1. DOMINGO, 12 JULIO 2015 T E N D E N C I A S LA VANGUARDIA 41
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IMPUNTUALIDAD EN:
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En las sociedades occidentales existe una
concepción muy económica del tiempo y la
puntualidad está considerada un valor que
inspira precisión, seriedad y credibilidad
En Alemania o en el Reino Unido diez minutos de retraso pueden ser suficientes para
ofender a quien espera. Pero en otros países no es así. Ollanta Humala, actual presidente
de Perú, llegó quince minutos tarde a un debate televisivo durante la campaña electoral y
no tuvo reparo en contar que sencillamente se había parado a comer un sándwich.
LA PUNTUALIDAD,
UN VALOR SOCIAL
Y CULTURAL
El tiempo es oro... ...según dónde
XAVIER CERVERA
Una cuestión
de respeto
M
e considero una persona puntual, como
tantasotras,yhesufridolaimpuntualidad
de otros. Entiendo que la puntualidad es
un valor ético que se convierte en una
cualidad que caracteriza a la persona y configura su ca
rácter. El problema es que hay personas que se ganan a
pulso la etiqueta de impuntuales, y es entonces cuando
generan incredulidad a su alrededor, ofreciendo una
mala imagen por su falta de seriedad e interés por los
demás. Incluso llegan a suscitar que se les convoque an
tes de tiempo para que lleguen a la hora.
La puntualidad es un hábito, una virtud –diría Aristóte
les–. Se adquiere de forma inconsciente en la niñez, a
partir del ejemplo de los mayores –la autoridad–, y gra
cias a la repetición, disciplina y esfuerzo se convierte en
costumbre.
El tiempo es oro, sí, pero lo es para todos. La falta de
puntualidad es una falta de respeto y demuestra poca
consideración hacia los demás, porque el tiempo de la
persona que espera es igual de valioso que el del impun
tual. Sus excusas por llegar tarde pueden ser múltiples,
pero ninguna de
ellas merece com
prensión, sólo en el
caso de un imprevis
to, del que todos po
demos ser víctimas.
Richard Sennett
(2003), en su libro El
respeto, afirma que
“lafaltaderespetoes
falta de reconoci
miento e indiferen
cia”. Estar a tiempo
en un lugar concreto donde hemos sido citados es un
reflejo del interés que despierta en nosotros esa perso
na, y que lleguemos tarde resulta insultante y puede lle
gar a desencadenar la ira de quien nos espera. En nues
tro país, el respeto es un valor que recuperar. Ha dismi
nuido considerablemente tanto en las familias como en
las aulas.
Es en la educación familiar donde se transmiten valores
como la puntualidad. Sin embargo, todos somos res
ponsables. ¿A cuántos conciertos, conferencias, reunio
nes y actos públicos hemos asistido que hayan comen
zado de acuerdo a la hora de inicio establecida? Si los
adultos no la practicamos, ¿cómo los niños van a apren
derla?
MARIA ROSA BUXARRAIS
PSICÓLOGA Y PROFESORA DE EDUCACIÓN Y VALORES DE LA UB
Estar a tiempo es un
reflejo del interés que
despierta en nosotros
esa persona, y que
lleguemos tarde
resulta insultante
LA CONSULTA
sonalidad tipo A, que se vincula a
gente más organizada, más impa
ciente, más ambiciosa, más preo
cupada por cumplir los plazos y
más ansiosa. En cambio, la perso
nalidadtipoB–personasmásrela
jadas,máscreativas,pocoestresa
das– es más frecuente entre quie
nessiemprevantarde.
La impuntualidad se acostum
braarelacionartambiénconcues
tioneséticasyamenudosecalifica
comofaltaderespeto,loquesitúa
alostardonescrónicosenlaesfera
de los maleducados, irrespetuo
sos o poco empáticos. “En reali
dadalamayoríadelosimpuntua
les no les gusta serlo, querrían lu
char contra ello, pero les cuesta
porqueesunhábitomuyinteriori
zado”, rechaza Castellà. Y agrega
queademásdeltempointerno,de
la personalidad o de los modelos
parentales recibidos, en la pun
tualidad inciden otras variables
culturalesydeestatus. “Unopue
de tener más o menos predisposi
ciónaserpuntual,perotambiénte
condicionarálapresiónsocialque
tengas, si la cultura y el país en el
que vives valora o no la puntuali
dad; y en las sociedades occiden
tales, donde el tiempo es un valor
económico,elestatussocioeconó
micodecadaunotambiéninfluye
en que se castigue o no su impun
tualidad”, precisa. De hecho, hay
personas que se esfuerzan por
cumplirconsuscitaslaboralespe
ro siempre llegan tarde cuando
quedanconamigosporqueelcon
textodeocioesmáspermisivo.
