2. Rodrigo Díaz, El Cid.
• "En cuanto sea temprano, cebada a las bestias dad. Luego
que coma el que quiera y los que no a cabalgar. Esa sierra
tan bravía la tenemos que pasar y a la noche ya las tierras
del rey quedarán atrás. Luego el que quiera buscarnos dar
con nosotros podrá". De noche pasan la sierra, llega la
mañana ya y por esa loma abajo empiezan a caminar. En
medio del alto bosque que allí en la montaña está manda
acampar Mío Cid y pienso a las bestias dar. Dice a sus
hombres que aquella noche tendrían que andar y ellos, tan
buenos vasallos, por muy contentos se dan que todo lo que
les mande su señor ellos lo harán. Antes del anochecer
empiezan a cabalgar para que no les descubran quiere el
Cid de noche andar. Toda la noche anduvieron, ningún
reposo se dan. Al lugar de Castejón, que junto a Henares
está, Mío Cid una emboscada les quería preparar.
3. • Va saliendo el sol. ¡Dios mío, qué hermoso que
despuntaba! Las gentes de Castejón ya todas se
levantaban, las puertas de la ciudad abren y
afuera se marchan, camino de sus trabajos, de las
tierras que labraban. Todos se van y las puertas
abiertas se las dejaban. Es muy poca aquella
gente que en Castejón se quedara y la que está
por los campos anda muy desparramada. Sale el
Cid del escondite que le sirve de emboscada, sin
tropiezo a Castejón entero la vuelta daba. Moros
y moras que encuentra a todos los apresaba y a
los ganados aquellos que por el contorno andan.
4. • Mío Cid Campeador hacia la puerta cabalga:
cuando se ven asaltados los hombres que la
guardaban, mucho miedo que tuvieron,
déjanla desamparada. De la ciudad por las
puertas ya el Campeador se entraba. En la
mano Mío Cid desnuda lleva la espada y a
quince mató, de moros que a su paso se
encontrara.