferentes alternativas
de acción, lo que implica diversidad y sustitución de rutinas.
Aprender a hacer en los semilleros también implica, ante el mar de
información, aprender a discernir cuál es la información clave. Ante
el incalculable número de problemas, diferenciar aquellos que son
prioritarios, seleccionando la información, los problemas y los
significados pertinentes.
16. 3. Aprender a vivir juntos (componente ético)
Desde el semillero al descubrimiento de las cosas y de los otros;
precisamente desde la diversidad se genera una toma de conciencia
de semejanzas e interdependencias entre seres humanos, desde la
igualdad del espacio e igualdad de condiciones al ser todos
aprendices y constructores de sentido.
Aprender a vivir juntos, bien lo plantea Morin (1999: 28), al proponer
que un mínimo de la educación, es enseñar la condición humana. A
propósito manifiesta:
Una aventura común ha embarcado a todos los humanos de
nuestra era. Todos ellos deben reconocerse en su humanidad común
y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo
lo humano. Conocer el ser humano es situarlo en el universo y, al
mismo tiempo, separarlo de él.
17. 4. Aprender a ser en los semilleros
(¿la dimensión de lo humano en la belleza? Componente estético)
Sin duda alguna, este es el saber más importante y fundador de los
anteriores, pues difícilmente se podría comprender a los demás sin
comprenderse a sí mismo.
En los semilleros se funda el sujeto. con elementos como la
participación, la solidaridad, la cooperación, la ciudadanía y la
formación política.
Pertenecer a un semillero es darse la oportunidad de ampliar las
capacidades humanas.
Lo “humano” del semillero surge de las posibilidades que tiene cada
estudiante de ser, con sus potencialidades, necesidades y
libertades. En el semillero cada sujeto se hace, en y desde sus
contextos históricos, sociales, políticos, económicos y culturales, en
el espacio de la vida cotidiana; el semillero “confiere a los
participantes libertad. Artífices, de su destino” (Delors, 1996: 107),
realidades que no ocurren con frecuencia con las aulas tradicionales.