Como confiesa Esther, corregir
la impuntualidad, sobreponerse a
laretarditiscrónica,noesfácilpe
ro sí posible con entrenamiento y
disciplina. Algunos especialistas
aseguran que la clave está en po
ner en práctica algunos hábitos
que caracterizan a quienes siem
pre llegan a la hora a sus citas: ser
realistas en la planificación de las
tareas,estimaruntiempoparaim
previstos o retrasos inesperados,
no tener miedo a llegar pronto,
sentirse cómodos si quedan tiem
pos vacíos y hacer las cosas con
anticipación.c
T I P O S D E I M P U N T U A L E S
El distraído. Hay personas
olvidadizas, propensas a la
distracción, con déficit o falta
de atención, que no prestan
suficiente atención al paso del
tiempo, no tienen una percep
ción realista de él y les cuesta
gestionarlo.
El optimista. Algunos subesti
man el tiempo que les costará
realizar una tarea o sobreesti
man sus recursos para cum
plirla en un determinado plazo
y siempre planean demasiadas
cosas para hacer en un tiempo
concreto y acaban concatenan
do retrasos.
El maleducado. A veces la
impuntualidad es una conduc
ta aprendida en casa porque
los padres siempre han sido
tardones, han reforzado ese
comportamiento y no le han
dicho que es importante no
llegar tarde.
El narcisista. Considera que
puede llegar tarde porque está
por encima de los demás, y
utiliza el control del tiempo y
el retraso como una forma de
imponerse.
El histriónico. Le gusta llegar
tarde, que todos le estén espe
rando, para llamar la atención,
para ser el centro de la reu
nión. Los psicólogos relacio
nan este tipo con personas
inmaduras y baja autoestima.
El fóbico social. Hay personas
que prefieren llegar tarde para
asegurarse de que ya se habrá
reunido un grupo, habrá co
menzado la interacción social,
y no serán ellos quienes tengan
que iniciar las conversaciones
a medida que llegue el resto.
El obsesivocompulsivo. Algu
nas personas se obsesionan
con comprobar tantas cosas
antes de salir de casa –el gas, la
luz, el agua, las puertas...– que
siempre llegan tarde a sus
citas.
El perfeccionista. Pasa horas y
horas acabando sus tareas, le
cuesta dar por finalizada una
para pasar a la siguiente, y eso
le ocasiona dificultades para
gestionar bien el tiempo.
El depresivo. Le falta decisión
y energía para realizar todas
las tareas programadas, le da
pereza salir de casa, no sabe
qué ponerse, qué transporte
elegir, y su indecisión y ambi
valencia le hacen llegar tarde
(o incluso no llegar) a muchas
de sus citas.
El postergador. Hay tardones
que necesitan adrenalina para
hacer las cosas, que les gusta
sentir la presión de tener que
acabar todo en el último mo
mento.
El relativista. Es el que aduce
que “quince minutos no son
para tanto” y expresa su dis
conformidad con “la rigidez”
de los otros.
brado a que los demás les esperen y
siundíahanllegadoprontonoreci
bieron halagos por ello y vuelven a
llegartarde”,comentaObiol.Agrega
quetambiénhayimpuntualesquelo
son por problemas de falta de aten
ción, porque son olvidadizos y les
cuestagestionareltiempoysuagen
da,yotrosenlosquelaretarditiscró
nica va ligada a ciertos rasgos pato
lógicos de personalidad. “Existen
narcisistas que llegan sistemática
mente tarde porque creen que pue
denpermitírselo,quesutiempovale
másqueeldelosdemás;otrosquelo
hacenparallamarlaatención;opara
no tener que iniciar conversaciones
con los que van llegando; algunos
perfeccionistas que pasan tanto
tiempo acabando sus tareas que no
pueden gestionar bien su tiempo...”,
pormenoriza el especialista de Isep
Clinic.
JuditCastellàapuntaquealgunos
estudios sugieren que entre las per
sonas puntuales predomina la per